Duelo de titanes...

Jonathan Ecks, un experimentado agente del FBI, debe truncar los planes de Sever, una aut¨¦ntica m¨¢quina de matar. Sus vidas se encontrar¨¢n como balas en un fuego cruzado y sus objetivos acabar¨¢n entrando en conflicto. Ecks vs. Sever empieza donde termina la cordura y nace la locura...

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Para m¨¢s se?as, Ecks vs. Sever se basa en un largometraje dirigido por el morboso director tailand¨¦s Kaos, que protagonizar¨¢ el malague?o Antonio Banderas y el siempre sorprendente Chow Yun Fat. Sin embargo en el juego aparecen dos personajes que nada tienen que ver con los actores antes citados. Ecks es un agente del FBI superdotado, que ha escalado posiciones dentro del cuerpo en un tiempo r¨¦cord, pero el asesinato de su esposa e hijo -?a que juego nos suena esto?- le trastorn¨® mentalmente, oblig¨¢ndole a someterse a una terapia psicol¨®gica para curar heridas que parecen no haberse cerrado. Sever es una mujer sin pasado, que vivi¨® en la calle y fue adoptada por la NSA y entrenada como una asesina a sueldo; "infalible", seg¨²n cuentan.

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Evidentemente nos encontramos ante un gui¨®n digno de Hollywood. No obstante, lo que de verdad llama la atenci¨®n de la trama argumental es la perspectiva desde la que est¨¢ narrada. La acci¨®n sucede a modo de "flashback", mientras los dos protagonistas comparecen ante un juez. Las misiones est¨¢n explicadas con pelos y se?ales -gracias a la curiosidad de su se?or¨ªa-, lo que nos obligar¨¢ a intervenir en ellas; y hete aqu¨ª donde comienza el juego de verdad.

  g  r  ¨¢  f  i  c  o  s

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Aunque Doom y Ecks vs. Sever hayan salido al mismo tiempo, el juego de Crawfish est¨¢ un escalaf¨®n por encima en cuanto a la evoluci¨®n de esta consola. Todo tiene una explicaci¨®n; David A. Palmer e ID hicieron una traslaci¨®n directa de la Atari Jaguar, lo que ya supone un handicap importante a la hora de versionar un t¨ªtulo. Sin embargo Crawfish dise?¨® un motor gr¨¢fico pseudo 3D desde cero -el primero para la consola-, basado ¨²nica y exclusivamente en el hardware de Game Boy Advance y, por tanto, m¨¢s maleable. Y, creednos, eso se deja notar.

Para empezar la resoluci¨®n es ostensiblemente mayor, especialmente los enemigos. Puedes acercarte todo lo que quieras que, pese a perder bastante definici¨®n, los cuerpos aparecen perfectamente moldeados. En Doom cuando ten¨ªas a un Cacodemonio en las narices no distaba mucho de ser una l¨¢mina plana de color rojo. Aqu¨ª puedes ver la obesidad de los agentes de calle y la buena preparaci¨®n f¨ªsica de los SWAT. De todos modos no es que tenga mucha variedad. En las primeras fases tan solo te encuentras a tres rivales distintos, y no es algo que progrese en exceso a medida que vas desenvolviendo la trama.

La localizaci¨®n de cada l¨ªnea argumental se sit¨²a b¨¢sicamente en las calles de una metr¨®polis. Comenzamos dentro de un almac¨¦n con los cl¨¢sicos contenedores tama?o industrial, pero paulatinamente vamos abri¨¦ndonos camino por las calles de la ciudad y entramos en diferentes edificios, lo que despu¨¦s de todo proporciona un poco de variedad. Las texturas de las paredes rayan a buen nivel, mostr¨¢ndose perfectamente detallados los ladrillos de ciertas fachadas y alg¨²n que otro interior algo m¨¢s austero.

