Cricket: el ex¨®tico deporte que enloquece a los brit¨¢nicos

Durante mi estancia en Espa?a, un comentario que he o¨ªdo a menudo acerca de la cultura brit¨¢nica es el siguiente: ?Qu¨¦ demonios es cricket? Si lo consultas en el diccionario de la Real Academia Espa?ola te encuentras con la siguiente definici¨®n: ¡°Juego de pelota que se practica con paletas de madera¡±. Mientras, en su libro Educaci¨®n del Ocio y Tiempo Libre con Actividades F¨ªsicas Alternativas, Manuel Mart¨ªnez G¨¢mez Mara nos dota de un poco m¨¢s detalle: ¡°Cricket es un deporte de origen ingl¨¦s, que se juega al aire libre entre dos equipos de once jugadores/as, con bates, pelotas y rastrillos¡±.

?Ha quedado claro¡­? ?No? El caso es que resumir los fundamentos del juego resulta casi imposible sin redactar una minitesis. Y quiz¨¢s por eso el famoso lexic¨®grafo brit¨¢nico, Samuel Johnson, no incluy¨® una definici¨®n de cricket en su primer diccionario de la lengua inglesa, que se public¨® en 1755 ¨Cm¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s de que los primeros reglamentos oficiales del juego fueran establecidos en Londres.

En 1871, el periodista y aficionado al cricket Frederick Gale trat¨® de rectificar la ausencia de la palabra en el diccionario de Johnson, imaginando una conversaci¨®n entre ¨¦ste y su bi¨®grafo, James Boswell, en la que juntos definir¨ªan este deporte como: ¡°Un juego que exige paciencia y control mental y que supone algo de peligro, por lo que tambi¨¦n se requiere coraje¡±. Seg¨²n Gale, el cricket representaba los valores de valent¨ªa, fuerza y constancia.

Son virtudes que formaban parte del ¡°c¨®digo moral¡± que, seg¨²n el historiador de cricket Brian Stoddart, se trat¨® de transmitir a las colonias brit¨¢nicas a trav¨¦s de cricket. El juego est¨¢ ¨ªntimamente relacionado con el pasado colonial de Gran Breta?a, hasta tal punto que The International Cricket Council (ICC), ¨®rgano rector del deporte, se cre¨® en 1909 bajo el nombre inicial de The Imperial Cricket Conference. (A pesar de la existencia del ICC, la autoridad responsable de definir las reglas de juego es el Marylebone Cricket Club (MCC), con sede en el m¨ªtico estadio londinense, Lord¡¯s.)

Los 10 miembros de pleno derecho del ICC (Australia, Bangladesh, Inglaterra, India, Nueva Zelanda, Pakist¨¢n, Sud¨¢frica, Sri Lanka, Indias Occidentales y Zimbabue), cada uno directamente vinculado con el Imperio Brit¨¢nico, compiten en los llamados test matches, cuya larga duraci¨®n ¨Chasta cinco d¨ªas¨C pone de manifiesto la necesidad de poseer los valores de paciencia y control mental citados por Gale, aunque cabe destacar que tambi¨¦n existen formatos de cricket m¨¢s cortos, como one-day o Twenty20 cricket (en esta ¨²ltima versi¨®n del juego, los partidos duran unas 3 o 4 horas). Cada formato suele jugarse en series de tres, cuatro o cinco partidos.

A nivel de cricket internacional, la selecci¨®n que juega a domicilio se ve obligada a someterse a giras que pueden durar varios meses. La primera la realiz¨® la selecci¨®n inglesa cuando emprendi¨® el viaje a Norteam¨¦rica en barco en 1859. Volvi¨® dos meses despu¨¦s, tras un exitoso recorrido por los Estados Unidos y Canad¨¢, pero el miembro de la expedici¨®n Fred Lillywhite se?al¨® los efectos de la distancia sobre la plantilla: ¡°Aunque todos los jugadores tienen motivos de sobra para sentirse satisfechos con el viaje¡­ en el caso de algunos existen dudas sobre su disposici¨®n para volver a sufrir los inconvenientes que tal viaje conlleva¡±.

M¨¢s de 150 a?os despu¨¦s, el estr¨¦s provocado por las largas estancias en el extranjero es un problema que todav¨ªa acecha a los jugadores. Entre varios ejemplos se da el caso del bateador (batsman en ingl¨¦s) Marcus Trescothick, quien se vio obligado a renunciar al cricket internacional en 2008 a causa de problemas psicol¨®gicos en par te desencadenados por las numerosas giras que la selecci¨®n inglesa tiene que realizar. En una entrevista con la BBC, Trescothick admiti¨® lo siguiente: ¡°En mi vida normal estoy bien, pero temo que [los problemas] reaparezcan si vuelvo a someterme a un ambiente estresante como una gira de la selecci¨®n¡±.

En 2011, la rutina de vuelos, hoteles y un itinerario apretad¨ªsimo a la que se exponen los international cricketers durante las giras ¨Cen definitiva, varios meses al a?o lejos de la familia¨C puso fin a la carrera internacional del lanzador (bowler) ingl¨¦s Michael Yardy, quien volvi¨® antes de tiempo del Mundial one-day, en la India, Sri Lanka y Bangladesh, para proteger su bienestar mental. Luego, despu¨¦s del primer partido de la reci¨¦n acabada edici¨®n del trofeo ¡®The Ashes¡¯, que se juega entre Inglaterra y Australia, tales exigencias, acompa?adas por un mal momento de forma, tambi¨¦n pudieron con el bateador de la selecci¨®n inglesa, Jonathan Trott, quien tuvo que dejar la gira debido a ¡°una enfermedad asociada al estr¨¦s¡±.

