Imperivm III: Las grandes batallas de Roma
- PlataformaPC7.5
- G¨¦neroEstrategia
- DesarrolladorHaemimont Games
- Lanzamiento21/12/2004
- TextoEspa?ol
- VocesEspa?ol
O eres romano, o est¨¢s contra Roma?
?Qu¨¦ habr¨ªa pasado su Julio C¨¦sar hubiera sucumbido ante la Galia? ?Y si An¨ªbal hubiera entrado m¨¢s all¨¢ de las puertas de Roma? Imperivm III te da la posibilidad de vivir la Historia, y sobre todo, de reescribirla.
La civilizaci¨®n romana es uno de los acontecimientos hist¨®ricos que siempre ha despertado mayor inter¨¦s divulgativo. Lo atractivo de su cultura siempre ha servido de inspiraci¨®n para relatos, libros, pel¨ªculas e incluso videojuegos. Pero FX Interactive, de la mano de Haemimont por tercera vez, quiere llegar a¨²n m¨¢s lejos y encarnar en primera persona a nombres propios de la Roma antigua como Julio C¨¦sar, Octavio Augusto o Marco Aurelio.
El propio subt¨ªtulo de 'Imperivm III: Las Grandes Batallas de Roma' evidencia el contenido del juego. Pero como no todo en el macro-ej¨¦rcito romano fueron victorias, las derrotas tambi¨¦n forman parte de la Historia, y as¨ª lo veremos reflejado en el juego. M¨¢s de tres siglos de historia reunidos en ¨¦picas batallas que en su momento determinaron el poder de Roma, para bien o para mal, a su favor o en su contra.
Imperivm III: Las grandes batallas de Roma (PC) |
As¨ª, el juego queda dividido en 'Las grandes batallas de Roma' y 'Los grandes desaf¨ªos (derrotas) de Roma', lo que permite controlar hasta 6 civilizaciones enemigas del ej¨¦rcito romano. Este planteamiento beneficia al jugador en tanto a la localizaci¨®n de la batalla, desde Egipto hasta Hispania, pero con este planteamiento desaparece una trama continua, un desarrollo, limit¨¢ndose a pegar saltos en el tiempo, desde el desembarco en ?frica de Escisi¨®n en el 204 a.C. hasta la resistencia britana con Boadicea al mando en el 60 d.C.
Gr¨¢ficos y sonido
Imperivm III bebe directamente de las dos anteriores entregas y mantiene el apartado visual con puntuales mejoras. La apuesta por la vista cenital sin poder girar la c¨¢mara beneficia el modelado de edificios y monumentos en 2D, permitiendo a ordenadores relativamente antiguos disfrutar el juego en todo su esplendor.
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En l¨ªneas generales se muestra una clara mejora en definici¨®n y variedad respecto a su predecesor, pero la falta de un salto gr¨¢fico importante no define un nuevo juego, sino una especie de 'ampliaci¨®n', y lo pongo entre comillas porque si hubieran tomado la misma medida de regalar Imperivm II a los poseedores del primero, realmente podr¨ªa haberse tomado como una expansi¨®n de la anterior entrega.
Quiz¨¢ compar¨¢ndolo con recientes 'Rome: Total War', Imperivm salga evidentemente perdiendo, pero no hay que ser muy listos para darse cuenta que esa no era la acometida de FX. No pretender ser un rival en el apartado gr¨¢fico ni exponer nuevas y sustanciales mejoras en sistemas de gesti¨®n de recursos o batallas, sino hacer m¨¢s hincapi¨¦ en el lado hist¨®rico del juego.
Y por supuesto, lo primero que han tenido en cuenta es la capacidad gr¨¢fica de los PC menos actuales y la capacidad del bolsillo de muchos, aumentando exponencialmente el n¨²mero de compradores. Esa ha sido una de las m¨¢ximas de FX durante estos a?os, no centrarse en la espectacularidad gr¨¢fica, sino en la diversi¨®n que puedan otorgar nuevos t¨ªtulos. Los requisitos necesarios (Pentium III 600, 128 RAM y tarjeta gr¨¢fica de 2Mb) y su precio reducido son grandes alicientes a la hora de comprar un juego y por supuesto a la hora de puntuarlo.
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Pero hay que ser justos y tener en cuenta a los poseedores de potentes m¨¢quinas que disfruten en todo su esplendor de actuales y futuros juegos de estrategia m¨¢s 'poderosos' que Imperivm III. El juego fluye muy bien en todo momento, y la barra espaciadora nos permite saltar r¨¢pidamente a una vista completa del mapa (Mapa Estrat¨¦gico) con las unidades representadas por peque?os puntitos de colores, y ver como si fu¨¦ramos dioses lo que sucede en cada rinc¨®n del mapeado (am¨¦n de establecer rutas de suministros, que hablaremos m¨¢s adelante), y saltar de un punto concreto a otro con una rapidez extrema sin perder de vista absolutamente nada.
