Se?orita Samus, otra vez en ¨®rbita...

La belleza secreta de Samus Aran vuelve tras ocho a?os de ausencia. Antes que su hom¨®nimo para GameCube, Intelligent Systems regala a los usuarios de Game Boy Advance una de las aventuras m¨¢s completas, s¨®lidas y absorbentes de su cat¨¢logo.

Eso debe hacernos entender que no es una licencia olvidada. Los estadounidenses la idolatran. Tratan a la hero¨ªna como una diva, m¨¢s all¨¢ de las curvas vertiginosas de Lara Croft y por encima de cualquier reclamo con un valor meramente sexual. Porque de Samus Aran sabemos poca cosa. Est¨¢ infecta. Es dura. Es incluso muy masculina. Y no se le ve apenas el rostro. Detr¨¢s de ese visor est¨¢ el encanto de una belleza secreta que ha cautivado a medio mundo con tres aventuras: Metroid (NES), Return of Samus (GB) y Super Metroid (SNES).

Se agradece, no obstante, esta reserva a la hora de hacer sus apariciones. No es un juego que se digiera r¨¢pido. No hablamos de un Mario o de un Sonic. Al contrario que una mascota cualquiera, lo suyo es mucho m¨¢s denso en casi todos los sentidos: la historia, la ambientaci¨®n, el desarrollo de la aventura, los puzzles... Y atendiendo a todo ello debemos presentar esta cuarta entrega: Metroid Fusion. Intelligent Systems --sin duda el estudio de Nintendo que mejor est¨¢ tratando a GBA-- se pone al tim¨®n de esta secuela, despu¨¦s de que Retro Studios resolviera --seg¨²n la prensa estadounidense-- con ¨¦xito el salto a las 3D. Pero no hay que confundirse. MF es el ¨²ltimo cap¨ªtulo tanto en tiempo real como en ficticio, mientras que MP se sit¨²a entre las dos primeras entregas.

Pero la vida da muchas vueltas, y la hero¨ªna, por ¨®rdenes de la Federaci¨®n, est¨¢ recogiendo muestras en dicho planeta para restablecer de nuevo el ecosistema antes de que tanto ella como los Piratas hicieran acto de presencia. Sin embargo, en uno de sus viajes, Aran sufre una par¨¢lisis y pierde el control de la nave. Afortunadamente la vaina de escape sale eyectada y puede evitar colisionar contra un cintur¨®n de asteroides.

Las investigaciones revelan algo catastr¨®fico: Samus ha sido parasitada por un ente desconocido, al que denominan por falta de datos como X. La infecci¨®n recorre r¨¢pidamente su sistema nervioso y acaba tomando el control de la pr¨¢ctica totalidad de sus ¨®rganos. El traje de combate que llevaba puesto se integr¨® con su cuerpo, y separar las injerencias de su piel podr¨ªa poner en peligro su vida.

Sin embargo, los cient¨ªficos de los Laboratorios de Biometrox tomaron una decisi¨®n desesperada: aprovechando los ¨²ltimos avances en el campo de la tecnolog¨ªa Metroide, decidieron inocular a Samus una vacuna que intentara contrarrestar los efectos delet¨¦reos del X. La vida, dicen, es muchas veces una sucesi¨®n de encuentros fortuitos: ?La hero¨ªna de metal nuevamente salvada por un Metroid!

Cuando todav¨ªa estaba empezando a reponerse de su estado comatoso, en la base de la Federaci¨®n se recibe una llamada de socorro: ?Los laboratorios de Biometrox, que estaban reconstruyendo el h¨¢bitat del SR388, han sufrido una fuerte explosi¨®n en la sala de cuarentena! Velozmente, Samus decide ir a investigar lo sucedido. La estaci¨®n de investigaci¨®n y todos los humanos que trabajaban all¨ª est¨¢n en peligro...

