Historias divisionales: "?Qu¨¦ est¨¢is haciendo, Darren?"
Los Minnesota Vikings y los New Orleans Saints jugaron en el 2009 uno de los partidos de la NFL m¨¢s violentos de la historia reciente.
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Va un cuento sobre el poder de la informaci¨®n, de c¨®mo cambia la pel¨ªcula despu¨¦s de verla hasta que te la cuentan en realidad. Como si fuese una obra de David Lynch, una en la que salgo del cine flipando y, cuando alguien tiene la bondad de exponerme una pormenorizada explicaci¨®n de lo visto, me doy cuenta de que no me he enterado de nada, la ¨²ltima vez que los Minnesota Vikings y los New Orleans Saints se enfrentaron en playoffs vivimos un cuento que se torn¨® en pesadilla con la revelaci¨®n de lo que no vimos.
Fue en la final de la NFC de la temporada 2009. Y, si hablo de lo que sent¨ª, os juro que asegurar¨ªa que es uno de los partidos m¨¢s memorables de mi vida. Los Saints, desatados cual demonios de Tasmania, atizaron sin control a los Vikings y, en la pr¨®rroga, eliminaron a los de Brett Favre y Adrian Peterson, que eran los favoritos para ganar la Super Bowl.
No tardamos mucho tiempo en saber que aquella agresividad, casi que crueldad, ten¨ªa una motivaci¨®n econ¨®mica, una planificaci¨®n concienzuda, y que toda aquella violencia era ilegal. De hecho, es uno de los partidos m¨¢s violentos que recuerdo. Una carnicer¨ªa inasumible en la actual NFL. Inasumible tambi¨¦n entonces.
Fue este partido el que destap¨® el "Bountygate". En el vestuario de los Saints hab¨ªa una porra econ¨®mica que se llevar¨ªa el jugador que sacara a Brett Favre del partido. Gregg Williams, coordinador defensivo, les dec¨ªa a sus jugadores "traedme la cabeza del quarterback y el cuerpo caer¨¢ s¨®lo". No era un eufemismo.
Durante todo el encuentro, los jugadores de los Saints golpearon de manera repetida a Favre en el tobillo, que ten¨ªa lesionado, y en la cabeza. El fabuloso QB cuenta que jug¨® conmocionado m¨¢s de la mitad del encuentro, con visi¨®n borrosa y mareado. Am¨¦n de cojo.
De hecho, se produjo una situaci¨®n inimaginable en su carrera. Sabido es que Brett Favre es un americano rudo, perteneciente a la cultura de la dureza y el car¨¢cter. No se le conoc¨ªa por el hombre de hierro de casualidad. Cuando alguien le pegaba, hac¨ªa bromas. Cuando alg¨²n rookie le hacia un sack, le dec¨ªa que eso ni era pegar ni era nada. Jam¨¢s se quej¨®, nunca, de lo que pas¨® en el campo.
Y, ese d¨ªa, tras la tercera o cuarta violencia innecesaria en su cuerpo, en su cabeza, Brett Favre se levant¨® y vio que el agresor era Darren Sharper, antiguo compa?ero en los Green Bay Packers. El hombre de hierro, el tipo duro, le dijo a su colega: "?Qu¨¦ est¨¢is haciendo, Darren?".
No hay mayor prueba, para m¨ª, de la aberraci¨®n que fue ese encuentro, esa actuaci¨®n, esa actitud.
Tampoco para la NFL. La investigaci¨®n que sigui¨® a aquella barbaridad llev¨® a Gregg Williams a ser sancionado a perpetuidad (aunque se le levant¨® el veto un par de temporadas despu¨¦s), a Sean Payton a estar apartado del equipo un a?o entero y a multas y prohibiciones varias a franquicia y jugadores.
Tambi¨¦n sucedi¨® que los New Orleans Saints ganaron aquel a?o la Super Bowl, claro.
Este domingo, pasadas las diez y media en horario peninsular, los Minnesota Vikings, de nuevo favoritos en la NFC, recibir¨¢n en su estadio a los New Orleans Saints, que vuelven a tener una defensa capaz de hacerles so?ar con el anillo. Por suerte, estoy seguro que esta vez no tendremos que sufrir una violencia de tal calibre y, espero, una actuaci¨®n tan sucia y despreciable por ninguno de los dos lados.