Bajando la monta?a a golpe de tabla.

Tras pasar por las 3 grandes consolas de la actualidad, es el momento de que SSX3 baje por los picos de Game Boy Advance. Muchas cosas se mantienen y muchas han cambiado en un juego que intenta sorprender, pero que se queda a medio gas en el intento.

SSX 3 es un juego que hace no mucho sorprendi¨® a todo el mundo por llevar la diversi¨®n a extremos de aut¨¦ntica locura. Desafiando completamente a la gravedad, y por pistas que asustar¨ªan a cualquier profesional en la vida real, se pod¨ªa hacer todo tipo de piruetas mientras se bajaba a toda pastilla.

Evidentemente, Game Boy Advance no puede f¨ªsicamente mostrar los mismos efectos y trazados que las consolas grandes? pero aun as¨ª lo intenta. Lo primero que impresiona al jugador al ponerse a los mandos es que todo est¨¢ creado de forma poligonal, en 3 dimensiones.

Sin embargo, los juegos totalmente poligonales en GBA no terminan de quedar bien, ya que la consola est¨¢ muy limitada en este aspecto. SSX 3 es otra muestra m¨¢s de que cada m¨¢quina est¨¢ destinada para ciertas cosas, y la port¨¢til de Nintendo est¨¢ pensada sobre todo para juegos en 2D.

Anteriormente han aparecido algunos juegos que s¨ª consegu¨ªan buenos resultados mediante motores gr¨¢ficos completamente en 3D, como por ejemplo la excelente versi¨®n de V-Rally 3 que apareci¨® hace ya bastante en GBA.

El problema en este caso recae en que SSX 3 crea unos gr¨¢ficos bastante espectaculares para lo que es un port¨¢til, y lo paga con una bajada demasiado notoria en el framerate del juego, lo que complica mucho el control, y afecta dr¨¢sticamente a la jugabilidad.

Si SSX 3 estuviera hecho con un motor gr¨¢fico en 2D y la suavidad con la que se mueve todo en la pantalla fuera mayor, el resultado ser¨ªa mucho mejor y probablemente el juego llevar¨ªa m¨¢s nota. Pero desde EA Big se ha querido intentar plasmar toda la espectacularidad que rodeaba los juegos para las consolas de 128 bits, y no ha conseguido su objetivo.

En primer lugar, el aspecto del juego es principalmente plano. A penas hay saltos, y los que hay son de muy poca altura, por lo que el uso de un motor 3D no hubiera sido imprescindible para conseguir el resultado que finalmente se muestra en pantalla.

S¨ª es cierto que en ocasiones el juego da la impresi¨®n de estar bajando, cosa que con un suelo plano no se podr¨ªa hacer, pero eso es algo que solo sucede en momentos muy puntuales de los circuitos. Por lo general, bajar cada una de las pistas es un proceso repetitivo, muy similar a lo que ser¨ªa hacerlo bajo un suelo 2D.

Los decorados salen una y otra vez del mismo modo. Los mismos laterales, las mismas paredes rocosas que limitan la pista, los mismos ¨¢rboles? todo es igual una y otra vez, y el circuito es largo a costa de forzar la paciencia del jugador, que ve como una y otra vez se repiten los mismos decorados dentro de cada pista.

Luego hay varios tipos de pista diferente, al igual que pasaba en las otras versiones. Se puede bajar por pistas construidas a tal efecto, se puede bajar por la ciudad o por zonas fuera de pista? aunque en GBA la sensaci¨®n de libertad es totalmente nula.

El principal defecto del apartado gr¨¢fico, es como se dec¨ªa antes, la lentitud con la que se mueve todo lo que pasa por delante de la c¨¢mara. No es que est¨¦ mal animado, ya que los esquiadores (los mismos que en las otras versiones) se mueven bastante bien encadenando los trucos, sino que es la fluidez de la imagen lo que en cierto modo parece ir a tirones.

Es el precio que hay que pagar por utilizar un motor grafico 3D demasiado complicado para que la peque?a consola de Nintendo pueda mover sin dificultades. Por otro lado, hay que reconocer que ver todos esos pol¨ªgonos en GBA resulta impresionante? al menos hasta que comienzan a moverse.

