Nobunaga's Ambition: Tenshoki
Esfu¨¦rzate en tu propio adiestramiento y en el de hombres de talento, fortalece y dsiciplina escuadras de vasallos, domina fortalezas antes inexpugnables y hazte con el t¨ªtulo del Se?or del Jap¨®n.
Esfu¨¦rzate en tu propio adiestramiento y en el de hombres de talento, fortalece y dsiciplina escuadras de vasallos, domina fortalezas antes inexpugnables y hazte con el t¨ªtulo del Se?or del Jap¨®n.
Nobunaga se apodera tambi¨¦n de la port¨¢til de Sony
Su amenaza se escucha y resuena bajo los cielos? ?Oda Nobunaga vuelve para hacerse con el control de Jap¨®n! A los que ni el nombre de este samurai, l¨ªder de ej¨¦rcitos del periodo Sengoku, el periodo de las guerras civiles japonesas, no les diga demasiado, deb¨¦is saber que adem¨¢s de una figura important¨ªsima en la historia nipona (no en vano libr¨® con Ieyasu Tokugawa las batallas m¨¢s decisivas por la unificaci¨®n del pa¨ªs), es el protagonista de la saga de Koei Nobunaga's ambition (Nobunaga no yab?, t¨ªtulo japon¨¦s), un juego de estrategia y simulador de historia que tuvo versiones para sistemas tan dispares como Megadrive, NES, Gameboy e incluso PC. En Jap¨®n la saga es tan famosa que la Playstation 2 cuenta incluso con un juego online basado en su tradicional universo. Si conoc¨¦is Romance of the Three Kingdoms, sabed que tiene muchos puntos en com¨²n, aunque evidentemente en esta ocasi¨®n la acci¨®n no se desarrollar¨¢ en China.
Nobunaga's Ambition: Tenshoki (Sony PSP) |
El t¨ªtulo que nos ocupa recoge de sus entregas anteriores las propuestas que le valieron sus buenas cr¨ªticas y remodela el t¨ªtulo que vio la luz para la Playsation en 1996, con el prop¨®sito de irrumpir en la port¨¢til de Sony dispuesta a ganarse adeptos en un campo, la estrategia b¨¦lica, que cuenta con pocos adeptos allende las urbes niponas, donde a finales de agosto se dejar¨¢ ver, tocar y jugar. Para conseguirlo, Nobunaga's ambition: Tensh?ki cuenta con una remodelada interfaz gr¨¢fica, v¨ªdeos a?adidos y una IA mayor gracias a una Playsation Portable que adem¨¢s permitir¨¢ que los combates sean m¨¢s r¨¢pidos. Pero lo m¨¢s importante, sin duda, ser¨¢ su planteamiento, que conjuga tres factores que a la postre ser¨¢n decisivos para conquistar y dominar un nuevo pa¨ªs. ?Vemos de qu¨¦ va todo esto?
Nobunaga's Ambition: Tenshoki (Sony PSP) |

Sistema de educaci¨®n y entrenamiento: prepara los deberes
Uno de los pilares fundamentales sobre los que se cimenta el Nobunaga's Ambition: Tensh?ki es la evoluci¨®n que experimentaremos como comandantes militares al frente de nuestras huestes. Los se?ores de la guerra acumular¨¢n experiencia por medio de la adquisici¨®n progresiva de puntos de habilidad y destreza con los que ampliaremos y mejoraremos nuestros atributos. Estos puntos supondr¨¢n el fruto de una exhaustiva educaci¨®n marcial salpicada de dotes diplom¨¢ticas, tan necesaria durante un periodo en donde? cada pueblo es un campo de batalla. El n¨²mero de los l¨ªderes de los ej¨¦rcitos ascender¨¢ hasta el millar, y nosotros, para convertirnos en blanco de sus miedos, deberemos incidir en desarrollar las habilidades que hagan de nuestro guerrero un combatiente ¨²nico, potenciando sus rasgos diferenciales y entren¨¢ndole en zonas y contra los enemigos que m¨¢s se ajusten a sus cualidades. S¨®lo as¨ª conseguiremos que alcance m¨¢s r¨¢pidamente un rango mayor, se unan m¨¢s luchadores por su causa y controle m¨¢s territorios. De nosotros depende convertir a nuestro general en alguien respetado y temido, y la educaci¨®n de batalla que le demos es el primer paso hacia el triunfo militar. Por descontado, nuestros subordinados tambi¨¦n saldr¨¢n fortalecidos de todas nuestras exitosas campa?as.
