Campo de batalla: el despacho.

Descripci¨®n general

Monte Cristo se autodenomina The Management Games Company, y no sin raz¨®n. En los ¨²ltimo meses nos han ofrecido varios juegos de este estilo, con mejor o peor suerte, como Airline Tycoon o World Street Trader 2001. Ahora le toca a otro tipo de gesti¨®n, en esferas m¨¢s elevadas que en anteriores t¨ªtulos. Ya no somos el presidente de una compa?¨ªa a¨¦rea ni un malabarista de los valores burs¨¢tiles. No, ahora nuestra empresa es nuestra naci¨®n.

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En Economic War encarnamos a un Jefe de Estado que deber¨¢ alcanzar determinados objetivos durante su mandato. Para ello habr¨¢ que tener contenta a la poblaci¨®n para evitar sublevaciones que nos puedan costar el sill¨®n, entablar buenas relaciones con la comunidad internacional a fin de evitar conflictos y conseguir prosperar econ¨®micamente.

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Todo esto se consigue a trav¨¦s de la obtenci¨®n de recursos de todo tipo, que van desde lo m¨¢s ortodoxo en este tipo de juegos, como el petr¨®leo o los alimentos, hasta lo m¨¢s estrafalario, como las pr¨®tesis ortop¨¦dicas, los inmunodepresores o el vodka. Adem¨¢s, est¨¢n los impuestos y los fondos reservados. Como ya estar¨¦is intuyendo, el juego cuenta con una leve vena c¨®mica que riega todos sus apartados. Estos recursos servir¨¢n para abastecer la demanda interna y para comerciar con el excedente. En el caso de los recursos monetarios, para construir nuevas f¨¢bricas y mantener las existentes o financiar nuestras misiones de espionaje sobre otros Estados y la oposici¨®n pol¨ªtica.

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El avance tecnol¨®gico tambi¨¦n es posible dentro de Economic War, y debemos decidir sobre qu¨¦ sector de producci¨®n queremos centrar las investigaciones. A medida que aumentos de tecnolog¨ªa, las industrias beneficiadas por el avance incrementar¨¢n su rendimiento.

El comercio y las alianzas internacionales constituyen una parte importante dentro del juego. No s¨®lo podemos vender o comprar productos a otras naciones, sino compartir tecnolog¨ªa o establecer pactos militares contra enemigos comunes. Si prefieres acciones menos venerables, puedes sabotear los edificios de tus vecinos, robarles su tecnolog¨ªa o corromper a sus ministros.

Por ¨²ltimo, y si las cosas llegaran a ponerse feas, podemos pasar de la guerra econ¨®mica a la convencional y lanzar nuestros misiles contra el enemigo.

Presentado de esta forma, el juego parece estar dotado de los elementos necesarios para convertirse en un producto muy atractivo y estar a la altura de otros buenos juegos de gesti¨®n. Entonces, ?d¨®nde est¨¢ el fallo? Pues est¨¢ en la concepci¨®n de sus misiones. Ver¨¦is, no se trata de una campa?a larga, estructurada o no en episodios, ni nada parecido. Son escenarios completamente aislados y en los que hay un objetivo muy concreto, fijado atendiendo al pa¨ªs con el que lo juegues, como por ejemplo, ser reelegido en los pr¨®ximos comicios, potenciar la exportaci¨®n de un determinado producto, o derrocar un gobierno for¨¢neo.

Olvidaros de aquello de coger una naci¨®n hasta hacer de ella con el tiempo una superpotencia mundial y avanzar hasta el infinito. A ello se le suma que el n¨²mero de estos escenarios es muy reducido, tan s¨®lo cinco en el modo para un jugador y tres m¨¢s para el multijugador. La consecuencia es que nunca llegas a tener la sensaci¨®n de estar interpretando un rol, la inmersi¨®n en el juego no llega ni a cubrirte las rodillas y la escasa adicci¨®n que provoca hace prescindible la metadona.

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Este es el principal inconveniente, pero hay otras circunstancias que tampoco favorecen al programa. A pesar del gran n¨²mero de recursos que el juego contempla, no todos intervienen a la vez. De este modo, por ejemplo, si est¨¢s jugando el escenario de ?rganos puedes producir pr¨®tesis de varios tipos, pero no trigo, zapatos, petr¨®leo, coches o tel¨¦fonos m¨®viles. Es decir, que cada escenario tiene acotado el tipo de recursos que en ¨¦l entran en juego, siendo la construcci¨®n de misiles el ¨²nico aparece en todos ellos. Por otro lado, el mapa del pa¨ªs que aparece en pantalla no es m¨¢s que un peque?o tablero sobre el que se han puesto unos pocos edificios que representan la capital. El resto del mapa, est¨¢ para ir colocando las f¨¢bricas y laboratorios que construyamos. De nuevo, olvidad cualquier vestigio de grandeza.

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Con todo, el juego consigue resultar entretenido por momentos, a lo que ayuda el tono desenfadado y humor¨ªstico con el que se ha tratado.

