El hijo pr¨®digo vuelve a casa

No s¨®lo de skate viven los deportes extremos y menos en fechas estivales llenas de Navidad, regalos y nieve... mucha nieve. Una partidita y listos para comernos la monta?a....si ella no nos come antes...

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Todo un lustro esperando que cuando recib¨ª el juego realmente pens¨¦ que se estaban quedando conmigo. Tanto se ha hecho de rogar que concebir que la ¨²ltima vez que vi estos cuatro d¨ªgitos era en una consola dom¨¦stica de cartuchos resulta excesivamente arcaico.

Aquella impertinente incursi¨®n de Nintendo en el g¨¦nero de los deportes extremos hace cinco a?os alcanz¨® mucha m¨¢s repercusi¨®n de la esperada y antes que la propia compa?¨ªa se pronunciara ya rondaban rumores sobre su futura segunda entrega. Left Field se volver¨ªa a encargar del proyecto, l¨®gicamente, para Nintendo 64. Pero una serie de sucesos casi paranormales hizo que la saga 1080? empezara a tener un futuro algo turbio...

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Las expectativas de ventas de la consola de Nintendo no se estaban cumpliendo y la gris de Sony se hab¨ªa convertido en reina y se?ora de los hogares de medio mundo. Dinosaur Planet, Resident Evil Zero, Eternal Darkness... y c¨®mo no, 1080? 2 se confirmaron para la futura Nintendo 2000, Nintendo 128, Dolphin, o mejor dicho, GameCube.

Tras un periodo l¨®gico de silencio, y sin tan siquiera ver alguna imagen, se estrenaba nombre: 1080? White Storm, haciendo claro referente al juego de motos acu¨¢ticas Wave Race: Blue Storm recientemente estrenado con el lanzamiento de la consola en tierras niponas.

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Pero fue entonces, cuando ni tan siquiera llevaba un mes en el mercado, se hac¨ªa el temido anuncio: Left Field dejar¨ªa de ser second party de Nintendo. Aunque muchos llegaron a pensar en la posibilidad de que 1080? llegara a verse en otras consolas, era muy evidente que la licencia pertenec¨ªa a la propia Nintendo (al igual que sucediera con Donkey Kong cuando Rare fue adquirida por Microsoft).

Varios meses en el ba¨²l de los recuerdos le hicieron caer en el olvido de muchos, pues segu¨ªamos sin leer nada claro sobre el futuro de esta entrega. Entonces, al igual que sucediera tiempo atr¨¢s, las listas de juegos que las compa?¨ªas tienen que entregar para las ferias internacionales del videojuego (ECTS, E3?) confirmaban un "nuevo" juego: 1080? Avalanche.

A¨²n sufriendo muchos retrasos, Miyamoto, el Pepito Grillo de Nintendo, sali¨® a la palestra para afirmar que un equipo interno, NST (Nintendo Software Technology), hab¨ªa retomado el desarrollo del juego y que lo ver¨ªamos en las calles para Invierno de 2003. Inmediatamente despu¨¦s, nuevos v¨ªdeos e im¨¢genes mostraban lo avanzado del proyecto y que las fechas pod¨ªan cumplirse perfectamente.

Este vaiv¨¦n temporal ha dado como resultado un juego fiel a su primera entrega, tanto en el aspecto gr¨¢fico como en el trazado de las pistas y con un esp¨ªritu muy claro de mantener y mejorar lo que convirti¨® a 1080? Snowboarding en todo un referente del snowboard.

g r ¨¢ f i c o s

En tan s¨®lo unos meses hemos podido apreciar perfectamente el tremendo salto respecto a las primeras im¨¢genes. Texturas mejoradas (aunque algo menos de lo que muchos quisieran), aplicaci¨®n de t¨¦cnicas como el bump mapping sobre la nieve, el texture mapping en los reflejos del hielo, o un incre¨ªble trabajo en lo referente al movimiento de la ropa.

Creo que a muchos lo que m¨¢s nos sorprendi¨® cuando vimos el primer 1080 era precisamente eso. El realismo de la ropa de los snowboarders (suena cool, ?verdad?) adem¨¢s de ser gratificante visualmente, llegaba un ¨¢pice m¨¢s lejos en cuanto a sensaci¨®n de velocidad. Y no hay duda que se han superado a s¨ª mismos.