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En la pantalla del juego, cuando no combatamos, se muestran datos referentes a nuestro dominio, es decir, nombre de nuestra familia o clan, castillo de procedencia, influencia en la corte imperial, n¨²mero de escuadras, de vasallos, de territorios dominados, de comerciantes y guerreros a nuestro servicio?junto con otros como el dinero y el arroz, de suprema importancia, as¨ª como el importe recogido como medida fiscal de estas unidades, de especial valor sobre todo de la segunda. La recolecci¨®n del impuesto en especie supon¨ªa una costumbre inveterada del Jap¨®n antiguo, que obligaba a los campesinos que viviesen bajo la protecci¨®n de un se?or feudal a pagarle tributos en arroz, que iban ascendiendo conforme cultivasen m¨¢s plantaciones. Sobre este derecho se cimentaba todo un sistema. Otras cifras que debemos conseguir que aumenten, adem¨¢s de nuestros 'honorarios', son las del n¨²mero de jinetes y ca?ones que est¨¦n a nuestro servicio.
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Como buen l¨ªder, debemos asegurarnos en todo momento de disponer de los guerreros m¨¢s encomiables, los mejor entrenados. Nuestros s¨²bditos son numerosos, de excelsas cualidades por lo general, gracias a la aplicaci¨®n del entrenamiento por el que nosotros pasamos y mediante el cual hemos trabajado nuestras habilidades para dotarles de una mayor t¨¦cnica. Nuestros ej¨¦rcitos ganan puntos de experiencia de manera indirecta, por medio de las acciones que les obligamos a realizar. Por ello, la importancia de la educaci¨®n marcial de la que haremos gala nos permitir¨¢ templar todo el potencial de nuestras tropas y disciplinarlas a base de entrenar y fortalecer sus cualidades, adem¨¢s de permitirnos contar con m¨¢s efectivos con mayor facilidad.
Aunque se aleja un poco del concepto de la educaci¨®n como propulsora de habilidades, los tesoros de familia tambi¨¦n aportan su granito de arena en la evoluci¨®n de nuestros par¨¢metros. Con estas reliquias ancestrales en nuestro haber, nuestra destreza como cabeza visible de un ej¨¦rcito se enriquecer¨¢, pues ser¨¢n s¨ªmbolos visibles de poder. Un ejemplo: si obtenemos la espada del para¨ªso, el resultado autom¨¢tico ser¨¢ un aumento de 6 puntos en nuestro nivel de combate. Los tesoros de familia est¨¢n clasificados en niveles, y huelga decir que conforme mayor sea el nivel de ¨¦stos mayor repercusi¨®n tendr¨¢n en el resultado final de nuestros par¨¢metros.
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Sistema de batallas: d¨¦jales que se maten
Hay que darle al coco antes de atacar, puesto que Tensh?ki plantea un sistema de batallas que requiere ponderar un ataque que debe ser mezcla de la planificaci¨®n estrat¨¦gica junto con las t¨¦cnicas de guerra.Cuando irrumpimos en una batalla, tanto el castillo (convertido en objetivo de nuestro ataque y centro del conflicto) como sus inmediaciones se convierten en un cruento campo b¨¦lico. Las huestes, convertidas en hordas sedientas de dominio, son aqu¨ª engullidas por el fuego de la guerra. Nosotros entonces debemos tomar una decisi¨®n: alinearnos con la guarnici¨®n del castillo o con los invasores, o bien permanecer impasibles ante el desarrollo de los acontecimientos del combate. Una vez manifestemos nuestras intenciones la batalla sufrir¨¢ las alteraciones de nuestra presencia, o por el contrario culminar¨¢ ajena a nuestra intervenci¨®n. Adem¨¢s, los combatientes tendr¨¢n su propia expectaci¨®n de nuestras acciones, por lo que determinar qu¨¦ lado tomar en plena batalla repercutir¨¢ en el desarrollo y ulterior expansi¨®n de nuestro poder y prestigio.
