Medieval: Total War
- PlataformaPC8
- G¨¦neroEstrategia
- DesarrolladorThe Creative Assembly
- Lanzamiento17/09/2002
- TextoEspa?ol
- VocesEspa?ol
El arte de la guerra
Despu¨¦s de Shogun, un juego que simulaba batallas medievales de manera realista, llega a las tiendas su secuela con algunas mejoras que a continuaci¨®n os exponemos.
En ese compacto y uniforme mundo de la estrategia, Shogun marc¨® sensibles diferencias. Se trababa de un juego que simulaba batallas medievales de manera realista. Deb¨ªamos emplear t¨¢cticas racionales para conseguir la victoria, aprovechando, a nuestro favor, variables como la moral de las tropas o las caracter¨ªsticas del terreno.
Shog¨²n ten¨ªa un peque?o defecto: el escenario era al Jap¨®n medieval, y las tropas disponibles se limitaban a las de esa ¨¦poca y pa¨ªs. En Medieval Total War, su secuela, ese error se ha subsanado con creces. Ahora podremos elegir entre una docena de facciones que representan, con m¨¢s o menos exactitud hist¨®rica, las principales potencias del Mediter¨¢neo, desde Inglaterra a Oriente Pr¨®ximo. Cada una de ellas cuenta con sus propias unidades caracter¨ªsticas, lo que multiplica las clases de tropas disponibles. Por citar alguna, los mercenarios almog¨¢vares del reino de Arag¨®n.
En cualquier caso, las directrices de Medieval siguen siendo las mismas que se establecieron en Shog¨²n. En la batalla, dispondremos de un tiempo inicial para desplegar a nuestras tropas. Existen formaciones gen¨¦ricas para el conjunto de nuestro ej¨¦rcito, as¨ª como para cada unidad independiente. Formaciones que tambi¨¦n podremos establecer manualmente. Si somos el atacante, a nosotros nos corresponder¨¢ llevar la iniciativa del combate. Como defensor, tendremos la oportunidad de afianzarnos en terreno provechoso para resistir mejor el choque del enemigo.
En cualquier caso, iniciada la batalla, tendremos que combinar conocimiento e intuici¨®n para adelantarnos a las decisiones del enemigo y vencerle. Aqu¨ª no podremos construir unidades a un palmo del adversario, ni cambiar de turno. Todo se desarrollar¨¢ en tiempo real, lo que nos obliga a pensar mejor, y tambi¨¦n m¨¢s r¨¢pido.
En Medieval podemos jugar batallas personalizadas, bien contra el ordenador o contra un jugador humano, mediante un sistema de puntos. Con esos puntos, podemos comprar tropas a nuestro antojo, o modificadores positivos, como un mayor nivel de experiencia y entrenamiento. Tambi¨¦n es posible jugar batallas hist¨®ricas, donde la cantidad, la calidad y el tipo de tropas viene definido por el sistema. Por ¨²ltimo, tambi¨¦n podemos generar batallas totalmente aleatorias.
Pero las batallas s¨®lo constituyen la mitad del juego. La otra mitad consiste en el modo campa?a, que es el opuesto a todo lo que hemos descrito. La campa?a se desarrolla por turnos, en un mapa que recuerda a los juegos de tablero. Aqu¨ª, el objetivo es desarrollar una econom¨ªa, al estilo de los juegos de estrategia convencionales, acumular fuerzas y expandir nuestros territorios a expensas de nuestros enemigos. Cuando nuestros ej¨¦rcitos tropiecen con un adversario, pasaremos a jugar en modo batalla, aunque bien podemos dejar que el sistema calcule autom¨¢ticamente el resultado del encuentro.
Nuestra econom¨ªa depende de dos grandes variables: la producci¨®n y el comercio. Por producci¨®n se entiende los recursos ofrecidos por cada provincia. Podremos aumentarlos construyendo determinadas estructuras, como las minas. El comercio, b¨¢sicamente, implica el establecimiento de rutas comerciales mar¨ªtimas. Implican tener un puerto y construir barcos mercantes para la exportaci¨®n de nuestras mercanc¨ªas.
