Emperor: Rise of the Middle Kingdom (PC)
Existen un tipo de juegos dedicados a la construcci¨®n de ciudades, el m¨¢s conocido es Sim City, pero tambi¨¦n no se deben olvidar otros como Caesar o Fara¨®n. En la l¨ªnea de estos grandes juegos se presenta este Emperor: Rise of the Middle Kingdom.
Formando parte de los numerosos subg¨¦neros y variantes que engloba la estrategia -por turnos, en tiempo real, de car¨¢cter militar, gesti¨®n comercial, etc- encontramos uno, no muy recurrido, aunque encumbrado por alguno de los t¨ªtulos que tiene adscritos. Se trata del llamado City-building, y de entre los juegos que han ido sacando brillo a ese nombre tenemos al archiconocido y cabeza de cartel Sim City.
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?ste es, probablemente, el identificado por el gran p¨²blico, pero junto a ¨¦l existen otros, de calidad semejante, e incluso superior, nacidos de las entra?as de compa?¨ªas especializadas, como Impressions Games. Es el caso de juegos como Caesar III o Fara¨®n, dos t¨ªtulos paradigma de lo que es, y de lo que debe ser, un "City-builder".
Al lado de Impressions ha aparecido en varias ocasiones Breakaway Games, compa?¨ªa tambi¨¦n especializada en producciones de estrategia. As¨ª, ha desarrollado Sid Meier's ANTIETAM para Firaxis Games, Tropico: Paradise Island (expansi¨®n de Tr¨®pico) o Cleopatra (expansi¨®n de Fara¨®n) entre otras. Pues bien, Breakaway es la encargada de dar forma a Emperor, bajo la supervisi¨®n y asesoramiento de Impressions. Este juego parte pues con la garant¨ªa -no siempre infalible- de ser desarrollado por compa?¨ªas expertas en lo que hacen y que ya han trabajado juntas.
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Emperor: Rise of the Middle Kingdom tiene a la civilizaci¨®n China como protagonista, y cubre un periodo de tiempo que va desde el a?o 2100 antes de Cristo, hasta la invasi¨®n del norte del pa¨ªs por Gengis Khan en el a?o 1211 de nuestra era. Nosotros, como responsables del erguimiento de algunas ciudades chinas, seremos, m¨¢s que testigos, actores de los grandes logros de esta civilizaci¨®n.
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No s¨®lo tendremos que ser capaces de levantar una ciudad, sino que desde ella debemos jugar con acierto el papel que la historia nos reserva. No se trata, como en el caso de Sim City, de hacerla crecer a lo largo de un tiempo indefinido con tanta habilidad como podamos y sin m¨¢s directrices que las que nuestro buen -o mal- gusto nos impongan. Emperor se divide en campa?as, y ¨¦stas a su vez en misiones. Cada campa?a viene enmarcada en un periodo hist¨®rico con una coyuntura propia, que tendr¨¢ su reflejo en el tipo de misiones que componen esa campa?a. Por ejemplo, si se trata de una ¨¦poca turbulenta, esa campa?a tendr¨¢ un enfoque eminentemente militar, y por ende, militares suelen ser los objetivos concretos que en las misiones deberemos cumplir o, al menos, hacia ello estar¨¢n dirigidos.
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Las campa?as sumar¨¢n un total de siete - alcanzando un n¨²mero total de misiones que se estima ser¨¢ de 40 a 50 -, de las cuales las primeras tendr¨¢n un car¨¢cter marcadamente tutorial. A pesar de que los jugadores expertos est¨¦n ya contando dos o tres campa?as de menos por eso, los mismos creadores recomiendan jugarlas para familiarizarse con los nuevos edificios y dem¨¢s elementos nuevos desde sus anteriores juegos. Los objetivos que componen las misiones van desde los m¨¢s sencillos, como construir un cierto n¨²mero de edificios b¨¢sicos o conseguir que tu ciudad albergue a una determinada peque?a cantidad de habitantes, pasando por otros m¨¢s complejos, como participar en la construcci¨®n de una gran obra u obtener un amplio margen de ganancias en un a?o, hasta llegar a otros que requerir¨¢n mayor esfuerzo, como pueden ser mantener a un h¨¦roe -ya hablaremos de ellos- durante varios a?os en tu ciudad o llegar a dominar varias ciudades.
