Tiger sigue imbatible

Muchas cosas est¨¢n cambiando en el mundo del golf. Despu¨¦s de muchos a?os de hegemon¨ªa clara y contundente, Tiger Woods ha perdido su condici¨®n de n¨²mero 1 en el ranking de la PGA; mientras tanto, Europa afianza su liderazgo en la Ryder y en Espa?a crece y crece el n¨²mero de licencias de este deporte. Hay algo que no var¨ªa: esta versi¨®n de Tiger Woods PGA Tour 2005 sigue siendo la mejor referencia de simuladores de golf hasta la fecha.

Tiger Woods es ya, antes de llegar a la treintena, una de las grandes leyendas del deporte del golf. Creo que pr¨¢cticamente nadie dudar¨ªa este punto; tal vez, el encontrar un l¨ªder tan joven en un deporte considerado equ¨ªvocamente por muchos 'de jubilados' ha ayudado a promocionarlo, y si le sumamos el inter¨¦s creciente de muchas promotoras para construir campos de golf por doquier no es de extra?ar que las cifras de licencias de golf se multipliquen todos los a?os.

Una edici¨®n m¨¢s de Tiger Woods soy el encargado de analizar tanto las versiones de PC como de PlayStation 2. En este caso, Electronic Arts nos hizo llegar una alpha para que sac¨¢ramos las impresiones y ahora, en nuestro poder obra una beta para review que contiene casi casi el producto final al 100% que ya pod¨¦is encontrar en las cajas del juego.

Para los que ya han disfrutado otras versiones de Tiger Woods PGA Tour la pregunta es evidente: ?compensa gastarnos el dinero en la nueva versi¨®n si ya tenemos otra anterior? Intentar¨¦ que, a partir de lo que le¨¢is en mi an¨¢lisis pod¨¢is sacar vosotros mismos las soluciones pero sobra decir que, desde luego, el juego sigue gozando de los mismos valores que le llevaron hasta arriba y eso, pues quieras o no, se acaba notando.

Para los que se incorporen al mundo del golf en forma de videojuego, para aquellos que busquen una apuesta segura para pasar un buen rato en un simulador, para todos los que han cogido hace poco los palos y han destrozado alg¨²n hoyo de un pitch and putt? y para muchos que nunca han jugado al golf pero lo han visto por la tele y/o tienen curiosidad por aprender, Tiger Woods 2005 es una apuesta segura, una oferta de entretenimiento que desde luego vale lo que cuesta.

Por ¨²ltimo, si dispon¨¦is tanto de PC como de consola y no sab¨¦is en qu¨¦ formato adquirir el producto, valga una aclaraci¨®n: la versi¨®n de PC pretende estar orientada m¨¢s hacia la vertiente de simulaci¨®n del deporte. Tanto los gr¨¢ficos como las animaciones, recorridos, swing, etc. intentan recrear el deporte al m¨¢s m¨ªnimo detalle. La versi¨®n de PS2, por ejemplo, representa una versi¨®n m¨¢s arcade: m¨¢s r¨¢pida, m¨¢s tolerante pero igual de divertida. En fin, empecemos.

Para empezar hablando de algo, empecemos por las animaciones. La captura de movimientos sobra decir que es excelente, con la salvedad de que adem¨¢s se han a?adido numerosos elementos nuevos de movimiento para dotarlo de una mayor variedad. El swing siempre es el swing, de acuerdo, pero vale la pena observar como cada jugador lo ejecuta de forma particular: m¨¢s r¨¢pido o m¨¢s lento, m¨¢s abierto o cerrado, subiendo lento y acelerando al final? en fin, esos peque?os detalles.

Las celebraciones de un golpe, ya sean positivas o negativas, tambi¨¦n se han visto modificadas y aumentadas en n¨²mero, cosa que habla del trabajo 'secundario' de los grafistas de EA. Se ha corregido tambi¨¦n en buena medida las transiciones entre animaciones, en ocasiones algo bruscas que ahora parecen ser m¨¢s suaves y realistas (a excepci¨®n de la explosi¨®n de break-dance que ocasionalmente hace mi jugador al embocar un birdie).