Adem¨¢s de nuestra potencia econ¨®mica y militar, en el modo campa?a tendremos que lidiar con otras variables, como la diplomacia o la religi¨®n. Podremos pactar alianzas con otras naciones, reforz¨¢ndolas mediante el matrimonio, o emplear subterfugios como el espionaje o el magnicidio. Tambi¨¦n tendremos que soportar o aprovechar en nuestro favor los caprichos del Papa romano. Por ejemplo, puede excomulgarnos si atacamos a un reino en contra de sus intereses, lo que puede provocar revueltas entre nuestros propios s¨²bditos cat¨®licos, con el consiguiente perjuicio para nuestra econom¨ªa. De igual modo, podremos aprovechar el poder¨ªo religioso en nuestro favor, lanzando Cruzadas, construyendo iglesias u ordenando obispos, para forzar a la poblaci¨®n a una ideolog¨ªa que nos sea favorable.
Los jugadores que conozcan Shogun, se preguntar¨¢n qu¨¦ novedades nos ofrece su secuela, y ya he dado algunas pistas: m¨¢s facciones, m¨¢s unidades, y una mayor profundidad en el modo Campa?a. A esa lista podr¨ªamos a?adir la inclusi¨®n de unidades de asedio, como las catapultas, que nos permitir¨¢n aplastar las plazas fortificadas. A diferencia de otros juegos, que no mencionaremos para no herir la susceptibilidad de nadie, aqu¨ª no veremos a esas catapultas andando solas. Cada pieza cuenta con su propia dotaci¨®n, a la que podremos espantar o matar.
De todas maneras, no encontraremos en Medieval asedios al estilo Stronghold. El proceso es bastante m¨¢s rudimentario y se limita a una plaza amurallada (a veces en medio de un llano con nulo valor defensivo), que tendremos que derribar con nuestras m¨¢quinas o, lo que resulta curioso, con nuestros hombres y sus tristes lanzas. El enemigo no tendr¨¢ la oportunidad de subirse a las murallas, porque los creadores del juego no han pensado en esa opci¨®n, y se limitar¨¢n a esperar (imagino que resignados) en el interior de la fortaleza.
Si jugamos en modo Campa?a, podemos limitarnos a mantener el castillo bajo asedio, hasta conseguir la rendici¨®n total del enemigo. Lo que su vez, nos proporcionar¨¢ el control de toda la provincia gobernada por ese castillo.
Otra mejora con respecto Shogun se refiere a la IA. Se ha pulido todav¨ªa m¨¢s la perspicacia del comandante controlado por el ordenador, y se ha profundizado en los efectos de la moral sobre las tropas.
La lista de novedades termina aqu¨ª. En todo lo dem¨¢s, Medieval es un calco de su antecesor.
Audio y V¨ªdeo
Efectivamente, es dif¨ªcil distinguir entre un juego y otro. Pero a nivel gr¨¢fico, aunque las diferencias sean m¨ªnimas, son de agradecer.
En el modo campa?a, el gr¨¢fico se reduce a un mapa, y nuestras tropas, a fichas con peanas, al estilo de los juegos de tablero. Como en Shog¨²n. Con respecto a aquel se ha perdido aquellos videos que ilustraban acontecimientos imprevistos, como la visita de un embajador extranjero o el asesinato de un alto dignatario. Ahora tendremos que conformarnos con un gr¨¢fico est¨¢tico y un texto. Poco m¨¢s hay que rascar en este apartado, que se prestaba a muchas mejoras.
En la batalla se ha aumentado el nivel de detalle, aunque todo lo dem¨¢s siga igual. Los ej¨¦rcitos son m¨¢s grandes, y ahora podremos ampliar mucho m¨¢s el nivel de zoom, hasta el punto de poder distinguir el rostro y la indumentaria de un solo hombre de entre los centenares que conforman nuestro ej¨¦rcito. Encontramos tambi¨¦n un dise?o m¨¢s variado de escenarios, desde bosques nevados a desiertos azotados por tormentas de arena y se han incluido, aunque t¨ªmidamente, distintos edificios. Los efectos han mejorado, como las part¨ªculas llevadas por el polvo o el humo, algo que s¨®lo podr¨¢n apreciar los poseedores de equipos potentes.
