A prop¨®sito de Semenya: ?Qu¨¦ campeona ol¨ªmpica se desnud¨® para demostrar que era mujer?
Lo hizo Helen Stephen, oro en 100 metros en Berl¨ªn 1936, acusada de ser un hombre por Polonia¡ cuya atleta s¨ª lo era.
Las ciencias avanzan que es una barbaridad, como dec¨ªan los cl¨¢sicos, as¨ª que ahora, para comprobar si alguien es hombre o mujer o tienen ciertas peculiaridades f¨ªsicas (exceso de testosterona end¨®gena, como Caster Semenya, por ejemplo) se recurre a an¨¢lisis, muestras de ADN, complicados estudios y reconocimientos¡ Pero, ?qu¨¦ pasaba en los a?os, en los que las ciencias todav¨ªa no hab¨ªan avanzado una barbaridad? Pues que se recurr¨ªa a lo que la polic¨ªa llama una inspecci¨®n ocular. Vamos, que hac¨ªan desnudar a las mujeres, simple y llanamente.
El m¨¢s famoso de estos destapes (perd¨®n por la frivolidad, porque la cosa es seria) sucedi¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos de Berl¨ªn 1936. En los 100 metros venci¨® la estadounidense Helen Stephens, que bati¨® a la polaca Stanislawa Walasiewicz, que hab¨ªa sido campeona cuatro a?os antes en Los ?ngeles con r¨¦cord mundial (11.9). Helen era una chica alta (1,82 metros) y espigada y el propio Adolf Hitler la recibi¨® en su palco del Estadio Ol¨ªmpico berlin¨¦s para darle la enhorabuena. ¡°Deber¨ªa ser usted de raza aria¡±, le dijo, y, a continuaci¨®n, la invit¨® a cenar, seg¨²n algunas versiones, o, seg¨²n otras, a acudir a su residencia de Kehlsteinhaus, el famoso Nido de ?guilas, en los Alpes B¨¢varos, que actualmente es un restaurante. Este ¨²ltimo dato es err¨®neo, porque la que fue residencia de Hitler no se empez¨® a construir hasta dos a?os despu¨¦s. En todo caso, Helen declin¨® educadamente cualquier tipo de invitaci¨®n.
Y luego vino la sorpresa. La delegaci¨®n polaca formul¨® una reclamaci¨®n porque consideraba que Stephen podr¨ªa ser un hombre y reclamaba el t¨ªtulo para Walasiewicz. Como entonces no hab¨ªa conocimiento profundo del ADN ni de sofisticados sistemas m¨¦dicos para dilucidar estas cosas, los jueces recurrieron a lo obvio: se encerraron con ella en una habitaci¨®n y la hicieron desnudar. Certificaron que, efectivamente, era una mujer, sin duda alguna.
Pero la historia no acaba ah¨ª. Muchos a?os despu¨¦s la atleta polaca, plata en aquella carrera ol¨ªmpica, que hab¨ªa adquirido la nacionalidad estadounidense, adaptando su nombre y apellido (Stella Walash) y viv¨ªa en Cleveland (Ohio), se vio involucrada, involuntariamente, en un tiroteo durante un atraco. Una bala perdida la alcanz¨® mortalmente.
Le hicieron la autopsia¡ y resulta que ella s¨ª era un hombre, y no la mujer que la bati¨® en la pista y que tuvo que desnudarse.