Aunque el n¨²mero de pol¨ªgonos y la definici¨®n de las texturas no se ha incrementado ostensiblemente, lo cierto es que Tiger Woods 2005 sigue luciendo bastante bien. Los jugadores siguen pareciendo en ocasiones estar pegados como un cromo al escenario (y en realidad lo est¨¢n, pero deber¨ªa parecerlo) pero una vez metidos en el meollo apenas reparamos en estos detalles. La representaci¨®n de los jugadores m¨¢s conocidos, sin embargo, es estupenda. Es agradable ver como Seve Ballesteros, con su m¨ªtico pullover, est¨¢ clavado.

Los campos siguen siendo igual de bien detallados, incluidos los ocho nuevos recorridos de esta versi¨®n que incluyen al Sherwood Country Club o al Fancourt Golf Club State, a?adidos a los 'viejos' St. Andrews, Pebble Beach, el TPC de Sawgrass y otros inventados por los dise?adores para hacer un total de 14 disponibles, cada uno de ellos recreados con sus mismos lagos, giros, trampas e incluso meteorolog¨ªa, un factor decisivo en este deporte que muy pocos tienen en cuenta.

Los factores meteorol¨®gicos o situacionales tambi¨¦n se representan perfectamente; si jugamos al lado del mar oiremos el cl¨¢sico ruido de las gaviotas o el romper de las olas sobre el acantilado. Los p¨¢jaros adornan los recorridos sobrevolando los hoyos y la lluvia, las nubes, los atardeceres y los distintos paisajes nos sit¨²an con bastante convicci¨®n en el lugar de juego. A menudo no hay sorpresas: en Inglaterra llueve y en el desierto hace sol.

Y no hablo de algunos tipos de cara o cabeza predefinidas, cuatro o cinco tipos de pelo o m¨¢s o menos peso. Hablo de la posibilidad de modificar el tama?o de las mand¨ªbulas aumentando o disminuyendo los ejes que las componen. Hablo de poner no ya tatuajes sino quemaduras producidas por el sol o el acn¨¦, pecas, forma y poblaci¨®n de las cejas, tono muscular, tama?o de las medidas corporales (bueno, hay alguna que NO puede modificarse)?

Todo puede ser editado mediante unos deslizadores accesibles con el mouse que var¨ªan en tiempo real la apariencia de nuestro modelo particular. As¨ª, con un poco de paciencia, no es dif¨ªcil que configuremos para jugar a King Africa contra Arancha Bonete, que nos quitemos el inc¨®modo michel¨ªn del vientre para lucir mejor en las fotos o ridiculizar a nuestros colegas con algunos tatuajes de amor de madre en el brazo derecho.

Si a eso le unimos el aumento del n¨²mero de licencias que se han adquirido, las posibilidades son infinitas. Una aut¨¦ntica org¨ªa de pantalones, calzado, accesorios, relojes, camisas, polos? todo esponsorizado por las marcas originales como Adidas, Nike, Ping, Callaway, Tag-Heuer, etc? un aut¨¦ntico para¨ªso para el m¨¢s moderno de los metrosexuales que encontrar¨¢ material para llenar la mayor parte de sus armarios.

Para el apartado sonoro, Electronic Arts ha decidido seguir contando con la aportaci¨®n de Gary McCord y David Feherty como pareja de comentaristas, que nos acompa?ar¨¢n hoyo tras hoyo con Gary en la cabina y David a pi¨¦ de green. La verdad es que como viene siendo habitual es un placer escuchar la sabidur¨ªa y buen entendimiento de estos dos profesionales? aunque para hacerlo deber¨¢ hablarse ingl¨¦s, ya que de nuevo ¨¦ste es el idioma en el que vienen todos los comentarios.

Por lo visto, la compa?¨ªa canadiense todav¨ªa no considera una prioridad la localizaci¨®n del juego al castellano, o por lo menos no lo hizo en las versiones que llegaron a nuestro poder. El resto del juego, adem¨¢s, tambi¨¦n est¨¢ en el maravilloso idioma de Shakespeare y, aunque la mayor parte del argot utilizado en el golf es universal para todos los idiomas, ser¨ªa de agradecer la inclusi¨®n del castellano en la versi¨®n de PC.

