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Max Payne vuelve a los videojuegos en una segunda aventura que comienza con el asesinato de otra mujer y que se torna en una oscura historia de amor entre Max y una asesina a sueldo. Acci¨®n, tiempo bala y un gui¨®n de pel¨ªcula de serie B lo avalan como una muy buena opci¨®n cara a estas fechas...

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Nada que ver con Max Payne. La obra de Remedy fue toda una revoluci¨®n en su momento, no tanto por su espectacular acabado gr¨¢fico sino por la brillante forma que ten¨ªa de introducir un concepto, una t¨¦cnica visual, que hasta el momento tan s¨®lo hab¨ªa podido ser disfrutada de forma totalmente pasiva. Nos estamos refiriendo al Tiempo Bala, esa t¨¦cnica visual que Matrix puso tan de moda que, de entonces en adelante, rara es la pel¨ªcula, de acci¨®n o no, que no contiene una secuencia en la que el personaje de turno no dispara en c¨¢mara lenta, cual moviola futbolera, remarc¨¢ndose as¨ª la espectacularidad del momento.

Unos cuantos a?os despu¨¦s, el hombre sin nada que perder regresa. Su segunda parte, y aunque a priori ya no cuenta con la misma capacidad de sorprender, a los fans del juego original seguro que les falta tiempo para lanzarse a la calle a comprar esta nueva entrega. Con la aparici¨®n estelar de Mona en forma de segundo personaje jugable, Max Payne 2 - The Fall of Max Payne, es sin duda uno de los t¨ªtulos m¨¢s esperados por los amantes de la acci¨®n para este per¨ªodo de fiestas navide?as.

Si est¨¢is leyendo ¨¦sto seguramente ser¨¢ porque no teng¨¢is claro si os vais a comprar o no este t¨ªtulo. En las pr¨®ximas l¨ªneas intentaremos explicaros qu¨¦ es lo que os encontrar¨¦is en el caso de que finalmente os decid¨¢is a donar vuestros duramente ganados euros a las arcas de Rockstar Games, la productora del t¨ªtulo que nos ocupa. ?sto es lo que Remedy ha tardado casi 3 a?os en preparar.

Lo que es cierto es que no consigue formar parte de la ¨¦lite gr¨¢fica del g¨¦nero, como s¨ª que lo hizo la precuela en su momento. A primera vista, los personajes parecen estar como chafados, como si no estuvieran del todo proporcionados. Sin embargo, si os fij¨¢is bien os dar¨¦is cuenta de que realmente es un problema de la perspectiva escogida - en tercera persona - la cual da un punto de vista no especialmente favorecedor para el protagonista de la creaci¨®n de Remedy.

El efecto de recorrido de los proyectiles estilo Matrix que algunos mods de la primera entrega trasladaban con gran acierto no se ha incluido, como tampoco se ha implementado la conseguida "Bullet View". ?sta se activaba cuando Max Payne consegu¨ªa impactar con un rifle de francotirador al cuerpo de un enemigo; sin duda era uno de los highlights de la primera entrega, pero, como ya hemos dicho, no se ha conservado. Una l¨¢stima.

Donde s¨ª se han permitido alg¨²n que otro virtuosismo t¨¦cnico es en la implementaci¨®n de la f¨ªsica. Los personajes, al caer abatidos, no estar¨¢n r¨ªgidos, sino que interaccionar¨¢n con su peso y tama?o con el entorno. Los objetos tambi¨¦n responder¨¢n al paso de los personajes, saltando por los aires o simplemente rodando ante el paso del bueno o malo de turno. En ocasiones podr¨¦is aprovechar la distribuci¨®n de los objetos para vuestro propio beneficio, haciendo explotar dep¨®sitos de gasolina estrat¨¦gicamente ubicados cerca de la localizaci¨®n de algunos matones, o partiendo las patas de una mesa sobre la que hay unos cuantos bidones para hacer que ¨¦stos caigan sobre esos tipos duros que intentan por todos los medios haceros pasar un mal rato.