La ropa se mueve, se arruga, se despega del cuerpo, a¨²n as¨ª manteniendo los vol¨²menes y la textura de los tejidos, desde plum¨ªferos hasta camisetas de tirantes. Tambi¨¦n se va llenando de nieve si nos caemos o entramos en un trazado de nieve virgen. Adem¨¢s, se pega en el pelo y la tabla, y se va desprendiendo poco a poco a medida que ganamos velocidad.

Una de los detalles gr¨¢ficos que desaparecieron inmediatamente fue el basto fondo en 2D que parec¨ªa un montaje casero con el Photoshop. A¨²n as¨ª, sin tener un fallo clave que lo haga perder muchos puntos, s¨ª que se le echa en falta "rematar" muchos aspectos generales. Las texturas en algunos momentos no est¨¢n muy definidas, los corredores no llegan a impresionar en su modelado, en algunos momentos las animaciones resultan algo inveros¨ªmiles y la ca¨ªda tras el salto no est¨¢ igual de perfeccionada como en la edici¨®n de Nintendo 64.

A¨²n as¨ª, el conjunto final es atractivo, muy atractivo y s¨®lo empezaremos a enfrentarnos a estos "peros" hasta que no controlemos el juego hasta la perfecci¨®n. Tiene muchos detalles que acompa?an durante todo el juego. Ciervos y ardillas se cruzar¨¢n ante nuestros ojos, adem¨¢s de esquiadores, motos de nieve e incluso choques entre veh¨ªculos como camiones o coches, am¨¦n de viejos puentes que se destrozan a nuestro paso o cristales de hielo que hay que atravesar para llegar a la meta.

Pero sin duda son las avalanchas que dan t¨ªtulo al juego las que te dejan completamente perplejo. Solos ante la monta?a, inicialmente muy serena, se escucha en perfecto ingl¨¦s: "Avalanche!" La c¨¢mara empezar¨¢ a simular movimiento, el mando no parar¨¢ de vibrar, olas de nieve intentar¨¢n tragarte literalmente, cayendo ¨¢rboles y rocas a tu paso?  Sencillamente majestuosas.

A¨²n corriendo a 30 fps (frames por segundo) la sensaci¨®n de velocidad est¨¢ muy lograda y nos introduce situ¨¢ndose la c¨¢mara casi paralela al recorrido en los tramos m¨¢s angostos. En definitiva, un aspecto gr¨¢fico equilibrado, trabajado, pero con algunas imperfecciones generales que lo dejan en una peque?a inferioridad respecto al m¨¢s directo rival, SSX 3.

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Nintendo no ha dudado en renunciar a m¨²sica de fabricaci¨®n propia y ha delegado en varios grupos de rock y tecno 100% americanos y con nombres como BoySetsFire, Seether o Cauterize. Un buen n¨²mero de temas, de ritmos muy distintos y que encajan a la perfecci¨®n con el estilo del juego. Un 10 en cuanto a recopilaci¨®n. Sin embargo, las melod¨ªas que vienen establecidas por defecto a cada circuito no parecen tener ning¨²n patr¨®n de concordancia con los respectivos trazados. Una selecci¨®n que no dudar¨ªa en asegurar hecha a voleo que podremos "sintonizar" a nuestro gusto antes de cada carrera.

En cuanto a los efectos sonoros, lo primero que debemos recalcar es su compatibilidad con Dolby Pro Logic II. La recreaci¨®n es muy fiel a los sonidos que podr¨ªamos o¨ªr atacados por una avalancha o el susurro del viento en la cima de la monta?a. Adem¨¢s, muchos tramos transcurren por ciudad, con gente, coches, cristales? que a?aden ruidos m¨¢s f¨¢ciles de reconocer y analizar que el que deja la tabla cuando pasa de nieve en polvo a nieve virgen.

