Definitivamente brutal

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A pesar de poder presumir de ser un programa bastante correcto, el juego basado en la pel¨ªcula de Ang Lee no iba precisamente a pasar a la historia por sus grandes aportaciones l¨²dicas. Era divertido y por momentos te hac¨ªa creer que eras Hulk, pero su mec¨¢nica lineal y las anodinas fases de sigilo controlando al doctor Bruce Banner hac¨ªan decaer el producto hasta convertirlo en uno m¨¢s del mont¨®n.

Afortunadamente, en Radical Entertainment pueden presumir de aprender. A la ya demostrada eficacia programadora de su equipo, se le une una notable capacidad de adaptarse a los tiempos, y m¨¢s a¨²n, una plausible pericia a la hora de abordar una metodolog¨ªa de juego que, por bien llevada y por 'bestia', sorprender¨¢ a propios y extra?os. Y es que, recordando tambi¨¦n las recientes aventuras consoleras del hombre ara?a, Ultimate Destruction es al anterior Hulk lo que Spider-man 2 ha sido al primer Spider-man.

Y es que ya no s¨®lo se puede decir que la serie de Hulk es de lo mejorcito que podemos encontrar en el panorama del c¨®mic american, sino que tambi¨¦n podemos afirmar lustrosamente que Ultimate Destruction es tambi¨¦n de lo mejorcito que podemos comprar en lo que a videojuegos se refiere. Dicho sea de paso, esto no le ocurre al personaje desde los tiempos en los que Sal Buscema dibujaba la colecci¨®n, con la gran aventura de ficci¨®n interactiva que era el Questprobe Featuring The Hulk que Scott Adams program¨® para Spectrum y Commodore 64.

Pero centr¨¦monos en nuestro juego. La obra de Radical Entertainment sigue muy de cerca los patrones del exitoso Spider-man 2 de Treyarch. Con muchas de las premisas que hicieron de la saga GTA un ¨¦xito, The Incredible Hulk: Ultimate Destruction nos mete en el pellejo del alter-ego de Bruce Banner, otorg¨¢ndonos total libertad para movernos y pr¨¢cticamente hacer lo que queramos en el pellejo del coloso esmeralda. Y obviamente, esto significa destruir, destruir y destruir.

Lo cierto es que, vi¨¦ndolo en movimiento, nada m¨¢s lejos de la realidad. Hulk y su entorno destilan espect¨¢culo. Todo se mueve de forma m¨¢s que fluida, con muchos elementos en movimiento, cientos de part¨ªculas salpicando la pantalla, explosiones y humo por doquier y, por encima de todo, un coloso verde capaz de transmitir que es el ser m¨¢s fuerte del lugar. Tampoco habr¨ªa que dejar de mencionar el curioso estilo gr¨¢fico, a medias entre un peculiar cell-shading y un pict¨®rico y exageradamente colorid¨ªsimo panorama comiquero.

Es brutal observar como el incre¨ªble Hulk arrasa all¨¢ por donde va. Pr¨¢cticamente todos los elementos son destructibles, convirti¨¦ndose la ciudad en un terreno de juego gigante para el buen doctor. M¨¢s a¨²n, la sensaci¨®n de caos general a¨²pan el nivel t¨¦cnico de Ultimate Destruction al m¨¢s alto nivel, much¨ªsimos puntos m¨¢s arriba de lo que en un principio puede aparentar este juego.

Por supuesto, la representaci¨®n de nuestro monstruo favorito resalta sobre todo lo dem¨¢s en el juego. El progreso con respecto al anterior arcade de Hulk es notable, luciendo un modelado bastante m¨¢s cargado de pol¨ªgonos y mucho m¨¢s expresivo. Y es que las expresiones de Hulk son un punto muy importante en la ambientaci¨®n, ya que las caras que pone son de puro demente desatado. Important¨ªsimo, porque como ya sabr¨¦is, el gran Hulk cuanto m¨¢s se enfada, m¨¢s fuerte es.

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Una buena simulaci¨®n de la f¨ªsica tambi¨¦n est¨¢ presente no s¨®lo para adornar gr¨¢ficamente el juego, sino para colaborar sobremanera en la jugabilidad. Si bien no es como el realista motor f¨ªsico Havok de Psi-Ops o Max Payne 2, s¨ª que funciona estupendamente. Se ha exagerado a tope todo para encajar a la perfecci¨®n en el mundo de Hulk: todo puede saltar por los aires por indeterminados caminos, las piezas caen, los coches chocan... incluso nuestro hombre podr¨¢ 'batear' enormes bolas de golf con impresionantes resultados.

Habr¨ªa que destacar que, a pesar de que Ultimate Destruction trata de mantenerse a 60 im¨¢genes por segundo, peca de ciertos bajones m¨¢s que palpables cuando un buen meollo se presenta en pantalla, acentuados estos algo m¨¢s en la versi¨®n Gamecube. A¨²n as¨ª, todo corre y luce estupendamente en todas las consolas, m¨¢s a¨²n cuando las tres versiones soportan 480p de resoluci¨®n, y la de Xbox en concreto eleva la cosa hasta los 720p. Por lo cual, sobra decir que el nivel visual de Hulk luce de forma asombrosa visto en alta definici¨®n.