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Antes de acometer una decisi¨®n de tama?as repercusiones, conviene analizar la informaci¨®n de pantalla, que nos muestra los dominios reunidos bajo una mismo sello, y discernir la relaci¨®n que hay entre su posicionamiento y las circunstancias que derivar¨ªan de un conflicto (el despliegue de sus fuerzas, la colocaci¨®n de jefes de ej¨¦rcitos). Est¨¢ en nuestra mano confirmar o no qu¨¦ pasar¨ªa si optamos por tal o cual movimiento. Las pantallas de combate est¨¢n divididas en dos: el terreno militar de fuera del castillo y el interior del mismo. En el campo de batalla del exterior, los enemigos enfocan el castillo objetivo y avanzan hacia el mismo. Al llegar a ¨¦l, se sucede la batalla en cuanto acuden a la defensa de la fortaleza los aliados del castillo, entre los que se cuentan las milicias aldeanas. Entonces, la acci¨®n pasar¨¢ a un plano el interior del mismo, donde prosigue la batalla con m¨¢s detalle?pero s¨®lo si antes hemos conquistado las afueras. Una vez nos hemos desplazado a la ciudadela, ¨²ltimo refugio de la guarnici¨®n, y hemos derrumbado las puertas de entrada al recinto, deberemos tomarla para completar la victoria. Hasta que no caiga la ciudadela no podremos confiar en que la suerte corre de nuestro lado?
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Sistema de ej¨¦rcitos: quien vale, vale
La composici¨®n y organizaci¨®n de los ej¨¦rcitos determinar¨¢ el reparto final del territorio y su dominio. A medida que nuestro territorio vaya amentando y el eco de nuestro poder resuene con mayor fuerza por el pa¨ªs de los dioses, observaremos como se vuelve m¨¢s y m¨¢s complicado gestionar por nosotros mismos todas nuestras tierras. Debido a este problema, deberemos depositar nuestra confianza en nuestros mejores hombres: les nominaremos capitanes de tropas y de ellos depender¨¢ la soberan¨ªa de una porci¨®n de nuestro territorio. A lo largo del juego, podremos nombrar a hasta ocho de estos representantes, que formar¨¢n sus propios ej¨¦rcitos. Sin embargo, dado que una vez elijamos a nuestros representantes no podremos hacerles indicaciones, debemos tener mucho cuidado en la elecci¨®n de nuestro lugarteniente. De lo contrario, nuestra estrategia militar puede verse truncada por una mala gesti¨®n de una plaza importante para nuestro ej¨¦rcito?
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En nuestro paseo militar por la era Sengoku encontraremos un total de 214 castillos. Con el tiempo el terreno se ver¨¢ tan subdividido que puede resultar confuso echarle una ojeada al plano general de dominios. Nuestra capacidad como daimy? (se?or feudal) tambi¨¦n tiene un l¨ªmite, por lo que no tendremos m¨¢s remedio que acabar instruyendo a alg¨²n que otro capit¨¢n durante nuestra campa?a. Ni el mismo Oda Nobunaga se libra de este sistema de nombramiento, ya que ni sus par¨¢metros (que se van renovando cada estaci¨®n) dan para hacerse cargo de todas sus conquistas.
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Nobunaga, ?¨ªdolo de masas?
En fin, sabemos que este juego est¨¢ dirigido a un p¨²blico minoritario, a amantes de la estrategia b¨¦lica que para colmo se sientan fascinados por la historia del Jap¨®n antiguo. Si no se cumple con este perfil, adquirir este juego es toda una apuesta, ya que el planteamiento de Nobunaga's ambition no seduce precisamente por lo fren¨¦tico, aunque no deja de ser un buen momento para descubrir el g¨¦nero. Si alguna vez alguien so?¨® con jugar a un Risk que tuviera de protagonistas a los se?ores de la guerra del periodo m¨¢s apasionante de la inagotable historia japonesa, que pruebe con este juego, no sin antes haberse ido a rezar a los dioses del sinto¨ªsmo para que nos llegue una versi¨®n traducida, como m¨ªnimo, al ingl¨¦s. Ante la aparente monoton¨ªa de su desarrollo, siempre nos quedar¨¢ la baza de que puede verse alterada por las decisiones en combate, que s¨®lo calificaremos de acertadas cuando al final se perfile la dif¨ªcil tarea de unificar Jap¨®n? ?qui¨¦n se atreve a estrujarse el cerebro para hacerla realidad?
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