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Para los que prefieran seguir el esquema de jugabilidad de Sim City, tambi¨¦n se incluir¨¢ la opci¨®n de juego abierto, ya presente en otros t¨ªtulos de Impressions como Caesar III, donde el objetivo no ser¨¢ otro que el de construir una ciudad tan esplendorosa como seamos capaces. En esta modalidad podremos elegir varios par¨¢metros antes de jugar, como la era (bronce, hierro o acero), el n¨²mero de otras ciudades que ser¨¢n dirigidas por el ordenador o la frecuencia con la que suceden desastres naturales.
Las tareas que hay que llevar a cabo para erigir nuestra ciudad se podr¨ªan dividir, sin ¨¢nimo de sistematizar, en el ¨¢rea productiva, religiosa, el entretenimiento, lo militar y la puramente urban¨ªstica.
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Dentro del terreno de la producci¨®n de recursos, lo m¨¢s b¨¢sico son los alimentos. Para ello tendremos que construir granjas, cazar, pescar y comerciar con las ciudades vecinas. La cantidad de cultivos que podemos desarrollar es notable: jud¨ªas, coles, trigo, arroz, mijo y c¨¢?amo. El c¨¢?amo no es, desde luego, para comer, pero sus fibras nos servir¨¢n para fabricar ropas de baja calidad e incluso para elaborar papel. Cada cultivo tiene sus ¨¦pocas de siembra y recogida, perfectamente simuladas, y sus respectivas capacidades de crecimiento dependen de en qu¨¦ tipo de terreno hayan sido sembradas. Podemos mejorar la fertilidad del terreno creando canales de riego desde los r¨ªos pr¨®ximos a los cultivos.
En cuanto a caza y pesca, tendremos que construir tiendas para los cazadores, preferentemente cerca de las presas, y muelles de pesca para poder realizar la tarea correspondiente.
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De la variedad de alimentos de los que dispongamos en un momento determinado, depender¨¢ la calidad de la comida que podamos servir a nuestros ciudadanos, y cuanto mejor sea, m¨¢s satisfecha estar¨¢ la poblaci¨®n, m¨¢s deseable ser¨¢ vivir en nuestra ciudad y nuestras viviendas evolucionar¨¢n gracias a la mejora en la calidad de los suministros.
Aparte de las granjas tambi¨¦n hay huertos desde los que podremos obtener, por ejemplo, t¨¦ y seda. ?sta ¨²ltima es un elemento de gran importancia cuando tengamos habitantes de clase alta, pues uno de los productos t¨ªpicos que demanda este grupo son las ropas de alta calidad, que obtendremos al tratar la seda.
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Las cosechas de las granjas -salvo el c¨¢?amo-, las piezas cazadas y los frutos de la faena pesquera son enviados al molino, desde donde se distribuyen a las tiendas de comida del mercado, y a su vez, desde all¨ª, al consumidor final. En el mercado tenemos diferentes tipos de tienda para cada producto (comida, cer¨¢mica, c¨¢?amo, seda, t¨¦, etc). Pero esto no quiere decir que en cada mercado debamos tener una tienda para cada producto. Por ejemplo, para un mercado situado en una zona de clase media (ya veremos que hay dos tipos de viviendas, lo que definir¨¢ definitivamente qu¨¦ tipo de poblaci¨®n habitar¨¢ en la zona) no es necesario instalar una tienda de seda, pues los habitantes de la zona usar¨¢n fibras de c¨¢?amo para sus vestiduras, menos delicadas que las propias de clases privilegiadas.
