Mercenarios: El Arte de la Destrucci¨®n

Los principios de a?o suelen ser bastante flojos en lo que se refiere a lanzamiento de videojuegos y no suele ser hasta comienzos de la primavera cuando las compa?¨ªas empiezan a poner las cartas sobre la mesa. Pues bien, Activision y Lucas Arts traen a nuestras sobremesas un t¨ªtulo de esos que sin hacer mucho ruido ofrecen tanta o m¨¢s diversi¨®n que los videojuegos m¨¢s publicitados.

Nada m¨¢s comenzar la aventura tomamos el papel de uno de los tres mercenarios disponibles: Chris Jacob, un ex marine, lento de movimientos pero con una potencia de fuego devastadora; Jennifer Mui, una brit¨¢nica caracterizada por su capacidad de infiltraci¨®n; y Mattias Nilsson, un r¨¢pido sueco cuya chuler¨ªa solo es superada por su capacidad de destrucci¨®n. Independientemente del personaje que escojamos la aventura ser¨¢ la misma sin apenas variaciones, ni jugables ni argumentales.

Mapa, informaci¨®n sobre las misiones, archivos de ayuda, la tienda online de la mafia rusa que pulula a sus anchas por el pa¨ªs (y que nos ofrecer¨¢n algunas de las misiones m¨¢s divertidas de todo el juego) y datos sobre los 52 miembros de la baraja de los m¨¢s buscados. Al igual que la triste maniobra de marketing usada por las "cabezas pensantes" (sic.) del ej¨¦rcito estadounidense, en el juego tendremos una baraja de cartas que representa los diversos mandos norcoreanos que debemos aprehender durante la aventura.

Los ases de cada palo se corresponder¨ªan con los final bosses de toda la vida y su caza reportar¨¢ exultantes beneficios a la cuenta bancaria. No est¨¢ de mal recordar que somos mercenarios y si estamos all¨ª es s¨®lo por dinero, por lo que trabajar para facciones opuestas es algo realmente posible si queremos ahorrar para conseguir un pisito en las afueras. Eso s¨ª, se debe tener en cuenta que destruir tecnolog¨ªa de guerra China est¨¢ genial y da mucho dinero, pero tal vez a ellos no les siente muy bien...

Destacar que a pesar de que el juego nos da la libertad de elegir al lado de qui¨¦n queremos luchar, realmente podemos hacerlo con todos ellos, no importando demasiado si nos hemos hecho enemigos de cierta facci¨®n. Un soborno al encargado de custodiar el Cuartel General ser¨¢ suficiente para que nos ofrezcan misiones y olviden las rencillas del pasado.

Adem¨¢s el motor gr¨¢fico del juego se ve constantemente comprometido, por lo que le cuesta mucho mover lo que hay en pantalla. Para evitar ralentizaciones, que las hay sobre todo en PS2, se ha optado por la soluci¨®n m¨¢s r¨¢pida, que es disminuir la l¨ªnea del horizonte y hacer uso de la consabida niebla. A estas alturas de la presente generaci¨®n nos parece un recurso demasiado manido para resolver problemas que otros juegos con mayor poder¨ªo gr¨¢fico no presentan. Y a¨²n con ella, la aparici¨®n brusca de elementos en la pantalla ser¨¢ una constante durante el juego.

El dise?o art¨ªstico tampoco destaca sobre otros t¨ªtulos de ambiente b¨¦lico y tan solo la recreaci¨®n de ciertas zonas rurales del paisaje norcoreano se salvan de la quema. Afortunadamente el mapa es bastante extenso y presenta un buen n¨²mero de variaciones tem¨¢ticas que hacen variar el colorido y dan personalidad a las diversas zonas que podemos explorar en el juego.

Tal vez lo mejor que nos ofrece el t¨ªtulo de Pandemic Studios sean los efectos de luz, bien sea por la reflexi¨®n de los rayos del sol en los veh¨ªculos o por la genial recreaci¨®n de las explosiones; adem¨¢s, el motor de part¨ªculas trabaja bastante bien a la hora de presentar el polvo, la niebla y la lluvia. El uso del engine Havok para recrear la f¨ªsica es tambi¨¦n un seguro de vida en el que Mercenarios est¨¢ bien cubierto.

