Broken Sword (Nintendo GameBoy)
Ya tenemos una aventura grafica para la nueva portatil de Nintendo y el resultado es sorprendente.
Si pensabas que "consola port¨¢til" y "aventura gr¨¢fica" eran t¨¦rminos incompatibles, ve borr¨¢ndote esa idea de la cabeza porque el afamado equipo de Charles Cecil, Revolution Software, emprender¨¢ su particular revoluci¨®n dentro del mercado de bolsillo...
"A pesar de que algunos la pueden considerar como un cuento de las leyendas del Rey Arturo, esta historia no es ficci¨®n. La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salom¨®n, los Caballeros Templarios para abreviar, existieron de verdad. Durante un periodo de 200 a?os, lo que empez¨® como un equipo de nueve bienintencionados nobles dedicados a defender Tierra Santa de los sarracenos, se convirti¨® en la organizaci¨®n m¨¢s poderosa y secreta de la historia.
Su existencia est¨¢ llena de contrastes desconcertantes. Contrariamente a su creencias cristianas, asesinaron hombres, mujeres y ni?os en nombre de Dios. Estos monjes guerreros pose¨ªan muchos tesoros religiosos y legendarios, incluyendo, seg¨²n se cuenta, la Corona de Espinas que llevaba Jes¨²s cuando muri¨® en la Cruz. Tambi¨¦n se cre¨ªa que eran los guardianes de la reliquia cristiana m¨¢s venerada, el Santo Grial.
Hay aquellos que sostienen que la Orden del Temple todav¨ªa existe hoy en d¨ªa, aunque bajo otro nombre. Por toda Europa, se cree que sus miembros se re¨²nen en secreto para discutir negocios desconocidos, llevar a cabo rituales secretos y decidir nuestro destino a puerta cerrada".
- Steve Jackson, "Savage Warriors"
Suponemos que ya te habr¨¢s dado cuenta que una historia as¨ª es imposible pasarla por alto dentro del mundo de los videojuegos. Revolution Software, desarrolladora fundada por el gur¨² de las aventuras gr¨¢ficas Charles Cecil, se hizo eco (en 1996) de la rivalidad entre el Temple y los Assassin, mezcl¨® la ¨¦poca actual con un entorno policiaco, viajes por toda Europa y excavaciones arque¨®logas, personajes entra?ables, ambientes pintorescos y un payaso psic¨®pata. El resultado, para muchos, la mejor aventura gr¨¢fica de la ¨²ltima d¨¦cada.
Por eso cuando nos enteramos que Broken Sword iba a aparecer en nuestra amada Game Boy Advance no pudimos contener toda nuestra alegr¨ªa. Y eso que inicialmente el proyecto fue una "locura" de unos de los programadores que se atrevi¨® a mencionar la joya de Nintendo, a nombrar el juego, a decir que era imposible, y por arte de magia, ya est¨¢ codificado ¨ªntegramente y a punto de salir del horno. Qui¨¦n lo dir¨ªa...
Dejando de lado su dudosa procedencia, a los que todav¨ªa no hayan tenido la oportunidad de jugar a la Leyenda de los Templarios os vamos a someter a un curso acelerado sobre sus principales rasgos. B¨¢sicamente debes saber que Cecil realiz¨® el juego con el objetivo en mente de convertirlo en la salvaci¨®n de las cl¨¢sicas aventuras de "point and click", que gracias a la mente de Ron Howard y Lucas Arts obtuvo su m¨¢xima expresi¨®n con el sistema de control SCUMM (basado en un panel que indicaba la acci¨®n a realizar) y la serie del aprendiz de pirata Monkey Island. Con el paso del tiempo, poco a poco, el g¨¦nero iba estanc¨¢ndose y salvo honrosas propuestas como Day of the Tentacle, Sam and Max, Loom o Indiana Jones and the Fate of Atlantis, acab¨® convirti¨¦ndose en un coto privado para los m¨¢s puristas. Fue entonces cuando Revolution Software a?adi¨® un gui¨®n tan atractivo, un motor gr¨¢fico tan genial y unos puzzles tan sutiles que por un momento olvidamos que Lucas Arts segu¨ªa estando en la primera l¨ªnea de fuego.
La aventura nos pone en la piel de George Stobbart, un norteamericano que ha viajado a Par¨ªs a pasar unas semanas de vacaciones. El joven apuesto y elegante George, mientras flirtea con la camarera de un bar-caf¨¦, es testigo de como un payaso se introduce en el local para verlo huir despavorido varios segundos despu¨¦s. Casi sin tiempo a asimilarlo, el caf¨¦ "Bistro" estalla por los aires y la cristalera golpea la espalda de nuestro protagonista. A partir de aqu¨ª, por simple pundonor, emprender¨¢ una b¨²squeda por toda la ciudad gala con la ¨²nica finalidad de averiguar quien ha sido el causante del mencionado acto terrorista. Para ello deber¨¢ entablar relaciones con un detective llamado Moreau con extra?as dotes telep¨¢ticas, con la periodista independiente Nico, con una florista que adivina el futuro, con una enfermera que parece un sargento militar y hasta con un duende que conduce un Ferrari... aunque esto ya es otra historia.