As¨ª, la implementaci¨®n de determinados niveles, como la comisar¨ªa o el nivel de la casa del terror son impresionantes, dif¨ªcilmente mejorables. No nos referimos tan s¨®lo a la calidad de las texturas, que tambi¨¦n podr¨ªamos debido a su acabado fotorrealista, sino al gran n¨²mero de detalles mediante el cual han sido implementados. Un grand¨ªsimo trabajo que, por desgracia, no todos los ojos sabr¨¢n apreciar.

El attrezzo de los niveles tambi¨¦n ser¨¢ de calidad, con plantas, cuadros y dem¨¢s adornos decorando las pantallas a la perfecci¨®n. Realmente, en ocasiones parecer¨¢ que est¨¢is viendo una pel¨ªcula de cine negro en vez de estar jugando un juego. Un 10 para Remedy por continuar dotando de un acabado gr¨¢fico de tanto nivel a la segunda entrega de su Obra Maestra.

La historia de Max Payne no es una excusa para presentar tanto tiroteo - en principio - sin sentido. El argumento desarrollado por Remedy se erige, como ya sucedi¨® en la primera parte, como uno de los puntos fuertes del juego, aunque en esta ocasi¨®n sea algo m¨¢s confuso. Para que los jugadores no os vay¨¢is a perder ni un s¨®lo giro del Script que justifica la ¨²ltima producci¨®n de los de Grand Theft Auto, entre pantalla y pantalla presenciar¨¦is secuencias al m¨¢s puro estilo c¨®mic - del mismo corte que las vistas en la primera entrega. Para que los que no jugaron al Max Payne inaugural, decir que son del estilo de las de XIII, pero sin animar. Es decir, 100% vi?etas de tebeo, con m¨²sica t¨¦trica y efectos de sonido acompa?ando la narraci¨®n en off del pobre de Max.

La tasa de frames ir¨¢ variando ante vuestros ojos a lo largo de los niveles, pues, dependiendo del n¨²mero de enemigos en pantalla, efectos en acci¨®n y complejidad de las texturas presentadas, el motor gr¨¢fico gestionar¨¢ m¨¢s o menos r¨¢pidamente toda la informaci¨®n. En cualquier caso nos extra?a que en todo el tiempo que han tenido, no para crearlo, porque ya lo estaba, s¨ª para depurarlo, no hayan podido hacerlo mejor. Ese car¨¢cter multiplataforma... Otro de los problemas, aunque menor, es el control de colisiones. En determinados casos os encontrar¨¦is con Max atravesando objetos gr¨¢ficos como si, s¨ªmplemente, no estuvieran all¨ª. ?sto ocurre con elementos m¨®viles con los que Payne podr¨¢ interactuar pero que, al situarse cerca de otros cuya interactividad es nula, consiguen despistar al engine y hacerle creer que, simplemente, no est¨¢n all¨ª. Por fortuna, tan s¨®lo suceder¨¢ en contadas ocasiones.

Relacionado con la perspectiva y el control manual de la c¨¢mara, mencionar uno de los problemas que el jugador se encontrar¨¢ al utilizar el Tiempo Bala a la vez que se lance realizando la acrobacia asignada por defecto al gatillo izquierdo. Dependiendo de la posici¨®n en la que se encuentre Max Payne antes de arrojarse por los aires, la c¨¢mara podr¨¢ estar m¨¢s cerca de la cuenta de Payne, provocando que el cuerpo del otrora defensor de la Ley y el Orden se interponga entre vosotros y el objetivo, impidiendo durante unos segundos que teng¨¢is contacto visual directo con los enemigos de turno. ?sto, que se hubiera podido solucionar con un efecto de transparencia, constituye uno de los ¨²nicos puntos negros del control de perspectiva de Max Payne 2, por otra parte muy eficiente en lineas generales.

Para empezar, decir que los enemigos hablar¨¢n entre ellos mientras intenten freiros, avis¨¢ndose entre ellos cuando lancen una granada, o gritando al advertir vuestra presencia. Los "Payne!!!" o "!Est¨¢ all¨ª!" nacidos en la boca de los que no tardar¨¢n mucho en morder el polvo ser¨¢n una constante en este juego. Cuando oig¨¢is uno, m¨¢s os vale activar el tiempo bala y localizar a los agresores potenciales, porque sino las balas que os disparen se encargar¨¢n de que teng¨¢is que cargar la ¨²ltima partida que hay¨¢is guardado.