Para ello se ha optado por un sistema basado en misiones, durante las cuales no podemos salvar partida, que nos deja elegir libremente hacia donde dirigiremos nuestros pasos cada vez que terminemos una de ellas. Podemos trabajar para la mafia rusa, para el ej¨¦rcito chino, el surcoreano o para nuestra agencia OpEj (Operaciones Ejecutivas). El verdadero reto es conseguir tanto dinero como podamos y cumplir una a una las misiones que nos ofrezcan.

Este sistema se lleva por delante uno de los pilares en los que se asientan los videojuegos modernos. La historia, la l¨ªnea argumental, el trasfondo que sirve de base a la acci¨®n. Si Half-Life 2 o GTA: San Andreas son lo que son es por contar con una historia coherente que atrapa al jugador, que le hace indagar y le motiva a seguir jugando. Mercenarios, a¨²n siendo un juego divertido, carece de esa parte que es la que distingue a un buen juego de una obra maestra.

Pero adem¨¢s de las misiones que nos ofrecen los distintos ej¨¦rcitos podemos hacer el burro por Corea del Norte en nuestro tiempo libre, buscando misiones secundarias, participando en desaf¨ªos o creando el caos a nuestro alrededor. En el mapa hay multitud de localizaciones marcadas con el s¨ªmbolo del d¨®lar; acudiendo a cualquier de ellas encontraremos desaf¨ªos que nos reportar¨¢n m¨¢s beneficios. Los hay de conducci¨®n, de buscar a un personaje, de acabar o reducir a un n¨²mero determinado de enemigos, encontrar paquetes o destruir estatuas de opresores al m¨¢s puro estilo yanqui...

Los campos norcoreanos son tambi¨¦n un lugar donde robar veh¨ªculos con los que desplazarse por el entorno: tanques, jeeps, camiones, carros de combate, helic¨®pteros... Uno de los detalles m¨¢s interesantes es encadenar un veh¨ªculo a los bajos de un helic¨®ptero y causar el p¨¢nico por las ciudades y caminos como si balance¨¢semos una maza.

El nivel de acci¨®n presente en Mercenarios es realmente incre¨ªble y cada misi¨®n es todo un reto. Pero no todo es disparar por disparar. Debemos pensar cuidadosamente que estrategia usaremos para cada misi¨®n; en ocasiones ser¨¢ mejor pasar desapercibido camufl¨¢ndonos en alg¨²n veh¨ªculo robado; otras tendremos que acabar con hordas de norcoreanos dispuestos a dar su vida por la patria. Siempre tendremos que prever que objetos y/o ayudas necesitaremos para cumplir cada misi¨®n, por lo que el juego goza de cierta diversidad que impide que se caiga en la monoton¨ªa de ir disparando continuamente.

A esto ayuda una IA bastante interesante, aunque con altibajos, adem¨¢s de las trampas que hace la m¨¢quina para intentar derrotarnos. Al igual que en los juegos de conducci¨®n en los que nunca adelantaremos en m¨¢s de X tiempo al veh¨ªculo que nos persigue, en Mercenarios la m¨¢quina juega en casa y muchas veces se sacar¨¢ enemigos de la chistera para ponernos las cosas dif¨ªciles. Y aunque algunas ocasiones te sorprendes del n¨²mero de enemigos que salen de la nada, la mayor¨ªa de las veces acabas agradeci¨¦ndoselo. Todo sea por darle al gatillo.

Ambas versiones son bastante parejas, aunque como es habitual la m¨¢quina de Microsoft destaca por tener unos gr¨¢ficos m¨¢s pulidos y mejor sonido merced a su hardware m¨¢s moderno. Por lo dem¨¢s, una compra altamente recomendable si te gustan los t¨ªtulos de acci¨®n o los de car¨¢cter b¨¦lico. Si te gustaron los Hidden & Dangerous, Brute Force o Freedom Force, hazle un hueco en tu estanter¨ªa. No te defraudar¨¢.

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