Tweety and the Magic Gems
?Oh no, Tweety se ha convertido en una estatua!... dej¨¦mosle as¨ª...
Kemco, en un ¨¢gil golpe de efecto se adelanta a Nintendo y publica un "Party Game" sin ning¨²n juego que pueda hacerle sombra bajo el sol. Pero, ?de verdad que ha sido un acto de reflejos, de visi¨®n de futuro, o simplemente un lanzamiento algo precoz?. Sin duda, lo ¨²ltimo...
Kemco, en un ¨¢gil golpe de efecto se adelanta a Nintendo y publica un "Party Game" sin ning¨²n juego que pueda hacerle sombra bajo el sol. Pero, ?de verdad que ha sido un acto de reflejos, de visi¨®n de futuro, o simplemente un lanzamiento algo precoz?. Sin duda, lo ¨²ltimo...
Mira el tipo que patrocina el monopoly. S¨ª, s¨ª, aquel peque?ajo, cabez¨®n y bigotudo hombre, con un sombrero horrible, vestido de frac y con unos movimientos que dan verg¨¹enza ajena. ?No te ha entrado una sensaci¨®n un tanto... criminal?
M¨¢s o menos ah¨ª es donde interviene Mario Party. Con la idea de que nunca antes nadie se ha introducido en el g¨¦nero del tablero y ha salido airoso, los de HAL incluso se regodearon de todos los intentos en vano que se hab¨ªan producido hasta la fecha. En efecto, no hace falta que nos lo jures, a nivel monojugador carec¨ªa de solidez, pero cuando conectabas cuatro mandos te embargaba una sensaci¨®n de apego poco menos que indescriptible. Tanto, que pod¨ªas estar echando partidas hasta altas horas de la madrugada sin que se te abotargaran los ojos.
Y en estas que, sus m¨¢s directos rivales para el trono de las "mascotas" tambi¨¦n se subieron al carro. Sonic primero, con el genial Sonic Shuffle para Dreamcast que, a grandes rasgos, tambi¨¦n adolec¨ªa del mismo punto que Mario Party: la opci¨®n individual. En cambio, Crash Bash, de los chicos de Eurocom (a esto se le llama polivalencia, tras Duke Nukem Zero Hour, 40 Winks y The World is Not Enough) pecaba del abuso excesivo de su renombre y dejaba un poco de lado la cantidad y variedad de los subjuegos que, al fin y al cabo, son el aliciente que te obliga a no apagar la consola y defenestrar el juego por siempre jam¨¢s. Porque si todo fuera tirar dados estar¨ªamos arreglados...
En fin, que Kemco, gracias a Dios, no har¨¢ resucitar al cobrador del frac del Monopoly, pero se atreve con el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: condensarlo todo en una port¨¢til, embutir muchos minijuegos, sacar jugo del multijugador y, por si fuera poco, tener como mecenas al animal m¨¢s insoportable, respond¨®n, repelente, odioso y de un color que para nada da?a a la vista de los Looney Tunes: TWEEETYYYYY (gritos de pavor). Ethan Hunt, tiembla chaval, que lo de Kemco si que es una misi¨®n imposible...
El argumento es toda una proeza del ingenio. El insoportable Tweety andaba cuidadosamente cerca de un bosque cuando de repente de encuentra totalmente desvalido. Cansado, decide tumbarse cerca de un cofre para echar una cabezadita y volver, de nuevo, o por lo menos intentarlo, hac¨ªa su casa. Como no, y en un ataque de previsibilidad, el ba¨²l se abre y desprende una cortina de humo que convierte a nuestro p¨¢jaro en una roca. La hada madrina, que casualmente lo descubre, decide ir a buscar a sus amigos, entre los que se incluyen tipejos como el Pato Lucas, Silvestre, Marco Antonio o el indescriptible pistolero Sam. Qui¨¦n sabe porque, pero para poder deshacer el conjuro deber¨¢s ir en busca de un total de cinco gemas que se han desperdigado por todo el mundo. Ahora, en el pellejo de uno de estos personajes, deber¨¢s superar un mont¨®n de minipruebas, a fin de recorrerte los dos hemisferios y dar con dichas piedras preciosas.
Las pruebas ya son otro cantar. A partir de ah¨ª, la c¨¢mara abandona su amplio campo de visi¨®n y en su mayor¨ªa se posa en perspectiva horizontal, para captar con m¨¢s atenci¨®n y lujo de detalles todo lo que sucede en pantalla. Esta es la parte en la que recae todo el peso del apartado visual, sobre todo porque, sin duda, es la ¨²nica que ha merecido el m¨¢s m¨ªnimo respeto por los grafistas. De hecho, se mantienen intactos los dise?os de los Looney Tunes, y de vez en cuando sueltan muecas la mar de graciosillas que dan ese toque de distinci¨®n. Pero poca cosa m¨¢s. A la postre, se volver¨¢ repetitivo, cansino, y recordar¨¢s que por ah¨ª hay un tal Tony, un se?or Rayman y hasta un Nathan Graves que se mueven y lucen mejor. Si es que estos de la Warner...