Los mapas est¨¢n bien elaborados dentro de sus limitaciones, y al ser batallas reales, est¨¢n bien diferenciados. La geograf¨ªa africana en el desembarco de Escisi¨®n es fundamental en la misi¨®n de proteger las costas de la llegada de nuevas unidades y los desiertos est¨¢n muy presentes. O como, por ejemplo, en la batalla de An¨ªbal, tendremos que cruzar los g¨¦lidos Alpes para llegar hasta Roma.
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Sin embargo, el juego flaquea cuando nos metemos en batallas de 300 unidades por bando, y peque?as ralentizaciones son inevitables, adem¨¢s de todo el barullo que nos dificulta localizar nuestras unidades. Los h¨¦roes desaparecen entre todo el tumulto, aunque podamos acceder a ellos con los b¨¢sicos short-cuts, y al no poder rotar la c¨¢mara vemos bastante limitada la visi¨®n. Debemos estar atentos a la salud del h¨¦roe, pues ser¨¢ el ¨²nico objetivo de nuestro enemigo. La majestuosidad de las batallas est¨¢ garantizada.
La labor de investigaci¨®n tambi¨¦n es digna de menci¨®n, pues el intento de recrear lo m¨¢ximo posible las construcciones y ropas de las distintas civilizaciones es fundamental para el planteamiento del juego. As¨ª vemos como los Britanos tienen una arquitectura megal¨ªtica, mientras que las construcciones egipcias recrean monumentos reales como el Templo de Anubis. Una ardua tarea que no debemos olvidarnos de alagar.
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Jugabilidad
Manteniendo la m¨¢xima de no obligar al usuario a tener una m¨¢quina muy potente ni a gastarse demasiado dinero, tambi¨¦n mantiene este esp¨ªritu en el planteamiento del juego, perfil¨¢ndose un t¨ªtulo muy sencillo de controlar apto para todos los p¨²blicos.
Un b¨¢sico tutorial que los m¨¢s experimentados en la ETR obviar¨¢n nos introduce en la mec¨¢nica de Imperivm III, resaltando sobre todo el dominio del 'Mapa estrat¨¦gico', las habilidades de los h¨¦roes, y las rutas de abastecimiento.
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El mapa estrat¨¦gico como ya coment¨¢bamos antes permite visualizar toda la extensi¨®n del terreno, pero no en una esquina de la pantalla, sino al completo, en el que vemos edificios, tropas, d¨®nde est¨¢n entrando nuestras tropas en combate, o cu¨¢ndo se han quedado sin recursos.
Aqu¨ª es donde entra una de las claves del juego, el sistema de recursos. No es ninguna novedad, pues son varios los juegos que lo utilizan, pero en el caso de Imperivm III encaja a la perfecci¨®n. Tomamos el papel de un l¨ªder que viaja a territorio enemigo para expandir las fronteras de su civilizaci¨®n, yendo m¨¢s all¨¢ de nuestras tierras acompa?ados de nuestro ej¨¦rcito.
Este dato importante hace que no podamos hacer nuevas construcciones, pues si somos Marco Aurelio echando a las tropas germanas m¨¢s all¨¢ del Danubio, disponemos de nuestras tropas y punto. Para poder subsistir en terreno enemigo, tenemos que ir conquistando su suelo, sus instalaciones, sus recursos. En algunas misiones recibiremos nuevas tropas directamente de Roma o encontrando aliados que nos aporten sus ej¨¦rcitos, pero para poder subsistir, tenemos que hacernos con lo que no es nuestro.
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As¨ª, una de las primeras cosas que deberemos hacer en cada misi¨®n es conquistar peque?as aldeas que nos suministren recursos b¨¢sicos de oro y alimentos. Cuando tomemos la primera ciudad enemiga, podremos establecer rutas de suministros con estas aldeas, mediante carros que pueden ser asaltados por los enemigos.
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Una vez due?os de nuestra ciudad, all¨ª podremos reclutar nuevas unidades, pero no del ej¨¦rcito romano, pues no disponemos de lo necesario para esto, sino que ser¨¢n tropas de la civilizaci¨®n que estemos intentando conquistar, ahogando al enemigo quit¨¢ndole sus propios territorios y devolvi¨¦ndole la jugada con sus propias unidades. Si somos Escipi¨®n Emiliano y queremos asediar Numancia, primero tendremos que hacernos con dinero y v¨ªveres, crear un centro estrat¨¦gico cerca de la ciudad, y 'convencer' a los aliados de Numancia, fuera de sus fronteras, que se al¨ªen con nosotros.
