El espectaculo arcade comienza

El mundo de los juegos de conducci¨®n est¨¢ cada vez m¨¢s saturado, por suerte, de t¨ªtulos de calidad. Con la premisa de encontrarnos en el entorno PC cada vez m¨¢s juegos de ¨ªndole "casual" dentro de este g¨¦nero, en su mayor¨ªa por provenir del mundo de las videoconsolas, sorprende y mucho el hecho de encontrarnos con una golosina tan jugosa como es el ¨²ltimo proyecto de Invictus, autores del brutal Insane. Y es que CRC 2005 es un programa que consigue aunar con gran habilidad cierto realismo visual, jugabilidad al m¨¢s puro estilo arcade y, sobre todo, un espect¨¢culo gr¨¢fico digno de las inminentes nuevas generaciones de videojuegos.

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No en vano, la trayectoria de estos programadores h¨²ngaros se basa totalmente en la programaci¨®n de juegos de conducci¨®n para PC. Es por ello que en este juego no es de extra?ar la alta capacidad de aprovechamiento de todas y cada una de las capacidades gr¨¢ficas que s¨®lo las tarjetas gr¨¢ficas de ¨²ltima generaci¨®n son capaces de ofrecer. Aqu¨ª se podr¨ªa reabrir el viejo debate de lo conveniente o no que ser¨ªa el enfocar al PC productos m¨¢s exclusivos que multisistema, pero aparte de que este es un problema que ata?e a todos los sistemas de videjouegos, s¨®lo que, tras ver lo que puede dar de s¨ª un racing-game exclusivo para compatibles PC, la cosa podr¨ªa dejar de ser moment¨¢neamente demasiado subjetiva.

Pero como no s¨®lo de gr¨¢ficos vive el hombre, CRC 2005 viene preparado para dar la cara en condiciones. A trav¨¦s de sesenta carreras con seis ambientes distintos, el juego de Invictus aboga por la jugabilidad m¨¢s intensa del momento, ya sea en ¨¢mbitos multiplayer como en solitario. Ofrece la posibilidad de hacer a medida del jugador el coche con el que se competir¨¢, tanto en su aspecto como en el funcionamiento, usando una sencilla interfaz de gran alcance... Pero sin duda, el aspecto que m¨¢s sorprender¨¢ a propios y extra?os es aquel en el que sus programadores han puesto m¨¢s mimos. Esto es, el impresionante sistema f¨ªsico y de deformaci¨®n de los autos, que muestra el da?o en tiempo real como ning¨²n otro t¨ªtulo lo hab¨ªa hecho hasta ahora.

Por ahora suena bien, ?no? Vamos a ver c¨®mo rugen los motores analizando por separado sus aspectos...

Gr¨¢ficos y sonido

No hay que call¨¢rselo: el juego de carrera de los h¨²ngaros de Invictus luce sensacionalmente. Cierto es que el c¨®digo de review cedido por Friendware para el presente an¨¢lisis no est¨¢ optimizado para un funcionamiento correcto en m¨¢quinas de gama media (es de suponer que la versi¨®n final est¨¦ mucho m¨¢s depurada en ese sentido), pero hay que reconocer que no es de extra?ar que haga falta un aut¨¦ntico monstruo para mover a tope este espect¨¢culo visual.

El motor gr¨¢fico hace gala de todas aquellas palabrejas t¨¦cnicas que una tarjeta de ¨²ltima generaci¨®n est¨¢ deseando plasmar en pantalla: environment mapping en tiempo real, bump mapping, high dynamic range imaging, luces especulares, texturas animadas, efectos de pixel shader para el agua, motion blur, efecto ru¨ªdo... CRC 2005 es lo m¨¢s de lo m¨¢s en t¨¦rminos tecnol¨®gicos. Va mucho m¨¢s all¨¢ de lo ofrecido por los ¨²ltimos Colin McRae, llegando incluso a dejar en rid¨ªculo los niveles arcade-espect¨¢culo del adictivo Rallisport Challenge.

Efectos aparte, en cuestiones de dise?o los se?ores de Invictus tampoco se pueden quejar. Los coches, con claras reminiscencias a ciertos modelos reales, son todo un prodigio de belleza pl¨¢stica, haciendo acopio de un buen n¨²mero de pol¨ªgonos que no s¨®lo est¨¢n adornados por los impresionantes reflejos de las carrocer¨ªas, sino por un aplastante e innovador sistema de deformaci¨®n de elementos que llega incluso a superar al mostrado hace algunos meses por el fenomenal TOCA Race Driver 2. Del mismo modo, el motor f¨ªsico es altamente rompedor, ense?ando detalles pulcramente recreados tales como las reacciones de la suspensi¨®n articulada o los discos de freno.

Por otro lado, los escenarios rezuman belleza por los cuatro costados. Est¨¢n muy, pero que muy cargados de elementos tales como la vegetaci¨®n, el p¨²blico y dem¨¢s situaciones t¨ªpicas de las localizaciones por las que pasan los rallys. En todo momento seremos testigos de alt¨ªsimo nivel de detalle que destilan el noventa por ciento de las texturas, partidiarias constantemente de un bump mapping cien por cien realista. Y digo realista porque CRC, a pesar de padecer una mec¨¢nica que tira hacia el arcade, luce un aspecto que huye de las fantas¨ªas dibujadas de la mayor¨ªa de los juegos de carreras, que parecen no saber plasmar un fotorrealismo tal y como hace el juego de Invictus.

