Comienza la era de los Colosos

Nota del editor: Se recomienda consultar los textos publicados previamente sobre el t¨ªtulo para conocer todos sus detalles.

Shadow of the Colossus es un accidente necesario en la vida de toda industria atrapada por sus convenciones, por sus formulismos. Un accidente provocado por personas con voluntad suficiente para saber aprovechar las oportunidades, escasas, que ofrecen compa?¨ªas preocupadas en especular con la salud de la industria. Tambi¨¦n es una obra de autor, joven, con ambiciones, con "man¨ªas", con ganas de demostrar y demostrarse a s¨ª mismo. Y, al mismo tiempo, es un peculiar rompecabezas donde el concepto de movimiento es el aut¨¦ntico protagonista, el patr¨®n con el cual se moldean sus piezas.

Para recuperar el alma de la joven deber¨¢ acabar con las encarnaciones de las estatuas que habitan en ese mundo maldito: los colosos. Elevando la Espada Antigua encontrar¨¢ la luz que le guiar¨¢ en su cometido y le permitir¨¢ acabar con estos monumentales engendros. Pero Dormin le advierte. El precio que tendr¨¢ que pagar podr¨ªa ser demasiado grande. Resuelto a cumplir el pacto, hace caso omiso a su recomendaci¨®n. No le importan las consecuencias.

Shadow of the Colossus (PlayStation 2)

Con esta premisa da comienzo la epopeya de un hombre dispuesto a todo con tal de liberar a una muchacha de las garras de la muerte. Mientras pasamos las hojas de esta emocionante lectura, descubriendo nuevos matices de la historia, comenzaremos a tomar conciencia de las acciones del protagonista, de sus consecuencias.

Historias simples

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Dibuja este rompecabezas un relato simple en sus premisas y complejo en sus preguntas. Encontramos aqu¨ª una reflexi¨®n sobre algunos de los aspectos m¨¢s oscuros de la condici¨®n humana. ?El fin siempre justifica los medios? ?Por que se ha de matar a terceros para salvar a personas que dependen de nosotros? ?Constituye la violencia una parte m¨¢s de nuestras vidas? Todos los interrogantes que suscita entroncan directamente con aquellos que ya planteara Ueda de forma m¨¢s desdibujada en su anterior trabajo, ICO. Y como ya hiciera entonces, para lanzar estas cuestiones, se sirve del ¨²nico lenguaje que diferencia a los videojuegos de otras artes: la interacci¨®n.

El instinto de protecci¨®n que inspiraba la indefensa Yorda conforme nos abr¨ªamos paso por los pasillos del castillo, da paso a la toma de consciencia de nuestras acciones, a la sensaci¨®n de culpabilidad, tras ir robando los ¨²ltimos alientos de vida de estos enigm¨¢ticos colosos.

Todo ello sin apenas requerir el uso de las otrora socorridas secuencias de v¨ªdeo. De hecho, s¨®lo hay tres secuencias significativas en todo el juego y sobra decir que su factura es exquisita. Nada de manierismos y movimientos de c¨¢mara absurdos tan comunes en esta industria. Una l¨¢stima que existan tan pocos creadores que entiendan este lenguaje como Ueda.

Jugabilidad

Las piezas de Shadow of the Colossus poseen formas de lo m¨¢s variopintas. Desde acantilados, lagos, desiertos o ciudades derruidas hasta colosos de dimensiones enormes. Porque aqu¨ª, en esta obra, en este rompecabezas, las piezas cambian, evolucionan y, por supuesto, se desplazan a su antojo. Y esta condici¨®n descubre precisamente su identidad dentro de un mundo regido por par¨¢metros est¨¢ticos.

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La primera certeza que asalta al jugador es la claridad y lo intuitivo de la propuesta. No hay combinaciones interminables de botones ni multitud de estad¨ªsticas que tener en cuenta ni rebuscados sistemas de puntuaci¨®n. Como buen rompecabezas que es, su profundidad, su complejidad nace del an¨¢lisis e identificaci¨®n de las piezas que se encuentran a nuestra disposici¨®n y c¨®mo habremos de colocarlas para completarlo correctamente.

Ah¨ª es donde reside gran parte de su encanto. Divisar los puntos d¨¦biles del coloso con la Espada Antigua, observar cada uno de sus movimientos, azuzarlo con flechas para hacer notar nuestra presencia, comprobar sus reacciones, tener en cuenta las posibles ventajas naturales que nos proporciona el entorno, considerar la utilidad de Agro, etc.

