De cuando le dijeron a Big Ben que dejase de ser idiota
Bruce Arians, el que fuera entrenador de Roethlisberger en los Pittsburgh Steelers, cuenta como los veteranos pusieron en su sitio al QB.
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"Big" Ben Roethlisberger es una de las grandes estrellas de la NFL. Se lo ha ganado a pulso. Lleva casi tres lustros en la liga y, en ese periodo, ha estado presente en tres Super Bowls con su equipo, los Pittsburgh Steelers, y ha sido miembro de dos escuadras que consiguieron levantar el Lombardi Trophy. Adem¨¢s, su juego ha ido evolucionando a un estilo tan personal, tan irrepetible, que se ha convertido en algo ¨²nico y, por lo tanto, es una leg¨ªtima singularidad que, claro, le hace a¨²n m¨¢s protagonista. En los ¨²ltimos a?os, adem¨¢s, se ha comportado como un gran embajador de la competici¨®n y uno de sus colosos, hablando en general.
Sin embargo, no fue as¨ª como aterriz¨® en la NFL y los que vivimos sus primeros a?os en la liga lo recordamos perfectamente. Era un chulo y un pendenciero, am¨¦n de un jugador mucho m¨¢s mediocre de lo que es hoy, con un peso en el juego de su equipo, sobre todo en el a?o del primer anillo, que no pasaba de testimonial si nos fijamos en los est¨¢ndares de su puesto, el de quarterback, sin duda el m¨¢s importante en el campo.
Un libro de Bruce Arians viene a confirmar aquella imagen. El que era su coordinador ofensivo en aquellos Steelers, y hoy dirige como entrenador jefe a los Arizona Cardinals, relata que Big Ben era un tipo nada querido en el vestuario al que se le hab¨ªa subido a la cabeza todas las alabanzas de su ¨¦poca universitaria y el hecho de haber sido elegido en el draft por Pittsburgh, quienes le nombraron quarterback titular.
Tan complicada lleg¨® a ser la situaci¨®n que, al final de la temporada regular 2005, uno de los grandes veteranos del vestuario, el linebacker Joey Porter le llam¨® la atenci¨®n en p¨²blico y le dijo que "dejara de ser tan gilipollas" y que se convirtiera en "uno de ellos" o se fuera al carajo. Cuenta Arians que el cambio fue evidente y casi inmediato, que Ben se lo tom¨® muy a pecho.
Aquella defensa de los Steelers era una cosa muy seria. Era una unidad dominante, sobre la que se constru¨ªa el ¨¦xito del equipo, con jugadores de notable personalidad y mucha ascendencia moral sobre sus compa?eros. El final de aquella temporada les vio con un anillo en el dedo tras ganar la Super Bowl XL a los Seattle Seahawks con una brillant¨ªsima actuaci¨®n defensiva y la nula asistencia de un Roethlisberger que "pasaba por all¨ª" con un 9 de 21 en pases completados, 123 yardas y un rating paup¨¦rrimo de 22.6.
El cambio de personalidad de Roethlisberger no fue inmediato, como proclama Arians. En el a?o 2006 tuvo un accidente de motocicleta sin llevar casco y sin tener la licencia adecuada para conducir el veh¨ªculo. En los a?os 2009 y 2010 se vio envuelto en sendos esc¨¢ndalos de ¨ªndole sexual. Del primero sali¨® llegando a un acuerdo con la chica que le denunci¨® y del segundo porque la demandante no quer¨ªa el nivel de atenci¨®n medi¨¢tica que iba a sufrir y tambi¨¦n retir¨® la acusaci¨®n.
Desde entonces, lo cierto es que el jugador sent¨® la cabeza hasta convertirse en un extraordinario compa?ero en el vestuario, de esto queda poca duda ya, y no ha vuelto a dar quebraderos de cabeza a la franquicia con problemas judiciales. Y, de la misma manera, su capacidad para jugar como QB al football creci¨® de manera exponencial hasta el nivel de inmenso jugador que ha alcanzado, aunque el equipo no haya vuelto a la Super Bowl desde la temporada 2010.