El sistema de maniobra es muy, muy sencillo. El cursor va cambiando de forma seg¨²n nos posemos sobre alg¨²n objeto en concreto. Por ejemplo, justo al comienzo, veremos la escena del crimen con un toldo tendido por los suelos, un peri¨®dico y varios callejones a los que acceder. Si apuntamos al diario, George lo recoger¨¢ y lo leer¨¢ atentamente sin necesidad de que nosotros decidamos que debe hacer con ¨¦l. En caso de que lo encaremos hacia el toldo, nuestro h¨¦roe soltar¨¢ alguno de sus jocosos comentarios que van impregnando cada uno de los di¨¢logos de Broken Sword. En este caso ser¨¢ algo as¨ª como: "pens¨¦ en esconderme debajo del paraguas y pretender que nada de esto hab¨ªa pasado". Precisamente uno de los encantos de tiene la obra de Cecil es su distendido humor que conecta r¨¢pidamente con el jugador. Toda la fauna que puedes ir encontr¨¢ndote esconde un as en la manga para arrancar una carcajada al usuario, aunque muchas veces el resultado esboza una mueca en nuestra cara en clara se?al de que algo no acaba de encajar...
Pero lo bueno y mejor de la producci¨®n comienza cuando vamos avanzando en nuestras pesquisas y tenemos que hacer funcionar nuestra materia gris en puzzles la mar de elegantes. Por ejemplo, al introducirnos en la habitaci¨®n de Kahn, alias "hombre con la cicatriz en la mand¨ªbula", deberemos escondernos en su armario cuando est¨¦ a punto de entrar, recoger un pergamino de la c¨®moda y, salir por la ventana y lanzarlo a un callej¨®n para que dos de sus esbirros (que esperan en la entrada) no nos cacheen y nos "apalizen" por tener esa valiosa posesi¨®n en los bolsillos. Tambi¨¦n te sentir¨¢s como en casa presionando y avasallando a base de preguntas a un hombre en un pub irland¨¦s. O haci¨¦ndote pasar por electricista. O convenciendo a un obrero para que apueste por la yegua "Sala'eh Dim" y recoger de su excavaci¨®n una herramienta que te ser¨¢ de vital utilidad para el futuro. Aunque para puzzles intrincados los de la cabeza de toro, la caja de cerillas, la llave del lavabo y el tus compatriotas comprando "souvenirs" en un mercadillo de Turqu¨ªa. Si es que detalles no le faltan...
Pero no todo es bueno en Broken Sword, por lo menos en esta versi¨®n. Uno de los puntos culminantes del original era la Banda Sonora compuesta por Barrington Pheloung e instrumentada por la Filarm¨®nica de Londres. Evidentemente en una consola de 32 Bits port¨¢til, por mucho sistema de compresi¨®n de calidad que posea (GAX o MusyX) dif¨ªcilmente podr¨¢ transmitir toda su autenticidad.
Otro de los puntos negros que no nos dejan dormir es saber como se plasmar¨¢ el sistema de control sabiendo que en todo momento estaremos pulsando el D-Pad para direccionar la flecha. Aunque esto te parezca algo superficial, en Broken Sword hay unas dos o tres situaciones clave en las que si no act¨²as con rapidez y cautela puedes acabar con un disparo en la sien. Suponiendo que la manuabilidad no sea del todo precisa, esto puede hacer que pasemos momentos de verdadera angustia combatiendo y repitiendo una y otra vez la misma escena con una lentitud extrema. Gracias a Dios si llevar¨¢ consigo un sistema de guardar mediante SRAM que nos facilitar¨¢, y mucho, nuestros progresos en la aventura.
Por ¨²ltimo, decir que Broken Sword funcionar¨¢ en baja resoluci¨®n debido a las limitaciones del cartucho y, seg¨²n sus responsables, tendr¨¢ absolutamente todas las localizaciones comprimidas en su interior. ?Ser¨¢ ¨¦ste el comienzo de una nueva generaci¨®n? ?entraremos de lleno en los productos de 128 Megas?. La respuesta, en cuesti¨®n de meses, cuando BAM! lo distribuya en Estados Unidos.
"Par¨ªs en oto?o. Los ¨²ltimos meses del a?o y el final del milenio. Tengo muchos recuerdos de la ciudad: los caf¨¦s, la m¨²sica, el amor... y la muerte".
- George Stobbard.
- Aventura gr¨¢fica