El pionero Diego Garc¨ªa
El documental ¡®Diego Garc¨ªa, Bidegilea¡¯, que se exhibe en el festival BCN Sports Film, rinde homenaje al desaparecido maratoniano, pero sobre todo a la amistad.
Trabaj¨® primero Diego Garc¨ªa en la mar, despu¨¦s en una fundici¨®n. Y siempre fue atleta. De hecho, un pionero. Por eso, el documental que sobre su figura se proyecta estos d¨ªas en el festival BCN Sports Film se titula ¡®Diego Garc¨ªa, Bidegilea¡¯ (pionero en euskera). Y por eso, su compa?ero y amigo Alejandro G¨®mez lo inicia con una frase demoledora: ¡°?l fue asfaltando el terreno para que nuestra generaci¨®n se encontrara con una autopista¡±.
Recordado por su medalla de plata en marat¨®n en el Campeonato de Europa de Helsinki-94, donde subi¨® al podio junto a Mart¨ªn Fiz (oro) y Alberto Juzdado (bronce), la producci¨®n hace sobre todo hincapi¨¦ en su car¨¢cter humano, bromista, emp¨¢tico a m¨¢s no poder. En sus or¨ªgenes humildes. En c¨®mo disput¨® su primera carrera popular con diez kilos m¨¢s de la cuenta, con la ¨²nica pretensi¨®n de acabarla, y que entre su hermano Manuel y el m¨¦dico Antxon Gorrotxategui lo convirtieron en un atleta de fondo.
Un novena plaza, a un solo pelda?o del diploma ol¨ªmpico, en los Juegos de Barcelona y el r¨¦cord de Espa?a (2:10:30) al a?o siguiente, 1993, en Fukuoka, precedieron aquel hist¨®rico 14 de agosto de 1994 en que se coron¨® junto a sus amigos Fiz y Juzdado, con quienes llevaba meses entren¨¢ndose en Navacerrada y los ¨²nicos que aguantaron su ataque en el kil¨®metro 31. El disc¨ªpulo, Fiz, acabar¨ªa venciendo por 16 segundos al maestro, Garc¨ªa, pero en realidad ganaron ambos, los tres, ante 20.000 espectadores en el Ol¨ªmpico de Helsinki y la admiraci¨®n del mundo entero.
Despu¨¦s llegar¨ªa su ¨²nica victoria en un marat¨®n, en Sevilla, y una imponente marca de 2:09:51 de nuevo en Fukuoka, ambas citas en 1995. Dos a?os m¨¢s tarde, el r¨¦cord de Espa?a lo establecer¨ªa Alejandro G¨®mez, quien recuerda que utiliz¨® unas zapatillas que le hab¨ªa prestado Garc¨ªa. El destino los unir¨ªa para siempre el 31 de marzo de 2001.
A poco de retirarse Diego Garc¨ªa, y mientras ambos iniciaban una ma?ana de entrenamiento porque se hab¨ªa propuesto batir el r¨¦cord s¨¦nior de marat¨®n, sufri¨® un infarto irreversible. G¨®mez ¨Cal que meses despu¨¦s de la grabaci¨®n de este documental le fue diagnosticado un tumor cerebral inoperable¨C describe la agon¨ªa pero, sobre todo, desliza una impactante sentencia: ¡°Si tengo que elegir el d¨ªa de mi final, espero escoger ese¡±. Es decir, haciendo lo que m¨¢s le apasionaba y en la mejor compa?¨ªa.
Tanto le marc¨® la p¨¦rdida de su amigo, como no pod¨ªa ser de otra manera, que Alejandro G¨®mez hizo un cursillo de reanimaci¨®n que le ayud¨® a salvar la vida a dos deportistas y que llam¨® Diego a su hijo. Al que llev¨® al medio marat¨®n de Azkoitia-Azpeitia, una prueba en que se eleva el recuerdo del atleta y que se convierte indirectamente en uno de los protagonistas de la pel¨ªcula, junto al hilo conductor que constituye la narraci¨®n del escritor Andoni Ega?a.
¡°La uni¨®n que viene de la derrota prevalece m¨¢s que la que viene del triunfo¡±, manifiesta. Y raz¨®n no le falta. Pues esta historia, por encima incluso del homenaje, es un testimonio de amistad, que se perpet¨²a como la escultura de Diego Garc¨ªa cuya mano toca cada corredor o caminante que transita por el paseo de Azpeitia. Muri¨®, pero no se fue.