La lucha de clases ha llegado a la NFL para quedarse... por ahora
Los grandes contratos a quarterbacks y la pol¨¦mica del vestuario de Pittsburgh con LeVeon Bell abren el debate en una liga con cada vez m¨¢s diferencias salariales. Clemson vs Alabama, National Championship en vivo: NCAA
Manda narices que ahora, pocas horas antes del kickoff inicial de la temporada 2018, con un impresionante Eagles-Falcons para que todos hagamos un despegue vertical, me haya dado por filosofar. Pero tampoco me importa porque s¨¦ que muchos de vosotros estar¨¦is haciendo tiempo hasta que el partido empiece a las 2:20 de la madrugada, y nunca viene mal un poco de lectura.
El caso es que en los ¨²ltimos d¨ªas han pasado muchas cosas a las que no he podido dedicar toda la atenci¨®n debida, porque estaba cabalgando desbocado, intentando acabar todas las previas de los 32 equipos (algo que no he conseguido) mientras cerraba la Gu¨ªa de LaLiga (eso s¨ª que lo he hecho).
Los contratos estratosf¨¦ricos de los quarterbacks
Una de ellas es el nuevo contrato de Aaron Rodgers. Lo que m¨¢s me sorprendi¨® no fueron las cifras mareantes. Los 134 millones de d¨®lares que va a ganar en cuatro a?os, con 98,7 garantizados, eran m¨¢s o menos lo esperado. Lo que de verdad me llam¨® la atenci¨®n fueron las declaraciones el quarterback pocas horas despu¨¦s de firmar su nuevo contrato, en las que dec¨ªa que el l¨ªmite salarial de la NFL deber¨ªa reformarse y ser como el de la NBA, donde los equipos se pueden pasar, pero pagando una multa.
El comentario sonaba un poco a justificaci¨®n. Casi a remordimiento. El contrato de Rodgers tendr¨¢ un impacto tremendo sobre el cap de los Packers hasta el a?o 2023 y ¨¦l sabe que es tan alto que afectar¨¢ a la capacidad de la franquicia para hacer fichajes y renovar contratos. Literalmente, los Packers est¨¢n financieramente hipotecados con Rodgers. Y no quiero ni pensar lo que puede pasar si tiene una lesi¨®n grave. Dentro del garantizado hay 7,8 millones en 2018, 13,4 en 2019 y 19,5 en 2020 como ¡®roster bonus¡¯ que quiz¨¢ puedan servir para darle un respiro a los despachos, pero que tampoco dan mucho margen en caso de que tengan que buscar un quarterback titular competitivo por lo que sea.
Los Packers no son el ¨²nico equipo que ha entrado en esa din¨¢mica peligrosa. Es verdad que el cap est¨¢ creciendo mucho cada a?o, y con ¨¦l el margen de los equipos para fichar, pero los contratos de los grandes quarterbacks , y alguno de los no tan grandes, est¨¢n subiendo mucho m¨¢s deprisa y empiezan a dar bocados temibles al dinero disponible. Los Vikings se han metido en un l¨ªo parecido con Cousins y su ciento por ciento garantizado, los Colts con Luck, los¡ Todos ellos son contratos esperados y hasta razonables, pero la conclusi¨®n es que mientras los m¨¢s ricos ganan m¨¢s, la multitud de obreros que inundan la NFL, y cuyo rendimiento es casi siempre mucho m¨¢s importante de lo que parece y la clave para formar plantilla campeonas, vive situaciones m¨¢s precarias.
Si seguimos as¨ª, muy pronto un equipo se encontrar¨¢ en un callej¨®n sin salida que le dejar¨¢ hundido en el fondo de la clasificaci¨®n durante mucho tiempo solo por una cuesti¨®n financiera.
Los ricos son cada vez m¨¢s ricos y los pobres cada vez m¨¢s pobres. Parece una tendencia natural de la raza humana que solo parece tener arreglo cuando se ponen controles. Por eso, si la negociaci¨®n del nuevo convenio colectivo de la NFL ya se presentaba caliente, cada vez se suman m¨¢s problemas que necesitan ser resueltos. El modelo actual con l¨ªmite salarial empieza a agrietarse, pero como se abra la mano volveremos al pasado, con franquicias ricas y pobres, plantillas plagadas de jugadorazos y lugares a los que si ahora no quiere ir nadie, no quiero ni imaginar cuando sean tambi¨¦n poco atractivos en el plano econ¨®mico.
