Rojo, fundido en rojo intenso. Rojo que ilumina con su destello. Rojo que maldice con su reflejo. Consecuci¨®n de un tate. Hibana. Akujiki. Golpe certero y seco. Irradia fuerza. Envilece el alma humana. Tres conceptos. Tres fundamentos. Un juego. Nightshade. Frenes¨ª y estilo a velocidad de aut¨¦ntico v¨¦rtigo.
Con estos credenciales y tras el destacable ¨¦xito comercial de Shinobi, Sega Wow presenta su nuevo juego de esta m¨ªtica saga de Ninjas, y de nuevo en PlayStation 2. Descontentos y con ganas de zanjar algunos fallos que plagaron las aventuras de Hotsuma, insuflan vida a una nueva hero¨ªna dispuesta a hacer olvidar los logros de su hermano mayor.
Una historia que contar?sin medios Las haza?as de nuestra aguerrida Hibana nos son narradas con una realizaci¨®n pobre en recursos y confusa en sus maneras. A medio camino entre el lenguaje cinematogr¨¢fico y la narrativa escrita, el jugador ver¨¢ transcurrir la historia a trav¨¦s de m¨²ltiples secuencias de v¨ªdeo intercaladas entre los distintos niveles y peque?os informes que redactar¨¢ la organizaci¨®n gubernamental a la que servimos al final de cada uno de ellos. En muchas ocasiones, dichos informes jugar¨¢n un papel m¨¢s importante en la progresi¨®n de los hechos que las propias cinem¨¢ticas, m¨¢s dadas al efectismo barato. Dado que nos encontramos en un medio eminentemente visual e interactivo, es de criticar esa actitud conformista y falta de arrojo a la hora de encontrar soluciones narrativas m¨¢s satisfactorias. No beneficia en demas¨ªa el encontrarnos con un gui¨®n plagado de clich¨¦s y t¨®picos que se siente fraccionado y amateur en el mejor de los casos. No basta con colocar personajes de pasado irrisoriamente problem¨¢tico o dotar de razones supuestamente justificables a los m¨¢s malos de lugar para conseguir una excusa narrativa aceptable. El resultado debe gozar de coherencia interna, disfrutar de un pulso narrativo consistente y disponer de unas l¨ªneas de di¨¢logo que eviten divisar la l¨ªnea de la verg¨¹enza ajena. Los guionistas de Nightshade, por desgracia, parecieron olvidar muchas de estas premisas y el resultado obtenido es tan 'satisfactorio' como el logrado por su predecesor.
?g? r? ¨¢? f? i? c? o? s Reutilizando los singulares y agresivos pinceles que dieron vida a su predecesor, Nightshade se desmarca con un trazo netamente urbano y actual, carente de la rugosidad oriental presente en las l¨ªneas maestras de Shinobi pero dotado de un marcado car¨¢cter infernal. La cara m¨¢s industrial y tecnificada de Tokio es la protagonista indiscutible de esta aventura y sus entresijos y vericuetos, la columna vertebral de esta obra, columna que se mostrar¨¢ progresivamente infestada de retorcidas semillas del infierno. Desoladas calles ba?adas por luces de ne¨®n, laber¨ªnticas y derruidas secciones de metro,? puentes purificados por copiosas cantidades de lluvia o aburridos cub¨ªculos de una megal¨®mana corporaci¨®n japonesa constituir¨¢n el paisaje de este variado cuadro, a todas luces inacabado por sus creadores. Obcecados en dotar de variedad al conjunto de los paisajes, olvidaron imprimir personalidad e insuflar vida a cada una de sus piezas. Cuesta, por tanto, resaltar alg¨²n retazo de cualquiera de los escenarios porque uniformidad, vac¨ªo y reiteraci¨®n ser¨¢n los ¨²nicos pensamientos que azotar¨¢n la mente del jugador.
