"La monta?a no entiende de sexos al tirar una avalancha"
Edurne Pasaban (Tolosa, Guip¨²zcoa, 45 a?os) es la primera mujer en la historia en subir los 14 ochomiles. Sus recuerdos, lecciones de vida. De supervivencia, monta?a. El primero fue el Dhaulagiri. Su hijo es su "15 ochomil". Despu¨¦s del K-2, una depresi¨®n y aquel accidente en Pirineos.
Fue una ni?a muy protegida por sus padres. ?Por qu¨¦?
Desde que nac¨ª hasta los seis a?os tuve lombrices. Entonces las leches no eran como las de ahora y a m¨ª me afect¨® exagerado. Me sub¨ªan a la nariz, la boca. Eso me hizo ser s¨²per miedosa. Iba a todas partes con mi madre. Y tiene mucha implicaci¨®n en m¨ª hasta los 14, 15 a?os.
?Por qu¨¦ cambi¨® su vida ah¨ª?
Porque empec¨¦ en un club de monta?a, el Oargi.
?Qu¨¦ la llev¨® a ello?
A mis amigas y a m¨ª nos gustaba el chico que daba el cursillo de escalada. Nos apuntamos por eso. Empec¨¦ a tener una cuadrilla diferente. Me encontraba muy bien con esa gente, mayor. Mis amigas un domingo no quedaban antes de las seis para ir a una verbena de siete a diez. Eso me aburr¨ªa. "?Qu¨¦ hago todo el d¨ªa hasta las seis?". La escalada me dio algo diferente. Qued¨¢bamos a las ocho de un domingo, cog¨ªamos la mochila e ¨ªbamos a cualquier sitio.
?Y se sent¨ªa...?
Muy mayor con 14 a?os, libre. No esperando a ir a un baile y que me sacara un t¨ªo a bailar, que de hecho no me sacaba ni Dios. Y a las nueve deb¨ªa estar en casa. Mis padres eran muy estrictos con eso. Pero no a la hora de dejarme coger una mochila e irme. Eso fue clave para lo que luego he hecho.
?A qu¨¦ se dedicaban?
Mi madre era peluquera y mi padre ten¨ªa una empresa familiar de maquinaria de herramienta. Viajaba mucho.
?Usted notaba que se le daba bien la escalada?
Ve¨ªa que ten¨ªa caracter¨ªsticas de deportista. He llegado a tener 38 pulsaciones en reposo.
?C¨®mo pasa de hacer un curso de escalada a subir el Mont Blanc con 16 a?os?
Por el club. La gente m¨¢s mayor ten¨ªa ganas de ense?ar a una chavala de 14, 15 a?os y llev¨¢rsela al monte. Los Alpes, donde fuera. Di pasos por ellos.
?Por qu¨¦ cambi¨® a esa edad?
Mi madre dice que el clic en mi vida lo da la monta?a y la persona que era, tan miedosa, cambia. "Te dej¨¦ tanto porque hab¨ªa visto tal sufrimiento antes, que dec¨ªa: aqu¨ª ella es feliz". Nunca pens¨¦ que me dedicar¨ªa a esto.
?No?
Ni que terminar¨ªa los 14 ochomiles. Yo voy haciendo. Pirineo, Alpes. Mi club ten¨ªa la ilusi¨®n de una expedici¨®n a un ochomil y se organiz¨® en 1998. Era t¨ªpico eso en el Pa¨ªs Vasco, en los 90. Fuimos cinco, pero se implic¨® todo el club para encontrar dinero. Con camisetas, boletos...
?Ah, s¨ª? ?Lo hac¨ªan as¨ª?
S¨ª. Se abri¨® un bar en Carnavales para recaudar fondos, ilegal. Alquilamos un local cerrado, sin licencia, y el alcalde lo cerr¨® el primer d¨ªa. Pero el pueblo, los hosteleros, fueron a buscarle: "Oye, por favor". Y se abri¨® y se llen¨®. "En Tolosa ha de haber una persona que suba un ochomil y todos vamos a consumir aqu¨ª". Se sac¨® todo el dinero.