Pero donde realmente se encuentra la calidad de los sonidos de Max Payne 2 es en cada uno de los efectos especiales que se encargan de recrear el mundo del condenado en vida. El chirriar de las puertas, o el sonido de un cartucho al ser introducido en vuestra arma, por poner s¨®lo dos ejemplos, son totalmente sobrecogedores. Otros fxs que no podemos dejar de mencionar son el efecto de sonido mediante el que se ha recreado la lluvia -es impresionante-, o el de las sirenas de polic¨ªa entremezcladas entre el ajetreo t¨ªpico de cualquier ciudad en plena ebullici¨®n. Y cada arma con su propio efecto de detonaci¨®n y de recarga... Vamos, un apartado de cine.

Durante el juego en s¨ª no habr¨¢ ninguna melod¨ªa sonando, sino que tan s¨®lo en aquellos momentos en los que se vaya a producir un avance en la historia y aparezca la correspondiente secuencia de vi?etas alguna canci¨®n emerger¨¢ de los altavoces de vuestro sistema de entretenimiento dom¨¦stico. Eso no impide que sea posible encontrarse con algunos momentos aut¨¦nticamente impagables, como enemigos que se pondr¨¢n a tocar el piano mientras esperan para freirnos, o incluso Max reinterpretando las notas del propio tema principal del juego.

Si quer¨¦is m¨¢s detalle de lo que aconteci¨® en la primera entrega, desde el men¨² de opciones podr¨¢n acceder a un c¨®mic narrado en primera persona por el mism¨ªsimo Max Payne, gracias al cual conocer¨¦is todos los entresijos que el episodio inaugural ten¨ªa reservados para los afortunados jugones que lo disfrutaron en su momento.

El argumento de esta segunda entrega recupera algo de esa personalidad m¨¢s 'rebelde' de Max, por lo menos en los primeros coletazos. Pero si el primer Max Payne era una historia de venganza, este The Fall Of Max Payne se basa en una relaci¨®n turbulenta, a contra marea y con tintes obsesivos entre Mr. Dolor y Mona, una mujer de armas tomar que poco -o nada- tiene que envidiar al protagonista de la saga en cuanto a recursos para mandar a la gente al otro barrio.

Otros, por su parte, ayudar¨¢n de una u otra forma a Max, ya sea ofreciendo sus consejos o, incluso, empu?ando armas en contra de los malos de turno. Y no os pens¨¦is que ¨²nicamente pegar¨¢n tres tiros y caer¨¢n muertos a las primeras de cambio, sino que desplegar¨¢n t¨¢cticas de ataque y de defensa para ayudar lo m¨¢ximo posible al bueno de Payne.

Uno de los handicaps de esta versi¨®n es que en consola no se podr¨¢ disfrutar de la enorme cantidad de mods que a buen seguro aparecer¨¢n para exprimir al m¨¢ximo el juego de PC. En la primera parte el modding alcanz¨® cotas que casi tan s¨®lo se han visto en Counter-Strike, llegando al extremo de dise?ar nuevos modos de juego absolutamente brutales en los que tan s¨®lo los m¨¢s h¨¢biles pod¨ªan sobrevivir.

Est¨¢ claro que poder usar el Tiempo Bala os da una ventaja muy importante ante vuestros enemigos. El poder apuntar mientras todo - incluidos los movimimientos de Max, no as¨ª el control del punto de mira - va a c¨¢mara lenta ser¨¢ la mayor¨ªa de las veces la ¨²nica forma de acabar con las oleadas de enemigos que os esperar¨¢n detr¨¢s de cada esquina. La barra de Tiempo Bala no es ilimitada, pero se ir¨¢ rellenando cada vez que acab¨¦is con alg¨²n enemigo.

Para los que no jugaron a la primera entrega, decir que hay dos tipos de Tiempo Bala: el producido al saltar en plan piscinazo o uno en el que se sumir¨¢ el personaje y que afectar¨¢ a todos sus movimientos. Ambos tipos atacar¨¢n a la misma barra de Tiempo Bala, as¨ª que os tocar¨¢ administrarla con cuidado si no quer¨¦is quedar desprotegidos a las primeras de cambio.

