Como la temporada de Corretja...

Tras un m¨¢s que exitoso pasado por las consolas de sobremesa, el juego de tenis por excelencia, aquel por el que se enorgullec¨ªan todos los poseedores de una Dreamcast, est¨¢ de vuelta. Dispuesto a demostrar que contin¨²a estando vivo, dando diversi¨®n a la gente. ?Lo conseguir¨¢? Creemos que no...

Que la saga de Hitmaker tuvo un relumbr¨®n pocas veces igualable es algo que no podemos obviar bajo ning¨²n concepto. Sus buenos gr¨¢ficos unidos a una jugabilidad excelente y duradera y un modo World Tour que hizo las delicias de todos los que se atrev¨ªan con ¨¦l, merced a sus variadas pruebas y cantidad de torneos, le hicieron merecedor de elogios por toda la comunidad aficionada a los videojuegos.

Lo que tenemos hoy entre manos es la en¨¦sima revisi¨®n del primer Virtua Tennis que hizo escuela, con unas opciones calcadas a las del juego de Sega que se gan¨® nuestros favores. As¨ª podemos elegir entre disputar una partida arcade, donde s¨®lo tendremos que seleccionar al jugador y saltar a la cancha. En segundo lugar tenemos la opci¨®n de realizar un partidillo de exhibici¨®n, que puede ser para un solo jugador o multiplayer v¨ªa Bluetooth.

Sin embargo la opci¨®n m¨¢s poderosa y la que dio fama a Virtua Tennis, el modo Campeonato, sigue presente pero un tanto descafeinado. Esto se debe a que el n¨²mero de Grand Slam y de competiciones ha sido resumido a la m¨ªnima expresi¨®n, es decir uno por cada tipo de suelo, o lo que es lo mismo, cuatro. Si a?adimos que las pruebas para mejorar nuestras habilidades no hacen acto de presencia y que subimos puntos tras acabar los partidos, dependiendo de que golpes hayamos usado durante las partidas, esta modalidad de juego queda un tanto desfavorecida, sobre todo si lo comparamos con lo que fue en las consolas de sobremesa.

g r ¨¢ f i c o s

Si decimos que no se han esforzado mucho por dotar de vida y realismo lo que se muestra en la pantalla pensar¨¦is que puede ser l¨®gico, ya que un arcade ten¨ªstico tampoco es el tipo de juego m¨¢s dotado para mostrar el potencial t¨¦cnico de una consola (Top Spin aparte). El caso es que los gr¨¢ficos, pese a tener cierta luminosidad y digamos, alegr¨ªa y colorido, pecan de ser demasiado sencillos.

Al iniciar el juego tenemos la opci¨®n de crear nuestro propio jugador y modificarlo a nuestro gusto, aunque las opciones disponibles pecan de escasez. Podemos elegir un nombre, cambiar el color de pelo, piel y vestimenta, elegir si el jugador es diestro o zurdo y el estilo de juego (voleador, corredor, servidor, con un golpe de derecha o de rev¨¦s fuerte o al que re¨²ne lo mejor de todos ellos). No son muchas adem¨¢s de que una vez saltemos a la cancha las diferencias entre unos tipos de jugadores y otros ser¨¢n pr¨¢cticamente inexistentes.

Una vez saltamos a la cancha tenemos poco en lo que fijarnos. Un suelo de distinto color seg¨²n la superficie en la que estemos, los inertes jueces de l¨ªnea y red, as¨ª como una primera fila de p¨²blico. Todos estos elementos carecen de animaciones, por lo que forman m¨¢s parte de un escenario o un teatro que de una cancha ten¨ªstica. As¨ª pues tan solo nuestros jugadores est¨¢n vivos en pantalla. Sus movimientos son bastante limitados a la vez que lentos y algo torpes. Disponen de un servicio id¨¦ntico para todos los jugadores, el drive y el rev¨¦s y el smash, que es bastante infrecuente de ver. Tambi¨¦n ruedan lentamente en el suelo cuando no llegan a una pelota y se lanzan a por ella, pero lejos de resultar espectaculares lo que parecen es m¨¢s bien torpones.