Y una vez decidida la estrategia, procedemos a aplicarla, a unir las piezas que, a priori, parecen encajar correctamente. Y entramos de lleno en un proceso de deducci¨®n, de prueba y error en el cual terminan por confirmarse las sospechas iniciales. Hay pocas experiencias m¨¢s satisfactorias y enriquecedoras que la proporcionada por esta obra: Modificar completamente nuestras estrategias debido a la inesperada reacci¨®n del coloso, movernos a otra zona de su cuerpo que parece presentar menos inconvenientes tras un an¨¢lisis m¨¢s detallado, buscar ese salto que desaf¨ªa a la gravedad para lograr una posici¨®n ventajosa, agotar las pocas fuerzas que nos quedan para llegar a ese peque?o saliente, soportar los continuos vaivenes de su cuerpo, etc.

Un universo de miles de posibilidades, de interacciones entre cuerpos en movimiento de tan diversa escala que, definitivamente, se ha de saborear para apreciar en toda su magnitud. Todas y cada una de las diecis¨¦is batallas que deberemos de librar son distintas en su naturaleza, diferentes en su desarrollo. Habr¨¢ luchas que tendr¨¢n lugar en el aire, en lagos brumosos, en desiertos, contra colosos peque?os y feroces, colosos con formas de aves, b¨ªpedos, etc. El estudio se ha preocupado en evitar cualquier tipo de similitud en los retos que proponen y ha salido airoso en esta particular contienda para beneficio de todos.

A pesar de sus m¨²ltiples bondades, Shadow of the Colossus sufre en su ejecuci¨®n las carencias propias de obras que transitan por caminos no explorados. Se echa en falta un poco m¨¢s de arrojo, agresividad en el comportamiento de los colosos mientras escalamos por sus cuerpos. En ocasiones resulta excesivamente sencillo llegar al punto d¨¦bil una vez hemos descubierto como poder agarrarnos a una de sus extremidades. ?Por qu¨¦ no intentan aplastar a esa hormiga que sube por uno de sus brazos con su otra mano o usando la pared que se encuentra a poca distancia? Estos a?adidos no tendr¨ªan porque ir re?idos con la accesibilidad que ofrece el juego, sino todo lo contrario, habr¨ªan enriquecido una experiencia ya de por si sobresaliente.

El contrapunto a la descarga de adrenalina que suponen las batallas lo protagoniza nuestra sosegada traves¨ªa por la tierra prohibida. Muestra aqu¨ª la obra su parte m¨¢s contemplativa y menos interactiva. Aunque se agradece este cambio de din¨¢mica para as¨ª poder deleitarse con la belleza de los paisajes retratados, en algunas ocasiones, estas secciones llegan a resultar mon¨®tonas, pues ni el componente de exploraci¨®n es demasiado importante ni las recompensas demasiado estimulantes. La recogida de frutas y caza de peque?os reptiles proporcionan mejoras apetecibles, pero las mec¨¢nicas son tan permisivas que no constituye una necesidad real el poder aumentar nuestra vida o nuestra capacidad de agarre.

Para los m¨¢s intr¨¦pidos y orgullosos que disfruten exprimiendo sus compras, el juego ofrecer¨¢ un modo dif¨ªcil donde no s¨®lo ser¨¢n necesarias m¨¢s estocadas para tumbar a nuestros contrincantes sino que, adem¨¢s, algunos de ellos disfrutar¨¢n de nuevos puntos d¨¦biles que encontrar y a los que acceder. Por otro lado, tambi¨¦n se dispondr¨¢ de un modo contrarreloj para promover nuevas estrategias de asalto entre los m¨¢s insistentes. Aunque pueda parecer que s¨®lo existe una ¨²nica v¨ªa para acabar con ellos, los usuarios de otras regiones han demostrado ampliamente que se pueden lograr aut¨¦nticas proezas. Palabra. Adem¨¢s, participando en dicho modo podremos desbloquear a¨²n m¨¢s cantidad de extras.

Sonido

?Qu¨¦ mejor forma de encolar este rompecabezas que con la inspirad¨ªsima banda sonora de Kow Otani? Oriundo de series de animaci¨®n como la saga Gundam o la peculiar Haibane Renmei y de pel¨ªculas de corte fant¨¢stico como Gamera, Otani se empapa del vigor e imaginer¨ªa del mundo ideado por Ueda hasta tal punto que se har¨¢ impensable el concebir la supervivencia del uno sin el otro. Pura simbiosis de imagen y sonido.

Evocadora de tiempos remotos, ex¨®tica en sus matices, melanc¨®lica en su concepci¨®n y en¨¦rgica en su desarrollo, el trabajo de este compositor tiene poco o nada que envidiar a las mejores de su g¨¦nero. Uno de los grandes descubrimientos del juego. Sin duda alguna. Por si fuera poco, est¨¢ perfectamente integrada en su desarrollo, adapt¨¢ndose a las distintas situaciones que afrontaremos en nuestras ¨¦picas batallas.