?Cu¨¢nto era una expedici¨®n?
Unos 8.000, 10.000 euros de ahora. Ibas t¨², sin sherpas, justo con el permiso y comiendo quince d¨ªas arroz y patata cocida.
Y as¨ª se fueron.
?ramos unos pardillos... No sab¨ªamos ni el monte. S¨®lo ten¨ªamos referencia del Dhaulagiri, por unos amigos que hab¨ªan estado diez a?os antes. Nos dijeron, vimos unas pel¨ªculas... Y lo elegimos.
?Era para una primera vez?
No, no. Carlos Soria est¨¢ detr¨¢s de ¨¦l. No s¨¦ cu¨¢ntas veces fue ya. Yo le conoc¨ª all¨ª, en 1998. Yo pensaba: "?C¨®mo ser¨¢ un ochomil?". Ahora, para llegar al campamento base, hay carreteras, pero entonces, tuvimos que hacer 15 d¨ªas de trekking... Yo ten¨ªa 23 o 24 a?os. Era una aventura... Cambi¨® mi vida.
?Por qu¨¦?
Fui a Nepal, viv¨ª una experiencia s¨²per dura... Ver c¨®mo viven all¨ª remueve. El ochomil en s¨ª, la cumbre, si la traemos bien, pero era m¨¢s la exploraci¨®n. Fuimos cinco personas que nunca hab¨ªamos estado en el Himalaya, eh.
?Y c¨®mo era un ochomil?
Brutal. "C¨®mo vamos a subir". Pero no nos achant¨®. "Hemos venido, hay que subir y ya". En el campo base hab¨ªa gente que sab¨ªa mucho, un grupo de italianos con cuatro ochomiles. Alguno de mi equipo dec¨ªa: "Bah, son unos chulos". No. Ten¨ªan lo que nosotros no. ?bamos cargados como mulas y ellos, s¨²per ligeros. Empezamos a jipiarles. Nos llevaban mucha ventaja.
No hicieron cumbre.
Porque no est¨¢bamos preparados y la monta?a no estaba en condiciones. Uno de mis peores momentos lo pas¨¦ ah¨ª.
?Por?
A 7.800 metros, una noche, con un sherpa, los dos en una tienda, y una tormenta... Viento, avalanchas... Yo me abrazaba al sherpa. Y ¨¦l rezaba, yo no s¨¦ qu¨¦ co?... Y yo pensaba: "?Ya voy a salir de aqu¨ª?". Esa es mi primera experiencia en un campo tres en un ochomil metros.
Tremenda.
El monte nos respet¨® mucho para lo que sab¨ªamos.
?Y cu¨¢ndo vuelve a Tolosa no se le quitan las ganas?
No. Inicio una relaci¨®n con Silvio, uno de los italianos. Ten¨ªa 15 a?os m¨¢s, era gu¨ªa de monta?a. Ya me tiraba el Himalaya. Al a?o me invitan a ir al Everest.
Que tampoco hizo cumbre.
No, pero aprend¨ª mucho. Silvio era muy militar. Fue una escuela. Bajando de un intento a cumbre, deshidratada, sin poder caminar. "Dame agua". Y ¨¦l bajaba 200 metros: "Si no vienes, no te doy". Y yo iba, arrastr¨¢ndome.
El Everest, su primer ochomil.
En 2001. Con ellos.
Dice siempre que la cumbre no era como imaginaba...
Yo imagin¨¦: llego, me abrazo, lloro, de pel¨ªcula. Fue: "Edurne, saca la foto que nos vamos". ?Venga, vamos, fuera? Imagina. Pero hab¨ªa que volver al campo base. Ellos me lo ense?aron bien: "Disfrutar¨¢s de la cumbre cuando llegues al campo base porque de aqu¨ª hay que salir".
?Es peor bajar que subir?
Mucho peor. Tienes que ser capaz de gestionar tus fuerzas, que te quede para bajar. Como tu objetivo es subir, a veces perdemos la chaveta en esto. Casi todos los accidentes pasan ah¨ª.