Que nada de esto os enga?e: la historia es mucho m¨¢s interesante de lo que aparenta. Hay sorpresas que, para no chafar la guitarra a nadie, no desvelaremos, pero tened por seguro que os mantendr¨¢ pegados a la pantalla hasta el final. Y acomodaos bien, porque acabar¨¦is con dolor de clav¨ªcula de tanto inclinar la cabeza...

  g  r  ¨¢  f  i  c  o  s

Metroid Fusion es una maravilla a nivel gr¨¢fico. Pero hay que ir por partes porque un servidor corre el riesgo de dejarse algo en el tintero. Para empezar, se debe dividir obligatoriamente el apartado visual de ¨¦ste juego en dos ¨¢mbitos: lo meramente t¨¦cnico y lo art¨ªstico. Y es que es totalmente inevitable no hacer menci¨®n especial a todo el trabajo que hay detr¨¢s del dise?o de las fases, de los decorados, de los enemigos y de la propia Samus; bocetos y croquis son, m¨¢s que nunca, algo que contribuye a aumentar la buena sensaci¨®n que produce Metroid Fusion.

La uni¨®n del traje de Samus con su cuerpo narrado en la introducci¨®n redunda en una presencia mucho m¨¢s org¨¢nica de la protagonista. Ya no luce aquel armaz¨®n dorado con los hombros abombados. Ahora se ha desgarrado parte de su vestidura y ha pasado a formar parte de la misma piel de la hero¨ªna. Este cambio radical en su imagen afecta muy ligeramente al resto del juego. Intelligent Systems --el equipo que cre¨® originariamente el t¨ªtulo, con el nombre de RD1 y bajo la batuta de Gumpei Yokoi-- mantiene esa extra?a mezcla de entornos org¨¢nicos, latentes de vida, pero a la vez distantes, fr¨ªos y vibrantes, cerca del futurismo.

Es en este momento cuando nos damos cuenta de la sensacional labor del equipo art¨ªstico que hay detr¨¢s de Metroid Fusion. Todas y cada una de las estancias son un aut¨¦ntico ejercicio de estilo de Nintendo. Una prueba m¨¢s que el videojuego roza la categor¨ªa de arte en algunos momentos gracias a trabajos como ¨¦ste. La atm¨®sfera se ha convertido, pues, en un signo definitorio de la saga totalmente indisociable.

El motivo de qu¨¦ todo ello nos absorba por completo de principio a fin es la cuidada distribuci¨®n de los ambientes y la buena resoluci¨®n t¨¦cnica. Nada m¨¢s comenzar, Samus pasa por el puerto de atraque, por la cubierta principal y por la sala de cuarentena, dotado todo ello de una infinidad de detalles que denotan la minuciosidad de todo lo que rodea el juego. Ver¨¢n en la pantalla de la consola puentes con vidrieras que descubren el espacio,  laboratorios en zonas restringidas, superf¨ªcies --y subf¨ªcies- acuosas --de una bell¨ªsima factura--, todo tipo de vegetaci¨®n apoder¨¢ndose del acero de la estaci¨®n espacial y otras estancias sumidas en la oscuridad a la luz de la linterna del traje de Samus. Es impresionante cruzar una puerta y ver como cada sector tiene un fondo coherente que no entra en contradicci¨®n y que, sin embargo, es de una variedad enorme.

Al tratarse de un espacio relativamente reducido, algunos entornos quedan minimizados si se compara con el aut¨¦ntico planeta SR388, pero no es algo que haga perder valor a los gr¨¢ficos. Todos lo que vamos visitando poco a poco es ¨²nico, y gracias a esto tambi¨¦n es posible orientarse con precisi¨®n dentro de los Laboratorios de Biometrox. A lo ya comentado en el p¨¢rrafo de arriba, hay que sumar habitaciones totalmente heladas, cuevas, peque?as junglas, vidrieras que se despedaza o techos que se desploman.

