Broken Sword 3: The Sleeping Dragon (PC)

"Par¨ªs en Oto?o, los ¨²ltimos meses del a?o y el final del milenio. Tengo muchos recuerdos de la ciudad: los caf¨¦s, la m¨²sica, el amor... y la muerte". Seis a?os han pasado desde la ¨²ltima vez que o¨ªmos las palabras de George Stobbart en la primera entrega de "Broken Sword".

El primer aspecto de "The Sleeping Dragon" salta a la vista. Las famosas tres dimensiones no son para nada amigas de los aventureros m¨¢s cl¨¢sicos. Por el contrario, "Broken Sword" ha destacado por ser una de las aventuras gr¨¢ficas de corte cl¨¢sico con "denominaci¨®n de origen". Entonces, ?cu¨¢l es el por qu¨¦ de este cambio gr¨¢fico, arriesgando a perder gran parte de sus incondicionales?

Charles Cecil, director de Revolution Software, es el primero en asegurar que "las compa?¨ªas de videojuegos son totalmente reacias en la actualidad en financiar y publicar aventuras gr¨¢ficas en 2D". Pero est¨¢ claro que los videojuegos en 3D no son cosa de dos d¨ªas. Ante esto, ?por qu¨¦ se ha esperado cinco a?os desde la segunda parte? Cecil ten¨ªa la respuesta: "hasta el d¨ªa de hoy, la tecnolog¨ªa 3D no nos permit¨ªa producir el tipo de juego que la saga merec¨ªa y que nosotros est¨¢bamos dise?ando". Esperemos entonces, que "The Sleeping Dragon" aproveche esta evoluci¨®n tecnol¨®gica, no sin dejarnos de todos los dem¨¢s elementos que tan grande hicieron "Broken Sword".

Pero dej¨¦monos de ret¨®ricas y vayamos directamente a explicar lo visto hasta el d¨ªa de hoy. Como ya hemos comentado, el juego estar¨¢ completamente en 3D, es decir, nada de personajes poligonales con fondos bidimensionales (ej."Syberia"). En "The Sleeping Dragon" el escenario va a ser tambi¨¦n tridimensional, con lo que habr¨¢ una relaci¨®n mucho m¨¢s directa entre ¨¦ste y los personajes. Este aspecto ser¨¢ muy importante, pues aparte de las conocidas acciones de coger/utlizar objetos, tendremos que escalar, empujar, escondernos, etc. Es decir, que habr¨¢ una mayor interactividad.

El sistema de c¨¢maras ser¨¢ fijo y a medida que avancemos por los escenarios la vista se cambiar¨¢ autom¨¢ticamente. Este es uno de los puntos que m¨¢s se ha llegado a cuestionar, pues bien sabemos de muchos juegos que se han visto perjudicados por un mal funcionamiento de este sistema de c¨¢maras, por lo que Cecil se apresur¨® a puntualizar que el cambio de una vista a otro se va a realizar siempre con dinamismo y de forma eficiente, evitando al jugador que quede desorientado o que el protagonista sea v¨ªctima de estos fatales errores en el transcurso de la aventura.

Lo que nos vamos a encontrar en "Broken Sword 3" no deja de ser una aventura (para aquellos que lo tachen de antemano de t¨ªtulo de acci¨®n), pero esta vez no al 100%. Aproximadamente un 20% nos va a recordar m¨¢s bien a otros t¨ªtulos, como las dos ¨²ltimas entregas de "Indiana Jones" o, sobre todo, al ¨²ltimo Tomb Raider. Pues s¨ª, habr¨¢ escenas de habilidad y algunas pocas de acci¨®n, pero mayoritariamente estaremos dialogando, explorando, utilizando objetos o resolviendo puzzles.

Por lo que el argumento se refiere, Charles Cecil ha dejado claro desde el primer momento que, como siempre, va a ser el engranaje que de fuerza a  todo el videojuego. Una historia que nos recordar¨¢ al primero de la saga "La Leyenda de los Templarios", ya que, otra vez este grupo de "neotemplarios", en su empe?o para dominar el mundo, querr¨¢n despertar al drag¨®n dormido, en cuya alma se esconde un antiguo y desorbitado poder que les ayudar¨¢ a hacer cumplir sus temibles planes.

En el transcurso de la aventura George y Nico viajar¨¢n por varios lugares del mundo, como ya nos tienen acostumbrados y, en esta ocasi¨®n, habr¨¢ lugares tan dispares como el Congo, Etiop¨ªa, Praga y, como no, Par¨ªs. Pero para conocer mejor qu¨¦ es lo que se ha visto hasta fecha de hoy, vayamos a explicar tres situaciones del juego y que son las ¨²nicas que han salido de los estudios de Revolution.

