Una parada milagrosa empata la final de la Stanley Cup
Braden Holtby, portero de los Washington Capitals, call¨® a la afici¨®n de los Vegas Golden Knights con una jugada para la memoria de la NHL.
A veces da la sensaci¨®n de que una jugada, un s¨®lo instante, es lo que necesita un partido para ser explicado. Por injusto que parezca, que lo sea, todo lo que vimos en el segundo partido de la final de la Stanley Cup 2018 entre Vegas Golden Knights y Washington Capitals puede encapsularse en la peque?a fracci¨®n de segundo en la que Alex Tuch, del equipo de Las Vegas, remata con su stick el seguro gol del empate y, de forma f¨ªsicamente incomprensible, Branden Holtby, portero de los Caps, detiene la pastilla.
Los enardecidos seguidores de los Golden Knights que segu¨ªan el partido en el T-Mobile Arena gritaron, aullaron, saltaron, agitaron lo que ten¨ªan m¨¢s a mano para celebrar el gol. Vi¨¦ndolo en casa, a los telespectadores les dio un vuelco el coraz¨®n: Vegas hab¨ªa vuelto a remontar y nos ¨ªbamos a la pr¨®rroga. Todos tardamos un segundo en darnos cuenta que no, que Holtby hab¨ªa logrado la parada de la noche, quiz¨¢s de la final, quiz¨¢s de la temporada.
Quedaban dos minutos para concluir el partido. Los Capitals ganaban 2-3 y los Golden Knights inclinaban la pista de hielo hacia la porter¨ªa de sus rivales. Hasta 37 lanzamientos hicieron en ese periodo final del encuentro. Pam. Pam . Pam. Patinar, mover la pastilla un par de veces y pam, zambombazo contra el cuerpo de Holtby que ya se hab¨ªa erigido en basti¨®n y punto final de las esperanzas de Washington. O lo paraba todo, o iban a sufrir.
Lo par¨® todo. Todo, y el milagro de Tuch, que merece el aparte que le he dedicado.
Para llegar a ese instante de magia deportiva hubo, primero, que sustanciar una velada de m¨¢xima tensi¨®n y casi que violencia. Estamos en Las Vegas, tampoco podemos esperar menos. Nada menos que 85 golpes combinados se lanzaron entre los dos equipos. Ning¨²n jugador evit¨® el contacto o la mala baba.
Uno de los damnificados fue Evgeny Kuznetsov. La estrella, y m¨¢ximo anotador, de los Capitals fue atacado con agresividad por Brayden McNabb a mitad del primer periodo y se lesion¨® en la mu?eca izquierda. Abandon¨® el partido y no volvi¨®. Por entonces, James Neal ya hab¨ªa marcado el primero para Vegas y la sensaci¨®n era de que los Golden Knights dominaban el partido.
No han llegado los de Washington a esta final para que les afecte algo as¨ª. Son el equipo de las mil derrotas, del mill¨®n de decepciones: es imposible ponerles delante alg¨²n fracaso con el que no hayan lidiado. As¨ª que, por supuesto, apretaron los dientes, devolvieron hostias con hostias, y goles con goles.
Lars Eller empat¨® el partido y, al fin, el gigantesco Alex Ovechkin, uno de los mejores jugadores de la historia, pudo lucir su nombre como goleados en la Stanley Cup, poniendo el 1-2 en el marcador al principio del segundo periodo. Ovechkin, ca?onero excepcional, supo brillar en defensa tambi¨¦n. La ausencia de Kuznetsov hizo que se multiplicara.
En este segundo periodo anot¨®, tambi¨¦n, Brooks Orpik y los de Washington se encaramaron al 1-3. Quedaba mucho, pero la sensaci¨®n era de que los Capitals hab¨ªan escapado de la c¨¢rcel de agresividad y emotividad a flor de piel que les hab¨ªan montado los Golden Knights como entidad, tanto jugadores como aficionados.
El pen¨²ltimo quiebro del encuentro lo propicio Shea Theodore, de Vegas, que puso el que ser¨ªa definitivo 2-3 cuando acababa el segundo periodo. Para el tercero, lo dicho, asalto continuado de los Golden Knights y la onmipresencia de un Holtby que ha de ser considerado el gran factor que ha igualado la final 1-1 y que hace que los Capitals tengan ventaja de campo, pues la Stanley Cup viaja ahora a Washington, donde se disputar¨¢n los dos siguientes partidos.
Visto lo visto, eso es lo de menos: al concluir el segundo encuentro, los jugadores de ambos equipos se enzarzaron en guerra de guerrilas, con agarrones, golpes, amagos de grandes peleas, ajenos por completo al entorno que les rodea, sabiendo que est¨¢n ante el gran momento de sus carreras deportivas, y que se har¨¢ lo que sea necesario para llevarse la gran copa a casa.