7 sins
- PlataformaPS25.5
- G¨¦neroEstrategia
- DesarrolladorMonte Cristo
- Lanzamiento25/04/2005
- TextoEspa?ol
- EditorAtari
El rey del mambo
Ha llegado la hora de ser el m¨¢s granuja. De arrasar con todas las chicas del barrio. De forrarnos a base de estafar. Ha llegado la hora de pecar... tal y como lo han hecho los creadores de este 7 Sins...
No cabe duda que el de los videojuegos es un mundo que ha pasado de ser un mero entretenimiento a todo un fen¨®meno social. Prueba de ello es el hecho de que los contenidos de algunas de las ¨²ltimas novedades del sector tienden a tem¨¢ticas de gran impacto e inter¨¦s entre la sociedad. Juegos como GTA: San Andreas, The Punisher, Singstar o el reciente PlayBoy: The Mansion, no hacen m¨¢s que ratificar la idea de que los juegos cada vez m¨¢s abarcan p¨²blico no estrechamente relacionado, ni con un contacto directo y habitual, con los videojuegos.
Observa 7 sins en movimiento en el siguiente v¨ªdeo.
Es dentro del nombrado grupo donde podr¨ªamos encasillar a 7 Sins. Un t¨ªtulo cuyo principal atractivo reside en el contenido er¨®tico (tem¨¢tica muy reclamada ¨²ltimamente por el p¨²blico) que presenta tanto en su apartado t¨¦cnico como jugable, pero que como juego deja bastante que desear.
En 7 Sins tomamos el rol de un canalla an¨®nimo cuyos objetivos pasan por ser un personaje conocido a nivel econ¨®mico y sexual en la gran metr¨®polis de Apple City. As¨ª que el camino a seguir est¨¢ claro: empezar de cero, vendiendo desde una tienda de perfumes y complementos varios, hasta llegar a la cima de los pesos pesados de la americanizada ciudad. Y l¨®gicamente, eso pasa tambi¨¦n por ser el m¨¢ximo buitre triunfador del sector...
Uno de los principales puntos flojos que presenta el apartado gr¨¢fico es la tasa de fps (frames por segundo), que en ning¨²n momento supera una media de 30 im¨¢genes. No, sin duda no es el ¨²nico juego que presenta dicho handicap, pero la riqueza gr¨¢fica de 7 Sins no justifica esa reducci¨®n. Es cierto que en juegos como Metal Gear Solid 3, cuyo despliegue t¨¦cnico sobrepasa las posibilidades de la m¨¢quina, se llega a tolerar esa rebaja, pero los peque?os escenarios y los justos efectos gr¨¢ficos del juego de MonteCristo no hacen m¨¢s que ratificar la idea de que no se ha puesto demasiada atenci¨®n en ofrecer una calidad visual acorde con los tiempos que corren.
En lo que respecta a la versi¨®n PC, l¨®gicamente se aprecia una clara mejor¨ªa en cuanto a definici¨®n y detalle en el terreno de texturas, pero tampoco se observa nada que pueda resultar destacable en comparaci¨®n con todas las novedades para la plataforma.
Otro aspecto a priori f¨¢cil de resolver e importante dada la tem¨¢tica del juego, es el modelado de las chicas, y tampoco en ese aspecto sorprende 7 Sins. Si bien es cierto que algunas de las f¨¦minas se muestran de una forma muy sugerente, la falta de carga poligonal en sus cuerpos, as¨ª como lo rob¨®ticas de algunas animaciones, provocan que no se muestren de un modo tan realista como deber¨ªa hacerlo un t¨ªtulo de estas caracter¨ªsticas. Juegos como Singles o el ya mencionado PlayBoy: The Mansion llevan consigo un mayor trabajo en este terreno, por lo que no podemos dejar de mostrarnos cr¨ªticos al ver de qu¨¦ modo se ha olvidado el trabajo referente a nivel de dise?o y detalle de los personajes. Menci¨®n especial al 'jeto' del lig¨®n, repelente como pocos hemos visto en juego alguno.
Dentro de los escasas caracter¨ªsticas positivos a comentar, cabr¨ªa hablar de la variedad de ropas y trajes que visten las chicas, as¨ª como el 'efecto bloom', presente en juegos como World of Warcraft, y que consigue transmitir una sensaci¨®n de luminosidad y brillo en terrenos reflectantes muy conseguida.
El problema es que parece que la gente de MonteCristo se ha centrado exclusivamente en ofrecer un juego picante (y pol¨¦mico), con altos contenidos sexuales y con un vocabulario de lo m¨¢s expl¨ªcito, pero ha olvidado que ante todo estaba haciendo un videojuego con el que divertirse.
