Pikmin (GameCube)
Miyamoto, como otras tantas veces, lo ha logrado. Se ha sacado de la manga un nuevo concepto que promete revolucionar este ya algo oxidado mundo de diversi¨®n. Quedaros con este nombre: Pikmin. Dar¨¢ mucho de que hablar.
A veces, cuando crees que ya nada te puede sorprender a los mandos de una consola, que todo est¨¢ inventado y s¨®lo mejoran los apartados t¨¦cnicos y que todo es la repetici¨®n de los viejos conceptos hasta la saciedad, contemplamos at¨®nitos el nacimiento de un nuevo mito en el mundo de los videojuegos.
?Cansado del mismo juego llamado de diferentes maneras, con argumentos distintos, bonitas secuencias grabadas que ofrecen id¨¦ntica experiencia al jugarlos? ?S¨ª? Pues entonces, est¨¢s de enhorabuena, pues Nintendo ha sacado de la chistera de lo imposible un juego que es mucho m¨¢s de lo que parece... algo diferente y que nos har¨¢ disfrutar como anta?o delante de la televisi¨®n con esa palabra m¨¢gica que parece haber perdido raz¨®n de ser con tantos anuncios de productos que emulan a la perfecci¨®n la realidad.
En E3 esper¨¢bamos ansiosos un flamante nuevo Zelda, un alucinante Mario, un impactante Metroid o un brutal Perfect Dark Zero. Pero el siempre sonriente y sudoroso Shigeru Miyamoto sorprendi¨® a propios y extra?os con un nuevo concepto de videojuego en el que depositaba todas sus esperanzas. Algo que iba a dar un paso m¨¢s en cuanto a jugabilidad se refiere: Pikmin.
"?Qu¨¦ es eso? ?Un nuevo pokemon?".- Se pregunt¨® medio mundo al o¨ªr este nombre. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Los at¨®nitos periodistas presenciaron los primeros pasos de un hombrecillo de aspecto extra?o y look super Deformer (made in Nintendo) entre asombro y entusiasmo. No cab¨ªa duda de que algo grande se gestaba ante sus ojos. La gran N se enfrentaba a un g¨¦nero como la estrategia y lo hac¨ªa cambiando el concepto que hasta ese momento ten¨ªamos de ella.
Pero SpaceMan no es tonto pese a su diminuto cerebro y con su gran capacidad de observaci¨®n descubre que en el subsuelo del planeta (cual zanahorias) habitan unos seres mitad animales, mitad plantas, llamados Pikmin. Con sus capacidades telep¨¢ticas (ya sab¨¦is para lo que sirve la antena que tiene sobre su cabeza SpaceMan), el hombrecillo los dominar¨¢ y crear¨¢ todo un ej¨¦rcito para recuperar las piezas de su nave y escapar de all¨ª antes de que se le acabe el aire que respirar y muera.
Al menos, curioso resulta el argumento del juego. No es que sea brillante, pero es una excusa perfecta para presentarnos la nueva locura de Miyamoto. Quienes lo han jugado s¨®lo hablan maravillas de ¨¦l y ha sido definido como un "Simulador de vida interactiva y estrategia en tiempo real".
SpaceMan podr¨¢ controlar a m¨¢s de 250 de estos seres al un¨ªsono en tiempo real con una suavidad pasmosa. Pero no adelantemos acontecimientos. Primero debemos saber que hay muchos tipos de Pikmins diferentes (como si fuesen distintas unidades) que se distinguen por su color (azules, amarillos, morados, violetas y rojos) y por lo que tienen sobre la cabeza (hojas, capullos o flores). Es decir, a priori, m¨¢s de 15, aunque seg¨²n fuentes de Nintendo, ser¨¢n m¨¢s, muchos m¨¢s, aunque guarda el m¨¢s absoluto mutismo de porque unos tienen nariz, otros boca, otros orejas... resulta intrigante conocer que har¨¢ cada uno de ellos, ?no?
Con ellos nuestro protagonista deber¨¢ conseguir superar dif¨ªciles obst¨¢culos como barrancos de casi 20 cent¨ªmetros de profundidad, escalar riscos de m¨¢s de seis palmos o enfrentarse con gigantescas ara?as, escarabajos o unos seres que recuerdan a h¨ªbridos entre mariquitas y caracoles.
