En busca del imperio perfecto

Rick Goodman sigue en plena forma. Lejos de oxidarse tras programar Empire Earth, puso a su equipo - Stainless Steel Studios - manos a la obra para perfeccionar la f¨®rmula que comenz¨® a desarrollar en Age of Empires y que, en esencia, sigue hoy impoluta en el trasfondo de Empires: Los albores de la era moderna. Cabe preguntarse si merece la pena adquirir un t¨ªtulo que, a¨²n incluyendo novedades, se mantiene totalmente fiel al esp¨ªritu Empires. Meditemos unos instantes?

Basta de meditaci¨®n. Esta vez voy a ser r¨¢pido y directo a la hora de dictar sentencia: Los albores de la Era Moderna es un regalo muy apetecible para cualquier seguidor del Build & Battle, apropiado para las fechas que se avecinan. Cuando proced¨ªa a la instalaci¨®n no albergaba demasiadas esperanzas de encontrarme con algo extremadamente innovador. De hecho, as¨ª fue: Los albores de la era moderna no supone ninguna revoluci¨®n en el g¨¦nero, un estilo de juego que lleva mucho tiempo viendo como sus cimientos siguen estancados en las cl¨¢sicas pautas que un d¨ªa fueran dibujadas en Dune 2, y m¨¢s tarde Age of Empires estableciera como est¨¢ndar.

Sin embargo, la profundidad de juego que Goodman ha conseguido gracias a la especializaci¨®n en un corto espectro de ¨¦pocas y el sublime apartado gr¨¢fico, impresionante se mire por donde se mire, convierten a Empires en referencia obligada tanto para el estratega casual y para el comandante curtido en mil batallas.

Del barco tortuga a la bomba at¨®mica

Muy bien, bus quemos pruebas en la escena del crimen. Tenemos campa?as, tres en concreto: Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n, el almirante coreano Yi y el general americano Patton. Para abrir el fuego, escogemos cualquiera de ellas y asistimos a la introducci¨®n de tres frentes hist¨®ricos que podremos rememorar a?os despu¨¦s de producirse. Todo se presenta en formato de primera divisi¨®n: el motor gr¨¢fico, evoluci¨®n directa del que vimos en Empire Earth, es capaz de manejar multitud de unidades al m¨¢s alto detalle, perfectamente animadas (quiz¨¢ algo mec¨¢nicas al desplazarse) y movi¨¦ndose sobre entornos tridimensionales impropios de un juego de estrategia por el uso de niebla volum¨¦trica y efectos de bump-mapping para proporcionar sensaci¨®n de relieve. Existen multitud de detalles que nos dejar¨¢n con la boca abierta.

Una vez introducidos en el campo de batalla, comprobamos que las misiones de campa?a est¨¢n bien dise?adas en l¨ªneas generales, alternando una variedad necesaria para no alcanzar la monoton¨ªa. Los objetivos son muy distintos entre s¨ª, como pueden ser resistir un asedio el mayor tiempo posible, infiltrarse en las l¨ªneas enemigas al estilo Comandos o reunir aliados para preparar un demoledor ataque. El hilo de la historia se sigue perfectamente gracias a las escenas cinem¨¢ticas, traducidas al castellano. Hac¨ªa tiempo que no me divert¨ªa tanto en una campa?a de un ETR, y son muy superiores en conjunto a las que llevaba de serie Empire Earth.

Pero las campa?as se agotan antes o despu¨¦s, y es entonces cuando Los Albores de la Era Moderna afronta la prueba definitiva al comenzar una partida en mapa aleatorio. Tenemos un total de cinco edades: Edad Media, Edad de la P¨®lvora, Edad Imperial, Primera y Segunda Guerra Mundial, as¨ª como un total de siete imperios diferentes: China y Corea (a?os 950-1900); Inglaterra y Francia (950-1950); Alemania, Rusia y E.E.U.U. (1900-1950). Decidir la ¨¦poca de inicio ser¨¢ esta vez un factor totalmente ligado a la elecci¨®n de nuestra civilizaci¨®n, ya que hay pa¨ªses que s¨®lo podr¨¢n ser escogidos en determinadas eras. Si a ello unimos que cada civilizaci¨®n est¨¢ representada al m¨¢ximo detalle de personalizaci¨®n, el realismo conseguido no tiene precedentes. Todos y cada uno de los edificios y unidades se han modelado de forma exclusiva para cada imperio, y est¨¢n basados en referencias hist¨®ricas reales.

