La trans tailandesa que combate la discriminaci¨®n desde un ring de Muay Thai
A sus 22 a?os Nong Rose se ha convertido en una de las estrellas del Muay Thai, donde tiene el cintur¨®n S1 del peso superpluma. Es la ¨²nica luchadora transg¨¦nero en activo en la modalidad.

Con la cara empolvada, los labios rojos y las cejas perfiladas, la transg¨¦nero tailandesa Nong Rose salta al cuadril¨¢tero de Muay Thai con determinaci¨®n para combatir con fiereza a sus oponentes masculinos y la discriminaci¨®n.
"Cuando estoy en el ring solo pienso en ganar", declara a Efe la p¨²gil, de 22 a?os, antes de un combate celebrado a finales de septiembre en la ciudad oriental de Phimai, al que llega con un mini mono azul y un bolso de Hello Kitty.
Mientras su entrenador prepara el musculoso cuerpo de la luchadora embadurn¨¢ndolo con un linimento y le da los ¨²ltimos consejos, decenas de seguidores se acercan a curiosear y desear suerte a Rose, convertida en una hero¨ªna local.
Su ascenso a la fama ha estado plagado de obst¨¢culos para esta deportista, apodada como "la rosa venenosa" y que se inici¨® en este deporte a los ocho a?os por influencia de su t¨ªo, un afamado luchador retirado.
"Cuando declar¨¦ mi sexualidad -a los 13-, al principio la industria del Muay Thai me menospreciaba y me acusaron de partir con ventaja por vestir un sujetador deportivo durante los combates" mientras su contrincantes luchaban a pecho descubierto, rememora la tailandesa, cuyo nombre de nacimiento es Somros Polcharoen.
Actualmente, Rose es la ¨²nica transg¨¦nero en activo dentro de este deporte de lucha considerado nacional en el antiguo reino de Siam y sigue los pasos de Nong Toom, quien se retir¨® en 1999 -para iniciar su cambio de sexo- tras ser la primera "trans" en romper las conservadoras reglas de esta centenaria pr¨¢ctica.
A medida que se acerca su combate, la atracci¨®n principal de la noche, boxeadores menores intercambian sobre la lona pu?etazos y patadas que caldean el bullicioso ambiente que rodea el escenario al aire libre.
"Las cr¨ªticas me empujan y motivan hacia la victoria (...) Algunos oponentes me despreciaron al verme pelear con maquillaje, pensaban que no ten¨ªa posibilidades contra ellos. Y al final, yo ganaba la contienda", confiesa la implacable luchadora que cuenta con m¨¢s de 60 triunfos en su tarjeta.
El tono casi hipn¨®tico que producen las flautas tradicionales, parecido al que utilizan los encantadores de serpientes, precede al combate.
Rose, que viste unos calzoncillos de pelea y un top, y su rival danzan por el cuadril¨¢tero en una especie de ritual para sumar fortuna y desafiar al adversario.
La tailandesa parece emular a una mariposa que flota sobre la lona agitando sus alas, mientras el oponente corretea por las cuatro esquinas haciendo gestos de virilidad.
La campana suena. Familiares y amigos de Rose vitorean y aplauden cada golpe que propina.
Tras los cinco asaltos y por decisi¨®n un¨¢nime de los ¨¢rbitros, Rose se alza campeona y se faja el cintur¨®n S1 del peso superpluma, organizado por la promotora OneSongChai.
"Lo que quiero es que todas las compa?eras transg¨¦nero que se sientan deprimidas (por culpa de la discriminaci¨®n) se levanten y luchen. Todos somos buenos en diferentes aspectos o trabajos: si se persiste, un d¨ªa se alcanza el ¨¦xito", indica la guerrera.
"A aquellas mujeres transg¨¦nero que quieren ser boxeadoras de Muay Thai: practicad, trabajad duro, sed puntuales y podr¨¦is superar a cualquiera. Ser mujer transg¨¦nero es como cualquier otro hombre que se planta y pelea por lo que ama", contin¨²a Rose.
Entre los hitos alcanzados por Rose est¨¢ el convertirse -en junio de 2017- en la primera transg¨¦nero en combatir en el m¨ªtico estadio Rajadamnern, el m¨¢s antiguo de este deporte y cuyo cuadril¨¢tero no puede ser ni siquiera tocado por las mujeres.
A pesar de su juventud y una larga carrera por delante, que ya le ha llevado a pelear en otros pa¨ªses como Francia o Jap¨®n, la p¨²gil tailandesa ya tiene un plan futuro.
"Quiero establecer mi propio gimnasio de Muay Thai para extranjeros y locales (...) e iniciar el tratamiento para una futura intervenci¨®n para reasignaci¨®n de g¨¦nero, aunque todav¨ªa no he planeado cu¨¢ndo ser¨¢", ambiciona la campeona.
Aunque Tailandia tiene fama de ser un pa¨ªs abierto con el colectivo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales), grupos garantes de derechos civiles denuncian que se les sigue tratando como ciudadanos de segunda.
"Mi familia siempre estuvo a mi lado (...) Ahora hay una nueva generaci¨®n, la aceptaci¨®n es mayor y tiende a mejorar", conf¨ªa la luchadora.