?No os recuerda a algo? S¨ª y no. Coged un "Good Game" (Black and White), unos lemmings, metedlos en una coctelera, removerlos bien, mezclad un poco de dise?o t¨ªpico de Nintendo y algo de la genial locura de Miyamoto. ?Qu¨¦ obten¨¦is? Un juego totalmente nuevo y muy original cuya principal virtud es la adici¨®n y jugabilidad en estado puro.
Pero no todo es lucha, no. Tambi¨¦n podr¨¢n cruzar puentes, derribar muros, escalar acantilados, escapar a toda velocidad de seres monstruosos con las piezas de la nave en su poder, construir barcos con hojas, crear "plantaciones" de Pikmins y mucho m¨¢s que se ir¨¢ descubriendo poco a poco.
Adem¨¢s de la acci¨®n, cuando no combatimos, el juego gana profundidad. Tenemos que controlar nuestras tropas, su cr¨ªa y desarrollo, entrenarlos, cuidar que no se nos "suiciden" (tiene unos gustos por los lugares peligrosos muy en la l¨ªnea de los histri¨®nicos lemmings), evolucionarlos (para lo que es vital alimentarlos/regarlos y vigilar que duerman cuando toque), etc. Y cuidado, que aunque parezca que nuestro ej¨¦rcito es invencible, basta una acci¨®n desafortunada o un descuido moment¨¢neo para perder m¨¢s de la mitad de nuestras tropas.
Suena francamente bien y se juega mucho mejor, que cuenta con niveles de profundidad. Es decir, que para quienes quieran diversi¨®n r¨¢pida, la tendr¨¢n lanz¨¢ndose a la lucha desenfrenada, pero los amantes de la estrategia preferir¨¢n controlar cada acci¨®n y maniobra con suma delicadeza. Un juego para inexpertos y puristas, algo muy pocas veces visto hoy en d¨ªa.
Visualmente hablando, Pikmin muestra un entorno extremadamente realista. Los parajes, repletos de charcos, cascadas, hojas, musgo, hojas, rocas y dem¨¢s, est¨¢n recreados con un gusto exquisito. La posici¨®n del sol influye L en las sombras que se generan y el aspecto de los paisajes con un realismo asombroso. Por la ma?ana, todo parecer¨¢ fresco y vivo, al estar lleno de roc¨ªo; esto se ir¨¢ amarilleando y resecando hasta mediod¨ªa, cuando el astro rey pega de lleno sobre el planeta en el que SpaceMan se encuentra perdido; por la tarde todo adquirir¨¢ un aspecto rojizo y en la noche... mejor ser¨¢ que tu mismo lo descubras, pero la luz blanca de la luna lo inunda todo dando aspecto de sue?o de una noche de verano.
Los personajes, pese a llegar a m¨¢s de 200 Pikmins, SpaceMan y hasta tres gigantescos enemigos en pantalla, tienen un detalle exagerado. Como ejemplo, un bot¨®n: podr¨¢s distinguir en mitad de una batalla las orejas o narices de las tropas si te fijas lo suficiente. Y las animaciones, tambi¨¦n rayan un nivel exquisito pese al gran n¨²mero de unidades a la vez que pululan por la pantalla y que cada uno hace distintos gestos. Y todo ello, sin una sola ralentizaci¨®n. Para quien disfrute con los n¨²meros: cada Pikmin est¨¢ formado por entre 700 y 1000 pol¨ªgonos. Es decir, que solo con 150 de ellos (de los 250 posibles), la Nintendo GameCube mueve unos 7.500.000 pol¨ªgonos por segundo sin contar con los paisajes o los adversarios. Simplemente, impresionante.
Pero, ?C¨®mo es posible que la consola mueva todo eso, con tanta suavidad y con una inteligencia artificial tan avanzada por cada unidad (basta decir que en comparaci¨®n con los Pikmins, los soldados de MGS 2 se comportan como ni?os de jard¨ªn de infancia), con tal cantidad de texturas y focos de luz y a nada menos que 60 frames por segundo?
- Estrategia