?Y c¨®mo se gestionan?
Siendo muy consciente de tus l¨ªmites. Pero a veces la ambici¨®n y la cumbre pueden. "Estamos aqu¨ª...". Como nosotros en el K-2 en 2004. Hac¨ªa mucho que nadie hab¨ªa subido a la cumbre... Eso hace que aprietes.
Dice que un buen escalador es quien sabe darse la vuelta.
Por eso. Porque es muy dif¨ªcil cuando est¨¢s a 200 metros de la cumbre, y has perdido un mont¨®n de tiempo, dinero, esfuerzo, que mucha gente hace esto por hobby, dar la vuelta. Debes tener la cabeza muy bien amueblada, ver que no puedes m¨¢s, que aqu¨ª 200 metros son muy f¨¢ciles pero all¨ª son dos horas o m¨¢s.
Su abuela le pon¨ªa estampitas.
S¨ª, s¨ª.
?Se las llevaba?
En un sobre, siempre conmigo. Nunca pens¨¦ que habr¨ªa tantos santos y v¨ªrgenes.
?Qu¨¦ pas¨® tras el Everest?
Que fui la tercera espa?ola, la primera vasca y empiezo a tener ayudas de la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa. 3.000 euros al a?o. Y esto, con unas camisetas y algo que ten¨ªas, ya ibas. Me profesionalic¨¦ al entrar en Al Filo de lo Imposible.
?Cu¨¢ndo fue?
En el 2003. Con seis ochomiles ya.
?Y c¨®mo fue ese paso?
Los italianos ten¨ªan claro que iban a por los catorce ochomiles. Yo no. Yo estaba all¨ª, bien con este t¨ªo y el ¨²nico sitio donde pod¨ªa verle era el Himalaya. En 2002 van al Makalu. Voy. Fue una expedici¨®n muy diferente.
?Por qu¨¦?
Era una monta?a a la que no iba nadie. ?ramos tres all¨ª. Himalayismo puro. No es ir al Everest que casi te encuentras ya las cuerdas. Gan¨¦ en confianza. Despu¨¦s del Makalu, rompo con Silvio. "?Y ahora qu¨¦?". Ellos eran los que me han acompa?ado en todas las expediciones, los que me abr¨ªan camino.
?Ya era profesional?
Semi.
?Trabajaba de algo?
S¨ª. Hasta el Everest trabaj¨¦ en la empresa familiar, de ingeniera, pero luego lo dej¨¦ porque dos meses en el Himalaya, no. Mis padres ten¨ªan una casa rural y un restaurante, lo gestionaba yo.
Y despu¨¦s del Makalu, de su ruptura, ?c¨®mo sigue?
"Tengo que seguir por mi cuenta. Esto me gusta", pienso. "?El m¨¢s f¨¢cil que no he hecho?". El Cho Oyu. Y fui, sin los italianos. Ya ten¨ªa experiencia como para liderar una expedici¨®n. En el campo de al lado estaban Juanito Oiarzabal y Juan Vallejo e hicimos buenas migas.
?C¨®mo era ser mujer en un mundo tan de hombres?
No era f¨¢cil. Te comparan con ellos. "Si esta sube yo tambi¨¦n subo". Te da rabia pero yo pasaba. La monta?a no entiende de sexos cuando tira una avalancha. Ah¨ª manda tu preparaci¨®n. Y ¨¦sta fue poniendo a cada uno en su sitio. Poco a poco, haciendo, te coges el respeto.
?Hab¨ªa mujeres?
Hab¨ªa. Pero muy pocas.
?Y c¨®mo hac¨ªa usted?
No te puedes cortar en nada. Te toca la regla y te tienes que cambiar a 7.000 metros, en una tienda en la que est¨¢is tres t¨ªos y t¨². Les dices que no miren. Debes ser uno m¨¢s. No hay otra.
En el ascenso al K-2 fue la primera mujer que subi¨® y volvi¨®. Antes hab¨ªan fallecido cinco.
Fue la primera vez que tuve miedo al ir a un campamento base. Sab¨ªa eso que dices. Pero era una oportunidad. E iba con un equipo fuerte, el de Al filo.
