?Tiro al pato!

"El marciano Marvin ha vuelto para hacer de las suyas. Esta vez no tiene m¨¢s faena que construir un potente ca?¨®n capaz de pulverizar el Universo. Esta mente suicida no ha previsto la falta de ¨¢tomos que hagan funcionar en grado m¨¢ximo a su artilugio y se va por todo el cosmos en busca de ellos.
Duck Dodgers, descendiente del famoso Duffy, tiene la ardua tarea de evitar tal cat¨¢strofe. Adem¨¢s de ser un tipo con la habilidad de un elefante, estar¨¢ acompa?ado durante la aventura por otro cala?a de mucho cuidado, Porky. ?No cre¨¦is que ser¨ªa una muerte m¨¢s dulce dejar a Marvin en su sitio, que ver a estos engendros haciendo trastadas?"

Todo este enorme despliegue argumental digno de una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n de culto, es una simple excusa para introducirnos en 5 planetas distintos y con casi una cuarentena de objetivos a cumplir. Si hac¨¦is un poco de memoria, hay escenarios que recuerdan claramente a la famosa serie televisiva protagonizada por el mismo pato y su mono verde.
La ciudad con los transeh¨²ntes m¨¢s mal educados que han pasado por consola alguna, el polvoriento oeste con esa est¨¦tica tan plana... en fin, que revivir los cap¨ªtulos de Warner est¨¢n al alcance de un golpe de talonario.

El desarrollo contiene similitudes con multitud de plataformas, por lo que se ve la clara intenci¨®n de recopilar todo lo que hace atractivo a ese juego y adaptarlo para la ocasi¨®n. As¨ª pues, esas zonas tan extremadamente lineales, en las que est¨¢s cohibido por un muro y no paras de encontrarte con fosos y trampas que salen de las paredes, recuerda a la obra de Naughty Dog, Crash Bandicoot. Hay algunos "escapes" del juego propiamente dicho que llevan directamente a subfases con est¨¦tica minijueguil. No hace falta decir que estas sutilezas forman parte ya casi exclusivamente de las piezas brit¨¢nicas de Rare.
Aunque en realidad, la complejidad que aparentemente puede tener DD no es m¨¢s que un efecto prematuro; buscar llaves, cerrojos, avanzar, y disparar de vez en cuando se adhieren a ti desde el comienzo de la partida. Por eso se agradecen esos cambios de situaci¨®n que amenizan un juego ya de por s¨ª distendido.

g? r? ¨¢? f? i? c? o? s
Es como si hubieran traspasado los personajes de los dibujos directamente a la consola. Se mueven igual, hace los mismo gestos y tienen reacciones calcadas. El andar torpe de Duck es la monda. Ver su lengua muerta en medio del pico, como se le alarga el cuello al caer por un precipicio... est¨¢ todo perfecto. Sin embargo, al igual que suced¨ªa en la peque?a pantalla hay alg¨²n elemento que carece de vida propia. Esa sensaci¨®n de vac¨ªo que tan famoso hizo a algunos del numeroso cat¨¢logo de criaturas.

m? ¨²? s? i? c? a
No todo iba a ser copia milim¨¦trica a Looney Tunes. Las melod¨ªas no puede disimular la enorme similitud que hay entre ellas, hasta en la intro y en alg¨²n aspecto m¨¢s puede que haya composiciones simplemente remezcladas, pero la extensa mayor¨ªa son nuevas.
Todas est¨¢n enfocadas a crear sensaci¨®n de ¨¢nimo al jugador y a hacer todo el proceso m¨¢s simple. Como mucho, ciertas zonas requieren de temas con dosis de tensi¨®n e intriga, sobretodo en los momentos m¨¢s pr¨®ximos al final, por contra, hemos contado escasas dos partituras con ese estilo.
Con un enfoque as¨ª ya puedes imaginarte que la variedad ser¨¢ escasa y puede que hasta repetitiva; o¨ªr algo con tintes burlesco mientras las pasas canutas infiltr¨¢ndote entre rocas sin saber que hacer, desespera.

s? o? n? i? d? o?? f? x
La infinidad de voces en ingl¨¦s solo son la guinda del pastel. De ellas nos quedamos con el malhablado Lucas y su manera de entonar las palabras, el timbre contundente y chulesco de Sam, y como no, el tartamudo elocuente Porky. Entre la calidad de todas ellas nos agrada aun m¨¢s que tengamos una eternidad de di¨¢logos, gritos e instrucciones que proceden de las bocas de cada uno de ellos.

j? u? g? a? b? i? l? i? d? a? d
Dodgers es ¨¢gil y maniobrable como nadie. Si te ayudas de su doble salto har¨¢s maravillas por donde pases, y con pr¨¢cticar un poco los dem¨¢s movimientos como el golpe trasero al m¨¢s puro estilo Mario o a nadar con precisi¨®n tendr¨¢s de sobras para terminarte el juego. As¨ª de f¨¢cil. Los puzzles son simplones (buscar y colocar llave), los enemigos aparecen uno de cada 100 metros que recorres, y como ¨²nico escollo te encuentras con una c¨¢mara respondonda que se empe?a en colocarse en la posici¨®n m¨¢s lamentable de todas.
En Mario, cuando nos encar¨¢bamos a unas plataformas pegadas a la pared, y nuestro punto de vista no pod¨ªa rotar, por lo menos hab¨ªa siempre un ¨¢ngulo que filtraba la esperanza. En Duck Dodgers no. La dichosa se sit¨²a detr¨¢s, no permite calcular las distancias y lo que es peor, es invariable.
Adem¨¢s, no es que el cartucho est¨¦ pensado para mentes privilegiadas y cuerpos pacientes. Si ignoras las trabas que te ponen algunos elementos incontrolables y piensas con avispada agudeza de vez en cuando te lo fulminar¨¢s en poco tiempo. Solo a los m¨¢s peque?os e inexpertos en la materia se les explayar¨¢, a los dem¨¢s, seguro que todas las situaciones os suenan a refrito.
Que quede claro que Dodgers tiene un atractivo inesquivable, sus posibilidades son inmensas hasta que llegas a ver los cr¨¦ditos y seguro har¨¢ las delicias de los que tengan hambre de gente desquiciada y sujetos extra?os.

c? o? n? c? l? u? s? i? ¨®? n
Duck Dodgers es adictivo, entretenido y la mar de cachondo. Devendr¨¢ un caso similar al Robot: Rocket on Wheels, ?qui¨¦n se acuerda de ¨¦l a estas alturas?, y eso que era un juego de intachable jugabilidad y un desarrollo tremendamente original. Pues eso, que la obra de Paradigm est¨¢ condenada al olvido pese a rebosar detalles por los cuatro costados. Os guste o no el pato de la Warner, os lo pasareis en grande, y si adem¨¢s est¨¢is locos por sus plumas, este juego ser¨¢ vuestra perdici¨®n. L¨¢stima que se acabe en tan poco tiempo. Paradigm, una segunda parte, ?ya!