Mercury

El juego m¨¢s originalmente ingenioso en el cat¨¢logo inicial de PSP presenta sus atractivas credenciales. Descubre los secretos del juego con el que m¨¢s tiempo y satisfacciones vas a compartir a partir de marzo?

En este mundo de gigas y teras, de tarjetas gr¨¢ficas con coletillas inacabables, de entregas octavas y doceavas y superproducciones pantagru¨¦licas y presupuestos exagerados, en este mundo, en fin, tan proclive a la grandeza y a la sobredimensi¨®n, cada vez resulta m¨¢s complicado encontrarnos con una idea nueva y sencilla. Y, algunas veces, una idea simple es todo lo que se necesita para realizar un gran juego.

La mayor¨ªa de los juegos desarrollados a modo de presentaci¨®n para la poderosa PSP son complejas demostraciones de alta tecnolog¨ªa, con todos sus sofisticados efectos, sus depurados motores gr¨¢ficos, sus asombrosos motores f¨ªsicos (tan de moda ¨²ltimamente)... muestras de potencia absolutamente dedicadas al suspiro del mir¨®n y a los millones de sus bolsillos. Sin embargo, no siempre se necesita ser m¨¢s grande para ser mejor.

?sa ha sido la premisa de Archer Maclean desde sus tiernos inicios como desarrollador de videojuegos. Comenzando con el maravilloso Dropzone para Atari 800 en 1984 (ya han pasado 20 a?os, qui¨¦n lo dir¨ªa), pasando por International Karate, o sus m¨¢s recientes, famosos y acomodaticios juegos de billar, Maclean siempre se ha destacado por buscar la innovaci¨®n, las ideas frescas y sencillas, tal vez no siempre en el planteamiento, pero s¨ª en las formas. 

El gran descubrimiento acerca del asunto es que en Mercury el elemento que debemos dirigir no es algo s¨®lido, sino precisamente (?adivin¨¢is?) mercurio. Es fluido y amorfo, y reacciona f¨ªsicamente ante el grado de inclinaci¨®n con que se encuentre. La Gota inicial puede dividirse en m¨²ltiples gotitas, o volver a unirse en una ¨²nica masa. Si la Gota cae desde una gran altura se pulverizar¨¢, si se acerca demasiado a un borde gotear¨¢ lentamente hacia el abismo...

Una idea deliciosamente sencilla. Sin embargo, una idea simple no significa que la experiencia jugable deba ser igualmente simple: si bien el objetivo no pasa de ser el conocido (desplazar objetos desde el Punto Inicial hasta el Punto Final...), pronto tendr¨¢s que lidiar con estrech¨ªsimos desfiladeros, cambiar de color tu Gota para poder atravesar una puerta, o mezclar varias gotitas de diferentes colores para conseguir uno nuevo que desbloquee nuevas zonas, o conseguir dividir la masa inicial en varias de distintos tama?os para que unas puedan habilitar pasos que aprovechen las otras, escapar de bestias come-mercurio, escapar de las torres el¨¦ctricas, trabajar con controles inversos al traspasar puertas gravitacionales...

Siempre estar¨¢ claro cu¨¢l es el objetivo: alcanzar el Punto Final. Pero no siempre ser¨¢ evidente saber c¨®mo vas a lograr superar el siguiente obst¨¢culo. A menudo te encontrar¨¢s con circunstancias aparentemente insalvables que te obligar¨¢n a estrujarte las meninges. Todo mientras disfrutas de un sofisticado motor f¨ªsico (pues s¨ª, tambi¨¦n tiene de eso) que recrea con absoluta perfecci¨®n el comportamiento del mercurio, calculando el movimiento y situaci¨®n de cada part¨ªcula del metal l¨ªquido mientras se desliza e interacciona con el entorno, consiguiendo adem¨¢s, de esta manera, completar un control incre¨ªblemente intuitivo. Para comenzar a jugar no necesitar¨¢s leer ning¨²n manual, para pasarte el primer nivel no tendr¨¢s que ir a ninguna academia. Sentir¨¢s que diriges la situaci¨®n desde el primer segundo de juego. Sin embargo, llegar a dominar cada circunstancia, conseguir superar cada trampa, cada obst¨¢culo... para eso necesitar¨¢s dedicar tiempo y esfuerzo.

En cuanto al apartado t¨¦cnico, y a pesar de que no se utilizan al m¨¢ximo las capacidades de la consola, todo raya a un nivel notable. Menci¨®n especial merece el aspecto de la Gota de mercurio, que se sirve de un espectacular efecto de metal l¨ªquido con deformaciones y reflejos dif¨ªciles de ver en ning¨²n otro videojuego. Los entornos, aunque sencillos y no demasiado variados (6 temas gr¨¢ficos para los 72 niveles del juego), se generan de forma n¨ªtida y suave. 72 pistas de sonido (una diferente para cada nivel) ponen la guinda a un envoltorio que pinta realmente estupendo.

Distintos modos de juego adem¨¢s del principal (consistente en pasar del Punto Inicial al Punto Final en un nivel, y en el siguiente, y ...): Carrera, Competici¨®n, Porcentajes, Combo, Jefes, dos jugadores v¨ªa wi-fi, elementos descargables de la red (Maclean habla incluso de la posibilidad de editar niveles propios)... un juego sencillo con unas enormes posibilidades de diversi¨®n.

El equipo de Maclean, Awesome Studios, y, como veis, el propio Maclean, que no tiene abuela, han puesto en este t¨ªtulo no s¨®lo todo el cari?o y buen hacer que se presupone en un competente equipo brit¨¢nico, sino tambi¨¦n una buena dosis de esperanza y atrevimiento. ?Su objetivo? No es pasar del Punto Inicial al Punto Final de ning¨²n sitio, sino lograr que Mercury para PSP sea recordado como lo es hoy en d¨ªa el Tetris para Gameboy: el juego, el g¨¦nero y la m¨¢quina. 

Mercury ver¨¢ la luz al mismo tiempo que PSP en Am¨¦rica y Europa, as¨ª que esta vez les toca a los japoneses esperar. Adem¨¢s del juego, Awesome Studios ha desarrollado un perif¨¦rico similar al utilizado en el Kirby's Tilt'n'Tumble de Gameboy: un sensor de movimiento conectable al puerto USB, que detecta la posici¨®n de la m¨¢quina cuando iniciamos la partida e interpreta cada movimiento en pantalla. Un perif¨¦rico muy interesante y que a¨²n nadie sabe con certeza si ver¨¢ la luz. Todos lo deseamos. Si se cumplen las expectativas y todo lo prometido (y de hecho mostrado) hasta el momento se lleva a la pr¨¢ctica de la forma correcta, estamos ante uno de los primeros imprescindibles de PSP. El problema es que ya hay tantos...