Plagio fallido...

Dynasty Warriors es un juego cuya calidad, altas dosis de acci¨®n y buen acabado t¨¦cnico le han propiciado la fama dentro de un mercado cargado de t¨ªtulos de acci¨®n de este estilo. Sin embargo, el t¨ªtulo de Koei se mantiene firme gracias a su identidad propia, y su ¨¦xito est¨¢ avalado por las numerosas secuelas y variaciones que se siguen sucediendo para casi todas las consolas.

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Como siempre en estos casos, hay quienes se aprovechan de un t¨ªtulo de ¨¦xito para imitar su estilo de juego, sus principales bazas de inter¨¦s o incluso llegar a plagiar algunos aspectos. Esto es lo que ocurre hasta cierto punto con Shogun's Blade, un t¨ªtulo que recuerda, de inicio, durante y despu¨¦s de jugar, a Dynasty Warriors en m¨¢s de un aspecto. No obstante, las diferencias son m¨¢s que notables.

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Una vez seleccionado el personaje, se accede a una pantalla del personaje, donde se podr¨¢ entrenar, configurar algunos par¨¢metros del personaje o incluso cambiar el mismo, empezando la partida con el eterno rival. Sin embargo, son poco m¨¢s que una ilusi¨®n, pues se trata de opciones bastante vac¨ªas que no ofrecen demasiado al jugador.

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Posteriormente, se accede a una pantalla de mapa que ya recuerda mucho a Dynasty Warriors. Aqu¨ª, se nos explica la misi¨®n, se podr¨¢ estudiar la situaci¨®n y se indicar¨¢ el objetivo a cumplir, tambi¨¦n muy al estilo de ese juego, basado generalmente en acabar con un determinado n¨²mero de enemigos o con un general enemigo. Cuando el jugador desee, podr¨¢ empezar el juego.

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El juego ofrece en pantalla las t¨ªpicas barras de vida y magia del personaje, la energ¨ªa del general rival de ese mapa, el contador de muertes y, en una esquina, una br¨²jula que indica d¨®nde est¨¢ ese general rival, en sustituci¨®n de un mapa que ser¨ªa mucho m¨¢s c¨®modo. La acci¨®n se desarrolla en medio, claro est¨¢, y a la par que acabar con numerosos enemigos, el jugador ir¨¢ recogiendo items variados con diversos fines.

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Sin embargo, es aqu¨ª donde se ven las grandes carencias de este t¨ªtulo, en demasiados aspectos como para salvarlo de la quema. La principal pega es que intenta ser Dynasty Warriors, pues no intenta en ning¨²n momento evitar esa sensaci¨®n, ni siquiera tras los combates con la experiencia ganada por el personaje. Esto le pesa mucho, pues la comparaci¨®n es odiosa, m¨¢s con tanta diferencia de calidad entre los t¨ªtulos.

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La segunda pega, muy importante, es en el apartado gr¨¢fico, pues los escenarios lucen unas cantidades de niebla que no son normales en un juego de esta generaci¨®n y a estas alturas. No se ve m¨¢s all¨¢ de unos palmos del personaje, y los escenarios son bastante pobres, vac¨ªos de elementos m¨¢s all¨¢ de suelo y enemigos, y alguna que otra pared de alg¨²n cuartel o alg¨²n ¨¢rbol de vez en cuando.

Los enemigos y los aliados son exactamente igual, tan s¨®lo cambia el color de sus ropas, adem¨¢s de que sus modelados y sus animaciones son bastante mejorables, algo de lo que tampoco se salvan los protagonistas ni los generales enemigos importantes. Adem¨¢s, a la hora del combate, los enemigos son est¨¢ticos, de modo que se pegan al jugador tan s¨®lo esperando su muerte, con alg¨²n ataque espor¨¢dico cada cierto tiempo.

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Una tercera pega, y muy importante, es la jugabilidad, pues los movimientos son muy lentos, los golpes imprecisos y la capacidad de diversi¨®n casi nula. En este aspecto, decir que a 60 Hz el juego es mucho m¨¢s aceptable que a 50 Hz, donde se convierte en algo totalmente injugable, tremendamente lento, reduciendo la capacidad de diversi¨®n en varios enteros.

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El apartado sonoro es normalillo, sin destacar en ning¨²n momento, pero con melod¨ªas muy de estilo japon¨¦s que dejan un cierto regustillo agradable, sobre todo visto el acabado general de este t¨ªtulo. Los efectos sonoros est¨¢n algo m¨¢s forzados, con un sonido para los golpes que suena muy falso y unos gritos de los personajes para olvidar.

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