Afortunadamente, esa despreocupaci¨®n y falta de inter¨¦s en el paisaje contrasta con un sobresaliente y singular acabado de los seres que pululan por ¨¦l. Con un ojo puesto en esa inagotable fuente de inspiraci¨®n que es la naturaleza y otro profundamente imbuido por la obra de Giger, los dise?adores han dado vida a unos engendros demon¨ªacos con una presencia y fuerza innegable. Envileciendo las formas y las proporciones de insectos y ar¨¢cnidos y haciendo uso de ricos patrones visuales para adornar las corazas y alas que conforman su aspecto, se ha logrado un acabado singular y caracter¨ªstico que supone la mayor se?a de identidad de esta obra. Un poco m¨¢s conservadores, pero no menos elaborados y conseguidos, se muestran los dise?os de los protagonistas. Haciendo hincapi¨¦ en el anacronismo del que suelen hacer gala los japoneses, encontramos aqu¨ª la dosis justa de elementos tradicionales en perfecta sincron¨ªa con pinceladas de las culturas alternativas actuales. Jimushi y Hisui constituyen los polos opuestos de esta particular manera de entender el dise?o.
Como ya ocurriera con su hermano mayor, el pin¨¢culo visual de esta obra lo constituye la finalizaci¨®n de los tates. En estas cortas, intensas y espectaculares escenas en las que nuestra protagonista adopta multitud de poses mientras los enemigos caen abatidos, se dan cita todo tipo de excesos y estilos: fundidos en un rojo sanguinolento, litros de sangre humana y demon¨ªaca, fundidos en blanco y negro con primeros planos de una Hibana en color, desmembramientos, etc. Autentico recital de estilo y fatalidad reunidos en la mesi¨¢nica figura de Hibana y cuyo ¨²nico defecto se deja notar en contados planos en los que aparece completamente descuadrada.
La realizaci¨®n de las secuencias de video CGI ha recibido un lavado de cara considerable. El salto de calidad m¨¢s evidente que el equipo de grafistas ha introducido se puede palpar en la mayor expresividad que logran exhibir los personajes a los que han tratado de insuflar vida. Gran parte de esta mejor¨ªa se debe a una mejor captura de movimientos y a unas funcionales animaciones faciales de las que hacen gala los personajes. Tampoco existe un salto de calidad excesivamente apreciable entre las distintas secuencias ya que se ha recurrido en menor n¨²mero de ocasiones a modelos de poco bagaje poligonal para su realizaci¨®n, ofreciendo una uniformidad de la que carec¨ªa su predecesor. Sin embargo, todo esta energ¨ªa que han sabido imprimir los artistas se ve esclavizada por una realizaci¨®n t¨¦cnica que, en el mejor de los casos, se podr¨ªa considerar aceptable. Reutilizando casi por completo el motor que dio vida a Shinobi, los programadores se han limitado a pulir algunos peque?os efectos visuales que, dif¨ªcilmente, podr¨ªamos considerar dignos de menci¨®n. La mayor parte de estos escasos esfuerzos se ha centrado en los modelados que lucen los personajes en las secuencias en tiempo real. Rostros muchos m¨¢s complejos que son capaces de exhibir rudimentarias expresiones. M¨¢s sutiles son el uso de blur de forma m¨¢s acusada o la aparici¨®n de primitivos efectos de luz. En cualquier caso, las mejoras se muestran del todo insuficientes en un motor que ya mostraba cierta edad hace un a?o. Una aut¨¦ntica l¨¢stima pues observando los dise?os o incluso las secuencias pregrabadas, se puede atisbar lo mucho que podr¨ªa haber dado de si la impronta visual de los dise?adores.