Hay dos tipos de mercado, el com¨²n y el grande. El com¨²n puede albergar un total de cuatro tiendas. Est¨¢ pensado, claramente, para las zonas de clase media. Lo normal ser¨ªa poner dos tiendas de comida, una de c¨¢?amo y otra de cer¨¢mica. ?Por qu¨¦ cer¨¢mica? Pues porque cuando las viviendas y habitantes de esa zona evolucionen y su estatus suba, nos pedir¨¢n ese producto. El mercado grande acoge como m¨¢ximo seis tiendas, y aqu¨ª ya habr¨ªamos de incluir alguna otra tienda de bienes m¨¢s elitistas, como seda.
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Si nuestra producci¨®n alimentaria es intensa, o adem¨¢s tenemos producci¨®n industrial, necesitaremos crear almacenes que la guarden. En ellos podremos decidir qu¨¦ tipo de bienes ser¨¢n almacenados y en qu¨¦ cantidad. Si lo que queremos es comerciar con ellos, necesitaremos una estaci¨®n comercial, desde la que podremos fijar qu¨¦ queremos vender, comprar, a qu¨¦ precio y por cu¨¢nta cantidad. Y es que no hay que olvidar que, dentro de la gesti¨®n de recursos, tambi¨¦n contamos con la posibilidad de ejercer el comercio con otras ciudades. No s¨®lo comercio entendido de forma estricta, pues tambi¨¦n podremos hacer regalos a esas otras ciudades, o bien pedirles que nos den ellas alguna cosa de la que andemos necesitados en tiempos de escasa bonanza, como por ejemplo dinero, contante y sonante.
En cuanto a nuestra producci¨®n industrial, podremos producir u obtener, seg¨²n se trate, madera, piedra, hierro, o arcilla, entre otros materiales. Algunos de estos materiales pueden ser convertidos en otros, por ejemplo, la arcilla puede ser transformada en cer¨¢mica, o el hierro en acero y armas. Para la obtenci¨®n y tratamiento de este tipo de recursos, disponemos de construcciones acordes con tal prop¨®sito, como fundiciones, minas o talleres artesanales varios.
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Nuestra producci¨®n industrial no s¨®lo servir¨¢ para los suministros que la ciudad demande. Por exigencias de gui¨®n nos veremos envueltos en grandes obras m¨ªticas de la civilizaci¨®n china, y para cumplir con nuestra parte del trabajo deberemos dedicar buena parte de estos recursos a la construcci¨®n de tales obras. Para abordar semejantes empresas nos har¨¢n falta lugares de trabajo excepcionales, s¨®lo pensados para este tipo de encomiendas. Tal es el caso del campo de trabajadores, y los gremios de carpinteros, alba?iles y ceramistas.
Estas colosales obras, entre las que se hallan el Gran Canal, la Gran Muralla China o el Gran Complejo del Templo, requerir¨¢n de ciertas materias primas que deberemos obtener en cantidad suficiente para cumplir con las exigencias que tama?as edificaciones requieren. La sensaci¨®n de grandeza de estas construcciones est¨¢ magn¨ªficamente conseguida en el juego, dividi¨¦ndose su cimentaci¨®n en varias fases, haciendo que la misi¨®n pueda llegar a durar numerosas horas.
Para nosotros, participar en proyectos de tal grandeza no s¨®lo supondr¨¢ esfuerzos extraordinarios. Tambi¨¦n existe la recompensa, y es que nuestra ciudad ver¨¢ aumentado su nivel de popularidad y algunos h¨¦roes se sentir¨¢n "deleitados" por nuestro logro.
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Aparte de cultivar, recolectar, pescar, cazar, almacenar, vender, comprar, tejer, picar o fundir, entre otras cosas, podremos recaudar impuestos. Esta es la forma m¨¢s directa de no dejar vac¨ªas las arcas de la ciudad para poder emprender nuevos proyectos y hacerla evolucionar. Para ello debemos tener recaudadores, que empezar¨¢n a trabajar en cuanto hayamos construido una ciudad administrativa y tengamos suministros de papel. El comercio con otras ciudades tambi¨¦n es una excelente forma de obtener ingresos en met¨¢lico, por lo que debemos tratarlas con especial mimo para dar fluidez a los intercambios con ellas.
