Mario Pinball (GameBoy)

M¨¢s que un fontanero, parece una navaja suiza. Mario ya ha hecho de todo en su vida, desde saltar a jugar al golf. Ahora le toca convertirse en bola para salvar a Peach de las garras del malvado Bowser... ?Lo conseguir¨¢?

Nintendo es una compa?¨ªa familiar. As¨ª se describe as¨ª misma. Comenzaron lanzando naipes y m¨¢s tarde se incorporaron en el mundo de los videojuegos. Su pol¨ªtica nunca ha variado: divertir a toda la familia con juegos divertidos y alegres. Mario ha sido el l¨ªder de esa pol¨ªtica, y prueba de ello es la cantidad tan ingente de formas en las que ha aparecido para las diversas consolas de la 'Gran N'.

Decir que Mario supone un fil¨®n, o que a Nintendo lo gusta demasiado exprimir todas sus sagas hasta l¨ªmites insospechados (como bien demuestran los Pokemon), no tiene demasiado sentido a estas alturas. Sin embargo, y despu¨¦s de tantas cr¨ªticas por adaptar siempre juegos ya aparecidos en otras consolas a GBA, hoy apuestan por un nuevo sistema de entretenimiento: el pinball.

S¨ª, es cierto, esto no es nada nuevo. Pero cuando nuestro fontanero favorito se convierte en una bola de goma y nuestra cancha de juego no es una mesa, sino unos mundos sacados de Mario 64, y nuestro objetivo es el de conseguir estrellas para liberar a Peach... ?No os hace cambiar de idea?

Un Mario que rebota

Una introducci¨®n gr¨¢ficamente impecable, como el resto del juego, es la que nos introduce en la "historia" en la que se desarrolla este juego. En una feria, Peach es convertida en bola, y es enviada al castillo del archienemigo de Mario. Como era de esperar, ¨¦l se embarca en la t¨ªpica aventura de siempre: la de recuperar a su princesa.

El sistema del juego es muy, pero que muy simple. Al comenzar tendremos que elegir un mapa al que llegar, por medio de un ca?onazo, y una vez ah¨ª intentar conseguir las estrellas que tengamos posibilidad de obtener. Por regla general, al entrar al circuito veremos una muestra que nos indica si hay, o no, estrellas.

?Para qu¨¦ las estrellas? Pues bien, al igual que suced¨ªa en S¨²per Mario 64, aqu¨ª tendremos que usarlas para abrir puertas que nos conducen hasta el malo final de cada fase. La forma de conseguirlas var¨ªa en funci¨®n de cada mapa, por lo que en ocasiones tendremos que eliminar a todos los enemigos de un mapa, apretar un interruptor, poner un bloque en cierto lugar...

Acertar: casi imposible

Sin embargo, conseguir entrar en cada puerta requiere un uso excepcional de nuestra punter¨ªa, o en su defecto, practicar largas horas con el juego para conseguir introducir nuestra bola por ellas.

Esto sucede por varias razones. En la mayor¨ªa de las ocasiones nos encontraremos con dos o m¨¢s puertas. Para entrar por una de estas no solo es necesario acertar con nuestra bola una vez, sino que primero tendremos que abrirla, y despu¨¦s introducirnos por ella. Esto parece sencillo, pero cuando hay m¨¢s de siete enemigos y varios objetos dentro de cada escenario, llegar si quiera a rozar la puerta parece una misi¨®n casi imposible.

Adem¨¢s, en la mayor¨ªa de los escenarios nos encontraremos con m¨¢s de una puerta. Si nuestra bola impacta contra las dos, ambas se cerrar¨¢n. El juego no nos permite tener ambas puertas abiertas, por lo que si queremos introducirnos por una, y por error chocamos contra la otra, tendremos que pasarnos otro tanto de tiempo intentado abrirla, y m¨¢s tarde, meternos por ella.

Hay muchos m¨¢s ejemplos. En una de las fases nevadas tendremos que eliminar a cuatro ping¨¹inos para llevarnos la estrella. Sin embargo, tambi¨¦n encontramos un bloque que hemos de llevar hasta una peque?a grieta que a su vez nos llevar¨¢ hasta un mundo secreto. Una vez se abra la grieta, eliminar a los cuatro peque?os animalitos ser¨¢ una tarea casi imposible: cada vez que entremos por la fase, caeremos dentro del dichoso hueco que se ha abierto en la grieta. Esto conlleva a tener que volver a empezar desde el principio del nivel, abriendo puertas, para luego llevar y tener que intentar conseguir la estrella.

Dicho esto s¨®lo podr¨¦is imaginar que el juego sea una aut¨¦ntica locura. Complejo y poco divertido. Aqu¨ª nos encontramos ante uno de los mayores contrastes de este t¨ªtulo. La complejidad del juego se encuentra en el inmanejable Mario que tenemos por protagonista. Acertar en una agujero salteando cientos de enemigos es algo casi imposible, y que tendremos que repetir cientos de veces en los diversos circuitos que iremos encontrando.

S¨²per Mario 64 en miniatura

Aunque gracias a otros apartados, especialmente al gr¨¢fico, el juego recupera algo de fuerza. Una versi¨®n "mini" de Mario 64, no hay otra forma de describirlos. Coloristas y alegres, todos con detalles m¨¢s que llamativos. Desde fuentes que surgen del hielo, pasando por mundos nevados o des¨¦rticos. Todos sacados de este genial t¨ªtulo de Nintendo 64 que os acabamos de citar.

La introducci¨®n ya nos aventuraba que nos ¨ªbamos a encontrar ante algo similar, por lo que en ning¨²n momento nos llegan a defraudar los gr¨¢ficos. Los enemigos tambi¨¦n ser¨¢n de lo m¨¢s variopintos; los ya citados ping¨¹inos, cactus, tortugas, peces globo... todos los que ya hemos visto en otras aventuras de Mario.

Eso s¨ª, por ahora hemos echado en falta un tanto m¨¢s de detalle en los escenarios. Os profundizaremos este apartado en su debido momento, y en su respectivo an¨¢lisis. Adem¨¢s de su principal virtud, la de estar por completo en 3D. Gracias a esto, nuestra peque?a bola se podr¨¢ elevar en el agua (es decir, flotar), saltar, o mostrar distintos comportamientos en funci¨®n del terreno en el que estemos jugando.

Bota, bota mi pelota...

No os podemos dar una conclusi¨®n de Mario Ball a estas alturas. Mucho menos cuando el juego est¨¢ a tira de piedra de su salida al mercado americano, que tampoco nos dice mucho, pues los textos de este Mario Ball no son para nada extensos y a penas encontramos dos modos de juego.

Mientras, os podr¨¦is conformar con el nuevo juego de golf de Mario que llegar¨¢ para esta misma consola en menos de dos semanas. Como siempre, desde Meristation os ofreceremos un completo an¨¢lisis.