Por su parte, la banda orquestal banda sonora se mantiene a un nivel igualmente elevado, adapt¨¢ndose como un buen guante a los diferentes momentos del juego y ambientando de forma sobresaliente una atm¨®sfera de constante tensi¨®n, mientras que el doblaje es igualmente magn¨ªfico. Por un lado porque 'George Stobbart' no dobla a Hulk, y por otro, por las excelentes voces que ponen actores de la talla de Ron Perlman o Neal McDonough. Y precisamente ¨¦stas son las que escucharemos, ya que Ultimate Destruction no est¨¢ doblado al castellano.

Mentira. La verdad es que Ultimate Destruction basa su metodolog¨ªa l¨²dica en, como bien dice el t¨ªtulo, la destrucci¨®n m¨¢s absoluta y definitiva (olvidaos de las aburridas misiones con Bruce Banner del anterior Hulk). Est¨¢ claro que para ello el coloso esmeralda es la mejor herramienta posible, y definitivamente, Hulk es capaz de arrasar una ciudad entera con un simple giro de mu?eca. Es una poderosa sensaci¨®n, y precisamente este b¨¢rbaro detalle es el que encumbra al juego de Vivendi a sobresalir como arcade de acci¨®n... de salvaje acci¨®n.

Todo hay que decirlo, el dise?o de cada nivel es fant¨¢stico. Con entornos enormes para vagar con total libertad, Hulk puede saltar como ¨¦l solo sabe hacer, correr verticalmente por los edificios, pasar a trav¨¦s de ellos... Por as¨ª decirlo, las maneras en las que Hulk allana el campo para expandir la zona de juego regala al usuario una libertad que bien iguala a la vista en el estupendo Spider-man 2.

Y hablando del juego del hombre ara?a... Si ah¨ª disfrut¨¢bamos de lo lindo balance¨¢ndonos con la telara?a, aqu¨ª alucinaremos en colores con la incre¨ªble capacidad de Hulk para trasladarse de salto en salto. Botes capaces de elevarnos por encima de los rascacielos, y con la genial y estupendamente habilitada forma que tiene La Masa de ir cargando el salto a¨²n estando en el aire.

Con la l¨ªnea argumental de trasfondo, el juego nos propone una serie de objetivos que van desde la hu¨ªda (con el ej¨¦rcito como protagonista absoluto de nuestro acoso), salvar civiles o destru¨ªr determinados puntos. Tras acabar cada misi¨®n, tenemos la posibilidad de volver al actual entorno y dar rienda suelta a nuestras ansias destructivas, con el incentivo de conseguir 'puntos de destrucci¨®n' y 'misiones de desaf¨ªo'.

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Y para desaf¨ªo, los enemigos de Hulk. Radical ha dado rienda suelta a toda una serie de seres capaces de volver loco de furia al incre¨ªble tit¨¢n. El ej¨¦rcito aqu¨ª mostrado muy poco tiene que ver con aquel que nos acosaba en el anterior juego... aqu¨ª tenemos humanos vestidos con grandes trajes rob¨®ticos (los Hulk-busters), canijos soldados mortalmente equipados o helic¨®pteros con letales lanzamisiles. Y atenci¨®n a nuestra capacidad de respuesta... Momentazo Hulk aquel en el que nuestro monstruo favorito agarra un misil en pleno vuelo y se lo devuelve al ej¨¦rcito.

Y es que el buen doctor es capaz de convertir cualquier cosa en un arma. Aparte de devolver misilazos, Hulk es capaz de transformar, por ejemplo, un autob¨²s en un par de letales guantes de boxeo. Con esta metal¨²rgica habilidad, el gigante verde tendr¨¢ m¨¢s f¨¢cil eso de pulverizar enemigos, edificios y... bueno, todo. Tambi¨¦n es capaz de usar el veh¨ªculo trincado como escudo, como ariete o incluso de monopat¨ªn. Hasta los camiones de misiles se convierten en incre¨ªbles lanzadores RPG sobre el hombro de Hulk.

Los combates contra los jefazos son tambi¨¦n dignas de menci¨®n. A pesar de que se basan en el cl¨¢sico ensayo-error que nos permite encontrar el tal¨®n de aquiles, son divertidas y bastante ¨¦picas. No en vano, no todos los d¨ªas podemos enfrentarnos a bestialidades de la talla de La Abominaci¨®n con los m¨¢s de 150 movimientos que tendremos a nuestra disposici¨®n.

En fin, cualquiera que lea este texto podr¨¢ deducir que un servidor se lo ha pasado como un enano triturando ciudades enteras. He agarrado autobuses cargados de civiles, he tirado edificios probablemente cargados de personas, he aplastado con mis propias manos verdes al ej¨¦rcito... ?Es una pega cuando el juego es tan, tan divertido?