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Y de lo material pasamos a lo espiritual, porque en Emperor la religi¨®n es parte fundamental del juego. Son cuatro los diferentes tipos de confesiones las que est¨¢n contempladas. En primer lugar tenemos el antiguo culto a los ancestros como forma b¨¢sica de espiritualidad del pueblo chino. Las otras creencias son el Tao¨ªsmo, el Budismo y el Confucianismo. Para el culto ancestral, el budismo y el tao¨ªsmo tendremos los correspondientes templos, en cambio el confucianismo ser¨¢ practicado por medio de una academia. Este credo es imprescindible para la evoluci¨®n de las casas de ¨¦lite.
Cada religi¨®n tiene asociados unos determinados h¨¦roes. Estos h¨¦roes son figuras de la mitolog¨ªa china en unos casos, personajes hist¨®ricos de especial relevancia en otros. As¨ª, por ejemplo, nos encontramos con que el confucianismo viene asociado con las figuras de Confucio y Sun Tzu.
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Aparte de construir los templos necesarios para cubrir las necesidades m¨ªsticas de nuestra poblaci¨®n, deberemos tener contentos a estos dioses o h¨¦roes. No es necesario que a todos, pero s¨ª al menos a uno. Si todos los h¨¦roes se encuentran disgustados con nosotros provocar¨¢n un desastre natural, como un terremoto o una inundaci¨®n. Si al menos nos hallamos en armon¨ªa con uno de ellos evitaremos este tipo de fen¨®menos. ?Y qu¨¦ hay que hacer para obtener su gracia? Pues hacerle ofrendas, c¨®mo no. Si le homenajeamos con buena parte de los frutos de nuestras cosechas, o con preciados bienes como cer¨¢micas o sedas, su simpat¨ªa hacia nosotros se ver¨¢ incrementada. A mayor abundancia en lo ofrecido, mayor ser¨¢ el efecto beneficioso que perseguimos. Cuando su nivel de agrado sea m¨¢ximo, el h¨¦roe visitar¨¢ nuestra ciudad y permanecer¨¢ en ella mientras logremos mantener su complacencia.
Este tipo de visitas tienen sustanciosas ventajas. Todos ellos rebajar¨¢n a la mitad el coste de producci¨®n de ciertas construcciones con las que est¨¢n asociados. Algunos pueden luchar por la ciudad si ¨¦sta se encuentra inmersa en un conflicto b¨¦lico, o hacer que el enemigo pierda poder en determinadas ocasiones, o conseguir que nuestras tropas viajen m¨¢s r¨¢pido. Otros aumentar¨¢n la producci¨®n de algunos bienes, reducir¨¢n el tiempo de construcci¨®n de los monumentos, incluso los hay que reparten t¨¦ en las casas por entre las cuales deambulan. Al h¨¦roe que se encuentre en nuestra ciudad podremos darle ciertas ¨®rdenes, como que patrulle, que bendiga alg¨²n edificio o capture un animal para regocijo de los inquilinos de palacio.
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El zod¨ªaco chino tambi¨¦n tiene su hueco en este juego. Como sab¨¦is, son doce los signos zodiacales chinos, representados por animales -el conejo, el drag¨®n, la serpiente, el caballo, la rata?-, que se suceden por periodos de un a?o. El jugador deber¨¢ elegir, al principio del juego, el signo zodiacal con el que desea identificarse. Cada dos a?os hay una conexi¨®n celestial con uno de los cinco elementos -madera, fuego, tierra, metal y agua-, que est¨¢n asociados con el Yin y el Yang. Pues bien, si llegado el a?o de tu signo zodiacal celebras un festival, recibir¨¢s ciertas ventajas, a tu elecci¨®n de entre varias, como una bonificaci¨®n en tus defensas, precios reducidos en las construcciones o mayor productividad, siempre relacionadas tambi¨¦n con el elemento correspondiente.