Por todo lo dem¨¢s, bajo los est¨¢ndares usuales. La m¨²sica est¨¢ ausente en la mayor parte del juego, ayud¨¢ndonos a la concentraci¨®n en los momentos importantes y s¨®lo presente en los men¨²s del juego. Los efectos de sonido son bastante completos, desde el sobrevolar de los p¨¢jaros y el romper de las olas de los que habl¨¢bamos antes hasta el sonido del metal contra la bola, la ca¨ªda en un bunker o las reacciones del p¨²blico a las evoluciones de nuestro juego (que no siempre son positivas, obviamente).

El juego del golf es bastante simple en cuanto a concepto, ?verdad? En realidad la mayor¨ªa de los deportes lo son. Aqu¨ª se trata de meter una peque?a bola en un agujero tambi¨¦n de dimensiones reducidas que est¨¢ situado? pongamos que a unos 350 metros, ayudados de un palo de acero, grafito o titanio. Y tenemos que hacerlo en cuatro golpes. Visto as¨ª ya no parece tan sencillo. El n¨²mero por defecto de golpes que deber¨ªamos hacer hasta meter la bola de principio a fin en un hoyo se llama 'par'.

Muchos jugadores de golf aficionados que juegan en campo grande (en lo que no es un pitch and putt) pueden terminar su carrera deportiva sin haber hecho ni un solo birdie (1 bajo el par). Afortunadamente, cuando creamos un personaje en Tiger Woods PGA Tour 2005 nos hemos saltado toda esta fase de evoluci¨®n y ya somos una promesa o un jugador-prodigio. La cosa acaba de empezar: debemos empezar jugando torneos amateur hasta empezar a jugar con los profesionales.

Para ello ser¨¢ imprescindible, aparte de bastante dinero, practicar mucho. Practicar mucho servir¨¢ para ir mejorando nuestra percepci¨®n de los greens o conocer los campos, y as¨ª podremos ganar torneos y partidos amateurs con mayor facilidad, lo que nos reportar¨¢ dinero y fama. El dinero lo invertiremos en clases para aprender nuevos golpes y mejorar nuestras habilidades y la fama nos reportar¨¢ sponsors que a su vez nos dar¨¢n? dinero, s¨ª. Si es que al final el c¨ªrculo es verdaderamente peque?o.

La forma de mejorar nuestras habilidades es 'comprando' valores como fuerza para mejorar la potencia de nuestros golpes, juego largo, juego corto, habilidad en el putt o maestr¨ªa en los golpes (traducci¨®n libre de shot mastery). Esta ¨²ltima habilidad es clave, ya que s¨®lo mediante el aumento de este valor podremos acceder a clases m¨¢s avanzadas que nos proporcionar¨¢n mayores conocimientos a la hora de enfrentarnos a un recorrido.

El conocimiento de la jerga del golf y su argot, as¨ª como la ayuda del caddy ser¨¢n primordiales para nuestro avance en el juego (y algunos apuntes de Feherty cuando comenta la jugada tambi¨¦n vienen muy bien, la verdad). Saber lo que es un hierro o una madera, un pitch, un bump n' run, un lob, un punch, un fade o draw? puede venir muy bien para adaptarnos r¨¢pidamente al juego, aunque no es dif¨ªcil aprenderlo todo en muy pocas partidas.

Pero no menos importante es nuestra habilidad al mando del rat¨®n. El rat¨®n se utiliza casi exclusivamente para simular la trayectoria del palo, su ida hacia atr¨¢s (o backswing) y su posterior vaiv¨¦n hacia delante (o foreswing). Para ello lo m¨¢s normal es utilizar el sistema patentado 'True-Swing', que este a?o se ha vuelto m¨¢s delicado y sofisticado que nunca. Est¨¢ claro que este a?o pegar un buen drive es m¨¢s dif¨ªcil que en ocasiones anteriores.