Debo reconocer que analizar la jugabilidad de 1080? Avalanche me enfrenta a todo un reto. Primero, porque inconscientemente tiendo a comparar cada aspecto con el de Nintendo 64, y cinco a?os son suficientes para que muchos sean los jugadores que compren este t¨ªtulo y no hayan probado (ni incluso visto) el original. Y segundo porque siento un especial cari?o por esta secuela tras much¨ªsimos meses siguiendo cada uno de sus movimientos. Dejando atr¨¢s subjetividades y opiniones personales, 1080? Avalanche es menos de lo que promet¨ªa ser.

Esperaba encontrar m¨¢s similitudes en cuanto al control del personaje, pero me he llevado una agridulce sorpresa. Si la saga se perfilaba claramente como simulador, han suavizado in extremis el control hasta un punto demasiado asequible. Comparemos detalles uno por uno. Si en el primer 1080? era casi imposible realizar el truco que le daba nombre al juego, en este segundo bastar¨¢ con apretar el R y el stick de control hacia la izquierda o derecha. Tambi¨¦n resultaba todo un desaf¨ªo controlar las ca¨ªdas tras los saltos y recuerdo haberme desesperado por ser de lo m¨¢s tedioso, y ahora nos bastar¨¢ con girar en c¨ªrculos el stick en la direcci¨®n que se nos marque.

Aparcando el pasado, en cuanto a modos de juego, en primer lugar nos encontramos el cl¨¢sico Match Race, o modo carrera-de-toda-la-vida. A priori los n¨²meros resultan muy jugosos: 15 pistas distintas repartidas en Principiante, Dif¨ªcil y Experto, a las que sumar 6 pistas adicionales del modo Extremo, que vienen a ser el espejo de tramos anteriores, y por supuesto el reto Avalancha, de lo mejorcito del juego. Descenderemos con condiciones clim¨¢ticas variables y escenarios en plena noche o reci¨¦n amanecido, por ciudades, monta?as, bosques, restaurantes...

El gran problema es que ninguno (repito, ninguno) de los tramos se recorren en m¨¢s de dos minutos, y algunos en un minuto escaso. Teniendo en cuenta que habr¨¢ que repetirlos un par de veces mientras que vamos adquiriendo soltura o cometamos accidentes est¨²pidos, un par de horas ser¨¢n suficientes para acabar con ellos.

Como gran aliciente, cada corredor dispone de dos vestimentas distintas: la primera, un cambio de ropa, la conseguiremos al acabar el modo Experto, y la segunda, que va desde convertirnos en un mu?eco de nieve hasta volvernos de hielo, al acabar el modo Extremo. Este detalle alarga considerablemente la vida del juego, pero para algunos puede parecer un aspecto demasiado superficial como para re-jugar las pistas cinco veces, una por corredor.

Hay tres modos m¨¢s disponibles. El primero de ellos es la Contrarreloj, que consiste en recorrer de nuevo todos los escenarios en el menor tiempo posible, pero con el aliciente de tener que encontrar las cinco partes de una moneda situadas en sitios m¨¢s que rebuscados. Seg¨²n vallamos consiguiendo monedas, iremos desbloqueando hasta tres series de tablas exclusivas para cada jugador. Sin duda, el modo que m¨¢s "enganchado" me ha tenido, pues obliga a descubrir infinidad de atajos que existen en cada uno de los tramos, y no es moco de pavo hacerse con todas las monedas...

Tambi¨¦n podemos desbloquear cuatro tablas adicionales, a las que me he tomado libertar y licencia de nombrar friki-tablas, que van desde un ping¨¹ino hasta un pincel que va dibujando colores en la nieve. Todo un espect¨¢culo. Para conseguirlas tendremos que descender otra vez todos los niveles, pero en modo Eslalon. A lo largo de todo el recorrido encontraremos puertas situadas en los sitios m¨¢s il¨®gicos que ir¨¢n a?adiendo puntos a nuestro marcador. Si al final de la carrera, superamos el n¨²mero de puntos establecidos por defecto, iremos ganando copas que permitir¨¢n acceder a las tablas antes mencionadas.

Por ¨²ltimo, y para aquellos apasionados de los trucos y piruetas, el modo Estilo Libre est¨¢ pensado para vosotros. Podremos seleccionar tres pistas distintas: Air-Make, un gran trampol¨ªn en el que dar un ¨²nico pero majestuoso salto; Half-Pipe, cl¨¢sica media tuber¨ªa para danzar de lado a lado y por ¨²ltimo el Terrain Park, una pista adicional con varios saltos de media altura basada en la pista real que se puede encontrar en las estaciones de Whistler y Blackomb en Estados Unidos.