En cuanto al entretenimiento en nuestra ciudad, el mercado es el centro de esta actividad. As¨ª pues debemos crear escuelas de m¨²sicos y de acr¨®batas para que animen a los ciudadanos que vayan al mercado. Tambi¨¦n necesitaremos satisfacer las demandas de esparcimiento m¨¢s propias de las clases altas, para lo que deberemos construir un teatro y una escuela de actores con los que surtirlo. Si no logramos satisfacer los deseos de recreo de la poblaci¨®n, ¨¦sta se sentir¨¢ disgustada y cansada, y por lo tanto el crecimiento demogr¨¢fico y la evoluci¨®n de las viviendas se ver¨¢n seriamente afectados.
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Como ya he dicho, al principio de cada a?o podremos celebrar un festival, que si coincide con nuestro signo del zod¨ªaco resultar¨¢ especialmente beneficioso. Para ello hay que tener suficiente alimento y dinero, pues de lo contrario no puede organizarse. Un festival produce especial contento en la gente y otorga a la ciudad mayor popularidad. Si lo hacemos, veremos c¨®mo una cabalgata de actores y acr¨®batas enfundados en un disfraz de drag¨®n recorren nuestra ciudad partiendo de alguno de los mercados de la misma.
El apartado militar de Emperor no es especialmente intenso, pero s¨ª completamente necesario, pues hay misiones en las que tendremos como objetivo conquistar alguna ciudad. Aqu¨ª no hay batallas a lo Shogun, ni mucho menos. Todo queda reducido a la fabricaci¨®n de armas, estructuras defensivas (como torres y murallas) y a la producci¨®n de tropas (infanter¨ªa, caballer¨ªa, ballesteros, catapultas y carros) que luego habremos de mandar sobre la ciudad que queramos conquistar.
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En el momento en el que decidamos conquistar una ciudad, deberemos elegir qu¨¦ cantidad de efectivos vamos a emplear en la operaci¨®n, sobre qu¨¦ punto del enemigo vamos a incidir (estructuras militares, industriales, alimentarias, viviendas, ?), el nivel de agresividad (fiero como un drag¨®n, lento como una tortuga, ?), el tipo de tributo al que le vamos a someter as¨ª como la dureza del mismo (alg¨²n tipo de producto, dinero, ?) o por d¨®nde vamos a iniciar la ofensiva, opci¨®n ¨¦sta s¨®lo disponible en el multijugador -s¨ª, hay multijugador- si tenemos un esp¨ªa infiltrado en la ciudad objetivo de nuestros planes. Despu¨¦s s¨®lo resta esperar la llegada de las buenas o malas noticias relacionadas con la empresa. L¨®gicamente, aparte de atacar, nuestro ej¨¦rcito tambi¨¦n defender¨¢ nuestros l¨ªmites.
No hay que olvidar que, aunque conquistar una ciudad puede sernos de gran utilidad, tambi¨¦n podr¨ªamos optar por medios m¨¢s sutiles y pac¨ªficos para ganarnos su fidelidad. Esto lo conseguiremos, por ejemplo, cumpliendo correctamente nuestros compromisos comerciales, o haci¨¦ndoles regalos que les sean de especial utilidad.
En cuanto al sistema urbano lo primero a destacar es que hay dos tipos de viviendas: comunes y de ¨¦lite. Las comunes podr¨¢n evolucionar desde un pat¨¦tico tendajo hasta un lujoso apartamento. Las de ¨¦lite ir¨¢n desde un modesto siheyuan -t¨ªpica casa china con patio - hasta un "recinto celestial". Las casas comunes pueden empezar a ser construidas tan pronto d¨¦ inicio la misi¨®n. En cambio, las casas de ¨¦lite necesitan unos requisitos previos para su edificaci¨®n. Por ejemplo, no se puede construir una casa de ¨¦lite en un lugar que no sea muy apetecible, y necesitamos disponer de unas reservas almacenadas de c¨¢?amo y cer¨¢mica. Esta divisi¨®n en viviendas comunes y de ¨¦lite, dar¨¢ lugar a dos clases de ciudadanos con necesidades diferentes.