s? o? n? i? d? o Con el fin de complementar el ambiente urbano y tecnificado que las im¨¢genes promueven, se ha optado por un acompa?amiento mucho m¨¢s electr¨®nico y de marcado car¨¢cter industrial en detrimento de elementos musicales propios del folklore oriental. No deber¨ªa ser este un impedimento para que la banda sonora brillase con notoriedad, sin embargo, el resultado no logra siquiera estar a la altura de Shinobi. La gran mayor¨ªa de los temas carecen de progresi¨®n dram¨¢tica alguna, limit¨¢ndose a ciclar extractos de escas¨ªsima duraci¨®n, dada la longitud de los distintos niveles. Incluso se reutiliza alg¨²n que otro tema de Shinobi sin ning¨²n tipo de pudor, aprovechando el hecho de que esta aventura no lleve a visitar localizaciones familiares. A pesar del pobre nivel que desprende, existen composiciones notables como la m¨¢s que correcta melod¨ªa que acompa?a nuestro enfrentamiento contra Hisui o el socorrido tema final del juego. ? En un af¨¢n de no querer despuntar o resarcirse de la calidad que destila el acompa?amiento musical, los efectos de sonido logran la dif¨ªcil tarea de pasar desapercibidos. Ni siquiera los, en teor¨ªa, guturales rugidos que f¨¢cilmente atribuir¨ªamos a algunos de los engendros demon¨ªacos que pueblan las calles de Tokio logran pasar de un af¨®nico chirrido indeterminado. Austeridad y falta de fuerza definen una realizaci¨®n olvidable en casi todos sus aspectos. Para colmo de males, nos han obsequiado con un doblaje al ingl¨¦s deprimente y falto de cualquier emoci¨®n, que viene a ocupar el lugar del muy correcto doblaje original. Dado que f¨ªsicamente era posible la inclusi¨®n de otra pista de audio, no se entiende la decisi¨®n de privarnos de la versi¨®n original sin raz¨®n aparente.j??u? g? a? b? i? l? i? d? a? d Sega Wow concibe el desarrollo jugable de Nightshade como una evoluci¨®n natural del propuesto en Shinobi. Como toda evoluci¨®n que se precie, trata de poner fin a los aspectos de su desarrollo que levantaron airados comentarios y expandir las posibilidades ofrecidas por el sistema de Tates.
La modificaci¨®n m¨¢s apreciable en una primera toma de contacto con el juego es la mayor variedad estructural de la que gozan los trece niveles. El esquema de amplios t¨²neles, levemente maquillado por la direcci¨®n art¨ªstica, que ofrec¨ªan la gran mayor¨ªa de fases de Shinobi ha dado paso una diversidad que logra complacer en la mayor¨ªa de los casos. Quiz¨¢s la m¨¢s singular de todas las opciones contempladas sean las cortas pero intensas fases 'motorizadas' en las que tendremos que abrirnos camino sobre lanchas motorizadas mientras somos asediados por ninjas y proyectiles enemigos o aprovechar el tr¨¢fico de una autopista para dar caza a nuestro enemigo. Se ha de destacar tambi¨¦n la mayor complejidad y posibilidades que muestran niveles como nuestra incursi¨®n en la corporaci¨®n Nakatomi o la posterior hu¨ªda de ella. De igual forma, hay una mayor cantidad de secretos esparcidos por los niveles, no s¨®lo en forma de monedas sino de peque?os habit¨¢culos en los que se nos obsequiar¨¢ con la posibilidad de realizar interminables tates, con la consiguiente repercusi¨®n en nuestro marcador.
Y henos aqu¨ª en el coraz¨®n que insufla vida a Nightshade: la consecuci¨®n de los tates. Haciendo valer su arraigada mec¨¢nica arcade, esta obra nos propone continuos retos en forma de grup¨²sculos de enemigos que deberemos abatir en un corto periodo de tiempo. De nuestra pericia en el manejo de Hibana depender¨¢ la calidad de nuestra recompensa. No s¨®lo se deber¨¢ aniquilar a los enemigos sin ning¨²n tipo de premisa u objetivo sino que habremos de hacerlo con estilo, culminando tates, con el fin de obtener una mayor puntuaci¨®n. Gracias a la nueva estructura que lucen los niveles y a la considerable ventaja que posee Hibana con respecto a Hotsuma en lo que a ataques a¨¦reos se refiere, los dise?adores de Sega Wow han podido elaborar retos m¨¢s variados y, sobre todo, mucho m¨¢s largos y alocados. Frenes¨ª e intensidad que ir¨¢ aumentando en una magistral progresi¨®n hasta desembocar en aut¨¦nticos delirios en los que se nos obligar¨¢ a encadenar innumerables tates a¨¦reos para poder abrirnos camino entre las huestes de enemigos. Tal ser¨¢ la exigencia y la insistencia en las ¨²ltimas etapas del juego que la consecuci¨®n del tate constituir¨¢ la plataforma que nos permitir¨¢ avanzar hasta esa pared visiblemente alejada que no podemos alcanzar. De este modo tan singular de concebir las plataformas, Nightshade logra despuntar donde Shinobi nunca pudo llegar, retomando de forma inusual un aspecto de la saga Shinobi que hab¨ªa desaparecido en la primera entrega para PS2.
