Mi reino por un tachikoma...

Ghost in the Shell nos sumerge en un universo de complicada evoluci¨®n tecnol¨®gica donde el terrorismo y el crimen siguen estando a la orden del d¨ªa, pero adecuados a las nuevas armas y tecnolog¨ªas. Del mismo modo, los defensores de la ley cuentan con las ¨²ltimas novedades para combatir el crimen. Esto incluye a la mayor Motoko Kusanagi, una ciborg de ¨²ltima generaci¨®n, y la Secci¨®n 9 para la que trabaja.

Bajo este argumento basado en Stand Alone Complex, nos encontramos con un shooter en primera persona que disfruta de un gui¨®n interesante, aunque recargado de vocabulario t¨¦cnico, en el que, como cabe suponer, deberemos acabar con la amenaza terrorista y defender los intereses de nuestro gobierno. Para tal fin, contaremos con cuatro de los miembros de la Secci¨®n 9: Motoko, Saito, Batou y Togusa.

Para cumplir nuestro objetivo, el juego, como buen shooter, nos ofrece la posibilidad de acabar con cuanto enemigo aparezca en pantalla gracias a la ayuda de las armas m¨¢s pesadas y sofisticadas del momento. Los enemigos no se limitar¨¢n a ser humanos, sino que los terroristas tambi¨¦n gozan de cyborgs entre sus filas, aunque no por ello deberemos hacer distinciones a la hora de limpiar los escenarios.

A pesar de todo, ninguna de las misiones que componen el juego es particularmente larga, y de hecho, las primeras son extremadamente f¨¢ciles, en parte para facilitar la toma de contacto con el juego, lo que se refleja en que se puede llegar a la mitad del juego en unos minutos sin dificultad. No obstante, las ¨²ltimas misiones son bastante m¨¢s complicadas.

Sin embargo, el principal enemigo del jugador ser¨¢ la mala jugabilidad del t¨ªtulo, y gran parte de los problemas que se pueden tener a lo largo del cort¨ªsimo modo historia son debidos al deficiente control del que hace gala el t¨ªtulo. Hay cuatro tipos de sistema de control a seleccionar, aunque en la pr¨¢ctica todos resultan igual de inc¨®modos por el complicado sistema de juego.

Debemos mirar a nuestro alrededor y apuntar con los cuatro botones primarios, utilizando el anal¨®gico para movernos, algo que en la pr¨¢ctica resulta demasiado impreciso y nada pr¨¢ctico, sobre todo debido a la extremada sensibilidad de los botones, que nos provocar¨¢ ir a golpecitos intentando apuntar de manera acertada a nuestro objetivo. Por fortuna, muchas armas vienen con un sistema de fijar objetivo que, aunque no sea el ideal, nos librar¨¢ de muchos quebraderos de cabeza.

Un fallo importante en este aspecto es que nada nos avisar¨¢ de si estamos acertando a nuestro objetivo, de modo que s¨®lo sabremos que acabamos con ellos cuando sus cuerpos caen sin vida. Del mismo modo, tampoco se nos avisa de cu¨¢ndo recibimos da?os m¨¢s all¨¢ de nuestra barra de vida decreciendo, lo que obliga al jugador a estar pendiente de esta cada vez que oiga sonido de disparos.

Los tachikoma pueden llevar hasta cinco armas, y como pueden moverse y atacar por su cuenta, sin esperar nuestras ¨®rdenes, son un compa?ero ideal para acabar con las multitudes y cubrir nuestras espaldas. Es posible tambi¨¦n controlar directamente al tachikoma, aparte de darle ¨®rdenes, aunque no tiene demasiado sentido hacerlo m¨¢s all¨¢ de la curiosidad por controlarlos, pues se desenvuelven mejor solos.

Las armas de los tachikoma son algo m¨¢s especializadas, y hay algunas que s¨®lo se pueden equipar en lugares determinados del mismo. Estas armas suelen ser m¨¢s poderosas y especializadas que las de los personajes normales, y se pueden llevar, aparte de armas, munici¨®n y kits de reparaci¨®n. El equilibrio en el armamento tiene que realizarse a la perfecci¨®n entre el personaje y el tachikoma para poder solventar sin problemas las misiones.

A pesar de que hay m¨¢s de cincuenta armas distintas en el juego, la gran mayor¨ªa se parecen demasiado entre s¨ª, siendo en su mayor¨ªa metralletas y pistolas, que no se diferencian lo suficiente como para que se mereciesen la distinci¨®n en el juego, sobre todo a la hora de usarlas durante las misiones, donde ni siquiera los efectos visuales y sonoros de las armas son especialmente llamativos.

El apartado sonoro tambi¨¦n resulta un poco desolador, aunque tiene sus puntos buenos, como una banda sonora basada en melod¨ªas techno que concuerda a la perfecci¨®n con la ambientaci¨®n del t¨ªtulo, o el doblaje de los personajes (los mismos del anime). Sin embargo, contrasta con unos efectos sonoros desastrosos, como el de las armas antes mencionado, o las explosiones que son como un lejano rumor poco convincente. Esto juega en contra de la capacidad de inmersi¨®n del t¨ªtulo.

En el apartado jugable, nos encontramos con el ya mencionado deficiente sistema de control, y con un modo historia corto y repetitivo. Sin embargo, cabe comentar la existencia de un modo multijugador para hasta seis jugadores que se pueden enfrentar en un deathmatch. Hay ocho mapas a disposici¨®n para este modo, aunque algunos limitados s¨®lo a los tachikomas, y los jugadores deben elegir todos o tachikomas o personajes normales.

Estos niveles son bastante peque?os, por lo que la acci¨®n se reduce a comenzar a disparar como locos hasta que se acabe la ronda. Todos los defectos del modo normal se repiten en este modo multijugador, aunque si cabe las animaciones resultan algo inferiores. Aunque deja bastante que desear tambi¨¦n, la diversi¨®n enfrent¨¢ndose contra amigos aficionados a GITS siempre es un aliciente extra.