Audio/V¨ªdeo

El aspecto sonoro del juego no es especialmente bueno. Las f¨¢bricas s¨®lo emiten una especie chasquido cuando las seleccionas o construyes, y los sonidos ambientales son escasos, con tan s¨®lo el cantar de los p¨¢jaros, el eventual rugido del motor de un coche o las protestas enfurecidas de la gente cuando hay una situaci¨®n de vacas flacas.  Las voces, algo mejores, nos advierten de los sucesos m¨¢s importantes que vayan acaeciendo en el transcurso de la partida.

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Bastante mejor est¨¢ resuelto el apartado gr¨¢fico. Los edificios e industrias est¨¢n realizados con un colorido atractivo, bastante detallados y algo de donaire en sus animaciones. Las caras de los personajes est¨¢n dise?adas de forma c¨®mica y estereotipada. Los men¨²s son igualmente coloridos y agradables a la vista. El conjunto gr¨¢fico es, pues, de lo m¨¢s destacable de este Economic War.

Gui¨®n

Gui¨®n, como tal, no existe ya que, como he dicho, el juego se compone de unos pocos escenarios inconexos que se terminan con la consecuci¨®n de un determinado objetivo que no tiene continuidad en escenarios posteriores. Nosotros jugamos el papel de un Jefe de Estado que debe hacer lo posible para alcanzar el objetivo que se nos propone. As¨ª de simple, no hay m¨¢s, ni videos que relaten una historia ni nada que haga de hilo conductor de argumento alguno. Si quer¨¦is tramas retorcidas o cuentos asombrosos, aqu¨ª no busqu¨¦is.

Jugabilidad

Jugar a Economic War es bastante sencillo e intuitivo. Con el rat¨®n se pueden llevar a cabo todas las acciones que el juego comprende. Para agilizar las cosas, tambi¨¦n disponemos de teclas de acceso r¨¢pido. Como suele pasar en este tipo de juegos, el elevado n¨²mero de botones a pulsar y de men¨²s que se abren pueden desorientar al principio, pero pasados unos minutos consigues hacerte con sus entresijos sin mayor problema.

Completar un escenario con un pa¨ªs en Economic War rara vez puede llevarte m¨¢s de dos horas y media o tres. Teniendo en cuenta que disponemos de s¨®lo cinco escenarios para un jugador y que el modo multijugador, aparte de incluir s¨®lo otros tres escenarios, no se diferencia en absoluto de aqu¨¦l, las horas de juego se quedan en un n¨²mero bastante bajo, m¨¢xime trat¨¢ndose de un juego de estrategia, que suelen ser duraderos por naturaleza.

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Y es que Economic War tampoco ofrece unas opciones estrat¨¦gicas demasiado complejas que lo endurezcan y alarguen.  Si quieres hacerlo m¨¢s longevo puedes optar por reducir la velocidad del juego (cuenta con tres escalones) o bajarte el parche de actualizaci¨®n, en el que se incluye la posibilidad de variar el nivel de dificultad.

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El modo multijugador incluye tres escenarios para ser jugados y admite entre cuatro y seis jugadores. No te preocupes, si no logras convencer por lo menos a tres amigos para que jueguen contigo, el juego se har¨¢ cargo de los otros pa¨ªses participantes en la partida. Lo que pasa es que ya no ser¨ªa multijugador, puesto que entonces las diferencias entre un modo y otro ser¨ªan inexistentes.

Estrategia y trucos

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Para conseguir un objetivo, normalmente, necesitar¨¢s cierta estabilidad pol¨ªtica en tu territorio, evitando la insurrecci¨®n. Para ello es imprescindible mantener contenta a la poblaci¨®n manteniendo alto tu nivel de popularidad. Para conseguirlo trata de satisfacer la demanda interna de productos. Cuando lo hayas logrado, ser¨¢ el momento de dedicarte a llevar a cabo las acciones que te lleven a alcanzar el objetivo indicado.

Al inicio de la partida no dudes en subir los impuestos. Tu popularidad descender¨¢ pero los recursos econ¨®micos obtenidos te permitir¨¢n hacer suficientes cosas para recuperarla y, posteriormente, y cuando la situaci¨®n est¨¦ controlada, volver a bajar los tributos.

No recurras al espionaje o el sabotaje. Reporta pocos beneficios, lleva tiempo conseguir agentes bien preparados y es necesario recurrir a fondos reservados. Adem¨¢s, es bastante posible que descubran a tus esp¨ªas, con lo que la misi¨®n resulta in¨²til y el dinero invertido en ella infructuoso.

Lo mismo te digo sobre robar tecnolog¨ªa. Los otros pa¨ªses son por lo general m¨¢s lentos que t¨² haciendo nuevos descubrimientos salvo, quiz¨¢, al principio. Investiga por ti mismo, es m¨¢s efectivo. Centra las investigaciones en aquel sector productivo que sea clave para alcanzar el objetivo del escenario, pero no descuides el resto. A m¨¢s nivel tecnol¨®gico, m¨¢s rendimiento de las f¨¢bricas, por lo que para conseguir igual producci¨®n ser¨¢ necesario un menor n¨²mero de ellas. De esta manera podr¨¢s derruir las f¨¢bricas que sobren, ahorrando el dinero de su mantenimiento y liberando fuerza de trabajo, que puedes destinar a la obtenci¨®n de otros recursos o la investigaci¨®n.

