Monta?a rusa Rahm
Una jornada llena de altos y bajos para el de Barrika impide que se acerque a los puestos cabeceros. Est¨¢ a seis golpes del l¨ªder, Theegala.
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Jon Rahm sigue sin arrancar totalmente en el Phoenix Open. En esta tercera jornada, un arranque irregular del de Barrika hizo que se distanciase de los puestos cabeceros del torneo. Los 68 golpes de hoy, tres bajo el par del TPC Scottsdale, colocan a Rahmbo con -8 en su tarjeta. Actualmente, el n¨²mero uno del mundo es 20?, a seis golpes del l¨ªder, el estadounidense Sahith Theegala, que partir¨¢ en la ¨²ltima jornada con -14.
El tercer d¨ªa de torneo empez¨® con muchas dudas para Rahm. Ten¨ªa el objetivo de mejorar en los greenes, pero un bogey en el segundo hoyo del d¨ªa no fue el mejor arranque. Lo solvent¨® r¨¢pidamente con dos birdies, pero lleg¨® un nuevo bogey en el 8. Arreglado otra vez inmediatamente con un birdie, y de nuevo empa?ado por el tercer bogey en once hoyos. En este tramo final del d¨ªa, ya sin presi¨®n y vi¨¦ndose lejos de la cabeza, Rahm mejor¨® su juego, sum¨® tres birdies m¨¢s sin error y acab¨® el d¨ªa con buen sabor de boca.
El ¨²ltimo d¨ªa lo encarar¨¢ el espa?ol sin pensar en el triunfo, pero buscando colarse en un nuevo top-10. En la lucha por la victoria parte con cabeza Sahith Theegala, n¨²mero 318 del mundo, quien est¨¢ siendo la sensaci¨®n del torneo y aguanta como l¨ªder. Ni el doble bogey en el 2 hoy le ha hecho perder la compostura. Su -14 tras 54 hoyos le permite so?ar con el triunfo, pero para ello tendr¨¢ que vencer en la persecuci¨®n que le har¨¢n ilustres como Brooks Koepka (-13), Cantlay, Schauffele y Scheffler (-12) o Matsuyama (-11).
El momento de esta tercera jornada lo ha dejado Sam Ryder. El estadounidense ha embocado un hoyo en uno en el emblem¨¢tico hoyo 16, un par 3 rodeado por una enorme grada en la que siempre hay ambiente festivo, a diferencia de lo que acostumbra el golf. Cuando su bola ha entrado en el hoyo, el p¨²blico lo ha celebrado lanzando su bebida al campo, dejando una de las im¨¢genes del a?o, y obligando a los operarios del campo a actuar r¨¢pidamente para no ralentizar el juego.