Para ello podremos configurarlo tanto horizontalmente como verticalmente y deberemos tener en cuenta no ya s¨®lo el recorrido homog¨¦neo de izquierda a derecha o de arriba abajo, sino tambi¨¦n la distancia recorrida o su velocidad. Distintos tipos de palo o de bola pueden adaptarse mejor a nuestro estilo de swing pero para obtener unos buenos resultados de manera regular ser¨¢ necesario un buen pulso. Ah, un buen rat¨®n ¨®ptico (sin bola) ayuda bastante, la verdad.

A medida que progresemos en el juego conseguiremos numerosas ventajas; por un lado iremos consiguiendo trofeos y bolas que guardaremos en nuestra caja de trofeos personal. Por otro lado iremos escalando posiciones que nos acercar¨¢n cada vez m¨¢s arriba en la clasificaci¨®n con el consiguiente aumento de la autoestima que ello comporta. Y por otro lado, iremos desbloqueando opciones en determinados modos de juego para su disfrute posterior.

Al margen de los distintos tipos de juego habituales del golf (strike, alternative, foursome, best ball, etc.) lo nuevo de este a?o incluye el 'Legends Tour'. A medida que ganemos partidos y torneos conseguiremos 'legend points', una especie de puntos de prestigio muy importantes en nuestra carrera por algo que explicar¨¦ despu¨¦s. Aumentarlos es cuesti¨®n de desafiar a las antiguas leyendas del golf bajo unas situaciones determinadas y ganarlas.

De esta forma es posible jugar contra Arnold Palmer, Ben Hogan, Gary Player o incluso Severiano Ballesteros (por cierto, rival imbatible por mi parte). ?Y por qu¨¦ son importantes los puntos de prestigio? Muy sencillo: el juego nos deja configurar un campo a nuestro antojo, 18 hoyos de ensue?o (el Dream 18) y ponerlo en el circuito profesional. Cuanto m¨¢s prestigio, mejores jugadores querr¨¢n jugarlo y? qui¨¦n sabe? igual conseguimos ponerlo en el PGA Tour.

En realidad, esta caracter¨ªstica es habitual en la mayor¨ªa de los deportes donde un jugador o participante sobresale durante muchos a?os seguidos. En el tenis, viendo el apabullante dominio de los jugadores de servicio-volea en el circuito, se estudiaron posibilidades como a?adirle peso a la bola para que fuera m¨¢s lenta, reducir el ¨¢rea de servicio o incluso suprimir el segundo saque. En la Formula 1 a?o tras a?o se a?aden modificaciones b¨¢sicamente para intentar evitar que Schumacher gane. Pues con el golf sucede lo mismo.

Cuando lleguemos a un nivel de dominio tal, o solamente por pura diversi¨®n, es posible jugar online con compa?eros de todo el mundo. A la hora de hacer este an¨¢lisis, previa su salida a la venta en el mercado, no encontr¨¦ las veces que me conect¨¦ a nadie con qui¨¦n jugar (con las ganas que ten¨ªa yo de destrozar a otros compa?eros de prensa) pero imagino que seguir¨¢ las mismas pautas que el a?o pasado.

Os recuerdo que Tiger Woods PGA Tour es uno de los pocos juegos que incorporan competiciones oficiales online con premios en met¨¢lico (que a menudo superan los 9000 €), o sea que recordad que si compr¨¢is el juego gracias a mi an¨¢lisis y os llev¨¢is el premio gordo, es menester reservar una peque?a comisi¨®n a un servidor y, a cambio, ofrezco mis servicios de caddy online. Que vamos, no creo que vaya a suceder, pero por si acaso?

No he tenido acceso al manual de las versiones y la presentaci¨®n en ingl¨¦s es obvio que le resta d¨¦cimas a su valoraci¨®n final pero no quita que lo que tenemos entre manos, sin llegar a ser una obra maestra, es un producto altamente recomendado. Las normas internas de la revista me obligan a decir las horas de juego que tiene: es un placer. A la anterior versi¨®n le dediqu¨¦ un m¨ªnimo de 200 horas. Y ahora tengo por delante 200 m¨¢s. Nos veremos en la edici¨®n de 2006. Un saludo y buenos birdies.