Esp¨ªritu Seve para la Ryder Cup
Padraig Harrington apela al legado del c¨¢ntabro para motivar a los europeos en Whistling Straits. Jon Rahm, admirador confeso, ejercer¨¢ de faro del equipo.
Corr¨ªa 1983 y Europa languidec¨ªa en la Ryder Cup. La incorporaci¨®n en 1979 de golfistas 'continentales' junto a los brit¨¢nicos que hab¨ªan hecho frente (a duras penas, tres victorias en 22 ediciones) a Estados Unidos desde el nacimiento del torneo, demandada desde ambos bandos por Jack Nicklaus y Seve Ballesteros, a¨²n no ofrec¨ªa resultados, con tres derrotas en otros tantos enfrentamientos.
Todo cambi¨® en una habitaci¨®n del hotel Prince of Wales de Southport (Inglaterra). Tony Jacklin hab¨ªa recibido el ofrecimiento de capitanear al equipo europeo en el PGA National de Florida (EE UU). Se reuni¨® con Seve, que no hab¨ªa jugado en 1981 por disputas monetarias, para convencerle de volver. En el momento en el que el c¨¢ntabro acept¨® la Ryder entr¨® en una nueva era. Europa perder¨ªa esa edici¨®n por un punto, pero en las siguientes 17 ha sumado doce victorias. El largo reinado estadounidense es cosa del pasado.
Son episodios como este, o su encendida defensa de los intereses europeos en la 'Batalla junto al mar' de Kiawah en 1991, que le cost¨® una ¨¢cida relaci¨®n con Paul Azinger, los que han forjado la leyenda del genio de Pedre?a en esta competici¨®n que tanto bebe de su propia m¨ªstica e historia.
Un legado que el irland¨¦s Padraig Harrington, capit¨¢n del Viejo Continente en la cita que arranca el viernes en Whistling Straits (Wisconsin, EE UU), quiso honrar ayer, tambi¨¦n como una forma de motivar a su equipo, durante ronda de ruedas de prensa previa a la apertura de hostilidades. "?Qu¨¦ es lo que ha conseguido que Europa sea capaz de actuar como un equipo?", le preguntaron. "Seve. Directamente. Muy claro. Seve. Todo comenz¨® con ¨¦l en los a?os 80", respondi¨®. "Fue ¨¦l quien presion¨® para que la Ryder se convirtiera en una competici¨®n continental m¨¢s all¨¢ de Gran Breta?a e Irlanda (...) En aquellos a?os los grandes jugadores de Europa no consegu¨ªan tener acceso a los mejores eventos del mundo y Seve siempre luch¨® contra eso, contra viento y marea", desarroll¨®.
El pegamento que tanto tiempo uni¨® a un grupo de 12 jugadores con nacionalidades e idiosincrasias distintas, hombres individualistas por la propia naturaleza de su deporte, unidos por un objetivo com¨²n solo durante una semana cada dos a?os, jug¨® por ¨²ltima vez en 1995 y se fue en 2011, v¨ªctima de un c¨¢ncer. Pero encontr¨® depositarios de su esp¨ªritu en los Olaz¨¢bal, Poulter o Sergio Garc¨ªa hasta que en 2018 emergi¨® un nuevo heredero: Jon Rahm.
Entonces el vizca¨ªno perdi¨® sus dos partidos por parejas antes de derrotar a Tiger Woods en los individuales con un putt que se recordar¨¢ (como la posterior celebraci¨®n), durante mucho tiempo. Tres a?os despu¨¦s, Rahmbo llega a la bienal como n¨²mero uno del mundo, campe¨®n del US Open y gu¨ªa espiritual de los chicos de Harrington. ?l, admirador confeso de Seve, su gran referente junto al Tigre, del que se ha acordado en todos los momentos brillantes de su carrera, ser¨¢ el faro de Europa en Whistling Straits. Con su hoja de servicios y esta inspiraci¨®n en la mano, Estados Unidos tiene motivos para preocuparse.