La m¨²sica es bastante notable. Cada reino cuenta con su banda sonora caracter¨ªstica, y encontramos desde cantos gregorianos a ritmos de estilo ¨¢rabe, interpretados con un nivel m¨¢s que decente. As¨ª mismo, la m¨²sica tiene la virtud de ajustarse a las acciones que sucedan en pantalla.
No se pueden aplicar los mismos elogios a los efectos de sonido. Si bien se ajusta a la distancia y el ¨¢ngulo de la c¨¢mara, resulta deprimente o¨ªr un simple y poco entusiasta "?Ah!" cuando m¨¢s de mil hombres se lanzan a la carga. Yo hago m¨¢s ruido cuando me vacunan de la gripe, sobre todo si quien esgrime la aguja es Greta, una enfermera vikinga que me saca cuarenta kilos. El resto, desde el cabalgar de la caballer¨ªa al entrechocar de los aceros, son bastante apagados y carecen de convicci¨®n. Desde aqu¨ª, un consejo a los responsables de sonido: la pr¨®xima vez metan en sus ordenadores el DVD de Gladiator o Braveheart, y h¨¢ganlo funcionar en cualquier escena de batalla con el monitor apagado. Y d¨ªganse: "As¨ª es como debo hacerlo yo".
Gui¨®n
El juego se desarrolla a lo largo de toda la Edad Media, que divide en tres periodos, seg¨²n el grado tecnol¨®gico. En el ¨²ltimo tramo, por ejemplo, nos encontraremos las primeras unidades con armas de fuego.
En el modo campa?a podremos revivir ciertos acontecimientos como la Guerra de los Cien A?os. Igualmente, podremos emular batallas como las del ahora idolatrado William Wallace.
El rigor hist¨®rico de unidades y reinos es, cuanto menos, discutible. Por ejemplo, no exist¨ªa en tiempos medievales ning¨²n reino llamado Italia. De hecho, nuestros vecinos no formar¨ªan una sola naci¨®n hasta bien entrado el siglo XIX. Por supuesto, esas libertades s¨®lo ofender¨¢n a los m¨¢s puristas (un saludo desde aqu¨ª al foro de Estrategia), y no afectan en absoluto la jugabilidad del conjunto.
Jugabilidad
Medieval Total War es un juego muy asequible. Bastan unos pocos minutos para hacerse con los controles. Por si acaso, se incluye un peque?o tutorial enfocado al modo campa?a, as¨ª como varios m¨¢s dedicadas al modo batalla, donde aprenderemos todos los rudimentos del arte de la guerra, desde formaciones y movimientos a t¨¢cticas b¨¢sicas.
Aquellos jugadores que conozcan el Shog¨²n, no necesitar¨¢n siquiera leerse el manual de Medieval, porque el interfaz es el mismo.
Si eres nuevo en el negocio, no te preocupes. Medieval es un juego bastante sencillo. El modo campa?a no es m¨¢s que una versi¨®n avanzada del Risk: aplasta a tus enemigos con un ej¨¦rcito superior y sin descuidar la defensa de tus propios territorios. Para construir unidades y edificios en una determinada provincia, basta pinchar en la ficha del castillo. Para mover ej¨¦rcitos, basta arrastrarlos con el rat¨®n.
Igual de simple es la gesti¨®n de tus ej¨¦rcitos en la batalla. Podr¨¢s asignarle un actitud (defensiva, ofensiva) y un despliegue (en formaci¨®n compacta, abierta, en tri¨¢ngulo). Despliegue que puedes configurar a tu gusto con el rat¨®n. Para mover, basta pinchar. Una vez si queremos que lo hagan andando, dos veces si queremos que corran o carguen. Para facilitarnos las cosas, nos encontraremos con c¨®modos iconos en pantalla.
S¨®lo hay un pega, seas novato o veterano: el n¨²mero de tropas disponibles es realmente inmenso. Sin embargo, la informaci¨®n que se nos ofrece en pantalla sobre las caracter¨ªsticas de cada es bastante vago. Tampoco podremos encontrar esa informaci¨®n en el manual. Ello nos obliga a experimentar con cada unidad, o bien recurrir a alguna de las p¨¢ginas dedicadas al juego que prosperen en la red.