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En los momentos ¨¢lgidos, Ecks vs. Sever puede aglutinar un total de cinco hombres en pantalla, lo que no desemboca en ning¨²n caso en odiosas p¨¦rdidas de cuadros por segundo. Por ejemplo, hay una fase en la que, en la piel de Jonathan, se debe dar caza y captura a Sever, esprintando como unos descosidos. Para que no todo recaiga en la habilidad del jugador a la hora de apuntar mientras est¨¢ el enemigo en el punto de mira, nos toparemos contra todo tipo de miembros de cuerpos de la ley, que nos barrar¨¢n el paso y har¨¢n que Sever nos abra una diferencia de varios segundos. En algunos fragmentos, como el que hemos descrito, pueden darse cita una multitud de malos y ni aun as¨ª lo llegaremos a notar -salvo por la desaparici¨®n incesante de munici¨®n.

Pese a estas buenas impresiones, hemos encontrado tres peque?os puntos donde sale perdiendo con respecto al todopoderoso Doom. El primero, y menos importante, es que carece totalmente de decorados de fondo. En el juego de ID pod¨ªamos encontrar bitmaps que ubicaban la acci¨®n, aunque solo fuera en espacios exteriores. El segundo, y este posiblemente m¨¢s desafortunado, es que las alabadas luces din¨¢micas que incorpora la versi¨®n de Doom para GBA no est¨¢n en el juego que nos ocupa. Puedes hacer volar por los aires a un tonel de contenidos t¨®xicos y, pese a la explosi¨®n, la pared no se inmuta lo m¨¢s m¨ªnimo. Ni las balas sobre la piel enemiga ni sobre las texturas de la pared. No hay destellos. Nada. Por ¨²ltimo, los que adoren la aparici¨®n repentina de sangre tras perforar la carne de alg¨²n pobre polic¨ªa lamentar¨¢n que tras muchos tiroteos lo ¨²nico que se exhiba sea una peque?a humareda que pretende sustituir la hemoglobina de toda la vida.

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  s  o  n  i  d  o

Presentado como un filme de acci¨®n de los a?os 80, Ecks vs. Sever arranca con una melod¨ªa electr¨®nica propia de las producciones polic¨ªacas m¨¢s modestas. La Banda Sonora pasa a un desapercibido segundo plano una vez imbuidos en la acci¨®n. Todo lo que expulsar¨¢n los altavoces de tu consola -o preferiblemente los cascos conectados a ella- ser¨¢n los balazos de la pistola, las r¨¢fagas de fuego de la ametralladora de asalto, los estallidos de los explosivos y el seco silbido del rifle francotirador. Para terminar de complementarlo, oiremos los gritos de dolor de nuestros enemigos y las cartucheras cargando de nuevo las armas. La variedad es m¨¢s que correcta, aunque puede que al final acabe repiti¨¦ndose en exceso.

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  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

La historia es brillante. Al contrario que algunos de sus compa?eros de g¨¦nero, Ecks vs. Sever ha sido tratado de forma mucho m¨¢s depurada a la que estamos acostumbrados -a la espera de ver que nos cuentan con Dark Arena y BackTrack. Para empezar el punto donde parte todo el juego es vital para atrapar al jugador. Recordando intensamente a Max Payne, la familia del personaje masculino fue aniquilada por un coche bomba dirigido a ¨¦l, hecho que marca un antes y un despu¨¦s en su carrera. Los trastornos mentales dan pie a la que es una persecuci¨®n contra Sever que roza lo personal y raya la paranoia. Aunque este integrante del FBI -SWAT en la actualidad- sea m¨¢s carism¨¢tico que Sever, la mujer tambi¨¦n aporta sus dosis de buen hacer en la trama. Encarnar al mal -aunque aqu¨ª aparezca un poco difuminado- siempre es mucho m¨¢s atractivo, y ese es precisamente el papel que pretende jugar dentro del producto.

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Para hacer una idea al lector de que tratamos de decir, pondremos dos ejemplos de una misma misi¨®n muy temprana, para no desvelar demasiado de lo que va destap¨¢ndose poco a poco: Primero debemos penetrar en un almac¨¦n de mercanc¨ªas, que ha sido tomado por agentes de seguridad. Entrando al trapo y disparando a todo quisqui, hay que dirigirse a una base de datos de la NSA donde se encuentra el historial de Sever. Control¨¢ndola a ella se debe hacer exactamente lo mismo, pero la informaci¨®n a obtener es la de Ecks. Si jugamos de forma paralela en las dos tramas pueden comenzar a surgir sospechas de que algo extra?o esta sucediendo..., pero sigamos. Inmediatamente despu¨¦s, Ecks debe huir, por alguna raz¨®n, de una bomba de la cual desconoc¨ªa su existencia. ?Cu¨¢l es el motivo? Pues est¨¢ Sever en el otro lado del escenario, articulando un explosivo que debe detonar en dos minutos y hacer volar por los aires, con pistas que la delaten y todo, el edificio.