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Para lograr convertir un ¨¢rea sin el menor atractivo en una zona donde la gente desee residir, vamos a gozar de una serie de recursos con los que acometer la transformaci¨®n precisa. Debemos ajardinar, colocar estatuas, plantar ¨¢rboles florales o crear zonas de esparcimiento como jardines privados, estanques o parques de tai chi. No s¨®lo estos elementos influyen en el atractivo de una determinada zona, tambi¨¦n hay ciertos tipos de edificaciones de efectos perjudiciales para las bondades est¨¦ticas de la vecindad, como por ejemplo, una casa de inferior nivel al de las predominantes en la zona.
Qu¨¦ duda cabe de que el estr¨¦pito de un mercado no es demasiado agradable, as¨ª como la poluci¨®n de un taller de cer¨¢mica, o el constante trasiego alrededor de un almac¨¦n. Por suerte, en Emperor vamos a contar con muros residenciales. Con ellos podremos limitar las zonas de viviendas de aquellas otras en las que se lleven a cabo tareas agr¨ªcolas, comerciales o industriales.
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Esto tambi¨¦n es posible gracias a que, a diferencia de juegos como Fara¨®n, no es necesario que la poblaci¨®n resida en las proximidades de los centros de trabajo. De este modo, es posible aislar nuestras zonas residenciales de las productivas, logrando mayor nivel de comodidad para aqu¨¦llas, aumentando con ello la densidad de poblaci¨®n. Adem¨¢s, estos muros no suponen una l¨ªnea intraspasable ente las zonas que limita, pues podemos elegir qu¨¦ tipo de trabajadores pueden acceder a las zonas residenciales. Por ejemplo, podemos permitir el paso de los empleados del mercado, algo indispensable si queremos suministrar alimentos y otros bienes a sus habitantes.
Hablando de bienes, no son los mismos los que precisa nuestra clase alta que los acomodados de la clase com¨²n, o los menos favorecidos de esta misma clase. Al principio, quienes viven en una zona de viviendas comunes s¨®lo precisan de alimento de baja calidad y de algo de c¨¢?amo para hacer ropajes. Pero a medida que sus viviendas evolucionen y su estatus suba, empezar¨¢n a demandar cosas como comida de m¨¢s calidad, cer¨¢mica o incluso t¨¦. La clase elitista partir¨¢ de requerimientos m¨¢s elevados, como, de nuevo, la calidad de la comida, la disponibilidad inicial de cer¨¢mica o la seda.
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Lo dicho para los bienes puede casi repetirse con los servicios. Al principio los inquilinos de las casas comunes se sentir¨¢n complacidos con la mera existencia de un pozo de agua, y un modesto templo donde practicar el culto a los ancestros. Poco a poco ir¨¢n demandando otras comodidades como el acceso a un herbolario, a templos de otras confesiones o a otras formas de entretenimiento. Los gustos y necesidades de la poblaci¨®n de ¨¦lite requieren para su mayor satisfacci¨®n, por ejemplo, el acceso a un teatro o a una academia de confucianismo.
Para el bienestar de nuestros ciudadanos no s¨®lo debemos proporcionarles bienes, entretenimiento y un poco de religi¨®n. Tambi¨¦n deberemos mantener la seguridad de la ciudad si deseamos que la poblaci¨®n viva en paz y hacerla atractiva y deseable. As¨ª pues, necesitamos construir torres de inspecci¨®n y torres de guardia. Los inspectores hacen tanto el papel de los arquitectos -velar por la integridad de las estructuras- como el de bomberos -prevenir y apagar incendios-.
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Los guardianes mantendr¨¢n la ciudad limpia de delincuentes. Cuesti¨®n de especial importancia para la seguridad son las buenas relaciones con el resto de ciudades y el nivel de empleo de la nuestra. Si no conseguimos dar trabajo a la mayor parte de la poblaci¨®n activa, empezar¨¢n a surgir des¨®rdenes que acabar¨¢n atrayendo a maleantes, asesinos y dem¨¢s indeseables. Esta situaci¨®n ser¨ªa grav¨ªsima, pues la ciudad empezar¨ªa a ser abandonada por sus pobladores.
