Your love? is like Bad Medicine

Un esp¨ªritu distinto
El jug¨®n europeo es distinto al jug¨®n asi¨¢tico, eso es un hecho. Pero la apertura de las fronteras y la disminuci¨®n, gracias a Internet, de las distancias f¨ªsicas han contribuido a un acercamiento entre las dos culturas, que en el caso de los videojuegos se hace m¨¢s evidente. Si bien Jap¨®n representa el mercado n? 1 del mundo en cuanto a la realizaci¨®n y consumo de videoentretenimiento, Europa se alza como el tercer miembro en discordia, el hermano pobre, d¨®nde los juegos llegan por norma general m¨¢s tarde y peor realizados. Cuando a ello se le une una concepci¨®n de juego distinta a la cl¨¢sica de mando y botones, la cosa se radicaliza gravemente. Eso si, no estamos delante de un juego que pueda considerarse un 'must have' a pesar de la nota que ve¨¢is all¨¢ arriba. Para mi si lo es, pero entiendo que es un tipo de mercado que no es del agrado de todos.

Empez¨® con el bailoteo?
La estrella de la gama bemani es Dance Dance Revolution, sin lugar a dudas, que a Europa nos lleg¨® bajo el nombre de Dancing Stage Euromix. De la misma Konami, este juego de saltar sobre un mando-alfombra al ritmo de las canciones y las flechas que salen en pantalla caus¨®, como su mismo nombre indica, una aut¨¦ntica revoluci¨®n en los salones recreativos de oriente y m¨¢s tarde en sus PlayStation. Infinidad de remixes, m¨¢s de 15 t¨ªtulos en el mercado, sus bandas sonoras en el top de la lista de ventas? y eso fue s¨®lo el principio.

Konami, que cuenta con grupos de producci¨®n capaces tanto de crear juegos como Metal Gear Solid u otros tan dispares como ¨¦ste mismo, no tard¨® en darse cuenta del fil¨®n que hab¨ªa abierto y decidi¨® tratar de aprovecharlo al m¨¢ximo. Y con ello atac¨® una de las mayores frustraciones adolescentes de todos los tiempos: la guitarra el¨¦ctrica. Nace Guitar Freaks.

A guitarrazo limpio
El planteamiento del juego no pod¨ªa ser m¨¢s simple. Una serie de marcas van apareciendo en pantalla y nosotros tenemos que pulsarlas en el orden correcto. Hasta ah¨ª no tendr¨ªa historia e incluso ser¨ªa bastante aburrido, sino fuera porque para realizarlo disponemos de un mando en forma de guitarra con 3 botones para la mano izquierda y un pulsador en la derecha; si a todo ello le sumamos el hecho de que suenan diversas melod¨ªas por los altavoces y que nosotros estamos interpretando el tema central con nuestra guitarra de juguete? pues de repente nos encontramos de pie, saltando como Angus Young mientras acertamos los compases de Born To Be Wild, Bad Medicine, You Oughta know y un sinf¨ªn de temas propios que incluso pueden ser hasta m¨¢s pegadizos que los que he nombrado aqu¨ª.

Obviamente, el nivel gr¨¢fico del juego no est¨¢ a la altura de Metal Gear Solid 2, ni falta que le hace. Se limita a cumplir, mostrando muy claramente lo que desea mostrar y todo lo dem¨¢s queda en segundo plano. Incluso las escenas tipo videoclip que aparecen mientras interpretamos se dejan absolutamente al m¨¢rgen para no interferir ni molestar en el desfilar constante de las marcas que representan las notas de nuestra guitarra. Esta caracter¨ªstica no deja de ser un detalle a favor de la jugabilidad del producto, en un mundo donde parece ser que lo ¨²nico importante son los gr¨¢ficos que pueda tener un juego, la cantidad de pol¨ªgonos en pantalla o el bump mapping de sus texturas. Pues no, se?ores. Ni pol¨ªgonos, ni fotorrealismo ni nada por el estilo. Jugabilidad y adicci¨®n 100%.