El control ayuda sobremanera a hacer de esta experiencia algo m¨¢s cercano al usuario. La limitaci¨®n de botones de GBA no ha sido ¨®bice para que Crawfish incluya todos los movimientos caracter¨ªsticos del shooter subjetivo. Con la cruceta direccional se podr¨¢ mover al personaje, con el B disparar y con el A se activar¨¢n puertas y se abrir¨¢n rejillas. Para hacer los pasos laterales, o el "strafe", como es conocido en paises anglosajones, se usar¨¢n los dos triggers, L y R. Pero tambi¨¦n habr¨¢ secciones donde ser¨¢ condici¨®n agacharse, funci¨®n que se realiza pulsando los dos botones laterales a la vez, siendo, seguramente, el mayor engorro con que topamos. Debido al alto n¨²mero de plantas y escaleras que tiene el juego, nos encontramos con un disparo autom¨¢tico que puede ir de perlas cuando somos atacados desde posiciones superiores, ahorr¨¢ndonos el tener que subir y bajar el arma.

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Ecks vs. Sever es un juego moderadamente largo, y con una dificultad ascendente gracias a una IA progresiva. Las misiones, despu¨¦s de todo, no suelen ser excesivamente complicadas, pero el n¨²mero total, 24 -contando la de los dos personajes seleccionables- le hace bastante m¨¢s extenso de lo esperado. Para hacer frente a toda esta sucesi¨®n de objetivos, los firmantes del cartucho que estamos comentando han posibilitado cinco armas distintas, que abrazan los modelos de siempre, como pistolas, rifles de francotirador -increible el zoom y su visi¨®n nocturna- o minas detonadoras a control remoto.

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Pero si Doom tiene entre sus opciones m¨¢s destacadas un modo multiplayer, Ecks vs. Sever no pod¨ªa ser menos. Con la ausencia del cooperativo, Bam! se ha protegido con la posibilidad de unir hasta cuatro consolas -dos m¨¢s que en su directo rival-, permitiendo, de este modo, una confrontaci¨®n sin par. Los modos son bastante tradicionales, puesto que b¨¢sicamente tenemos un "deatmatch" donde vaciar todo el cargador y alguna que otra misi¨®n perdida, como recoger ciertos objetos antes que nuestros rivales en escenarios ajenos al "single player".

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  c  o  n  c  l  u  s  i  ¨®  n

Durante un tramo del proceso judicial, el bueno de Ecks se marca una frase que viene de perilla para concluir este an¨¢lisis. Parafraseando a Nietzsche, comenta: "todo lo que no te destruya te har¨¢ m¨¢s fuerte". Crawfish se arriesg¨® a ser la pionera en cuanto a motores pseudo 3D para esta consola, y asumi¨® encantada el reto de desarrollar un juego totalmente nuevo que aprovechar¨¢ las capacidades de escalado y rotaci¨®n del modo 7 de la m¨¢quina port¨¢til de Nintendo. Despu¨¦s de todo esto, han salido reforzados. En credibilidad, tras el execrable Ready To Rumble; y en esperanza, pues ser¨¢n los que lleven a cabo la dif¨ªcil consigna de crear el mejor titulo de lucha port¨¢til de todos los tiempos: Street Fighter Alpha 3.

Por el momento lo ¨²nico que tienes que hacer es pensarte muy seriamente la adquisici¨®n del juego distribuido por Bam! Entertainment. Nublado, seguramente por la presencia de Doom, Ecks vs. Sever se ha ganado el calificativo de "imprescindible" para los amantes del g¨¦nero, gracias a una ¨®ptica novedosa, un argumento muy atractivo y una definici¨®n t¨¦cnica sobresaliente. Aspecto, jugabilidad y sonido se ponen a los pies de Crawfish y se conjuran en un t¨ªtulo que, a todas luces, merece la pena.

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