"?R¨¢pido al hotel! Romp¨ª el pantal¨®n, me pierdo la foto"

La tarde va cayendo sobre Barcelona, la bruma abrazando el Tibidabo al otro lado cuando el primer autob¨²s aparca ante Montju?c. Los coches siguen su rumbo, abofetea el calor h¨²medo, la primera en poner un pie en la calle es Teresa Motos. Una vez hace 25 a?os detuvieron el mundo, Barcelona¡¯92. Busca con los ojos el pebetero, pero todav¨ªa no se ve, lo tapa la puerta de entrada. Enseguida le alcanzan las dem¨¢s con un susurro: ¡°Uf, ?te acuerdas?¡±. Es por Montju?c, lo miran hoy, lo ven como entonces, como si ayer fuera 1992, y ellas estuvieran sobre el c¨¦sped. ¡°Ay, chicas¡±.

La misma emoci¨®n golpea a Kiko al llegar. ¡°Es que han pasado 25 a?os, ?sabes?¡±. ?l lo recuerda m¨¢s por fuera, el calor esperando para entrar. Ese estadio nunca olvidar¨¢ su arquero, le colg¨® al f¨²tbol del cuello el oro ol¨ªmpico. Al fondo, en el bar, Amavisca alza la mano. All¨ª est¨¢n unos cuantos de entonces. Ferrer, Amaya. All¨¢ va Kiko. El abrazo es gigante.

Los autobuses siguen llegando. Carolina Pascual (gimnasia) muestra su piel de gallina. No se le va, no se le quita. Mientras, Faustino Reyes debe volver al hotel. Se le ha roto el pantal¨®n. Urgente. Pasa corriendo al lado de Alejandro Abascal, que comenta con Theresa Zabell que lo recordaba m¨¢s grande. Montju?c. ¡°Fue por aquel t¨²nel que entramos, ?no?¡±, lo ha dicho Domingo Manrique. La gente se busca a la entrada del bar: una pizarra gigante reparte a los medallistas como en una boda. Deben hacerse una foto. La foto. Todos juntos. El hockey de Roma 1960 fila 1; gimnasia, 2; vela, 8... Caminan en orden hacia la grada. Llenan las diez filas bajo el pebetero. Fernando Zueras dispara la foto. Se hace a las 20:33, inmortalizada para siempre, como sus medallas, mientras el aire golpea los m¨¢stiles que techan el estadio como si, en efecto, siguieran llenos de banderas, como si en efecto ayer fuera Barcelona 92.