Una triste decepci¨®n...

Uno de estos t¨ªtulos destacaba por su original propuesta, que nos pon¨ªa en la piel de Shadow, la versi¨®n oscura de Sonic que se dio a conocer en el interesante Sonic Adventure 2 de la difunta Dreamcast. Shadow, definido como la forma de vida definitiva, no recuerda su pasado y quiere averiguar algo m¨¢s sobre su existencia, sin saber distinguir la fina l¨ªnea entre el bien y el mal.

Por el otro lado, las fuerzas del bien, lideradas como es l¨®gico por Sonic, intentan detener la amenaza, incluido el doctor Robotnick, que no quiere que los alien¨ªgenas se hagan con 'su' planeta. Sin embargo, Shadow siempre a preferido trabajar solo, y en su cabeza resuenan las palabras que escuch¨® de que con el poder de las esmeraldas del caos podr¨ªa recuperar su memoria y descubrir al fin su oscuro pasado.

Y aqu¨ª es donde se encuentra la principal virtud y el elemento m¨¢s original de este Shadow the Hedgehog, ya que ser¨¢ el jugador el que decida en cada nivel el camino a seguir por Shadow entre los tres existentes: el del bien, el del mal y el de hacer caso omiso a nuestro alrededor e ir a por nuestro objetivo personal. De este modo, seg¨²n nuestras acciones, la historia evolucionar¨¢ de un modo u otro.

Es decir, si empezamos por el camino del mal y luego queremos cambiar al bien, tan s¨®lo tendremos que, en el siguiente nivel, ayudar a los buenos, y volveremos al camino intermedio. El ¨¢rbol de evoluci¨®n se puede ver en cualquier momento en el men¨² de pausa, y gracias a ¨¦l podremos seguir los pasos de nuestro personaje y decantarnos por seguir una u otra rama de juego.

Si ayudamos a los malos, las misiones a realizar son del tipo acabar con todos los humanos del nivel, destruir las naves de Robotnick o conseguir destruir redes de informaci¨®n. Si optamos por seguir a los buenos (en cada nivel variar¨¢ el personaje del universo Sonic que saldr¨¢ a nuestro paso), deberemos acabar con los invasores, recuperar esmeraldas del Caos o recuperar objetos importantes. El camino de Shadow en solitario se reduce tan s¨®lo a acabar el nivel ignorando estas misiones.

Sin embargo, la diferencia entre ellas es b¨¢sicamente nula, m¨¢s all¨¢ del da?o infligido a los enemigos, lo cual provoca la sensaci¨®n de que lo ¨²nico que va a preocupar al jugador es la munici¨®n del arma, resultando el tipo de arma bastante indiferente, pues el resultado de todas ellas viene a ser bastante similar. Adem¨¢s, Shadow cuenta con todos los trucos cl¨¢sicos de la saga, lo cual le permite prescindir de ellas.

De este modo, gracias al ataque en bola (dos veces al salto y Shadow sale disparado hacia el enemigo) y al spin-dash, se puede acabar con cualquier criatura que salga a nuestro camino, y en muchos momentos hasta ser¨¢ obligatorio emplearlos para poder avanzar, mientras que el empleo de las armas de fuego siempre queda relegado a un segundo plano.

No obstante, para los pocos enemigos finales del juego, se hace m¨¢s que aconsejable el uso de las armas de fuego que se puedan conseguir a lo largo del escenario del enfrentamiento. Parece como si estos enemigos finales hubiesen sido creados espec¨ªficamente para poder explotar el uso de las armas de fuego y justificar su presencia en el juego, ya que en una primera instancia se tiene a atac¨¢rseles del modo normal, aunque con resultado bastante menos fruct¨ªfero.

Las secuencias de v¨ªdeo son interesantes, sobre todo la de la introducci¨®n, que resulta bastante llamativa, como ya lo resultara la de Sonic Adventure en Dreamcast, ya que la f¨®rmula es la misma: secuencia por ordenador muy agradable a la vista e interesante, con una melod¨ªa pegadiza. Entre nivel y nivel habr¨¢ siempre secuencias que nos narran la historia de Shadow que vamos creando, todas en este buen nivel.

En el apartado sonoro, poco que destacar, pues vuelven a repetir los sonidos cl¨¢sicos de siempre, y las melod¨ªas, quitando alguna como la canci¨®n de la introducci¨®n, son poco pegadizas y llegan a cansar y aburrir bastante por momentos, sobre todo en las fases enrevesadas en las que resulta muy dif¨ªcil conseguir un objetivo y nos pasamos bastante rato dando vueltas sin destino fijo.

La jugabilidad vuelve a ser la misma de la saga. Es decir, las altas velocidades, las plataformas, los saltos... todo lo que una vez fue divertido de Sonic, vuelve a ser divertido en Shadow. Sin embargo, en esta ocasi¨®n, el sistema de misiones a realizar ralentiza la acci¨®n, pues hay que ir poco a poco recorriendo hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del escenario. Adem¨¢s, si nos embalamos mucho, corremos el riesgo de caer fuera del escenario, la gran lacra de Sonic desde que salt¨® a las 3D, a la que parecen no encontrarle soluci¨®n.

Muchas misiones resultan desesperantemente dif¨ªciles, pues la cam¨¢ra y los escenarios de extra?o dise?o dificultan la jugabilidad y el jugador puede acabar pas¨¢ndose mucho rato vagando sin saber por d¨®nde avanzar, lo cual se resiente en la jugabilidad del t¨ªtulo y contrasta mucho con la rapidez de juego que se deb¨ªa esperar de un juego de estos carism¨¢ticos personajes.

No obstante, el juego ofrece un modo multijugador que resulta bastante entretenido, dentro de las limitaciones ya mencionadas. Controlando cada jugador a una versi¨®n de Shadow distinta (un original, un original con el color cambiado y varios Shadows mec¨¢nicos a elegir), el enfrentamiento tiene lugar en arenas preparadas exclusivamente para este, y se basar¨¢ en recoger armas y acabar con la vida del otro del mismo modo que en el juego, quit¨¢ndole anillos y, cuando el contador est¨¦ a cero, acabar con el rival.

Desgraciadamente, est¨¢ el otro lado, el descubrir lo limitado del juego, el poco mimo que se ha puesto en ¨¦l, el c¨®mo una idea tan excelente, con su libertad de acci¨®n, elegir caminos y las armas, cae en saco roto por repetirse los errores de siempre y ofrecer lo mismo que hace seis a?os pero con distinta carcasa, empeorando y dificultando una buena f¨®rmula innecesariamente.

Cierto es que en un primer momento disfrutamos de este Shadow como si fuese nuestro primer Sonic, con emoci¨®n, ilusi¨®n y much¨ªsimo inter¨¦s. Pero seg¨²n pasan las partidas, el juego va desinfl¨¢ndose mucho, y el ¨²nico inter¨¦s que acaba guardando en su interior es para un verdadero aficionado desbloquear todos los niveles y ver todos los finales por mera curiosidad del argumento, pese a que el juego llegue a cansar.