Amavisca: ¡°El Camp Nou fue m¨¢s espa?ol que nunca¡±
¡°Fue marcar mi gol y decirle al ¨¢rbitro, que era colombiano, que pitase el final. Que no iba a ganar nada m¨¢s¡±, dice Kiko.

Tres generaciones con medalla. Tres equipos que hicieron vibrar a los aficionados espa?oles en tres Juegos distintos. En 1920, Amberes trajo las primeras mieles del f¨²tbol ol¨ªmpico espa?ol. Aquella Selecci¨®n alcanz¨® una plata cuando nadie se lo esperaba: fueron los primeros encuentros de una Selecci¨®n que comenzaba a andar¡ y que tendr¨ªa una de sus grandes ¨¦xtasis la noche del 8 de agosto de 1992.?
Un gol de Quico (luego Kiko) cuando la final entre Espa?a y Polonia agonizaba le dio el oro a los espa?oles. Fue un excelente final de los de Miera, que empezaron con un amago de plante y acabaron colg¨¢ndose la medalla dorada: ¡°Es que pasar todos los Juegos Ol¨ªmpicos en Valencia (jugaron la primera fase, cuartos y semifinales en la capital del Turia) y no venir a la inauguraci¨®n a Barcelona era no estar en los Juegos. Ten¨ªamos claro que a la inauguraci¨®n ten¨ªamos que estar y nos plantamos: o nos llevaban a la inauguraci¨®n o no habr¨ªa m¨¢s partidos de la Selecci¨®n (ya hab¨ªan ganado el primer partido). Se entr¨® en raz¨®n: nos pusieron un avi¨®n¡±, cuenta Amavisca. ¡°Preguntas a todos los que estuvieron y todos ponen a esa medalla en lo m¨¢s alto de sus carreras. Todos se acuerdan de aquel oro, de la ilusi¨®n que hizo. ?ramos j¨®venes empezando en el f¨²tbol, y siendo unos Juegos en Espa?a¡¡±, prosigue el c¨¢ntabro. Las caras de la gente, de sus compa?eros, del propio Rey Juan Carlos¡ eran reveladoras. ¡°Hab¨ªa un ambiente incre¨ªble, y eso que empezamos mal. Eso de la afici¨®n y el empuje es un t¨®pico, pero esa noche el Camp Nou fue m¨¢s espa?ol que nunca¡±, Amavisca dixit. ¡°O¨ªamos murmullos, y los jugadores nos mir¨¢bamos: ¡®?Qu¨¦ ha pasado? Y vimos que Cacho hab¨ªa ganado el oro. Pasado el tiempo volvimos a escuchar otro barullo. Nos volv¨ªamos a mirar y es que hab¨ªa llegado el Rey Juan Carlos¡±, rememora Kiko.?
¡°Fue marcar mi gol y decirle al ¨¢rbitro, que era colombiano, que pitase el final. Que no iba a ganar nada m¨¢s¡±, dice Kiko. Al t¨¦rmino del encuentro, las caras de los jugadores eran de felicidad m¨¢xima: Toni, el portero, se abrazaba con Pinilla que estaba detr¨¢s de la porter¨ªa espa?ola. El Rey Don Juan Carlos se giraba desde el palco con cara de j¨²bilo. La Selecci¨®n se api?aba ante el delirio de m¨¢s de 95.000 espectadores. ¡°Mi medalla se la di a mi madre, por los a?os que estuve fuera¡±, explica Kiko, mientras que la de Amavisca ¡°est¨¢ en el Museo del Deporte de Santander. No la puedo sacar ni brillo¡±.?
Ocho a?os despu¨¦s vino la decepci¨®n. Una formidable generaci¨®n de futbolistas (liderada por Puyol y Xavi) se qued¨® a las mieles de repetir el oro. Fue en Sidney-2000. La madrugada espa?ola se qued¨® hu¨¦rfana de alegr¨ªa. Pese a ponerse 2-0 en la primera parte, Camer¨²n remont¨® y luego se impuso en los penaltis. El triste protagonista fue Iv¨¢n Amaya. El central se marc¨® un gol en propia meta y fall¨® un penalti en la tanda: ¡°Pese a eso, los JJ OO fueron lo mejor que me ha pasado en mi vida deportiva. Ha habido grandes jugadores que no han acudido a una cita ol¨ªmpica y yo s¨ª. Todos me apoyaron. Demostraron que m¨¢s que compa?eros ¨¦ramos un grupo de amigos¡±.