Todo un descubrimiento

Durante los ¨²ltimos meses os hemos ofrecido toda la informaci¨®n disponible sobre el ¨²ltimo juego de Ensemble Studios. En Meristation hab¨¦is podido leer un avance y un impresiones sobre la versi¨®n no final e incluso hab¨¦is podido ver el juego en movimiento gracias al v¨ªdeo que hay disponible en la secci¨®n correspondiente. Y durante todos estos meses os hemos contado nuestras inquietudes sobre Age of Empire III.

Y he aqu¨ª que hemos acertado de lleno: tras haber jugado a la versi¨®n final horas y horas, podemos decir que AOEIII es todo lo que podr¨ªa esperarse de una secuela hoy en d¨ªa. Efectivamente, tenemos ante nosotros el mismo juego de siempre con un motor gr¨¢fico apabullante (complementado por el motor de f¨ªsica Havok) y con leves retoques que si bien no sirven para innovar, son suficientes para que no nos aburramos a las primeras de cambio.

Pero lo que realmente ayuda a que pasemos horas delante de la pantalla es lo que es una constante en la serie Age of...: la bien medida dificultad y las ganas de conseguir la victoria en cada uno de los niveles. Si unimos a esto un modo multijugador muy cuidado, tendremos lo que todos esper¨¢bamos de AOEIII: la misma jugabilidad de toda la saga con un nuevo motor gr¨¢fico. Y esto lo podemos resumir en la frase mencionada antes: es una secuela de las de hoy en d¨ªa.

Por tanto, cuando instal¨¦is el juego en vuestro PC, os encontrar¨¦is con la misma mec¨¢nica de los otros Age of...: recolecci¨®n de recursos, creaci¨®n de unidades para defender nuestros edificios y atacar a los enemigos y paso de una edad a otra para conseguir mejores tecnolog¨ªas. Igual que en otras ocasiones, nuestras unidades tiene el l¨ªmite de la vivienda, por lo que construir casas nos permitir¨¢ disponer de un ej¨¦rcito mayor.

Como era de esperar, tambi¨¦n disponemos de diferentes civilizaciones a la hora de empezar a jugar. En esta entrega, son ocho los pa¨ªses disponibles: espa?oles, franceses, brit¨¢nicos, rusos, otomanos, alemanes, portugueses y holandeses. Cada uno de ellos tendr¨¢ ciertas peculiaridades que le dar¨¢n una cierta ventaja pr¨¢ctica sobre el resto (casas m¨¢s grandes, infanter¨ªa ligera m¨¢s barata, etc.) y que deberemos aprovechar, pero en general, muchas de las unidades y edificios se comparten entre todos.

En cuanto a las edades que podremos alcanzar, hay que tener en cuenta que dado que el juego est¨¢ ambientado en la Conquista de Am¨¦rica (1492-1850), dispondremos de p¨®lvora desde el principio, por lo que se elimina una de las metas que m¨¢s nos gusta de esto de pasar de edades. Las que encontraremos en AOEIII son las siguientes: Edad de los Descubrimientos, Edad Colonial, Edad de las Fortalezas, Edad Industrial y Edad Imperial.

Hasta aqu¨ª, nada nuevo bajo el sol. Pero como hemos comentado en anteriores art¨ªculos sobre el juego, los chicos de Ensemble han a?adido unas cuantas novedades (aparte del motor gr¨¢fico, que luego comentaremos en detalle) para que no nos quedemos con la impresi¨®n de que estamos con el mismo juego de siempre con nuevos gr¨¢ficos.

La primera de estas novedades es la existencia de la metr¨®poli, la ciudad que subvenciona nuestro viaje a las Am¨¦ricas. Adem¨¢s de habernos pagado el viaje, la metr¨®poli puede enviarnos productos que no tengamos en las colonias (recursos, soldados o tecnolog¨ªa). ?Cu¨¢nto podemos pedir de cada cosa? Pues depende de las cartas que dispongamos. Y es que en AOEIII se ha implementado un curioso sistema basado en mazos de cartas: al principio de cada partida, seleccionaremos 20 cartas del total disponible y estas cartas ser¨¢n las que nospermitir¨¢n hacer peticiones a la metr¨®poli. Cada carta se convierte en un env¨ªo a las colonias y aunque algunas se pueden usar todas las veces que queramos, lo normal es que perdamos la carta una vez utilizada, por lo que elegir el momento para su uso puede ser decisivo para nuestra victoria.