No contentos con potenciar el desarrollo de los tates, los chicos de Sega Wow han introducido una variable m¨¢s de la que el jugador deber¨¢ ocuparse: el indicador de Chakra. Divido en tres secciones, esta barra se alimentar¨¢ del n¨²mero de golpes consecutivos que seamos capaces de asestar en un corto periodo de tiempo y sin recibir da?o alguno (no confundir con los tates puesto que ¨¦stos dependen de los enemigos abatidos). Por tanto, se volver¨¢ una necesidad imperante el usar no s¨®lo las espadas cortas sino el evitar ser alcanzados por los enemigos con el fin de conseguir el mayor n¨²mero de golpes posibles. Ineludible porque ser¨¢ esencial tener la barra rellena para poder asestar un ataque clon al final de nuestro tate y, gracias a ello, acabar con los enemigos finales de un solo golpe. Se estrecha as¨ª el nexo de uni¨®n entre los enfrentamientos con los jefes de final de fase y el desarrollo de las mismas.
Sin embargo, a pesar de dotar de una mayor robustez al n¨²cleo jugable, estas modificaciones que separan las mec¨¢nicas de Shinobi y Nightshade a¨²n mantienen algunos viejos problemas e introducen otros nuevos. La c¨¢mara sigue dando alg¨²n que otro quebradero de cabeza en espacios reducidos e, inexplicablemente, por la eficacia con la que se han resuelto el resto de situaciones, las acciones que implican interacci¨®n con las paredes siguen requiriendo un esfuerzo adicional que nunca se debe exigir al jugador. Asimismo, el localizador sigue tomando decisiones cuestionables en bastantes ocasiones. Fallos imperdonables que pueden llegar a irritar al jugador en los ¨²ltimos compases del juego debido al nivel de exigencia que los dise?adores proponen. La cantidad de extras tambi¨¦n se ha visto aumentada en esta continuaci¨®n. Para poder obtenerlos deberemos obtener o alcanzar determinados registros en el juego. En funci¨®n de los resultados que cosechemos a lo largo del juego, los distintos modos de dificultad que completemos y el n¨²mero de monedas que obtengamos, desbloquearemos misiones adicionales, fases para los modos de supervivencia y contrarreloj, nuevos personajes seleccionables o ilustraciones varias. De entre todos ellos destacan las misiones adicionales. Peque?os retos y objetivos que tratan de abarcar muchos de los entresijos jugables de Nightshade y de entre los que destaca la consecuci¨®n de un tate de 100 enemigos. Impagable.c? o? n? c? l? u? s? i? ¨®? n Como viene siendo habitual en la mayor¨ªa de las localizaciones de Sega, Nightshade disfruta de una gran conversi¨®n PAL. Muestra de ello es la imprescindible opci¨®n de selecci¨®n de hercios o la notable traducci¨®n realizada, libre de errores destacables. Como ¨²nico punto negativo, se ha de notar el fant¨¢stico blanco y negro que exhiben las p¨¢ginas del manual. Aunque quiz¨¢s haya que culpar de ello al estupendo precio con el que se ha puesto en venta el juego, hecho que agradecer¨¢n nuestros, a menudo, doloridos bolsillos.
Nightshade es una obra llena de luces y sombras. Brilla en su desarrollo como no lo hizo su predecesor pero, al mismo tiempo, lapida gran parte de sus meritos por una realizaci¨®n t¨¦cnica y sonora que denotan escaso esfuerzo. Podr¨ªa haber sido el nacimiento de una nueva hero¨ªna pero los usuarios japoneses y americanos parecen haber denostado este esfuerzo. Sega recibe la bofetada del usuario medio por no acabar adecuadamente este lienzo.
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Derrocha estilo y agresividad visual. Sistema de tates potenciado. El precio de venta. l o p e o r
El acabado t¨¦cnico en general. Su apartado sonoro. Ampliar