La Inteligencia Artificial de los enemigos es bastante limitada, y sus patrones, predecibles, os allanar¨¢n el camino. Tan s¨®lo determinadas rutinas - implementadas por exigencias del gui¨®n - tendr¨¢n algo de inter¨¦s, como por ejemplo cuando entren en escena furgonetas repletas de mercenarios con muy malas pulgas. En el resto de ocasiones, utilizar el control manual de la c¨¢mara para intentar ver qu¨¦ es lo que hay tras una esquina ser¨¢ la mejor forma de evitar sorpresas desagradables.

Los que jugaron a la primera entrega recordar¨¢n, con distinta valoraci¨®n, aquellos niveles en los que Max se internaba en un sue?o extra?o. En ellos el jugador deb¨ªa enfrentarse a dificultades m¨¢s propias de un juego de plataformas, como saltar de baldosa en baldosa, etc. Esa voluntad de la gente de Remedy de no limitar a su juego a un simple mata-mata, aunque -por fortuna- no aparece con tanta intesidad en esta segunda entrega, se traduce en que Max no siempre ir¨¢ con los pies 'en el suelo'. En muchas ocasiones tendr¨¢ que desafiar a las alturas saltando de repisa en repisa, o encaramarse a sitios muy elevados para ganar una ventajosa posici¨®n de tiro para acabar m¨¢s f¨¢cilmente con sus enemigos.

La partida se podr¨¢ grabar en cualquier momento, y de forma rapid¨ªsima. Gracias a la opci¨®n de Quick Save, en apenas un segundo podr¨¦is guardar vuestros avances y continuar exactamente desde el punto al que hay¨¢is llegado la pr¨®xima vez que introduzc¨¢is el juego en vuestra consola. Tambi¨¦n se posibilita el guardado tradicional, mediante el cual podr¨¦is tener un control de vuestro progreso de una forma m¨¢s ordenada, facilitando as¨ª el acceso a una fase determinada.

Tened cuidado al recoger las armas que dejar¨¢n caer los enemigos, o aquellas que encontr¨¦is desperdigadas por los escenarios, pues autom¨¢ticamente pasar¨¢n a convertirse en el arma principal de Payne. Y dada la intensidad de los tiroteos, m¨¢s os vale daros cuenta de ¨¦sto antes de que sea tarde, pues entrar en combate contra varios enemigos con un arma cargada ¨²nicamente con el cargador que se encuentra en la c¨¢mara es realmente un problema.

Tardar, lo que se dice tardar, ha tardado bastante. Unos 3 a?os, que dudamos que se hayan invertido en su totalidad al desarrollo de un t¨ªtulo que, aunque dista mucho de ser decepcionante, no ofrece esa dosis de genialidad con la que s¨ª contaba la primera entrega. Por fortuna, conserva los puntos fuertes que ya se pod¨ªan disfrutar en el Max Payne original, y por eso mismo los fans del primer t¨ªtulo podr¨¢n continuar disfrutando como enanos con la segunda.

?Qu¨¦ es lo que debe aportar una segunda entrega? ?Saber reinventarse? Nosotros creemos que no. Si se cambia la f¨®rmula que se utiliz¨® en el episodio predecesor, una secuela no es tal. Max Payne 2 lleva esta premisa hasta las ¨²ltimas consecuencias, y a excepci¨®n de la presencia jugable de Mona, todo contin¨²a igual. Y, aunque nos hubiera gustado que el motor gr¨¢fico hubiera evolucionado situ¨¢ndose al mismo nivel de los juegos referencia en ese sentido, Max Payne 2 no nos ha decepcionado lo m¨¢s m¨ªnimo. Los amantes del Tiempo Bala est¨¢n de enhorabuena. Si te sentiste decepcionado por Enter The Matrix porque te pensabas que ser¨ªa tu reencuentro perfecto con la acci¨®n m¨¢s elegante, atr¨¦vete con Max Payne 2: The Fall Of Max Payne. A los fans de la primera entrega no les decimos nada, pues seguro que ya no nos est¨¢n leyendo, sino que han salido a comprarlo... No les culpamos.

l  o    m  e j o  r

l  o    p  e  o  r

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