Y es que se podr¨ªa decir mucho acerca del potencial visual de CRC 2005... Podr¨ªa empezar a hablar al detalle de c¨®mo te deslumbra el sol de su elaborado cielo, de c¨®mo es capaz de hacerte toser la polvareda del juego, del incre¨ªble modelado de nuestro conductor, de las mil y una piezas que salen volando en cada colisi¨®n... Pero casi todo se resume en pocas palabras: a nivel gr¨¢fico, CRC 2005 es, nuevamente, impresionante.

En cuanto a los fx tampoco se puede decir que sean moco de pavo. Son potentes y contundentes, escuch¨¢ndose maravillosamente en un equipo 5,1. El motor, los choques, el entorno... Todo ello abrumador, pero a¨²n capaz de ser eclipsado por la alucinante banda sonora, cien por cien rockera y de lo m¨¢s heavy, con canciones dignas de menear la cabeza al m¨¢s puro estio Maiden. Sensacional.

Jugabilidad

De primera mano, jugar a CRC 2005 con el teclado puede llegar a convertirse en un aut¨¦ntico suplicio. Tras unos cuantos minutos sufriendo los volantazos que otorga el pulsar los cursores, hay que resignarse al inmenso placer que supone controlar nuestro veh¨ªculo con un buen volante. Es otro mundo, multiplic¨¢ndose por mil los valores jugables. Del mismo modo, un pad anal¨®gico supondr¨¢ igualmente una experiencia satisfactoria.

No ser¨¢ mucho el tiempo que transcurra hasta darnos cuenta de que CRC 2005 no es un simulador. Si bien controlar el veh¨ªculo en un principio no es moco de pavo, la naturaleza que prima sobre su metodolog¨ªa l¨²dica es bastante arcade, huyendo de las competiciones en solitario repletas de frenadas de Colin McRae o Richard Burn's Rally. As¨ª, Invictus trae a la memoria los mejores momentos de esa maravilla de Digital Illusions llamada Rallisports Challenge, juegazo donde los haya que tiempo ha nos regalase la XBOX a los usuarios de compatibles.

A los mandos, CRC resulta un pel¨ªn duro. Tiende a demostrar demasiada sensibilidad al control, pero queda r¨¢pidamente compensada con la experiencia de juego. Los veh¨ªculos transmiten peso, y poseen un sentido de la f¨ªsica extraordinario, sin scripts alguno... tal vez es demasiado para ser m¨¢s arcade que simulador... ?pero mola! El ritmo de juego es, sin llegar al frenes¨ª, lo suficientemente intenso como para que estemos en tensi¨®n con el volante apretado. Tensi¨®n porque mantenernos en la carretera es un reto comparable al de la sorprendente IA de los adversarios.

Un detalle curioso en el que podemos ver hasta qu¨¦ punto han evolucionado los arcades de carrera es en el aspecto de la inteligencia artificial de CRC 2005. Los conductores controlados por la computadora disimulan a la perfecci¨®n la inexperiencia de las primeras vueltas ante un terreno desconocido, y van aprendi¨¦ndoselo. Son incluso capaces de reaccionar emocionalmente, pudiendo llegar a demostrar un buen cabreo ante nuestras acciones o, mejor a¨²n, temernos... Todo esto los convierte en sujetos tan impredecibles como los propios jugadores humanos. Y creedme: funciona.

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CRC 2005 posee varios modos de juego que alargan la vida del producto considerablemente. Tanto para un s¨®lo jugador como para el multiplayer, se incluyen varios modos dedicados. De todos modos, sobresale por m¨¦ritos propios el modo carrera, tanto por su impagable profundidad como por su agradecida no linealidad. Horas y horas de juego a trav¨¦s de competiciones como Autocross, Rally Cross, Off-Road, Rally-Sprint, Rally, Road Racing y Circuit Racing que se mezclar¨¢n con las interesantes opciones de tuning, las cuales por sorprendente que parezca incluyen el modificar a nuestro conductor hasta la m¨¦dula.

En resumen, a nivel de jugabilidad, CRC 2005 es m¨¢s que notable. Se aleja de la estela de la pr¨¢ctica mayor¨ªa de los juegos de conducci¨®n actuales para ofrecer una experiencia que se podr¨ªa definir como de "arcade duro"... o "simulador muy arcade". El reto a la hora de dominarlo es un aliciente m¨¢s a a?adir al intenso modo carrera, s¨®lo comparable a la emoci¨®n de partirnos las carrocer¨ªas con los colegas por la red. Ya s¨®lo por sus magn¨ªficos gr¨¢ficos CRC 2005 merece un puesto en tu estanter¨ªa, pero su jugabilidad pr¨¢cticamente te obliga a comprarlo.

Compar¨¢ndolo con?

CRC 2005 huye del realismo jugable ofrecido por Colin McRae y, sobre todo, por el abrumador Richard Burn's Rally. Su metodolog¨ªa l¨²dica se acerca mucho m¨¢s a la del divertid¨ªsimo Rallisport Challenge, a¨²n siendo este ¨²ltimo m¨¢s simple y sencillo que el juego que nos ocupa. CRC 2005 es un t¨ªtulo de marcada personalidad, que no s¨®lo se escapa de los arquetipos habituales del g¨¦nero, sino que se atreve a barrer audiovisualmente a todo aquel que se precie de plantarle cara. El lujo de tener buenos programadores que, por una vez, s¨®lo han mirado al PC...

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