Para el final dejamos lo m¨¢s t¨¦cnico; los sprites, el tama?o de los enemigos y todas las filigranas que han usado los responsables de Advance Wars en esta peque?a joya. La utilizaci¨®n de la paleta de colores es tremenda; matices, sombreados y contornos est¨¢n a la orden del d¨ªa gracias al degradado y a su inteligente distribuci¨®n. Cuando disparamos contra un enemigo, ¨¦ste comienza a distorsionarse hasta que se transforma en una c¨¦lula del par¨¢sito X, al m¨¢s puro estilo "sci-fi". Samus tambi¨¦n luce de gala, con una cadencia de movimientos espectacular, muchas animaciones distintas y una posici¨®n ligeramente corbada, m¨¢s agresiva de lo normal.

Pero para espectacular, y en may¨²sculas, los enemigos de mayor tama?o. A veces podemos intu¨ªr su presencia, notamos que van a llegar cuando el propio juego activa su presencia con sombras que planean sobre nosotros o con trepidaciones repentinas de la pantalla. Una vez han llegado no podemos salir de nuestro asombro: mastod¨®nticos sprites, excelente definici¨®n, movimientos precisos --aunque algunos parecen algo entumecidos-- y, acorde con la t¨®nica del juego, de un dise?o mucho m¨¢s crudo de lo normal. A medida que vamos dej¨¢ndoles sin energ¨ªa van deform¨¢ndose, reflejando su apariencia esta constante expulsi¨®n de vida: pierden combustible por los ojos, se decoloran a rojo o algunos de sus miembros sufren descagas el¨¦ctricas.

Lo hemos venido diciendo en estos p¨¢rrafos, pero lo volvemos a repetir por si no ha quedado claro: Metroid Fusion tiene unos gr¨¢ficos que, una vez m¨¢s --y por suerte parece una constante--, acallar¨¢ muchas cr¨ªticas sobre el potencial t¨¦cnico de Game Boy Advance.

  s  o  n  i  d  o

As¨ª de f¨¢cil: Metroid Fusion tiene el mejor apartado auditivo de Game Boy Advance. Olvidados quedan aquellos juegos que recortaban los recursos del sonido para centrarse en los gr¨¢ficos. En esta ocasi¨®n Intelligent Systems vuelve a aleccionar a todas las desarrolladoras con una labor fuera de toda duda que no s¨®lo combina buena m¨²sica y samples con voces digitalizadas con maestr¨ªa, sino que la reproducci¨®n alcanza cotas nunca vistas en una port¨¢til. Y eso es algo que se percibe solamente conectando el cartucho.

Primero, por la m¨²sica original compuesto por Kenji Yamamoto. Las referencias a los antiguos Metroid no acaban aqu¨ª, y esas seis notas suspendidas en el vac¨ªo que aparecen una vez se recarga la partida tambi¨¦n est¨¢n presentes - aunque es posible que acabe perdiendo su armon¨ªa de las veces que lo escucharemos. Todas las partituras restantes son nuevas y destaca especialmente la de la introducci¨®n. No se trata de composiciones definidas, ni temas pegadizos, sino de mareos experimentales acordes con el desarrollo del juego. Si bien es cierto que, tambi¨¦n, nos encontramos otros m¨¢s mel¨®dicos, con golosinas para nuestros o¨ªdos como la que suena en la parte final del Sector 4 (AQA). La variedad es inmensa. La calidad sorprende. Game Boy Advance por fin puede sacar pecho y silbar con chuler¨ªa.

Pero si la m¨²sica ya merece ser premiada, los efectos est¨¢n en otra dimensi¨®n. Cada paso de Samus tendr¨¢ su respuesta en los altavoces. Los disparos, las explosiones, las manos agarr¨¢ndose a los asideros, las distintas superficies... hay toda una librer¨ªa que abarca tambi¨¦n voces n¨ªtidamente digitalizadas. Por supuesto el sonido merece toda la atenci¨®n del mundo. La merece porque Metroid Fusion amalgama todos estos detalles para consolidar una puesta en escena espectacular y nada de ello puede ser descuidado. No lo ha sido, tenganlo por seguro.