'Convencer', o mejor dicho, convertir a los aliados. Al estilo de los monjes del Age of Empires, tendremos que ponernos a rezar a los edificios para hacerlos nuestros, aunque podremos hacerlo con cualquier unidad, no necesariamente con sacerdotes. Tambi¨¦n los carros de oro y alimentos son susceptibles de conversi¨®n.
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Siguiendo con el ejemplo de Numancia, al ir haciendo nuestras las aldeas que nos otorgan suministros, estos mismos v¨ªveres no llegar¨¢n a la ciudad de Numancia, mermando su capacidad de crear nuevas unidades o mejoras. Pero muchas veces sin que nos demos cuenta, enviar¨¢n a un par de unidades sigilosamente hasta un poblado de nuestra propiedad que no est¨¢ protegido por nuestro ej¨¦rcito, y para cuando nos queramos dar cuenta, se habr¨¢n vuelto otra vez aliados de ellos, les dar¨¢n todo lo que hasta ahora eran nuestras posesiones, podr¨¢n crear m¨¢s tropas o se volver¨¢ a nivelar la balanza. ?Y parec¨ªa f¨¢cil!
Puede que a algunos no les guste no poder crear sus propios edificios, o no disponer de minas que explotar o ¨¢rboles que cortar, pero os garantizo que no lo echar¨¦is en falta. Las batallas se vuelve muy estrat¨¦gicas, pues si vamos directamente a por nuestro objetivo, sin alimentos que abastezcan a nuestras unidades, con los aliados a nuestra contra, la derrota es evidente.
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Los h¨¦roes ser¨¢n muy similares a los de WarCraft III. Habr¨¢ objetos que mejoren las habilidades de nuestro protagonista, tendr¨¢n conjuros especiales que se podr¨¢n mejorar (como curar unidades, darles m¨¢s potencia temporalmente o reducir el consumo de alimentos), y deber¨¢n permanecer vivos durante toda la batalla. Si Julio C¨¦sar muere, habremos sucumbido ante el poder de los b¨¢rbaros.
Imperivm III cuenta con dos modos fundamentales. El primero de ellos, el modo Historia, cada una de estas seis civilizaciones se enfrenta a Roma, con una victoria y una derrota (12 batallas en total), mientras que en el modo Conquista podremos elegir cualquiera y conquistar todo el Mare Nostrum como si de un Risk se tratara.
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La desaparici¨®n de una historia continuada desde el principio hasta el final (podremos jugar las batallas en el orden que queramos) personalmente, se me hace raro. No iremos obteniendo mejoras, pasando de una era a otra que nos permita mejorar nuestros edificios, ni abrir nuevas campa?as para cada civilizaci¨®n. Doce batallas, ni m¨¢s ni menos. Batallas que pueden durar horas, y que se pueden volver a jugar por lo hist¨®rico del contenido y la espectacularidad de sentirte Cleopatra o Marco Aurelio.
El modo Conquista no merece mucha explicaci¨®n. Eligiendo una de las 7 civilizaciones disponibles, partiremos desde el lugar que nos corresponda en el mapa que rodea el Mar Mediterr¨¢neo (si elegimos los Hispanos, no saldremos de Egipto, es evidente), y tendremos que hacernos con TODO el control de todas las tierras, cambiando el curso de la Historia. ?Qu¨¦ hubiera pasado si An¨ªbal no se hubiera quedado a las puertas de Roma?
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Multijugador
Hasta ocho jugadores podr¨¢n enfrentarse a la vez, aunque como suele suceder en estos casos, las batallas prometen ser largas y veremos como problemas de conexi¨®n nos tiran a la basura todo nuestro empe?o. Podremos configurar muchos aspectos propios y de la CPU y FX ir¨¢ ampliando contenidos desde su p¨¢gina web. Se echa en falta un portal a lo GameSpy que facilite el acceso al juego online.
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Compar¨¢ndolo con?
El propio Imperivm II, un paso m¨¢s en la evoluci¨®n de una de las sagas de estrategia m¨¢s vendida en nuestro pa¨ªs. Muchas mejoras a nivel de jugabilidad, pero no tanto en gr¨¢ficos. Juegos actuales como Rome: Total War o futuros Settlers V o Act of War son m¨¢s vistosos, pero siempre contando con un PC m¨¢s potente.
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Lo malo
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.