Por ¨²ltimo la f¨ªsica de la pelota es francamente lamentable, ya que se mueve a una velocidad m¨ªnima. Esto provoca que toda la jugabilidad se resienta estrenduosamente, con unos jugadores bastante m¨¢s veloces que la bola y que casi siempre logran alcanzarla, aunque est¨¦n en la otra punta de la pista o tirados por el suelo. Pocas veces una cosa tan min¨²scula hab¨ªa influido tanto en la calidad de un juego.

j u g a b i l i d a d

Ya os hemos hablado de todos los modos de juego disponibles. Tenemos la opci¨®n de elegir cuatro niveles de dificultad para adaptar a los rivales a nuestras habilidades. Si somos un poco h¨¢biles, tendremos que elegir r¨¢pidamente el nivel m¨¢s alto para que los partidos puedan suponer un reto, ya que la facilidad pasmosa con la que llegamos a todas las bolas provoca que sea muy sencillo vencer. La victoria, eso s¨ª, es un ejercicio de paciencia ilimitada, puesto que tendremos que sacar al rival del campo y poder conectar un golpe fuerte hacia el otro lado de la pista para conseguir anotarnos un punto. De otra forma, sea el rival que sea, llegar¨¢ siempre a nuestras devoluciones; si damos un golpe un tanto flojo, recuperar¨¢ su posici¨®n en la pista, con lo que vuelta a empezar la t¨¢ctica de acoso y derribo.

Todas las modalidades como ¨ªbamos diciendo, son bastante similares entre s¨ª; no disponemos tampoco en esta ocasi¨®n de los retos para aumentar nuestro puntos de derecha, rev¨¦s, saque y volea; echamos de menos derribar bolos con nuestro servicio o sacar de la pista esa especie de cojines. Tampoco aparecen tenistas reales; eso de tomar el papel de Moy¨¢, Sampras o Kafelnikov ha pasado a la historia. S¨®lo jugadores y campos ficticios, aunque basados en el circuito real de la ATP.

El control se ha simplificado al m¨¢ximo, con s¨®lo dos botones para ejecutar todos los golpes. Con el n¨²mero 5 realizamos voleas, smash, drives y rev¨¦s, mientras que el 7 es usado para los globos, que en esta ocasi¨®n resultan m¨¢s in¨²tiles que nunca ya que es realmente dif¨ªcil que uno te salga bien. El truco para que el golpe tenga mayor o menor potencia consiste en pulsar el bot¨®n nada m¨¢s la pelota pase por la red; eso y tener una buena posici¨®n en el campo. Si tenemos en cuenta que los jugadores controlados por la CPU no buscan tan bien los espacios como nosotros ni dan tanto ¨¢ngulo a sus golpes, la tarea es bastante sencilla.

La opci¨®n pues m¨¢s interesante que nos queda es el multijugador, el cual nos ofrece conectar dos o cuatro jugadores para realizar unos buenos partidos. M¨¢s entretenido que jugar frente a la m¨¢quina pero con las mismas carencias e igual lentitud que el resto de modos de juego. Ni el multiplayer salva en esta ocasi¨®n el enorme defecto que Virtua Tennis trae de serie y que si hubiese sido paliado estar¨ªamos hablando de un juego totalmente distinto, probablemente bastante divertido y adictivo.

c o n c l u s i o n e s

Que N-Gage est¨¦ disponiendo de jugosas licencias por parte de grandes compa?¨ªas desarrolladoras es algo admirable. Sin embargo, en casos como ¨¦ste, la poca optimizaci¨®n del juego, el no aprovechamiento del potencial de la m¨¢quina y las lagunas jugables, encabezadas por una lentitud enorme y culminadas por la ausencia de retos distintos a los partidos, nos obligan a valorarlo de una forma no demasiado positiva. Aprueba porque si consigues entretenerte devolviendo continuamente los mismos golpes y teniendo m¨¢s moral que el Alcoyano para realizar quince golpes por punto para conseguir anot¨¢rtelo, pues te acabar¨¢ gustando. A nosotros no lo ha hecho.

l o   m e j o r

l o   p e o r