?Cu¨¢ntos eran?
Seis. Al Filo ten¨ªa claro que ten¨ªa que volver al K-2. Sebasti¨¢n ?lvaro quer¨ªa que una mujer lo subiera. Yo ten¨ªa mucho miedo pero tambi¨¦n confianza en la gente a mi alrededor. Cuando llegu¨¦ y empec¨¦ a ver el K-2: "No s¨¦ si subir¨¦ pero yo debo volver a este punto e irme a mi casa".
Tuvieron problemas al bajar.
S¨ª. El K-2 es una monta?a complicada. La ¨²ltima parte, muy dif¨ªcil. Muy t¨¦cnica por encima de 8.000 metros. Y no es lo mismo escalar en hielo, o una pared r¨ªgida hasta 3.000, que hasta 8.000. La falta de ox¨ªgeno... En 2004 hac¨ªa tres a?os que nadie hab¨ªa subido a la cumbre y la parte superior se estaba poniendo peligrosa. Fue muy duro el d¨ªa de trabajo a la cumbre. Salimos de 8.000 metros y el K-2 tiene 8.611 y nos cost¨® mucho. Partimos a las doce de la noche y llegamos a las cinco de la tarde. 17 horas. Subiendo.
600 metros.
S¨ª. En la bajada se hizo de noche. Juanito y yo nos quedamos detr¨¢s, agotados. Un calvario. Llegamos 24 horas despu¨¦s al campo 4, tras mucho tiempo por encima de 8.000. S¨²male cansancio, fr¨ªo, congelaciones. Me amputaron dos dedos de los pies. Vi por primera vez la muerte cerca. Pero si te enfrentas a una monta?a como el K-2 y sales, has aprendido mucho.
Despu¨¦s tuvo una depresi¨®n.
Todo empez¨® porque me jugaba la vida y vi las orejas al lobo. No me ganaba la vida como alpinista. Ten¨ªa 31, 32 a?os y una vida nada estable. Mis amigas se casaban, ten¨ªan hijos... Me empec¨¦ a plantear cosas. Y ca¨ª en una depresi¨®n grande por la pelea entre lo que yo quer¨ªa y la vida real, la de mi entorno, que iba por otro lado muy diferente.
Tuvo dos tentativas de suicidio. Usted, que sali¨® del K-2.
S¨ª. Pero yo en el K-2 saqu¨¦ fuerzas porque me qued¨¦ sola. Yo iba con un italiano y Juanito y Juan Vallejo detr¨¢s. Y a 8.400, donde hab¨ªamos instalado las cuerdas fijas, el italiano: "Me voy, tengo fr¨ªo". Y me dej¨® sola. Y en ese momento, se me cae el frontal, y me qued¨® de noche en el K-2, sentada, esperando a que Juanito y Juan vengan. Gracias a Dios que ten¨ªan que ir a encontrar las cuerdas. Si no, all¨ª me hubiera quedado. Pero en esa hora y pico no piensas en morirte. No. Dices: "Tengo que salir de aqu¨ª". Y luego un a?o despu¨¦s intento quitarme la vida. C¨®mo es la cabeza.
"Cog¨ª los antidepresivos, volqu¨¦ la m¨¢xima cantidad que pude y me los tragu¨¦ mientras intentaba cortarme las venas de la mano izquierda", cont¨® en sus memorias, en 2011.
S¨ª, s¨ª. Y lo intent¨¦ dos veces.
?Escal¨® con la depresi¨®n?
En 2006 no hice ochomiles. Ingres¨¦ dos veces, cuatro meses, en dos tandas. No me averg¨¹enzo de haber tomado antidepresivos casi toda mi carrera. Se puede tomar cada d¨ªa una pastilla para el tiroides, pero parece que est¨¢ mal decir que tomas un antidepresivo porque algo en tu cabeza no va bien. A finales de 2006, mis amigos me dijeron: "Edurne, eres feliz haciendo esto. La vida ya te traer¨¢".
?Y qu¨¦ hizo?