Pittsburgh, ciudad obrera por excelencia
Todo esto, que parece una disquisici¨®n filos¨®fica sin gran fundamento, se empieza a concretar en la f¨¢brica, como en el resto del mundo empresarial. Y en la NFL las f¨¢bricas son los vestuarios. La salida de pata de banco de gran parte de la l¨ªnea ofensiva de los Steelers, indignada por la postura de LeVeon Bell, que se niega a firmar su etiqueta de jugador franquicia y a incorporarse al equipo, tiene un tremendo tufo a lucha de clases¡ m¨¢s all¨¢ de confirmar que ese vestuario es un aut¨¦ntico desmadre en el que la continencia verbal cada vez brilla m¨¢s por su ausencia. Pero ese es otro tema.
Si os fij¨¢is, los comentarios de sus compa?eros no critican su aspiraci¨®n a ganar m¨¢s dinero, pero s¨ª su falta de compromiso, su ego¨ªsmo, y que se haya olvidado de ellos. Todos han saltado casi simult¨¢neamente y casi todos han sido jugadores de l¨ªnea ofensiva, as¨ª que es evidente que los corros y las ¡®rajadas¡¯ han sido impresionantes durante la offseason. Son tipos que ganan bastante menos que Bell, y eso que los cinco jugadores titulares de la OL de Pittsburgh est¨¢n entre los 12 jugadores mejor pagados del equipo (por ejemplo, si Bell firma la franquicia ganar¨¢ 14,5 millones y Pouncey tiene este a?o un base de 7 millones, el cuarto mejor de la plantilla). Y es que al final, como en casi cualquier parte, los que peor est¨¢n no son los que m¨¢s protestan. Ninguno de los 26, s¨ª 26, jugadores de los Steelers que ganan menos de un mill¨®n de d¨®lares al a?o ha dicho esta boca es m¨ªa.
Para m¨ª, la frase que define la situaci¨®n, la que demuestra una realidad que probablemente la mayor¨ªa hemos visto en nuestros trabajos, es una frase de Foster: ¡°aqu¨ª hay un tipo al que no le importamos, y por tanto le trataremos como tal¡±. Y despu¨¦s viene la bomba: ¡°Bell est¨¢ ganando siete veces m¨¢s que yo y el doble que Alejandro Villanueva, pero nosotros somos los que hacemos su trabajo¡±. ?Os suena? La l¨ªnea es la que le abre autopistas para que ¨¦l se luzca y ¨¦l el que se lleva el dinero.
Lo normal es que antes o despu¨¦s LeVeon Bell vuelva a ese vestuario. Entonces se encontrar¨¢ cara a cara con compa?eros que han dicho p¨²blicamente que Bell gana una millonada gracias a ellos. Y no creo que ni la confianza, ni la relaci¨®n vuelva a ser la misma. La mayor¨ªa hab¨¦is vivido en vuestros trabajos situaciones similares y, al final, ni se trabaja igual, ni los equpos son tan resolutivos, ni el ambiente es el mismo. Y lo malo es que las franquicias ganadoras nacen en los vestuarios.
El caso de Bell es solo una muestra de algo que todav¨ªa no se ha extendido por la NFL, al menos tan p¨²blicamente como esta vez, pero hasta 2020 puede haber muchos casos m¨¢s. Pura ducha de clases. Tener la seguridad de que el uno gana m¨¢s de lo que merece y eso afecta directamente al salario de la mayor¨ªa. Rodgers lo ha visto claro y su soluci¨®n es abrir la mano, aunque lo normal ser¨ªa que solo se beneficiaran las grandes estrellas. Los ricos cada vez m¨¢s ricos y los pobres cada vez m¨¢s pobres. Un debate universal que, aunque pueda parecer menor, puede ser el primer paso para que el sistema actual de cap salte por los aires, o las negociaciones del convenio de 2020 acaben con una huelga salvaje.
Es curioso que la chispa que puede iniciar el incendio haya aparecido en Pittsburgh, una de las ciudades obreras por excelencia de EEUU.