Sud¨¢frica gana su tercer Mundial a costa de Inglaterra
Los Springboks anularon a Inglaterra en Yokohama y sumaron su tercer t¨ªtulo mundial en tres finales. Empatan con Nueva Zelanda en el palmar¨¦s hist¨®rico.
El doryoku es un concepto japon¨¦s que apela a un esfuerzo extremo, tit¨¢nico. Implica ambici¨®n y valent¨ªa. Sud¨¢frica lo aplic¨® este s¨¢bado a rajatabla en Yokohama para ganar, por tercera vez en su historia (y en tres finales), la Copa del Mundo de rugby (12-32). Empatan los Springboks con Nueva Zelanda en el olimpo oval y queda de nuevo abatida Inglaterra, tres derrotas en cuatro finales y dos seguidas ya contra el mismo rival tras la de 2007.
Aunque el resultado suger¨ªa un partido abierto y disputado a quince minutos del final, 12-18, lo cierto es que Sud¨¢frica mand¨® desde el comienzo. Desde el minuto 3', en concreto, cuando Kyle Sinckler, recuperado 'in extremis' para la primera l¨ªnea inglesa, se golpe¨® en la cabeza con la cadera de Mapimpi al intentar placarle y tuvo que retirarse. El contratiempo se intu¨ªa funesto para los intereses brit¨¢nicos y as¨ª fue.?
Por la mel¨¦ se desangr¨® Inglaterra, con Cole incapaz de frenar la pinza de Mtawarira y Mbonambi, primero, a la que se unir¨ªa despu¨¦s Kitshoff. Esa fue una de las bases sobre las que edific¨® su triunfo Sud¨¢frica. La otra fue su poder¨ªo en los puntos de encuentro. Implacables en la conquista, los Springboks condenaron a Inglaterra a jugar a trompicones; despojados de pelotas r¨¢pidas, los tres cuartos de la Rosa se diluyeron como azucarillos.
No hubo noticias de Owen Farrell m¨¢s all¨¢ del duelo de francotiradores que sostuvo con Pollard durante la mayor parte del partido y que dej¨® el resultado al descanso en un 6-12. No dominaron los kamikazes de la tercera inglesa, Curry y Underhill, eclipsados por un Vermeulen voraz (10 carreras con bal¨®n, 88% de acierto en el placaje, dos balones robados y a la postre hombre del partido).?No pudo romper l¨ªneas el bisonte Tuilagi. No tuvo opciones a la contra el back three isle?o, v¨ªctima de una presi¨®n asfixiante en cada patada de los sudafricanos, en cada recepci¨®n en su campo, que sac¨® del partido a Elliot Daly.?
Brill¨®, en cambio, Handr¨¦ Pollard, que se ha hecho mayor de edad en este Mundial. Bajo su batuta y la de Faf De Klerk, su hiperactivo compa?ero en la bisagra africana, los Bokkes maduraron el partido hasta la estocada definitiva, que lleg¨® el 66'. Marx y Am crearon la superioridad en el flanco izquierdo con una combinaci¨®n deliciosa y la aprovech¨® Mapimpi para colarse hasta el bander¨ªn. Pollard pas¨® la en¨¦sima patada entre palos para consumar el primer ensayo de su pa¨ªs en una final mundialista y poner el 12-25 en el marcador.?
El pleito estaba liquidado y en el 73' Cheslin Kolbe amortaj¨® a Inglaterra, por entonces ya un cad¨¢ver. El "factor X", como le llama el seleccionador sudafricano, Rassie Erasmus, que tambi¨¦n se hab¨ªa recuperado justo a tiempo tras perderse las semifinales ante Gales, rompi¨® por la derecha para posar el segundo de los Springboks y poner el 12-32 final.?
Minutos despu¨¦s Siya Kolisi, el primer capit¨¢n negro de la historia de un equipo marcado por el racismo durante el Apartheid, levantaba la copa William Webb Ellis ante las m¨¢s de 70.000 personas que abarrotaron el Estadio Internacional de Yokohama. Poderosa imagen que, en tiempos socialmente convulsos en el pa¨ªs, sustituye a la protagonizada por Nelson Mandela y Fran?ois Pienaar en Ellis Park en 1995.
El entonces l¨ªder del equipo acudi¨® a presenciar el partido y a escenificar el traspaso de poderes. De flanker a flanker. El triunfo de este domingo es el de la Sud¨¢frica m¨¢s diversa de la historia (11 jugadores negros entre los 31 que han viajado a Jap¨®n). El triunfo de la Naci¨®n Arco¨ªris, plasmado en el beso en la frente de Eben Etzebeth a Trevor Nyakane nada m¨¢s terminar el partido. M¨¢s de 58 millones de personas, unidas en torno a la pelota ovalada. Otra vez.?