m ¨² s i c a
Usando el emulador del chip de GBC apenas se pueden conseguir m¨²sicas de mucho calibre. Lo peor es que, encima, ni se han dignado a trasladar las sinton¨ªas de la televisi¨®n, hecho que le resta personalidad, carisma, fuerza, cuerpo, y dem¨¢s adjetivos propios de alguien que ha perdido el alma. Aun as¨ª, acompa?an bastante bien en los minijuegos, y, como no, y a la par que todos ellos, brillan por su poca variedad.
s o n i d o f x
Es discreto, bastante, pero previsible. De hecho, no hace falta que se esmeren mucho para condimentar un tablero con FX, pues no es precisamente el aspecto m¨¢s necesario, pero no hubiera estado de m¨¢s alguna digitalizaci¨®n con las frases t¨ªpicas de la fauna de la Warner. Si quieres escuchar el tartamudeo con "perdigones" incluidos de Silvestre o la voz atropellada de Sam tendr¨¢s que conectar la televisi¨®n, aqu¨ª solo hay el efecto de las cartas al pasar, los pasos de los personajes y algun que otro destello indicando que se acerca un minijuego.
j u g a b i l i d a d
Si haces un poco de memoria, seguro que te vienen en mente aquellos fant¨¢sticos minijuegos de Mario Party. Hab¨ªa algunos, como los de martillear continuadamente el bot¨®n de acci¨®n que hac¨ªan levantar ampollas hasta al jugador m¨¢s imp¨¢vido. Y eso, adem¨¢s, gracias en grado sumo a la cantidad de pruebas que hab¨ªa, un total de 56 si nos referimos a la primera parte, y 64 en la segunda -la tercera tendr¨¢ 72-. Dicho esto, queda claro que las pruebas, en un juego de tableros, son lo b¨¢sico para salir adelante. Para que no nos aburramos. Pues bien, hazte a la idea porque en este Tweety and the Magic Gems hay nada menos que... 16. As¨ª de claro. Poqu¨ªsimas pruebas y que, adem¨¢s, no son precisamente aquellas que tanto nos gustan de machacar la tecla como unos posesos. Es m¨¢s, casi todas radican en mover el D-Pad a una direcci¨®n y pulsar, o saber combinar el A y el B. Como el de levantar la bandera en plan "Simon Dice...", que en el caso de Mario Party era "Shy Guy say...". Tambi¨¦n hay otro bastante m¨¢s tedioso, que se basa en golpear a un t¨®tem -de nuevo evoca a los "culazos" de Mario Party-, aunque, como siempre, forma parte del lote m¨¢s aburrido de los que exist¨ªan en el maravilloso cartucho de Hudson Soft.
Lo que ya no soportamos es el sistema de grabaci¨®n: despu¨¦s de ver la abominable artima?a que hicieron los de MTO con GT Racing, no tenemos ganas de volver a ver los passwords ni en pintura. As¨ª que, sin claves, no hay forma de salvar. Y esto se lo habr¨¢n tomado al pie de la letra, pues despu¨¦s de echar una partida de m¨¢s de tres horas buscando las gemas, por todos los continentes, con todos los personajes, sin caer en la casilla adecuada para coger uno de estos pedruscos, no ha habido forma de salvaguardar. Es una mala jugada por parte de Kemco, m¨¢s si quieren que alguien con una gota de paciencia exprima sus horas ante su pen¨²ltimo juego.
Aun as¨ª, siempre hay algo que nos hace borrar ese moh¨ªn de la cara para soltar de vez en cuando una carcajada. Y de eso se encarga el multiplayer a cuatro bandas (con cuatro cartuchos, evidentemente -a ver si es posible que se den cita en alg¨²n lugar del mundo tantas copias de Tweety), toda una fiesta si puedes pasar por alto el escaso n¨²mero de opciones de juego y que, a en ¨²ltima instancia, puede volverse mon¨®tono como nunca antes hab¨ªas notado un tablero.
c o n c l u s i ¨® n
Pobre, muy pobre resultado el de Tweety and the Magic Gems. El argumento ya es de por s¨ª algo f¨²til, pero, cuando te introduces en el programa comenzar¨¢s a sudar en claro indicio de que esto no durar¨¢ m¨¢s de un d¨ªa en tu Game Boy Advance. Quiz¨¢s el tiempo que necesites para acab¨¢rtelo, si es que est¨¢s dispuesto a pasarte tres horas delante de la pantalla sin poder guardar y encima, con interminables turnos por pasar, items que usar, pruebas que superar, las mismas pruebas que superar, esas mismas pruebas una vez m¨¢s, y quiz¨¢s, otra prueba que ya has visto con anterioridad. Pues eso, Tweety no es precisamente un personaje honorable, pero su juego si que le hace honor a ¨¦l. Olvidalo.
Mejorable
Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejar¨¢ huella. S¨®lo recomendable en caso de sequ¨ªa de este g¨¦nero de juegos.