En la primera, que ser¨¢ nada m¨¢s y nada menos que el principio del juego, nos encontraremos dentro de un avi¨®n accidentado al borde de un precipicio. Despu¨¦s de examinar nuestro entorno, tendremos que mover ciertos objetos o cajas al otro lado del avi¨®n para poder mantener el equilibrio y que no se deslice por el abismo. R¨¢pidamente, saldremos del avi¨®n para acabar viendo en secuencia cinematogr¨¢fica la ca¨ªda libre al vac¨ªo del veh¨ªculo, utilizando para ¨¦sta tambi¨¦n el mismo motor gr¨¢fico del juego.

En la segunda escena nos encarnaremos en Nico, periodista e ¨ªntima amiga de George, con la que llegaremos al apartamento de un supuesto amigo suyo. Antes de entrar en ¨¦ste, se escucha el terrible ruido de un disparo, por lo que Nico intenta desesperadamente adentrarse en la vivienda para averiguar qu¨¦ sucede. Al no poder abrir la puerta, tendremos que salir por la ventana de la escalera del edificio resolviendo un peque?o puzzle y ayudarse de la cornisa para llegar hasta la ventana de la cocina. Una vez dentro, la cara de Nico va a cambiar de repente al ver a un hombre apunt¨¢ndola con una pistola.

Por ¨²ltimo, en una escena en la cual George tiene que adentrarse en una mansi¨®n en plena luz de la luna, tendremos que sortear a los guardias patrullando los jardines y avanzar hasta el edificio como si de un laberinto se tratara. Ante la imposibilidad de llegar al final por culpa de un guardia, tendremos que encontrar la manera para enga?ar al perro que lo acompa?a, atray¨¦ndolo como si hici¨¦ramos sonar un se?uelo. Despu¨¦s que el guardia vaya a investigar el motivo de los ladridos de su perro, tendremos el camino libre para saltar el peque?o muro que nos separa de la entrada de la mansi¨®n.

Como pod¨¦is ver, en las tres escenas el riesgo de muerte es persistente, lo que significa que Revolution no se desmarca de la idea de hacer morir al protagonista si no realizamos la acci¨®n adecuada y, esta vez, en el momento oportuno. Ya se cuestion¨® este aspecto cuando, en su momento, hacer morir al protagonista no era lo m¨¢s corriente en los juegos de aventuras gr¨¢ficas. En The Sleeping Dragon, se va a mantener este aspecto, a¨²n de una forma mucho m¨¢s habitual.

Otro punto de coincidencia en las tres situaciones es la sutil inteligencia de los creadores del juego, pues en cada situaci¨®n tendremos que estrujarnos los sesos para poder avanzar, y no todo acabar¨¢ en la habilidad sobre el control del personaje.

?ste ser¨¢ tambi¨¦n un aspecto muy importante a tener en cuenta. "The Sleeping Dragon" se va a adaptar, adem¨¢s del PC, a PS2 y XBOX, por lo que la "consolizaci¨®n" de un cl¨¢sico en el mundo del PC es un hecho. ?Significa el cambio de control que el juego vaya a ser m¨¢s "arcade"? Pues una cosa no influye para nada en la otra. Pero lo que s¨ª es cierto es que muchos de los aventureros est¨¢n tan acostumbrados a utilizar el rat¨®n para jugar, como su almohada para dormir. Pues, en "Broken Sword 3" el rat¨®n va a ser un mero espectador. Los controles est¨¢n pensados para funcionar con pad, aunque siempre podremos dirigir al personaje con el teclado.

Habr¨¢ unas teclas definidas para cada tipo de acci¨®n, que no ser¨¢n muchas y diferentes, pero s¨ª que, ante lo visto, no esperamos otra cosa que el "saltar", "correr" o "agacharse". El cuarto bien podr¨ªa ser el de "interactuar", es decir, desde hablar, hasta coger o utilizar. Esta funci¨®n quedar¨¢ resaltada en la pantalla cada vez que estemos delante de un objeto que se pueda coger, persona con la que dialogar, etc. Si bien es cierto que el sistema de control es lo que menos se ha mostrado, creemos que ser¨¢ un sistema f¨¢cil y muy intuitivo.

Los gr¨¢ficos ser¨¢n realmente impresionantes. Como que en "The Sleeping Dragon" no habr¨¢ nunca muchos personajes al mismo momento, sus creadores han podido trabajar con un detalle de lujo para cada uno de ellos, lo que conllevar¨¢ un grado de realismo brutal en el modelado y, sobre todo, las facciones de la cara. Seg¨²n nos han contado, la coincidencia de los movimientos de los labios con la voz de la persona que habla va a ser altamente precisa. Esperemos que en su doblaje se mantenga este nivel, porque, sin lugar a duda, George Stobbart y Nico volver¨¢n a hablar nuestro idioma.