Aporrear tambi¨¦n es divertido
Pero la cosa no acaba aqu¨ª. Como ya expliqu¨¦ antes, esta versi¨®n es la primera que conjuga en un solo disco el simulador de guitarra y el de bater¨ªa. Pero el de bater¨ªa es otro cantar. Mientras que en el Guitar Freaks nos tendremos que 'limitar' a pulsar los 3 botones en el orden correcto, en Drum Mania hay hasta 6 canales de los que deberemos estar pendientes, 5 para darle con los palos y un pedal. Eso significa, si no recuerdo mal mis clases de coordinaci¨®n, que la dificultad se duplica ya que nuestro cuerpo tiene tendencia a sincronizar movimientos de manos y pies simult¨¢neamente, lo cual no es nada bueno para los intereses de avanzar en el juego. Es decir, cuando pegamos a los platos de la bater¨ªa, tendemos a mover tambi¨¦n el pie del pedal, acertando raramente con lo que el juego nos indica. En este sentido, me las he visto verdaderamente canutas para conseguir acabar alguna canci¨®n medio decentemente, sin tener que o¨ªr los constantes y merecidos abucheos del p¨²blico, teniendo que volver r¨¢pidamente al Guitar Freaks para satisfacer m¨ªnimamente mi ego con algunos aplausos.

Dos mejor que uno
Pero el verdadero aliciente de este Guitar Freaks (y de cualquier juego del estilo, en general) es cuando vienen a jugar a casa tus amigos y hay una c¨¢mara de fotos a mano. Y es que una vez puestos, es un juego que no desagrada a casi nadie: colaboradores, amigos, compa?eros de trabajo? casi todos han tenido que pasar en alg¨²n momento por la prueba de la guitarra y la alfombra, y tras el primer rid¨ªculo? hicieron un pedido a USA de guitarras, bater¨ªas y alfombras!

Diversi¨®n infinita
Lo evidente de este tipo de juegos es que no caducan. Sigo jugando al Dancing Stage Euromix de la Ps1 y al mismo original Guitar Freaks tambi¨¦n para la gris de Sony. Del mismo modo, resulta obvio que no es un juego al alcance de cualquiera; requiere una inversi¨®n inicial relativamente alta para poder disfrutarlo en plenas condiciones, sumado al hecho de que encontrar tanto los t¨ªtulos como los perif¨¦ricos es harto dif¨ªcil de realizar en Espa?a. Las guitarras suelen rondar los 30€ y las bater¨ªas los 50€. Si a todo ello le sumamos el precio del juego y los gastos de env¨ªo? pero os aseguro que si decid¨ªs dar el paso no os arrepentir¨¦is.

Adem¨¢s, la amortizaci¨®n de los perif¨¦ricos est¨¢ asegurada. Hay multitud de t¨ªtulos que proponen nuevas canciones para afinar en nuestros instrumentos, y probablemente no dejar¨¢n de salir hasta dentro de muchos a?os. Tambi¨¦n est¨¢ el hecho diferencial que supone, por una vez, olvidarnos del cl¨¢sico Dual Shock y contemplar nuestra Ps2 como una fuente de entretenimiento completamente distinta a la habitual. Los japoneses son los mejores en este sentido? y se nota.

c? o? n? c? l? u? s? i? ¨®? n
Ojo, como antes dije, no es un juego para todos. Lo amar¨¢s u odiar¨¢s, pero no te dejar¨¢ indiferente. Ahora bien, si te gusta lo distinto, si siempre deseaste tocar la guitarra o la bater¨ªa? juega a Guitar Freaks. Haz lo que puedas para que te dejen echarle una ojeada. A buen seguro que pasar¨¢s a formar parte del grupo de aficionados que, como yo, no pueden dejar pasar unos d¨ªas sin aporrear la bater¨ªa o marcarse unas jams. Y ahora, si me perdon¨¢is, tengo un par de cosas pendientes? (Your love is like baaaaad medicine? bad medicine is all I need?)