Kirby's Tilt'n Tumble (Nintendo GameBoy)
A Game Boy, despu¨¦s de 12 a?os de incombustible energ¨ªa, todav¨ªa le queda un as en la manga: Kirby. Diversi¨®n, colorido, innovaci¨®n y originalidad en estado puro, a¨²nados en el primer cartucho que no requiere del uso del D-Pad...
La verdad es que desde la desaparici¨®n de Kirby's Bowl 64, presentado de forma oficial en el Soshinkai '95, la oronda mascota de HAL nunca ha vuelto a ser la misma. Lejos hab¨ªan quedado sus buenos tiempos zampando sin concesiones en la peque?a pantalla de Game Boy. Lejos estaban los avatares desenfrenados en Dream's Land. Y m¨¢s lejos aun reposaban los coloridos mundos que SNES le hab¨ªa otorgado.
Sin embargo, esta renuncia a tal franquicia es el precio que hay que pagar por desarrollar todas las vertientes de Pok¨¦mon en la consola de 64 Bits (Stadium o Snap). La second party ha relegado a un segundo plano su mascota para afianzarse en el mercado de una forma casi absoluta, pero siempre existe ese af¨¢n de volver a los tiempos de la originalidad y dejar de lado a tanta y tanta secuela. De este modo, Tilt'n Tumble se presenta como una amalgama entre Kirby Deluxe de SNES, basado especialmente en las mini aventuras y los subjuegos, y Pinball Land, editado en la port¨¢til monocroma hace casi una d¨¦cada, pero con un aliciente de lo m¨¢s curioso...
Antes de comenzar a descifrar cuales han sido las claves que le han convertido en uno de los bombazos del a?o, encuadramos la acci¨®n en un argumento en el que King Dedede ha robado todas las estrellas, una vez m¨¢s, de Dream Land. Kirby, ni corto ni perezoso, decide emprender una b¨²squeda por los cuatro puntos cardinales de aquel universo, no sin antes percatarse que el malvado rey le ha arrebatado las piernas aprendiendo de sus errores del pasado. No obstante, se ha olvidado de que el indescriptible animal rosa es capaz de insuflarse aire cual globo lleno de helio y enaltecerse varios cent¨ªmetros del suelo. As¨ª, elevado, y sin apoyo, deberemos ir en busca de todos los cuerpos celestes hasta dar con el enemigo final de turno.
Como habr¨¢s adivinado, es un simple asiento que nos sumerge, como todo lo relacionado con Nintendo, en un sistema de juego realmente sorprendente. El detalle de protagonista lisiado es una excusa perfecta para un control que nos invita a no usar en ning¨²n caso ni el D-Pad, ni los botones de funci¨®n, ni los de selecci¨®n. Simplemente, mover nuestra consola merced del sistema de sensores que incorpora el cartucho. As¨ª de simple, f¨¢cil, y a la vez, incre¨ªble. Tan solo deberemos rotar la m¨¢quina de un lado para otro, no sin antes haberla apaisado para que se centre de la forma adecuada y testear si verdaderamente lo hemos hecho bien. De esta forma no resultar¨¢ un experimento malogrado: HAL se ha afanado de encontrar todas las posibles soluciones a un mal calibraje para que una vez inmersos en la aventura no tengamos problemas con la respuesta de nuestro amado h¨¦roe. Y bueno, el tema de saltos es aun m¨¢s reconfortante; para realizarlos con ¨¦xito deber¨¢s golpear tu mu?eca hac¨ªa abajo e impulsarla un poco para ver, con ojos desorbitados, el resultado de esta maravilla.
Claro que, si no te ha hecho demasiada gracia el sistema de maniobrabilidad, siempre puedes hacer una r¨¢pida incursi¨®n al men¨² de opciones y erradicar este intento de sacrilegio al control de las plataformas. Pero recuerda; esta es una oportunidad ¨²nica que a buen seguro se repetir¨¢ un pu?ado de veces en el futuro, ?de verdad que te lo vas a perder?.
Los niveles tienen una estructura m¨¢s que previsible. Digamos que un dise?o bastante laber¨ªntico esconde un manojo de trampas que van desde agujeros en el suelo, enemigos que siguen un bucle determinado de movimientos, esfinges que escupen aire y te empujan a un precipicio, desniveles para obligarte a actuar con mucha cautela, y como no, al final de cada uno de ellos, te encontrar¨¢s con un jefe enorme que intentar¨¢ impedir que progreses en tu periplo hacia la guarida de King Dedede.
Si la aventura ya es de por s¨ª larga y complicada, HAL se ha inventado hasta 5 mini juegos a los que podr¨¢s acceder seg¨²n vayas avanzando en el modo principal. En Kirby Multi Ball, por ejemplo, deberemos introducir a una manada de estos engendros en todos los hoyos que van apareciendo en la pista. O en Kirby's Ballon, nuestra meta ser¨¢ reventar a todos los globos en un tiempo predeterminado y con la limitaci¨®n de cargar con hasta 5 flechas en cada r¨¢faga. Entre ellos, hay otros dos que nos obligan a echar una carrera con personajes como Hurdle y Chicken, sorteando todos los muros que se interpongan en nuestro camino. Y por ¨²ltimo disponemos de The Kirby Dance, mediante el cual deberemos seguir una combinaci¨®n de botones que aparece en pantalla a fin de acumular el m¨¢ximo n¨²mero de puntos posibles.
Con este plato de irresistible pinta en la mesa, el apartado t¨¦cnico pasa a ser un accesorio de m¨¢s. Sin desmerecer claro, las fases coloristas y de tono sencillo, rivales grandes y muy detallados, y por supuesto, melod¨ªas r¨¢pidas, din¨¢micas y muy pegadizas que amenizar¨¢n todo este largo proceso de movimientos y golpes a una consola que terminar¨¢ maletrech¨¢ndose de mala manera.
- Puzle