Empezamos por lo m¨¢s b¨¢sico: Metroid Fusion es muy similar en concepci¨®n a la vertiente RPG de Castlevania. Se trata, en resumidas cuentas, de una aventura de plataformas, que en el caso del juego de Nintendo est¨¢ sazonado con dosis de "shooter" trepidante. La acci¨®n gira, pues, alrededor de una protagonista que al principio carece de habilidades y cuyos acontecimientos le superan en todos los sentidos: hay infinidad de puertas que no puede atravesar, vac¨ªos que no puede saltar y enemigos que es incapaz de abatir. El proceso de aprendizaje es uno de los atractivos en este g¨¦nero, pues a medida que uno va obteniendo nuevos poderes, regresa a un punto anterior de la aventura y salva ese obst¨¢culo que le imped¨ªa avanzar.

Y eso no es un error garrafal, que quede claro. El t¨ªtulo que nos ocupa no pierde en ning¨²n momento su inter¨¦s. Y para que la cosa no parezca tan dram¨¢tica, se debe remarcar que pese a indicarnos a qu¨¦ lugar se debe ir, a menudo tenemos que encontrar nosotros mismos la soluci¨®n de un problema. Por ejemplo, Samus es enviada a localizar un dispositivo de seguridad que ha perdido el control, pero no sabemos exactamente en qu¨¦ parte del sector se?alado est¨¢, as¨ª que debemos investigar hasta el ¨²ltimo rinc¨®n para dar con ¨¦l. Es en estos momentos donde todo lo que se ha dicho del g¨¦nero cobra aut¨¦ntica dimensi¨®n. Y es aqu¨ª donde Metroid Fusion se encuentra en su salsa.

Paciencia que, en general, se puede sobrellevar debido a una dificultad s¨²per ajustada. Los enemigos no cuest¨¢n de abatir, los "Final Bosses" siguen un patr¨®n cuyo punto d¨¦bil puede localizarse sin romperse los cuernos, aunque, eso s¨ª, precisa de varios ensayos antes de salir airoso del enfrentamiento. Despu¨¦s de todo, Metroid Fusion es una sabia combinaci¨®n de acci¨®n y exploraci¨®n, y cuando los momentos de m¨¢s dinamisma dejan paso a la calma de la b¨²squeda no hay bajones en el tempo de la aventura. Siempre aparece algo en el momento preciso y en lugar correcto. Es como si Nintendo supiera que hay instantes que necesitan vitaminas y ah¨ª se deja ver su mano; un jefe de nivel, una lucha encarnizada, una pausa de satisfacci¨®n y un an¨¢lisis profundo del entorno. El ciclo se repite pero el juego no cae en la monoton¨ªa porque su variedad lo impide.

Lo primero responde a una simple cuesti¨®n est¨¦tica, como lo es, por ejemplo, el motivo veraniego de Super Mario Sunshine para GameCube. La aparici¨®n de todas estos climas surge de forma menos natural y est¨¢ subordinada totalmente al tama?o de la estaci¨®n. No hay ni la variedad ni la cantidad que hay en Super Metroid, pero como dec¨ªamos no es algo que influya mucho en la jugabilidad. Lo que s¨ª es menos acertado es esta confinaci¨®n en sectores que por suerte a medida que avanza la historia parece romperse, aunque despu¨¦s de todo, estructura la aventura de manera mucho m¨¢s limpia y elimina las complicaciones de tener que pasar por centenares de habitaciones in¨²tiles para llegar ad¨®nde quer¨ªamos llegar.

La obtenci¨®n de movimientos est¨¢ supeditada a la presencia de "enemigos finales". Cada vez que derrotamos a uno, el par¨¢sito que moraba en su interior se desprende y flota en el aire durante unos instantes. Instantes que debemos aprovechar para absorberlo y asimilar as¨ª sus habilidades. Estas son mayoritariamente dotaciones f¨ªsicas, como la capacidad de enroscarse sobre el propio cuerpo --la cl¨¢sica morfosfera--, los saltos continuos en el aire o la posibilidad de esprintar a toda velocidad. A parte de ello, Samus puede descargar actualizaciones de su traje a trav¨¦s de las salas de datos, comunicadas directamente con el cuartel general de la Federaci¨®n. Desde ah¨ª se env¨ªan nuevas habilidades como los misiles de hielo o las bombas de carga.