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Cuando se trata de conseguir una determinada actuaci¨®n internacional, como por ejemplo el embargo de un pa¨ªs, tus puntos de diplomacia son la llave. Para conseguir una cantidad abultada, construye una embajada en cada una de las otras naciones, comercia y pacta con ellas, aunque los tratos no sean en principio demasiado ventajosos. Llegado el momento, prop¨®n la actuaci¨®n correspondiente y gasta en ella todos tus puntos de diplomacia.

Si careces en tu territorio de una determinada materia prima, busca otras cuya producci¨®n reduzca la demanda de aquella. Por ejemplo, si no tienes petr¨®leo construye centrales nucleares e investiga en tecnolog¨ªa punta, y si no tienes suficientes ¨®rganos produce inmunodepresores.

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Cuando el objetivo consista en derrocar un gobierno, no te andes con sutilezas. Descubrir esc¨¢ndalos y colaborar con la oposici¨®n pol¨ªtica de ese gobierno puede ser lento y costoso. Lo mejor es recurrir a la fuerza. Un buen par de tandas de misiles que destruyan sus centros de producci¨®n asegurar¨¢n las revueltas en ese pa¨ªs, y el gobierno caer¨¢ mas temprano que tarde.

Y para finalizar, no dejes de construir misiles. Un par de f¨¢bricas de armamento al menos te har¨¢n mucho bien. Los misiles sirven para atacar, para defenderse (si los transformas en antimisiles) y, sobre todo, para venderlos. S¨ª, porque resulta que son el producto m¨¢s caro de todo el juego y, con frecuencia, el m¨¢s demandado por tus vecinos. En casi todas las partidas hay alguna escaramuza entre pa¨ªses, y los misiles son un bien muy preciado por el que suelen pagar muy bien.

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 Compar¨¢ndolo con

Casi todos los juegos con apellido Tycoon (de hecho, en algunos pa¨ªses Economic War se llamar¨¢ Political Tycoon) comparten la gesti¨®n como punto en com¨²n con este t¨ªtulo. En todos ellos hemos de gestionar alg¨²n negocio, ya sea un parque de atracciones, una empresa de ferrocarril o, como el que ahora nos ocupa, el entramado econ¨®mico-pol¨ªtico de un Estado. En este ¨²ltimo extremo, encuentra similitudes con Tr¨®pico, con el que tambi¨¦n comparte el tono sarc¨¢stico y caricaturesco que impregna el programa. En cualquier caso, no llega a ser tan profundo como otros juegos de este estilo, y mucho menos si tratamos de ponerlo al lado de Civilization. Desde luego, nada que ver con la grandeza de este t¨ªtulo.

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Con alguno de sus hermanos (concebidos y paridos por Monte Cristo), como Airline Tycoon, comparte su sencillez de planteamientos y uso y, como no, lo c¨®mico de su aspecto.

Lo que est¨¢ bien

Buenos gr¨¢ficos, a la altura de lo que cabe exigirle a los t¨ªtulos de este g¨¦nero.

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F¨¢cil de usar y de seguir, especialmente recomendable para quienes no sean muy h¨¢biles en este tipo de juegos pero que no pueden prescindir de ellos.

Sus peque?as dosis de humor y el tono desenfadado y caricaturesco de su aspecto.

Lo que no est¨¢ tan bien

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El modo en que han sido concebidas sus misiones o escenarios. Sin ning¨²n tipo de relaci¨®n o conexi¨®n entre ellas y sin un argumento que seguir. Ello, como ya he dicho, reduce dr¨¢sticamente la adicci¨®n y el grado de inmersi¨®n en el juego.

El modo multijugador, sin ning¨²n aliciente extra que a?adir al modo un jugador.

El audio. Un apartado tan escueto que hay ocasiones en las que no se oye ni un alma.

Enlaces

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Manual

Buen manual. M¨¢s de 60 p¨¢ginas adornadas con gr¨¢ficos sacados del programa y escritas con buen humor, que hacen su lectura agradable. Por supuesto, est¨¢ todo perfectamente explicado y no hay laguna alguna en sus contenidos.

Requerimientos del sistema

Las especificaciones que el fabricante indica son sistema operativo Windows 9x/2000, DirectX 8.0, Pentium 200 Mhz, 32 Mb de RAM, CD-Rom 4x, SVGA con 2 Mb de RAM, Sound Blaster o compatible y 200 Mb en disco.

El juego ha sido probado en un AMD K6-2 400 Mhz, Kyro II 64 Mb y 128 MB de RAM a 1024x768. Su funcionamiento ha sido ¨®ptimo en todo momento.

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