Seguramente os preguntar¨¦is qu¨¦ ocurre si escogemos a una civilizaci¨®n medieval, por ejemplo China, y desarrollamos su tecnolog¨ªa hasta llegar a la Primera Guerra Mundial, ¨¦poca donde China alcanz¨® la paz y no tuvo representaci¨®n en la misma. Pues bien, Stainless Steel Studios ha ideado un sistema de alianzas para mantener la coherencia hist¨®rica, y nos ofrecer¨¢ llegado a ese punto la posibilidad de convertirnos en una de las dos potencias con las que China manten¨ªa relaciones amistosas, en este caso Rusia o Reino Unido.

Queda resuelto de este modo el gran fallo que cometi¨® Empire Earth en su d¨ªa: por abarcar muchas ¨¦pocas, el nivel de personalizaci¨®n para cada imperio era m¨ªnimo, y resultaba complicado identificarse con cada uno. En Los Albores de la Era Moderna esta diferenciaci¨®n alcanza tambi¨¦n a las capacidades econ¨®micas, militares y cient¨ªficas, en consonancia con la actuaci¨®n hist¨®rica de cada pa¨ªs. A trav¨¦s de los proyectos clasificados, desarrollados en la universidad, se representan logros y descubrimientos cient¨ªficos destacados por parte de la civilizaci¨®n. De manera similar ocurre con las innovaciones, esta vez en el terreno militar, las cuales se consiguen desde la armer¨ªa. Todo ello confiere puntos fuertes y d¨¦biles a cada pa¨ªs, haci¨¦ndolos mejores para la guerra por tierra, mar o aire, o basando su poder en la econom¨ªa.

As¨ª que cuidado con los sovi¨¦ticos cuando produzcan decenas de tropas una tras otra al ejecutar la apisonadora rusa, o atentos a los sindicatos de trabajadores ingleses cuando construyen autom¨¢ticamente los edificios que inician los ciudadanos. Podemos afirmar con seguridad que cada imperio es absolutamente DISTINTO a las dem¨¢s, como nunca se haya visto en un ETR basado en civilizaciones reales.

Por cierto, que Stainless Steel ha aprendido de sus errores. Viendo la escasa utilidad de los h¨¦roes en Empire Earth los ha desechado en esta ocasi¨®n, reserv¨¢ndolos exclusivamente para las misiones de campa?a. Tambi¨¦n ha vuelto al cl¨¢sico sistema de cuatro recursos (oro, piedra, madera y comida), mientras que se mantiene la barra de poder para las unidades que posean alguna caracter¨ªstica especial.

Se ha adecuado un m¨¦todo similar al piedra-papel-tijera para la confrontaci¨®n entre unidades, implement¨¢ndolo de manera l¨®gica: un carro blindado arrasa con la infanter¨ªa pero es vulnerable ante un soldado con arma anti-tanque. Sin embargo, existen resquicios en esta s¨®lida estructura, ya que a veces los muros y fortificaciones se vienen abajo demasiado r¨¢pido, incluso a golpe de espada.

Tanto si jugamos contra la m¨¢quina -ofrece hasta diez niveles distintos de dificultad- como si lo hacemos en el portal GameSpy contra rivales humanos -con opci¨®n de chat y rankings- tendremos abundantes posibilidades en cada partida. Las partidas hacen gala de un ritmo pausado, posibilitando la expansi¨®n econ¨®mica y el desarrollo de las t¨¢cticas militares. Como gran acierto, se proporciona la posibilidad de escoger el modo Acci¨®n, donde la recogida de recursos, la construcci¨®n y la velocidad de juego se aceleran, siendo ideal para el que prefiera una partida m¨¢s r¨¢pida.