Bueno, pues aparte del acceso a alimentos u otros productos, el entretenimiento, la religiosidad, el aspecto general de la zona y la seguridad, a¨²n nos falta un elemento para completar el mosaico de factores que influyen sobre la situaci¨®n general de la ciudad: el Feng Shui -no, no se me ha roto el teclado-. El Feng Shui se basa en la idea de los canales de energ¨ªa que fluyen por nuestro entorno, y sin cuya armon¨ªa diversas desgracias pueden generarse. Tambi¨¦n est¨¢ relacionado con los cinco elementos. De esta manera, la posici¨®n de cada edificio sobre el terreno afecta la armon¨ªa de esos canales. Para distinguir una correcta colocaci¨®n de una mala, el espectro del edificio aparecer¨¢, antes de ser emplazado, de color amarillento si perturba esa armon¨ªa, y de color verde si es acorde a ella.
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Quienes ya conozcan juegos como Fara¨®n, despu¨¦s de todo lo dicho se habr¨¢n dado cuenta de que el sistema de juego es pr¨¢cticamente id¨¦ntico, salvo algunas opciones m¨¢s, ligeros cambios -acertados en m¨ª opini¨®n- en la interfaz o los cambios que derivan de la adaptaci¨®n del sistema de juego de una civilizaci¨®n a otra, y que se traducen en que, por ejemplo, no tenemos m¨¦dicos, sino herbolarios y casas de acupuntura; no tenemos bomberos, sino inspectores; no adoramos a Ra, sino a Sun Wu Kong -por decir uno-; no cultivamos garbanzos a orillas del Nilo, sino que anegamos campos para producir arroz, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera.
La gran novedad estriba en la inclusi¨®n del multijugador por primera vez en la historia del g¨¦nero. Hasta ocho jugadores podr¨¢n darse cita en una misma partida. Se pueden jugar tanto las misiones de las campa?as como otras creadas al efecto. Las modalidades de juego son la competitiva y la cooperativa, donde los jugadores pueden trabajar juntos en la construcci¨®n de una de las grandes obras de las que ya he hablado.
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En el apartado t¨¦cnico, si bien no podemos hablar de una revoluci¨®n tan propia como la que peri¨®dicamente se produce en los shoot'em up, s¨ª se percibe una notable mejora respecto a t¨ªtulos anteriores. Todo rebosa color y multitud de detalles y matices, tanto las estructuras como los viandantes y el propio terreno. Tanto es as¨ª que podemos diferenciar sin esfuerzo alguno a cada tipo de trabajador, lo que est¨¢ haciendo, o cu¨¢l es la carga que porta. El audio va parejo al v¨ªdeo, gracias a lo que recibiremos sonidos ambientales de todo tipo: los distintos ruidos que se producen en las diferentes industrias, los asociados con determinados sucesos, como un incendio o un derrumbamiento, los campanarios de las torres, el murmullo de la meditaci¨®n budista, o las voces con acento oriental de los ciudadanos. La m¨²sica tambi¨¦n es excelente, y lo cierto es que, para ser el t¨ªpico estilo musical cuya misi¨®n es colorear el fondo de la acci¨®n, bien merece la pena detenerse unos segundos para escucharla con atenci¨®n.
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En definitiva, y aunque creo que un avance no es el lugar ideal para emitir valoraciones -a pesar de estar escrito sobre la beta-, no arriesgo mucho si digo que Emperor: Rise of the Middle Kingdom ser¨¢ un City-builder de incuestionable calidad, capaz de colmar las expectativas de los m¨¢s exigentes seguidores del g¨¦nero, e incluso de captar nuevos adeptos para el mismo.
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Desde luego, la estrategia est¨¢ viviendo un a?o que quiz¨¢ tarde en volver a repetirse. Ya tenemos entre las manos t¨ªtulos como Warcraft III y Europa Universalis 2, y nos est¨¢n esperando otros como Medieval: Total War y este Emperor. Aprovechemos.
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