Y para despertar a un jugador embriagado por el acompa?amiento musical aparece el silencio, la realidad de una tierra des¨¦rtica, desolada. El susurro de las corrientes de aire, los relinchos de nuestro fiel Agro o los ruidos que producen los peque?os seres vivos que reptan y malviven en este inh¨®spito lugar ser¨¢n los compa?eros m¨¢s habituales de nuestra traves¨ªa. No existe mejor manera de explicar el di¨¢logo de la soledad y Ueda nos lo ha vuelto a recordar por si alguien lo hab¨ªa olvidado. Sencillo, directo e implementado con la calidad y el detallismo de aut¨¦nticos perfeccionistas.

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Gr¨¢ficos

Las figuras y paisajes que se aprecian en el rompecabezas comparten m¨¢s de una similitud con el universo creado por Ueda para su primera obra. Sin embargo, el fant¨¢stico medievo europeo de Ico se fusiona en Shadow of the Colossus con las culturas precolombinas para dar lugar a un mestizaje visual cautivador. Fusi¨®n evidenciada en los restos de las edificaciones que se conservan en la tierra prohibida y que brilla con especial sinceridad en los aut¨¦nticos protagonistas de la funci¨®n: los colosos.

Entidades solemnes que cabalgan entre la vida y la muerte. Seres inspirados en diferentes especies de la naturaleza, recubiertos de amasijos de rocas. Rocas que dibujan figuras inertes de nuestra vida cotidiana. Probablemente nos encontramos ante uno de los hallazgos visuales m¨¢s personales que se recuerdan en videojuego alguno.

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Siendo tan importante el aspecto cinem¨¢tico para su desarrollo, las animaciones no pod¨ªan ocupar un papel secundario en la obra. Y, ciertamente, no lo desempe?an. Todo lo contrario. Se encuentran perfectamente integradas en el n¨²cleo jugable, siendo serviciales cuando se requiere y sorprendentes cuando se lo pueden permitir, casi siempre. Los animadores han sabido captar como pocos las diferencias de velocidad asociadas al movimiento de los cuerpos en relaci¨®n a su tama?o y masa corporal. Logran acentuar de forma magistral el fant¨¢stico sentido de la escala que exuda toda la obra. Digno de admiraci¨®n.

Los engranajes que mueven esta gran maquina se han ensamblado con materiales ambiciosos: simulaci¨®n de HDR, fur shading, motion blur, sombras proyectadas, complejos sistemas de part¨ªculas, etc. No se puede negar que los inquietos programadores han construido un motor que ha permitido trabajar al resto de creativos con bastante libertad. No hay mejor prueba que deleitarse con la arquitectura g¨®tica del Templo de Adoraci¨®n ba?ada por los rayos de un sol hiriente hasta l¨ªmites embriagadores, las polvaredas que levantan los colosos con sus fuertes pisadas o la conseguida y funcional interacci¨®n entre los cuerpos de los colosos y de nuestro protagonista. No hay muchos juegos en Playstation 2 que puedan presumir de tantos lujos.

Sin embargo, estos meritorios logros t¨¦cnicos se ven empobrecidos por precariedades importantes en algunos apartados. La tasa de im¨¢genes por segundo fluct¨²a casi durante la pr¨¢ctica totalidad del juego, llegando a niveles no permisibles en giros importantes de c¨¢mara o durante enfrentamientos concretos con ciertos colosos. El efecto de difuminado o "blur" ayuda a digerir esta carencia hasta cierto punto pero, en ning¨²n caso la hace desaparecer.

Resulta lamentable tener que elogiar la calidad de la conversi¨®n PAL que se nos presenta puesto que estos casos deber¨ªan constituir la norma y no la excepci¨®n. Sin embargo, ser¨ªa poco certero no premiar a aquellos estudios que realizan este "esfuerzo" teniendo en cuenta la realidad que vive la industria en nuestro continente de desfavorecidos. Ello nos conduce a resaltar la presencia del selector de hertzios y el mantenimiento de las opciones de visualizaci¨®n que disfrutaron el resto de regiones. En otras palabras, no se ha suprimido el scan progresivo y disfrutaremos de un formato panor¨¢mico real. Adem¨¢s, se ha de resaltar la calidad con la que ha sido tratada la edici¨®n. Por segunda vez consecutiva, este estudio nos ha vuelto a demostrar que los europeos no nos tenemos porque conformar con ninguna clase de tijeretazos. Gracias.

Shadow of the Colossus (PlayStation 2)

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