Y es que el se?or Goodman, sin inventar nada realmente nuevo, ha tomado un conjunto de buenas ideas -algunas esbozadas en Empire Earth- orden¨¢ndolas hist¨®ricamente y coloc¨¢ndolas al servicio de la jugabilidad, ergo la f¨®rmula queda perfeccionada. ?Os parecen escasas las ¨¦pocas representadas? Tranquilos, ya est¨¢n en desarrollo dos entregas m¨¢s de la saga, que completar¨¢n el espacio de tiempo entre la prehistoria y la Edad Media. Empires para rato. Para mucho rato.

Gr¨¢ficos y sonido

El apartado gr¨¢fico se resume muy r¨¢pido: da gusto expandir tu civilizaci¨®n solamente para apreciar cada detalle. La c¨¢mara es totalmente adaptable: podemos girarla 360 grados y acercar el zoom hasta ver el bigote del general Yu con absoluta claridad. En las distancias cortas se aprecia la ganancia de pol¨ªgonos en cada unidad respecto a la versi¨®n anterior del engine gr¨¢fico. Si a esto unimos la calidad de implementaci¨®n en explosiones, fuego, niebla y humo volum¨¦trico y el paso de unidades sobre el terreno, nos queda un conjunto intachable.

En concreto, el efecto de movimiento del agua es de los mejores que recuerdo, incluyendo juegos de acci¨®n; las unidades se reflejan en la superficie marina y si se hunden en el agua se transparentan perfectamente. La guinda al pastel la pone el motor de f¨ªsica, que posibilita ver a la infanter¨ªa saltando por los aires al recibir el impacto de un proyectil. Realista al m¨¢ximo.

Por comentar alg¨²n defecto a este apartado, los personajes dejan siempre huellas sobre el terreno. Esto queda bien si pisan tierra o hierba, pero desentona si caminan sobre suelo pavimentado.

Del sonido hay que alabar el trabajo de traducci¨®n de di¨¢logos al castellano. En general no desentonan, pero como suele pasar en este tipo de trabajos, hay veces que se echa en falta m¨¢s fuerza y convicci¨®n en el habla. Un comandante a punto de entablar una peligrosa batalla no puede exclamar "?A las armas!" de la misma forma que lo dir¨ªa yo mientras tomo un caf¨¦ tranquilamente en el sof¨¢.

Por su parte, la banda sonora -una cuidada selecci¨®n de cortes ¨¦picos acorde con cada imperio- y la amplia variedad de efectos de sonido, incluidos sonidos de ambiente, toda clase de explosiones y las correspondientes exclamaciones para cada unidad, cumplen su cometido a la perfecci¨®n. No es el mejor audio que se haya escuchado jam¨¢s en un juego de estrategia, pero raya a un nivel notable.

Gui¨®n

Ricardo, fiel s¨²bdito de su padre, el Rey Enrique, debe enfrentarse a las ansias de poder del heredero directo del trono. El comandante Yi Sun-Sin es nombrado almirante de Corea en un momento muy delicado para el pa¨ªs. La negligencia militar de los altos cargos hace que Yi deba buscar aliados en pos de evitar la ca¨ªda del Imperio. George S. Patton, un veterano general americano, comandar¨¢ a un grupo de tropas noveles entrando por Africa del Norte, con el Tercer Reich al acecho y sabiendo que se han perdido muchos soldados a causa de la incompetencia de cierto general enchufado.

Tres campa?as situadas en distintas ¨¦pocas pero con muchos factores en com¨²n: traiciones, desastres que arreglar, la necesidad de aliarse para vencer y h¨¦roes con gran fuerza y personalidad.