Evidentemente, no podemos seleccionar cualquier carta para nuestro mazo y es que las m¨¢s poderosas s¨®lo estar¨¢n disponibles tras haber acumulado cierta experiencia (que conseguiremos cumpliendo objetivos como eliminar enemigos, por ejemplo). Adem¨¢s, ciertas cartas s¨®lo estar¨¢n a nuestro alcance cuando ya dispongamos de otras y aunque muchas son compartidas, cada cultura tiene algunas de uso exclusivo.

Hay cinco categor¨ªas de cartas y cada una de ellas viene representada por un edificio de la metr¨®poli. Como veis, el sistema de cartas funciona de manera similar a como lo hacen los ¨¢rboles de habilidades de un juego de rol: se accede a nuevas habilidades mediante la experiencia y dependiendo de los puntos que tengamos en habilidades m¨¢s b¨¢sicas. No es una mala manera de acercar el rol a la estrategia en tiempo real, desde luego, y tiene las mismas consecuencias: que te piques para ver c¨®mo evoluciona tu personaje (en este caso, tu metr¨®poli). Si a eso le a?adimos que podemos personalizar su aspecto con detallesdecorativos (luces, letreros, la gente que pasa, espect¨¢culos en las calles,...), as¨ª como su nombre, tenemos el detalle que nos faltaba para ver que la metr¨®poli es todo un personaje.

Otra novedad en la serie (aunque no lo es tanto si echamos un vistazo a otros juegos de ETR) es la existencia de ind¨ªgenas con los que ahora podremos mantener relaciones comerciales edificando puestos comerciales en los poblados. Parece que para dar un toque m¨¢s pol¨ªticamente correcto al juego, no podemos matar a los indios ni destruir sus edificios, pero s¨ª que podemos hacer maldades con los puestos comerciales enemigos.

Cuando estemos aliados (simplemente basta con tener un puesto comercial en el poblado) con uno de estos pueblos ind¨ªgenas (mayas, aztecas, cherokees, etc), podremos utilizar tanto sus unidades (que aunque cuesten recursos no ocupan sitio en nuestras casas) como sus tecnolog¨ªas (tanto para sus unidades como para las nuestras).

Estos puestos comerciales tambi¨¦n pueden edificarse en las rutas comerciales (v¨ªas principales del mapa), lo que nos dar¨¢ m¨¢s dinero. Como pod¨¦is imaginar, el controlar los puntos donde se pueden construir los puestos es un objetivo prioritario de cada mapa, ya que son una fuente de recursos y unidades baratas muy ¨²til a largo plazo y es donde van a dejar las mercanc¨ªas los emisarios procedentes de la metr¨®poli (al principio a pie y luego a caballo o en tren).

En cuanto a los efectos de sonido, son los t¨ªpicos de estos juegos, con las unidades respondiendo a las pulsaciones del bot¨®n del rat¨®n en sus idiomas respectivos. Eso s¨ª, se ha potenciado el sonido de las explosiones, sobre todo del fuego de ca?¨®n, y con un buen subwoofer haremos vibrar las l¨¢mparas de nuestro vecino de abajo. Como colof¨®n, el juego est¨¢ doblado a nuestro idioma de manera correcta.

Pero como dec¨ªa antes, lo m¨¢s impactactante del juego son los gr¨¢ficos. Utilizando las ¨²ltimas tecnolog¨ªas de shaders es posible ver un agua muy realista, afectada por las olas y por los barcos que se desplazan sobre ella. Todas las unidades y edificios tienen un modelado impresionante y las animaciones de las primeras son muy fluidas. Es realmente espectacular ver nuestra metr¨®poli fielmente representada en 3D con todo lo que nosotros le hemos a?adido y con las peculiaridades del clima y arquitectura de cada cultura.

En fin, no podemos dejar de alabar el haber creado un motor gr¨¢fico con semejante pl¨¦yade de efectos: imag¨ªnate cualquiera y seguro que estar¨¢ en el juego (bump-mapping, reflejos, fuego, sombras suaves, iluminaci¨®n realista, etc.). Como he le¨ªdo por ah¨ª, AOEIII es el Half Life 2 o Doom III de los juegos de ETR en cuanto a gr¨¢ficos.