Como veis, muchos modos y posibilidades, pero todos (excepto los acrob¨¢ticos), basados en las mismas pistas, que una vez completados todas las monedas y trofeos, conoceremos al dedillo y no nos apetecer¨¢ volver a recorrer por en¨¦sima vez. Para salvar esta diferencia, disponemos del multiplayer, ya sea en una misma GameCube o conectando cuatro consolas, cuatro televisores y cuatro copias de 1080? en red con cuatro adaptadores de banda ancha.

Sea como sea, s¨®lo existen 6 pistas disponibles, recopilaci¨®n de, c¨®mo no, los tramos anteriores y la experiencia del poseedor de la consola sobre sus amigos ser¨¢ abisal y los dejar¨¢ r¨¢pidamente en rid¨ªculo. Un aprobado por los pelos en el ¨²nico aspecto que pod¨ªa alargar el juego durante semanas, y que por mucho que permita a cuatro jugadores hacer lo propio simult¨¢neamente, quedan a a?os-luz en cuanto a diversi¨®n si osamos compararlo con los recientes Mario Kart y F-Zero, entre otros.

Quiz¨¢ el otro detalle que ha quedado por pulir del juego sea la realizaci¨®n de agarres y piruetas, aunque este aspecto depender¨¢ m¨¢s vuestra habilidad y paciencia para haceros con el control que de mi particular rasero. Si en 1080? Snowboarding uno de los puntos fuertes era jugar mil y una veces en el Half-Pipe hasta completar la lista de todos y cada uno de los trucos disponibles (algunos s¨®lo aptos para maestros), ahora nos encontraremos con un sistema de control efectivo pero limitado.

Tras mantener apretado el bot¨®n A y soltarlo en el punto m¨¢ximo, el gatillo R girar¨¢ en la direcci¨®n en la que movamos el stick, y con los botones B, X e Y, agarraremos la tabla por delante, por detr¨¢s o por el lado. A la hora de realizar combos en el Halp-Pipe, resulta excesivamente engorroso y por tanto, nada intuitivo. Una vez que hallamos "entendido" la mec¨¢nica de combos, pasaremos de quedar muy lejos del r¨¦cord establecido a superarlo con creces. Siempre queda el Terrain Park, que mezcla todos los elementos posibles para realizar trucos y acaba siendo lo m¨¢s asequible y entretenido del juego.

Soy de los que comparten la opini¨®n que, bajo cierta l¨®gica, un tiempo excesivo de desarrollo de un t¨ªtulo es perjudicial para el resultado final. 1080? Avalanche ha cambiado de equipo de desarrollo, de plataforma, de nombre... Cinco a?os esperando un nuevo Zelda, con nuevos personajes, historia o localizaciones pueden merecen la pena, pero el g¨¦nero de los deportes extremos tiene que renovarse m¨¢s r¨¢pidamente y que los meses vayan acumul¨¢ndose en decenas hace decaer el inter¨¦s general incluso a enturbiar el propio trabajo de los desarrolladores.

Mientras que la licencia vagaba sin rumbo fijo, EA mejoraba SSX convirtiendo a su tercera parte en el resultado de cr¨ªticas a las anteriores entregas de la saga, del aprendizaje de sus propios errores, consiguiendo una experiencia que se le echa en falta a NST. Incluso han acercado tanto el lanzamiento de cara a las Navidades, que adem¨¢s de coincidir en fechas con su m¨¢s directo rival, se le presentan demasiados enemigos que lo relegar¨¢n a un segundo lugar.

1080? Avalanche es un juego muy personal, completo en cuanto a tipos de juego pero limitado en su duraci¨®n. Desbloquear todos los secretos del juego nos puede llevar mucho tiempo, pero cuando estos se acaban, el modo multijugador resulta insuficiente para mantenerlo por m¨¢s tiempo dentro de nuestra GameCube. Sin duda, una gran opci¨®n para los apasionados del snowboard y para aquellos que prefieran el realismo frente a la espectacularidad de SSX 3.