Silpheed: The Lost Planet (PlayStation 2)

?Alguien recuerda los tiempos en los que el shoot'em up espacial era el g¨¦nero rey en los videojuegos?. Coger una nave y disparar cantidades industriales de munici¨®n sigue siendo una de las formas m¨¢s puras y gratificantes de jugar a un videojuego, y es bueno saber que, aunque la gran ¨¦poca de este g¨¦nero ha quedado atr¨¢s con monstruos como Gradius, R-type o Axelay, todav¨ªa se puede coger un pad y v¨¦rselas con millares de enemigos sin m¨¢s argumento que el de pasar un buen rato.

Silpheed, aunque puede ser un nombre poco conocido entre los aficionados, es uno de los grandes del g¨¦nero gracias a la extraordinaria versi¨®n que se hizo para Mega CD (s¨ª, para sorpresa de muchos, Mega CD ten¨ªa algunos juegos muy buenos), aunque el primer Silpheed fue para PC8801 que, para aquella ¨¦poca, era tambi¨¦n bastante impresionante.

Una vez adquirida algo de cultura general, hablaremos de Silpheed: The Lost Planet para PS2. El juego comienza con una impactante presentaci¨®n de CG, que nos introduce en la nada original historia de planeta invadido por enemigos de otro mundo y nosotros haciendo de h¨¦roes crey¨¦ndonos que con una sola nave vamos a cepillarnos a toda la armada alien¨ªgena. Obviamente es una historia muy simple y obviamente nos importa bastante poco el por qu¨¦ de estar ah¨ª.

Una vez pasada la demo y la partida iniciada nos daremos cuenta de lo que realmente nos espera. Desde los magn¨ªficos sprites y mode 7 del que hac¨ªa gala Mega CD se ha pasado al uso exclusivo de los pol¨ªgonos y la diferencia se nota.

Los shoot'em up espaciales solo cuentan con dos argumentos para convencer a su p¨²blico: gr¨¢ficos y jugabilidad. El primer apartado queda sobradamente cubierto gracias a la potencia gr¨¢fica de PS2, que ha sido explotada para dotar al juego de todo un elenco de efectos gr¨¢ficos: luces, transparencias, rotaciones, cambios de perspectiva.. unido a que el juego corre a 60 FPS, con la suavidad que eso implica, se consigue dotar al juego de un aspecto extraordinario y que nos ofrece algunas escenas memorables.

En una de estas escenas la nave es lanzada a trav¨¦s de una especie de tubo que rota a velocidad endiablada mientras nosotros intentamos en vano aclararnos entre una mara?a de pantalla, luces y monstruos. La sensaci¨®n que da este efecto es un televisor de gran tama?o es realmente mareante y espectacular. Otra escena ¨¦pica es cuando en un escenario navegamos con nuestra nave a trav¨¦s de una ciudad en ruinas, mientras los edificios a nuestro alrededor se desmoronan ante los disparos enemigos, oblig¨¢ndonos a esquivarlos.

La incre¨ªble dificultad t¨¦cnica de mover esas colosales estructuras (porque los edificios mencionados son realmente gigantescos), junto con la nave, los enemigos, los disparos... hacen de esta escena toda una justificaci¨®n para la adquisici¨®n de este juego (nota: la versi¨®n japonesa de Silpheed ten¨ªa aqu¨ª un peque?o fallo ya que se ralentizaba, en la versi¨®n PAL no tendremos ese fallo, cosa de agradecer).

La perspectiva usada normalmente es la de enfoque a¨¦reo, con la nave bajo la c¨¢mara y una visi¨®n amplia del escenario. Pero, gracias al uso de los pol¨ªgonos, la perspectiva ir¨¢ cambiando seg¨²n las circunstancias dando lugar a nuevos planos y a un juego mucho m¨¢s din¨¢mico que los basados en sprites que, normalmente, se limitaban a ofrecernos una ¨²nica perspectiva bajo la que se jugaba todo el juego.

El otro pilar sobre el que se sustenta estos Shoot'em Up es el principal sin duda: la jugabilidad, el elemento clave de la victoria para estos juegos y parece que Silpheed va a obtener una muy buena nota en este apartado.

El control es muy bueno, usando el control anal¨®gico se obtiene un gran control sobre la nave, con un movimiento suave y una buena maniobralidad, lo que permite un juego r¨¢pido y hace que el jugador no se desespere ante la imposibilidad de esquivar un disparo. En general, el juego es bastante r¨¢pido y ofrece una dificultad ajustada, que permite introducirse en la din¨¢mica del juego sin problemas, aunque en niveles m¨¢s avanzados la curva de dificultad aumenta a un ritmo m¨¢s elevado y se hace bastante m¨¢s d¨ªficil, aunque nunca hasta el punto de parecer imposible.

Los enemigos por su parte son una especie de raza tecnorg¨¢nica, y sus formas siempre est¨¢n dotadas de tent¨¢culos u otros complementos de este estilo. Han sido realizados con un buen n¨²mero de pol¨ªgonos y texturas, por lo que su aspecto se encuentra bastante definido. Generalmente, el n¨²mero de enemigos en pantalla es bastante alto, y la variedad de estos es la suficiente como para no llegar a cansar al jugador.

Existen varias clases, desde la t¨ªpica carne de ca?¨®n que se nos lanzan en grupos grandes y que son eliminadas f¨¢cilmente, hasta otros enemigos de m¨¢s entidad cuya eliminaci¨®n requiere de algo m¨¢s de habilidad. Menci¨®n aparte merecen los enemigos de final de fase. Un buen juego de naves siempre se caracteriza en funci¨®n de los enemigos finales que tenga, pues siempre son los momentos m¨¢s espectaculares e intensos de todo el juego.

En Silpheed no se ha querido ser menos y se han dise?ado unos jefes de final de fase con un aspecto extraordinario: masas de carne palpitante, texturas de alta calidad, efectos gr¨¢ficos a mansalva y un tama?o gigantesco consiguen cumplir su funci¨®n de intimidar al jugador y hacer que este se sumerja de lleno en el combate.

En cuanto al armamento, nuestra nave contar¨¢ con hasta nueve armas a lo largo de todo el juego. Las hay de varios tipos, pero nada que se salga del t¨®pico, excepto por su espectacularidad. De este modo, habr¨¢ armas m¨¢s potentes pero que se concentran en un punto, mientras que otras son menos potentes pero abarcan una mayor cantidad de terreno.

Poco m¨¢s hay que decir y a estas alturas todo el mundo ha entendido ya el significado de esta preview: Silpheed es bueno, muy bueno, quiz¨¢s de lo mejorcito que haya ahora mismo para PS2. Si sois aficionados al g¨¦nero este deber¨ªa ser vuestra pr¨®xima adquisici¨®n. Y si no sois aficionados a este g¨¦nero, esta ser¨¢ una oportunidad de oro para engancharos al que fue y, para muchos sigue siendo, el g¨¦nero rey.