Una (supuesa) aventura policiaca...

Jack Slate hace su aparici¨®n en Game Boy Advance con toda la intenci¨®n de repetir el ¨¦xito del que goz¨® en las consolas superiores. ?Ser¨¢ capaz de volver a acabar con el crimen, en esta ocasi¨®n en versi¨®n port¨¢til?

No hace mucho que se public¨® en Meristation el Primeras Impresiones de Dead to Rights para Game Boy Advance. Un t¨ªtulo que promet¨ªa mucho por su nombre, dado que se trata de una versi¨®n para la port¨¢til de Nintendo de un t¨ªtulo que disfrut¨® de una muy buena imagen en sus versiones mayores.

Sin embargo, en dichas Primeras Impresiones qued¨® patente la relativa desilusi¨®n que supuso el trabajo realizado con un t¨ªtulo a priori muy interesante. Quedaba tan s¨®lo la llama de la esperanza de que se dotase al juego de las mejores suficientes como para convertirlo en un producto de calidad. ?Ser¨ªan o¨ªdas nuestras s¨²plicas?

El argumento no destaca por su originalidad ni por su profundidad. A pesar de que las versiones mayores ofrec¨ªan ciertos giros argumentales y sorpresas inesperadas, las limitaciones de potencia de Game Boy Advance cierran bastante las puertas a la sorpresa.

La forma de presentar la historia se basa en un sistema de im¨¢genes est¨¢ticas con cuadros de di¨¢logo superpuestos a las mismas. Este sistema, si bien va acorde con la capacidad de la consola port¨¢til, no permite grandes representaciones a la hora de desarrollar la aventura. De este modo, al menos en este juego, se pierde gran parte del impacto de una interesante historia.

Lo primero a destacar es el apartado gr¨¢fico, que resulta tan simple que asusta. Es decir, la aventura se desarrolla a trav¨¦s de escenarios mayoritariamente vac¨ªos y de colores planos y muy simples. En las fases que se desarrollan al aire libre, las zonas de tierra son las principales, con alguna zona de asfalto, cuya principales diferencias se basan en el color.

Sin embargo, al desarrollarse la acci¨®n en lugares interiores, apenas se puede reconocer las variaciones entre estancias, salvo los cambios de la decoraci¨®n de los suelos. Una soluci¨®n bastante poco trabajada, impropia de los tiempos que corren, ya que la port¨¢til de Nintendo demostr¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n ser capaz de cosas mucho mejores.

Los sprites del personaje y los enemigos son tan simples que parecen pegatinas en la pantalla, sobre todo debido a la escasez de animaciones y lo poco trabajado de las mismas. A pesar del relativo buen tama?o de los sprites, su excesiva sencillez y mal trabajo, causan que el aspecto sea todav¨ªa peor.

En el aspecto sonoro, todo el buen trabajo realizado en las versiones de las consolas de sobremesa, que gozaban de una banda sonora espectacular, fue echado por tierra y no repiten. Se han realizado nuevas melod¨ªas, bastante sosas y nada llamativas, que pasan realmente desapercibidas, hasta el punto de que el jugador casi prefiere ignorarlas.

La principal pega es el sistema de disparo, b¨¢sico en este juego. Un sistema de punter¨ªa que es realmente horrible, ya que el personaje no dispara a los enemigos a menos que un cuadro verde est¨¦ situado sobre los mismos. En la mayor¨ªa de los casos, con un poco de costumbre, el usuario puede llegar a hacerse con el control.

Sin embargo, existen situaciones en las que no se puede apuntar a enemigos que se ven en pantalla claramente, pero que el personaje no llega a apuntar nunca salvo que se encuentre en un punto concreto. Lo peor de estos casos es que dichos enemigos s¨ª que ven al personaje, y le atacan sin que este pueda hacer nada, y a veces, sin saber siquiera de d¨®nde vienen los disparos.

Son muchos los puntos a mejorar en el juego, demasiados incluso. A pesar de los numerosos defectos, el juego tiene una historia lo suficientemente interesante como para no llegar a aburrir si se le perdonan, y si uno se acostumbra al extra?o y complicado sistema de control.

Sin embargo, poder perdonarlos supone bastante esfuerzo, ya que son numerosos y constantes. Adem¨¢s, en Game Boy Advance se pueden disfrutar t¨ªtulos muchos mejores, como Max Payne, t¨ªtulo del que este Dead to Rights es imitador en todos sus aspectos.