La retirada de un mito Cowboy llamado Jason Witten
El tight end abandona el equipo de Dallas, en el fin de una era, para ser el comentarista principal de la ESPN en los Monday Night Football.
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En la rueda de prensa de despedida de Jason Witten, tight end de los Dallas Cowboys, s¨®lo falto que el jugador cogiera la gran estrella solitaria que le acompa?aba de fondo y se la llevara a casa. Tal era la emoci¨®n en la sala que, por un momento, pareci¨® que se acababa, definitivamente, el conocido como Equipo de Am¨¦rica. All¨ª estaban de testigos Jerry Jones, el due?o y general manager, Jason Garrett, el entrenador, numerosos compa?eros actuales y pasados de Witten. Estaba toda la franquicia. Y llor¨®. En bloque.
Todo pasar¨¢, por supuesto. Los equipos est¨¢n muy por encima de sus jugadores. As¨ª que la sensaci¨®n no puede durar m¨¢s de un instante, un microsegundo en el que Jason Witten, embargado por la emoci¨®n, declamaba su voluntad de irse "tres horas antes mejor que un minuto despu¨¦s" y, con la responsabilidad del que sabe que est¨¢ pasando el Cabo de Hornos de una era, aseguraba que "tengo que pasar la antorcha a la siguiente generaci¨®n de Cowboys".
As¨ª es. La retirada de Jason Witten ha abierto de par en par el coraz¨®n de los Dallas Cowboys. Es el ejemplo, junto a Tony Romo y, en menor medida, Dez Bryant, de una etapa que no se recordar¨¢ por los triunfos, exiguos para un club tan potente, sino por lo que significaron algunos de sus jugadores. El a?o pasado fue Romo el que tir¨® la toalla. Este a?o es su mejor amigo dentro y fuera del campo. Bryant ha sido cortado. El futuro de Dallas es hoy.
Jason Witten se va porque la ESPN le ha hecho una oferta irrechazable. Cuatro millones de d¨®lares anuales para ser el analista del Monday Night Football. Ese tipo de trenes pasan s¨®lo una vez en la vida. Si se amolda al trabajo, y el p¨²blico lo acepta, tiene puesto asegurado en uno de los m¨¢s prestigiosos escaparates de Estados Unidos hasta que quiera. Y trabajando diecisiete (contando playoffs) jornadas al a?o, por un dineral sin tener que recibir golpes. Ya digo: irrechazable.
Deja el tight end la NFL en medio de una catarata de r¨¦cords. Coged aire. M¨¢s recepciones en su posici¨®n en una temporada (2012), m¨¢s recepciones en un partido para un TE, cuarto en la lista de recepciones de toda la historia de la NFL con 1152 (s¨®lo por detr¨¢s de Jerry Rice, Tony Gonz¨¢lez y Larry Fitzgerald), 12448 yardas, 68 touchdowns (el TE con m¨¢s anotaciones), once veces Pro Bowler, dos veces All Pro, y la lista sigue y sigue casi sin fin.
En 2003 fue elegido en tercera ronda del draft por los Dallas Cowboys y nada hac¨ªa presagiar su enorme carrera. Tampoco la de un joven quarterback que no hab¨ªa sido draftrado, Tony Romo, y que no esperaba estar en el equipo mucho tiempo. Desde el primer d¨ªa se sentaron juntos en todas las reuniones y entablaron la amistad de los que saben que no son estrellas, que su futuro era, como poco dudoso. Esa amistad defini¨® la siguiente d¨¦cada de la franquicia m¨¢s valorada del mundo del deporte. No de la NFL, no, del deporte mundial.
Romo logr¨® la titularidad y demostr¨® que su talento innato estaba tapado por los prejuicios. En seguida descubri¨® que lo ten¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil si buscaba a Witten. Esas manos gigantescas, seguras, ese corpach¨®n formado como defensive end y moldeado en una cancha de baloncesto, eran la seguridad que necesitaba. Los terceros downs de esta pareja a¨²n persiguen en sue?os a los coordinadores defensivos a los que atormentaron.
Nunca hubo un gran equipo alrededor de ellos. No llegaron a playoffs m¨¢s que en casos contados. No ganaron all¨ª m¨¢s que un par de partidos, en 2009 y 2014. No van a pasar a la historia con los honores y la fanfarria de los m¨¢s grandes triunfadores. Ni Tony Romo ni, lo que nos ocupa hoy, Jason Witten. Y, sin embargo, es dif¨ªcil encontrar a un seguidor de los Dallas Cowboys, a un amante en general de la NFL, que no los adore.
Porque se nos va uno de nuestros gigantes favoritos. La posici¨®n de tight end evolucion¨® en medio de la carrera de Jason Witten, y ¨¦l supo adaptarse perfectamente a todos los cambios t¨¢cticos y estrat¨¦gicos, estando entre los mejores en cada una de las fases. Dentro de cinco a?os, cuando lo admitan, con seguridad, en el Hall of Fame, volveremos a recordar su carrera y sonreiremos. Mientras tanto, le escucharemos en el Monday Night Football. Y hoy, hoy, s¨®lo nos queda llorar un poco con ¨¦l en su rueda de prensa de despedida y agradecerle que no se haya llevado la estrella solitaria con ¨¦l, que bien pod¨ªa haberlo hecho.