Otro detalle, que tal vez muchos no adviertan, es que el juego de c¨¢maras, pese a ser muy bueno (permite giros de 380?, zoom, etc...), deber¨ªa ser a¨²n m¨¢s flexible. Personalmente, opino que deber¨ªa permitirse inclinar a¨²n m¨¢s el ¨¢ngulo de c¨¢mara, para permitir una mejor visi¨®n de nuestras unidades (puestos a pedir, que pudiera verse todo desde una perspectiva cenital).
Para completar este apartado, diremos que es posible ajustar el nivel de dificultad a nuestro antojo. As¨ª mismo, podremos desactivar ciertos efectos para no complicarnos la vida, como el l¨ªmite de munici¨®n.
Estrategia y Trucos
Consejos modo campa?a
El secreto consiste en ser pacientes. Si nos expandimos con demasiada rapidez, nuestras fuerzas estar¨¢n muy dispersas, y ser¨¢n muy vulnerables a los ataques del enemigo.
La diplomacia y la religi¨®n son recursos tan importantes como las armas. Debemos estudiar muy bien la pol¨ªtica de alianzas de nuestras vecinos, y arrimarnos siempre al ¨¢rbol que proporcione la mejor sombra. Un territorio sin aliados es una presa f¨¢cil y apetecible, especialmente, si sigue una religi¨®n distinta a la nuestra.
Evidentemente, podemos y debemos adoptar un papel activo en la diplomacia. Por ejemplo, podemos pasar a nuestro bando a los aliados de un reino que queramos conquistar, seduci¨¦ndolo con nuestro poder¨ªo militar, econ¨®mico, o el reclamo de una princesa casadera.
Otro detalle fundamental es el juego sucio: nada mejor que un buen asesino para resolver disputas con un gobernante extranjero o sentar junto a Dios a un Papa especialmente arisco.
Por ¨²ltimo, debemos controlar en todo momento las caracter¨ªsticas de nuestros comandantes de ej¨¦rcito. Todos ellos tienen una serie de virtudes o vicios que afectan directamente al combate, a veces, de manera desagradable. Por ejemplo, podemos tener un comandante muy experimentado... pero cuyo alcoholismo sea una lacra para la moral de sus tropas, haci¨¦ndole perder combates que en teor¨ªa deber¨ªa ganar.
Consejos modo batalla
Olv¨ªdate de esos juegos donde tu orco se lanzar¨¢ a morir sin pesta?ear. Medieval es un simulador, y los soldados que tienes en pantalla se comportan (casi) como hombres de carne y hueso. Como cualquier hijo de vecino se cansar¨¢n de correr y repartir golpes, tendr¨¢n miedo, y se ven la cosa complicada, no dudar¨¢n en tomar las de Villadiego.
El terreno es un elemento fundamental de cualquier batalla. Una altura puede multiplicar por dos el valor ofensivo y defensivo del ej¨¦rcito que est¨¦ arriba. Por lo tanto, una carga pendiente abajo contra enemigos que suben cansados y sudorosos puede tener efectos devastadores.
Otro tanto se aplica a la direcci¨®n del ataque. No es lo mismo una carga frontal que un ataque por el flanco. En este caso, se obliga al enemigo a desviar parte de sus fuerzas para repeler la agresi¨®n, restando potencia a su grueso.
La moral es otro valor decisivo. Por ejemplo, la retirada de un par de unidades puede poner en desbandada a todo un ej¨¦rcito. El soldado de a pie no tiene la misma perspectiva que nosotros. S¨®lo ver¨¢ que las filas que tiene delante dan media vuelta para salir pitando y, ante la duda, har¨¢ lo mismo.
Un ejemplo t¨ªpico ser¨ªa un ataque a una cota. Nuestros hombres desconocen la cantidad de tropas que hay ocultas detr¨¢s de la divisoria. Si les ordenamos marchar a ciegas, cuesta arriba, y sufren una carga enemiga, es probable que retrocedan y pongan en desbandada al resto de nuestro ej¨¦rcito. En este caso, lo ideal ser¨ªa atacar la cota de flanco, con la caballer¨ªa, y de frente con los hombres de pie. Nuestros jinetes sembrar¨¢n la confusi¨®n y obligar¨¢n al enemigo a reagruparse para repeler el ataque. Con el resto, contendremos a las fuerzas que no participan en la liza.