Para terminar de configurar definitivamente el perfil de Samus, durante el juego tendremos que buscar estancias secretas que esconden "¨ªtems" para aumentar el dep¨®sito de misiles y bombas, as¨ª como la barra de energ¨ªa de la hero¨ªna, segmentada en distintos tanques con un procentaje de salud que va decreciendo a medida que contactamos con el fuego enemigo. Los m¨¢s veteranos acertar¨¢n al pensar que, despu¨¦s de muchas actualizaciones, hay algunas ausencias como la del "Grapple Beam" --un gancho el¨¦ctrico, similar a la cadena de Link en Ocarina of Time o al l¨¢tigo de Simon Belmont en Castlevania IV-- o el "X-Ray Beam", ambos presentes en Super Metroid.

De todos modos, y tras haber jugado en profundidad, hemos percibido algunos errores en el control cuando se hace un cambio repentino al intentar agacharse. Si no se deja de pulsar una direcci¨®n en concreto, la consola no responde a las ¨²ltimas indicaciones. Esto lastra bastante cuando cualquier titubeo a la hora de tomar decisiones nos topamos con que Samus sigue estando de pie y ya hace tres segundos que le hemos ordenado que se convierta en morfosfera. Otra cosa que nos ha dejado un tanto extra?ados: por alguna raz¨®n, en el manual no aparece la opci¨®n de rebote en la pared, pero esa habilidad la hemos podido realizar, no sin muchas dificultades y tras --sin exagerar-- cien intentos, para superar alguna pared.

Tampoco hay extras que puedan disfrutarse ahora mismo, pero se trata sin lugar a dudas de una inversi¨®n de futuro. Se necesita para ello la conexi¨®n con Metroid Prime de Retro Studios, por lo que las posibles opciones adicionales quedan latentes hasta que aparezca el juego de GameCube. Y dichos suplementos son bastante jugosos: para empezar, la versi¨®n de NES de Metroid, dirigida por el tristemente fallecido Gumpei Yokoi. Para ello hay que terminarse el juego una vez y conectar posteriormente la Game Boy Advance al puerto de mando de GameCube, con la ayuda del Cable Link. El otro extra es el traje de Metroid Fusion, que pasar¨¢ a sustitu¨ªr el que viste y calza Samus en Metroid Prime una vez ¨¦ste ¨²ltimo haya sido completado. Sin duda, dos buenas excusas para comprar ambos t¨ªtulos que se alejan de toda la hojarrasca que varios editores se empe?an en inclu¨ªr.

  c  o  n  c  l  u  s  i  ¨®  n

Al igual que la protagonista, el juego es una fusi¨®n precisa de un mundo org¨¢nico y cibern¨¦tico. Un excelente ejercicio de estilo de Nintendo que en Game Boy Advance s¨®lo encuentra como rival a las dos entregas de Castlevania. Es realmente dif¨ªcil toparse con un t¨ªtulo tan equilibrado en todos los sentidos; visualmente rompedor, el peso de Metroid Fusion no s¨®lo recae en una jugabilidad estudiada --aunque a menudo da la impresi¨®n de ser muy lineal--, sino que parte de su encanto radica en una atm¨®sfera angustiante y esperanzadora a la vez. Esta ambivalencia va apareciendo en la pr¨¢ctica totalidad de la aventura, y eso sumerge el usuario en una espiral de sucesos a cual m¨¢s interesante. Porque la trama es sencilla, no hay distintos niveles ni extra?as piruetas que nos hagan perder el hilo: es eficaz, directa, s¨®lida e intrigante. Como Metroid Fusion en general.

Har¨ªan bien en a?adirlo a la lista de imprescindibles para estas navidades, junto a Advance Wars, Yoshi's Island y Harmony of Dissonance.

  l  o  m  e  j  o  r :

  l  o  p  e  o  r :