Empezamos a organizar expediciones, en 2007. A m¨ª me sacan de la depresi¨®n los mismos ochomiles, mis amigos y familia.
?Qu¨¦ se pasa por la cabeza cuando se est¨¢ all¨¢ arriba?
Que la vida podr¨ªa hacerse m¨¢s f¨¢cil. All¨ª con poco se vive.
?Qu¨¦ hay: m¨¢s silencio o fr¨ªo?
Hay mucho silencio, pero hace pensar mucho. Fr¨ªo hay. Pero un -25 se soporta muy bien.
?An¨¦cdotas?
Miles (r¨ªe). Antes me preguntabas: muchas veces he sido la ¨²nica mujer en un campo base. Otras expediciones dec¨ªan: "Vamos al campo de los espa?oles que hay una t¨ªa...". A m¨ª me hac¨ªa gracia mi gente. Era como su hermana y, a cualquier buitre, unas caras... "Este gilip..., a qu¨¦ viene". Luego, si aparec¨ªa otra t¨ªa, ellos eran los primeros, eh.
?De los catorce, cu¨¢l fue el m¨¢s dif¨ªcil? ?Y especial?
A muchos no ir¨ªa otra vez, eh. El K-2 es el m¨¢s dif¨ªcil y especial. El Annapurna el m¨¢s peligroso.
Ha perdido 14 compa?eros en la monta?a.
S¨ª. Hace 12 a?os, el 13 de enero de 2007, cuando sal¨ª de la depresi¨®n, fui con amigos de siempre, a la norte del Tall¨®n, en Pirineos. Una ruta cl¨¢sica. Pero fuimos cinco y volvimos dos.
?Qu¨¦ pas¨®?
Escal¨¢bamos una pared norte. Yo iba encordada con una persona, Asier, y detr¨¢s, en otra cuerda, otros tres amigos. Yo estaba en lo que se llama reuni¨®n, asegurando a la persona que iba para arriba y, a mi lado, otra agarraba a los de abajo. Uno patin¨® y arrastr¨® a los otros dos. La persona que hablaba conmigo al lado desapareci¨®. Cayeron 400 metros. Mis amigos, que me ayudaban a salir de lo que ven¨ªa.
Tremendo.
Pero, mira, cuando volvimos con los cuerpos, que pusieron en el polideportivo del pueblo. T¨² est¨¢s llorando, pregunt¨¢ndote mil cosas, y el padre de uno, que hab¨ªa perdido tambi¨¦n a su sobrino, me dijo: "Edurne", los dos f¨¦retros delante, "la vida sigue y mis ovejas necesitan comer, me voy a darles. T¨² has de seguir haciendo lo que quieres". Ah¨ª entend¨ª muchas cosas.
Duro.
Mucho. Pero ah¨ª Asier, mi primo, y yo dijimos: "Vamos a intentar hacer los 14 ochomiles".
?Sab¨ªa que no hab¨ªa ninguna mujer que los hab¨ªa hecho?
Era una parte del reto: ser la primera. Ten¨ªa una parte de marketing. Este es un deporte s¨²per minoritario y para encontrar ayuda, tienes que crear una marca.
?Empez¨® a vivir de esto?
Entonces pude. Los patrocinadores empiezan a confiar en ti. No es f¨¢cil. En alpinismo el riesgo de muerte es muy elevado.
Y lo logra. Y tambi¨¦n ser madre, a los 43 a?os.
A veces queremos correr demasiado. Yo ten¨ªa claro a los 35, cuando entr¨¦ en la depresi¨®n, que quer¨ªa ser madre pero no era el momento. Ni ten¨ªa la persona ni habr¨ªa hecho los 14 ochomiles. Lo veo hoy. El riesgo que tomo no es el mismo.
?Le gustar¨ªa que su hijo hiciera ochomiles, como usted?
No, no. Mis padres, cuando yo iba, no sab¨ªan qu¨¦ era un ochomil. Pero si mi hijo ma?ana me dice que quiere hacer uno, yo ya s¨¦ qu¨¦ es. Y voy a sufrir.