No todas las unidades sirven para lo mismo. Los piqueros son ideales para repeler a la caballer¨ªa, pero son bastante d¨¦biles frente a los infantes. Por su parte, la caballer¨ªa es ideal para espantar a unidades relativamente d¨¦biles en el cuerpo a cuerpo, como los arqueros, los campesinos o las dotaciones de las m¨¢quinas de asedio.
Al principio de cada batalla, podr¨¢s ver la moral de cada unidad pulsando F1. ?salo antes de desplegar tus tropas o tomar cualquier tipo de decisi¨®n, ya que te ayudar¨¢ a determinar en qu¨¦ unidades puedes confiar y en cuales no.
Lo que est¨¢ bien
Lo que no est¨¢ tan bien
Compar¨¢ndolo con...
Si tuviera que elegir entre Shog¨²n y Medieval, escoger¨ªa a este ¨²ltimo sin dudarlo. Es un juego notable y a¨²n sobresaliente en muchos aspectos, que no defraudar¨¢ a los amantes del g¨¦nero, en especial, aquellos que busquen algo nuevo en el manido mundo de la ETR.
Ahora bien, si ya dispones del Shog¨²n, la elecci¨®n no es tan clara. Medieval se parece m¨¢s a una expansi¨®n que a una secuela, debido al escaso n¨²mero de mejoras incluidas. Algunos jugadores se pueden conformar con ellas, argumentando que vienen a llenar las pocas fisuras que ten¨ªa el Shog¨²n. Otros, en cambio, dir¨¢n que constituyen un simple lavado de cara, cuando no un calco directo, de su antecesor.
A t¨ªtulo personal, puedo decir que Medieval me ha gustado. Me ha ofrecido esos detalles que echaba de menos en Shog¨²n, b¨¢sicamente, disponer de una mayor variedad de unidades. Pero ¨¦sta es una valoraci¨®n muy subjetiva y el mejor consejo que puedo darte es que no te f¨ªes ni de la puntuaci¨®n que le doy aqu¨ª, ni de mis palabras, y que antes de lanzarte a la tienda, te bajes la demo y lo pruebes.
Si eres nuevo en el negocio, estas precauciones est¨¢n de m¨¢s. Medieval no s¨®lo ofrece dos modos de juego muy distintos. Adem¨¢s, permite que podamos centrarnos en el que m¨¢s no guste, y olvidarnos del otro. Por ejemplo, si lo nuestro es la campa?a, no tenemos porqu¨¦ perder el tiempo con las batallas. De esta manera, se satisface los gustos de un amplio abanico de jugadores. Ya sea desde la estrategia por turnos o el combate en tiempo real, Medieval es un juego notable, que dif¨ªcilmente nos defraudar¨¢.
Manual
La versi¨®n que he empleado para hacer este an¨¢lisis, incluye el ya t¨ªpico manual tama?o DVD. Ochenta p¨¢ginas en blanco y negro, con una letra min¨²scula, bastante completas, salvando la nula informaci¨®n sobre los tipos de unidades disponibles.
Enlaces
Requisitos del sistema
Equipo m¨ªnimo
Tarjeta 16 MB compatible DirectX 8,1, PII o Athlon 350, 128 MB RAM, 1,7 GB libres de disco duro.
Requisitos m¨ªnimos para el juego en Red
Pentium III 750, m¨®dem 28 Kb/s ¨® tarjeta LAN.
Equipo de pruebas
Athlon 900, GeForce 2 GTS, 256 Mb RAM, SB Live 1024; WinME.
He visto muchos mensajes en los foros quej¨¢ndose del rendimiento del juego, sin embargo, en mi equipo no he sufrido m¨¢s que leves atrasos, que desaparec¨ªan al desactivar efectos como el humo.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del g¨¦nero. Est¨¢ bien cuidado a todos los niveles. C¨®mpralo.