Jugabilidad

Empires nos ofrece una interfaz de juego con pocas variaciones respecto al arquetipo del g¨¦nero. Quiz¨¢ lo m¨¢s rese?able es que los iconos de manejo se presentan sin estar encuadrados en ning¨²n panel, de manera que maximizan la visibilidad del campo de batalla. De igual manera que en Empire Earth, podemos agrupar las unidades y asignarles un casillero de acceso directo, aparte del t¨ªpico acceso por n¨²meros. De este modo tendremos todo el imperio bajo control, algo absolutamente necesario para poder desarrollar nuestras t¨¢cticas con presteza.

Mientras que la inteligencia artificial de la CPU es perfectamente ajustable y ofrece retos para todos los gustos, existen fallos ocasionales en la IA de nuestras unidades. A veces se quedan paradas sin reaccionar cuando son asediadas, aunque se espera que se solucione este defecto en un pr¨®ximo parche.

Como dije antes, hablando propiamente de la jugabilidad, se puede decir que el refinamiento de la vieja f¨®rmula de "Construcci¨®n y Batalla" da un nuevo paso al frente. Las posibilidades han sufrido una sustancial mejora debido a la fuerte especializaci¨®n de los imperios. En l¨ªneas generales y a pesar de la dificultad de la empresa, se logra un meritorio equilibrio entre civilizaciones.

Hay que decir que Los albores de la Era moderna presenta, por defecto, un ritmo de juego m¨¢s lento de lo normal, a nivel de recolecci¨®n de recursos, reclutamiento de tropas y avance de ¨¦pocas. Este peculiar ritmo, apropiado en mi opini¨®n para el desarrollo de la estrategia, puede chocar a mucha gente acostumbrada a una mayor cadencia de juego. No obstante, se puede optar por el modo Acci¨®n, acelerando los procesos en general y siendo ideal para una escaramuza r¨¢pida con los colegas.

El entretenimiento que proporcionan en primer lugar las tres campa?as principales, en segundo lugar las m¨²ltiples opciones para el mapa aleatorio y por ¨²ltimo la posibilidad de editar nuestros propios mapas y campa?as nos aseguran muchas horas de diversi¨®n? suponiendo que te guste el Build & Battle, claro. En caso contrario, este no es tu an¨¢lisis m¨¢s indicado ;)

Multijugador

En las partidas multiplayer podr¨¢n jugar hasta 8 personas simult¨¢neamente, ya sea en red local, mediante creaci¨®n de partidas por IP o por Internet. Para disfrutar esta opci¨®n dispondremos de un portal integrado en el lobby del programa, cortes¨ªa de Gamespy. Gracias a este servicio podremos acceder al buscador de partidas, que nos medir¨¢ con rivales de nuestra categor¨ªa. Si vencemos estos duelos subiremos de nivel en el ranking, de modo similar al ladder de Warcraft 3. De igual modo incluye varias salas de chat para concertar partidas online.

Estrategia y trucos

Debes aprovechar al m¨¢ximo las caracter¨ªsticas ¨²nicas de cada civilizaci¨®n. Si escogemos un imperio u otro debe ser porque estamos seguros de que conocemos a fondo los pros y contras que ofrece, para usar los primeros e intentar que el contrario no aproveche los segundos.

En el modo campa?a surgir¨¢n objetivos secundarios con bastante frecuencia, los cuales no son necesarios para completar el escenario. Sin embargo, siempre merece la pena investigar y explorar el mapa completo si es posible, puesto que si conseguimos dichos objetivos se nos premiar¨¢ con tropas y/o recursos que nos facilitar¨¢n mucho las cosas.

Compar¨¢ndolo con?

La referencia m¨¢s obvia es Empire Earth, por g¨¦nero, tem¨¢tica y equipo de desarrollo. De este modo, Los albores de la era moderna gana en calidad y pierde en cantidad. A todas luces, el cambio ha sido para bien, siendo mucho mejor juego que su predecesor.

Lo que est¨¢ bien

Lo que no est¨¢ tan bien

Ampliar