7 Sins no est¨¢ dotado (y nunca mejor dicho) de todas las posibilidades que s¨ª incorporan juegos como los mencionados anteriormente, y al final todo acaba torn¨¢ndose en algo lento y pesado, en un desarrollo cuya ¨²nica excusa para seguir avanzando es contemplar las disparatadas t¨¢cticas con las que nuestro mister se liga hasta la ¨²ltima de las chicas que pueblan los escenarios (incluido alg¨²n que otro transexual, est¨¢ claro que los de MonteCristo no han decantado sus creencias a la rama cat¨®lica).
Desde un principio, y como se demuestra a medida que avanzamos, 7 Sins se plante¨® como un juego que iba a mostrar el sexo de una forma m¨¢s salvaje y expl¨ªcita que su principal rival, PlayBoy. As¨ª pues, m¨¢s all¨¢ del t¨ªpico flirteo, ser¨¢n comunes escenas de sadomasoquismo y sexo desenfrenado y sin motivo. Como el propio nombre indica, las diferentes acciones que puede hacer el protagonista van relacionadas con los 7 pecados capitales, de modo que tenemos que controlar tanto nuestro vocabulario como nuestras formas para conquistar a las chicas, pero sin sobrepasarnos con la fanfarroner¨ªa.
Para llegar a algo m¨¢s con ellas, durante la fase de ligoteo ir¨¢n apareciendo diversos minijuegos, al m¨¢s puro estilo Larry, donde debemos demostrar nuestra habilidad... de concentraci¨®n. Y es que todos ellos tienen como elemento b¨¢sico el mostrar alguna parte ¨ªntima de la joven con la que estamos ligando. Por ejemplo, en uno de los primeros minijuegos que podemos probar debemos centrar nuestra visa a los pechos de una chica, mientras esta se mueve.
Empezamos siendo un Don Nadie, y a base de movernos por los diferentes puntos de inter¨¦s de la ciudad, tanto nuestro poder econ¨®mico como nuestra fama entre especuladores va aumentando. A grandes rasgos esto es todo lo que ofrece jugablemente 7 Sins.
Sin embargo, existen una buena cantidad de contras que impiden que este a priori atractivo desarrollo sea realmente una apuesta divertida para los jugadores. De entrada, y salvo 4 ingeniosas frases de entre una multitud, los di¨¢logos son sopor¨ªferos. El proceso de 'entrar' a la chica se hace aburrido, y la conversa inicial se desarrolla de un modo sin inter¨¦s alguno para el jugador (a la vez que de una forma muy similar entre unas y otras). Y el problema es que cuando la cosa se pone caliente (divertida), empieza la acci¨®n salvaje casi al instante, as¨ª que dado el poco inter¨¦s de las charlas, estas fases ralentizan notablemente el desarrollo, convirti¨¦ndolo en lento y demasiado pausado.
El siguiente problema viene relacionado con los minijuegos. Salvo honrosas excepciones, resultan en su mayor¨ªa muy limitados, tanto que incluso la palabra 'minijuego' le viene un tanto grande. Una consola de 128 bits o un PC, dada su potencia, puede ofrecer experiencias jugables mucho m¨¢s entretenidas y originales que el estar centrando un objetivo (nuestra vista) en un lugar determinado mediante un puntero redondo.
Y por ¨²ltimo, y por si no fuera suficiente con la lentitud de los di¨¢logos, nos encontramos con unos tiempos de carga inacabables. Y adem¨¢s no son escasos. Antes de entrar a cada zona, o de acceder a cualquier minijuego, aparece una pantalla de carga que se demora m¨¢s de lo deseado en un juego cuyo avance ya es de por s¨ª lento.
Un desarrollo a todas luces lento e interrumpido por interminables tiempos de carga, unos minijuegos poco originales y nada adictivos, y un apartado t¨¦cnico no acorde con la 'belleza' que te¨®ricamente, y trat¨¢ndose de un juego con alto contenido er¨®tico, deb¨ªa haber mostrado, hacen de 7 Sins un juego poco recomendable salvo para fans del g¨¦nero... y del sexo m¨¢s prohibido. Para quienes busquen algo con m¨¢s estilo y glamoroso, siempre nos quedar¨¢ PlayBoy...
l o m e j o r
l o p e o r
Mejorable
Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejar¨¢ huella. S¨®lo recomendable en caso de sequ¨ªa de este g¨¦nero de juegos.