Sin embargo, no son s¨®lo los gr¨¢ficos lo que le da a AOEIII esa espectacularidad, porque el complemento perfecto para un buen aspecto visual es un motor de f¨ªsica como Havok. Eso permite que los escenarios puedan destruirse a ca?onazos y podamos ver c¨®mo ¨¢rboles e infanter¨ªa sale volando por los aires. Desgraciadamente, esta espectacularidad apenas influye en la manera de jugar, al contrario de lo que pasaba en Half Life 2, ya que los fragmentos que vuelan por los aires no afectan a las unidades. Eso s¨ª, los que vean el juego con vosotros se quedar¨¢n igualmente boquiabiertos. Es tan espectacular el motor, que incluso se usa para algunas secuencias cinem¨¢ticas del juego, junto con escenas prerenderizadas (tambi¨¦n excelentes) al principio y final de cada acto.

Hasta aqu¨ª lo bueno de este apartado. Como cab¨ªa esperar con todo este despliegue de medios, el framerate puede resentirse cuando empiezan a volar las balas de ca?¨®n y empiezan a aparecer explosiones y edificios derribados por todas partes.

En este modo de juego, la historia es lo bastante interesante para que no s¨®lo nos preocupe ver nuevos tipos de unidades o tecnolog¨ªas, lo que supone un punto positivo adicional para jugar la campa?a. Adem¨¢s, el personaje principal de cada acto no puede morir, aunque s¨ª quedar tendido, gravemente herido, en el campo de batalla, lo que nos obligar¨¢ a montar una operaci¨®n de rescate.

No obstante, todo esto no ser¨ªa suficiente si el ritmo del juego no est¨¢ bien medido y, como en los Age of... anteriores, est¨¢ perfectamente adecuado a cada misi¨®n, consiguiendo que nos quedemos enganchados delante de la pantalla para seguir la historia de los Black durante las tres generaciones que nos presentan. Desde luego, esta campa?a da para muchas horas de juego: baste decir que son 24 los escenarios a los que nos enfrentaremos.

Gracias a los diferentes niveles de dificultad (que podremos cambiar para cada nivel), encontraremos siempre enemigos a la altura de nuestra experiencia, y es que la IA del juego ha mejorado mucho, siendo el ordenador capaz de organizar una buena infraestructura econ¨®mica mientras nos ataca con grupos organizados de unidades (y no con lo primero que consigue construir).

No obstante, incluso los juegos de ETR m¨¢s modernos tienen un problema en la IA: la b¨²squeda de caminos. AOEIII no es una excepci¨®n y aunque esta tarea se suele hacer muy bien, hay veces en que nuestras tropas se quedan atascadas en alg¨²n punto por no saber por d¨®nde tienen que llegar a un punto determinado. En alguna ocasi¨®n tambi¨¦n he observado que se quedan sin devolver los ataques enemigos, pero ha sido en contadas ocasiones.

Pese a estas cosillas, hay detalles que facilitan mucho la vida al jugador, como el que todas las unidades vayan al ritmo de la m¨¢s lenta del grupo o que se distribuyan autom¨¢ticamente en formaciones dependiendo del tipo de unidad (si lo hemos elegido as¨ª). No obstante, esto tambi¨¦n tiene problemas y es que se puede dar el caso de que tengamos unidades de diferentes velocidades seleccionadas y las mandemos a atacar y lo hagan tambi¨¦n a la velocidad del m¨¢s lento (desastroso cuando combinas caballer¨ªa con infanter¨ªa).

Pero nada comparable a un buen enfrentamiento contra otros jugadores humanos y esta nueva entrega nos permite esta posibilidad tanto por red local como a trav¨¦s de ESOnline, el servicio de Ensemble para partidas multijugador. A trav¨¦s de este servicio, podremos chatear con otros jugadores, unirnos a clanes y competir por los primeros puestos del ranking del juego, todo mediante un interfaz muy sencillo e intuitivo. Adem¨¢s, podremos usar nuestra metr¨®poli de las partidas sueltas en las competiciones contra otros jugadores, con toda la experiencia acumulada en ellas.

Por si no ten¨¦is bastante con los modos de juego mencionados, AOEIII incluye un editor de misiones y la posibilidad de jugar escenarios sueltos para practicar, con lo que las posibilidades aumentan hasta el infinito.

La curva de aprendizaje del juego es muy poco pronunciada, sobre todo si ten¨¦is experiencia con cualquier otro ETR, ya que excepto lo de la metr¨®poli, todo es igual que en anteriores entregas. Por si acaso, disponemos de un buen tutorial, partidas de pr¨¢ctica guiada y una completa enciclopedia con todas las unidades, edificios y civilizaciones.

En definitiva, un juego f¨¢cil de aprender y con una adicci¨®n caracter¨ªstica de la serie, fruto de un buen medido ritmo en las misiones y gran variedad de modalidades de juego.

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