La m¨²sica que acompa?a la pantalla de introducci¨®n es la misma que en el resto de las versiones, y hay que reconocer que suena con una gran calidad. El resto de las melod¨ªas, sin ser las mismas de las otras versiones, suenan genial. La mayor¨ªa son temas de corte techno que acompa?an las fren¨¦ticas bajadas de maravilla.

Alg¨²n tema en particular resulta algo rayante, porque todos ellos se repiten bastante. Al tener tanta calidad, son bucles peque?os, y algunos quedan bien, pero otros se nota que es una y otra vez lo mismo, y termina por cansar. Afortunadamente estos temas son los menos, y el resto suenan a gran altura.

Los efectos de sonido quedan por detr¨¢s de la m¨²sica, habiendo los justos para cada acci¨®n, y alguno m¨¢s. Saltos, ca¨ªdas, esfuerzos, y sonidos cl¨¢sicos para representar la adquisici¨®n de alg¨²n potenciador son los ¨²nicos que se podr¨¢n o¨ªr durante la partida.

Resulta obvio pensar que la brusquedad del movimiento afecta negativamente al control del personaje. No es que se vuelva injugable, pero s¨ª que reduce el nivel de diversi¨®n. Una imagen que se desplazara de forma fluida aumentar¨ªa la facilidad de control.

En cuanto al control, no es demasiado complicado. Principalmente se maneja al snowboarder con la cruceta para moverlo a los lados por la pista y para hacerlo girar en el aire. Con B se salta y con A se emplea el turbo para correr un poco m¨¢s.

Al igual que en toda la saga, el turbo se gasta a medida que se usa, y para recuperarlo hay que hacer trucos. En este juego de GBA se pueden hacer en el aire o sobre las barras que hay por la pista. El problema es que no hay demasiados sitios donde saltar, y la altura de los mismos es realmente peque?a.

Eso dificulta mucho la posibilidad de hacer trucos. Por otro lado, las barras que hay por la pista son pocas y cortas, y adem¨¢s son dif¨ªciles de subir a ellas debido a la brusquedad del movimiento de la pantalla.

Para hacer los trucos cuando se est¨¢ en el aire, se utilizan los gatillos. Debido a lo corto que son, no se pueden hacer trucos muy largos, pero s¨ª es posible encadenar unos pocos seguidos.

Lo cierto es que el control del personaje, aunque no es demasiado preciso y eso dificulta subirse a las barras, no es algo tan grave a la hora de desplazarse ladera abajo. Las pistas suelen ser lo suficientemente amplias para no chocar con los laterales, y los obst¨¢culos se ven a la distancia suficiente para ser esquivados con facilidad.

As¨ª que si ¨²nicamente se desea bajar la monta?a, no hay demasiados problemas. Ganar las carreras, o superar las pruebas de puntos ya es algo un poco m¨¢s complicado, aunque no imposible. Con un poco de pr¨¢ctica, cualquiera es capaz de acostumbrarse al control y a la velocidad de desplazamiento, pero eso no hace que sea m¨¢s divertido jugar con este SSX 3 port¨¢til.

Esta nueva versi¨®n de SSX 3, por desgracia, no es tan divertida como sus hermanas mayores. Corre en una m¨¢quina inferior, y nadie le pide que tenga los gr¨¢ficos de las 128 bits, pero la diversi¨®n est¨¢ lejos de parecerse.

Por otro lado, hay que alabar el aspecto t¨¦cnico, que ofrece un impresionante motor gr¨¢fico tridimensional, que por desgracia no se mueve tan bien como deber¨ªa. Al final, entre eso, y la posibilidad de jugar unas cuantas partidas sin demasiadas complicaciones, hace que el juego no termine de ser malo del todo.

Otra cosa es que se le pueda sacar todo el jugo que lleva dentro. Eso ya es m¨¢s dif¨ªcil, y m¨¢s de uno puede perder las ganas por el camino. Al menos es una interesante opci¨®n para probar hasta donde puede llegar GBA en cuanto a potencia poligonal.