Los casos de Trescothick y Trott sir ven para resaltar las dificultades mentales que ser bateador puede conllevar. El papel exige altos niveles de concentraci¨®n ¨Cpara llegar al deseado total de cien runs (carreras o puntos) hay que jugar varias horas sin ser eliminado¨C y se precisa una t¨¦cnica exhaustivamente trabajada. Es m¨¢s, el batsman tiene que aguantar los chistes e insultos del equipo lanzador, como veremos abajo. Una vez eliminado, sale del juego y se enfrenta a una larga espera para volver a entrar: para un bateador en pleno bache, tanto tiempo de inactividad para reflexi¨®n e introspecci¨®n puede ser mortal para el estado an¨ªmico.

Ejemplos como los de Yardy, Trescothick y Trott han llevado al escritor e historiador David Frith a publicar dos libros sobre el aparentemente elevado ¨ªndice de depresi¨®n en el mundo de cricket. Afirma que los jugadores brit¨¢nicos tienen un 75% m¨¢s de probabilidades de suicidarse que el resto de la poblaci¨®n del pa¨ªs. Seg¨²n los c¨¢lculos de Frith, esta tasa de suicidio es incluso m¨¢s alta en Nueva Zelanda, Australia y Sud¨¢frica. Curiosamente, entre los casos de suicidios de jugadores de cricket est¨¢ el exjugador Peter Roebuck, quien hab¨ªa escrito un pr¨®logo del primer libro de Frith, ¡®By His Own Hand¡¯ (¡®Con Su Propia Mano¡¯).

Si bien la veracidad de las estad¨ªsticas presentadas por Frith es puesta en cuarentena en la prensa deportiva, no hay duda de que el jugador de cricket necesita de no poca entereza mental, tal y como apunt¨® Gale hace m¨¢s de un siglo.

En su conversaci¨®n imaginaria entre Johnson y Boswell, Gale a?adi¨®: ¡°Las reglas del juego son tan justas y razonables como las de la hidalgu¨ªa¡±. Ante un ejemplo de conducta impropia o injusta, los espa?oles dec¨ªs: ¡°Oye, eso no se hace¡±; en ingl¨¦s, decimos: ¡°That¡¯s not cricket¡±. G¨¢mez Mara resume la imagen de cricket que prevalece a trav¨¦s del mundo hoy en d¨ªa: ¡°El cricket nace de la actitud y mentalidad del gentleman¡±.

Pero ?realmente es un depor te tan noble?

Vive una relaci¨®n estrecha con el mundo de las apuestas que se remonta lejos en el pasado. Ya en el siglo XVII, la gente se jugaba con entusiasmo cantidades importantes sobre los resultados de los par tidos y, seg¨²n el periodista de cricket Malcolm Knox, el juego era ¡°una disculpa para apostar¡±. Acaudalados mecenas de cricket creaban equipos para enfrentarse a otros conjuntos en par tidos en los que hab¨ªa for tunas en juego, una situaci¨®n que en 1664 llev¨® a la aprobaci¨®n de una ley sobre las apuestas en Inglaterra, con el objetivo de limitar las cantidades que se pod¨ªan apostar en tales encuentros.

Los propios jugadores tambi¨¦n se han visto involucrados en este lado oscuro del cricket. En los ¨²ltimos a?os, una serie de esc¨¢ndalos de ama?os ha sacudido el deporte. En 2000, el excapit¨¢n de Sud¨¢frica y h¨¦roe nacional, Hansie Cronje, fue suspendido de por vida por aceptar sobornos por un importe superior a cien mil d¨®lares de un sindicato de apuestas, a cambio de ama?ar par tidos y dar informaci¨®n de apuestas. Morir¨ªa en un accidente de avi¨®n en 2002. El indio Mohammad Azharuddin recibi¨® la misma sanci¨®n. Luego, en 2010, tres jugadores de la selecci¨®n pakistan¨ª, Salman Butt, Mohammad Asif y Mohammad Amir fueron suspendidos y encarcelados por estar implicados en una trama de par tidos ama?ados, al acordar que reali- 12 zar¨ªan lanzamientos ilegales en momentos del partido previamente pactados.

Hay muchos m¨¢s ejemplos de una pr¨¢ctica que no es nueva en el mundo de cricket. Ya en 1873 se produjo la primera sanci¨®n a un jugador, Ted Pooley, por ¡°vender un partido¡±, al apostar contra su propio equipo en un encuentro en el que jugaba. Es m¨¢s, seg¨²n el periodista de cricket Aranubha Sengupta, la manipulaci¨®n de resultados por las apuestas ya hab¨ªa subido a niveles desenfrenados cien a?os antes de que se produjera el castigo a Pooley.

Los estilos de juego empleados en el terreno de juego tambi¨¦n han llegado a da?ar la imagen caballerosa de cricket. Por ejemplo, la edici¨®n de ¡®The Ashes¡¯ disputada entre diciembre de 1932 y febrero de 1933 produjo uno de los episodios m¨¢s infames de la historia de cricket. En 1930, el equipo australiano hab¨ªa ganado el trofeo en Inglaterra, liderado por un magn¨ªfico Don Bradman, el famoso bateador que figura, junto a nombres legendarios como W.G. Grace, Shane Warne, Sachin Tendulkar, Garry Sobers y Viv Richards, en el mejor once de la historia elegido por el respetado almanaque Wisden. Dos a?os despu¨¦s, y para combatir la destreza de Bradman y compa?¨ªa, el entonces capit¨¢n ingl¨¦s Douglas Jardine ide¨® el plan de hacer lanzamientos fuer tes y cor tos que impactaran en el torso de los bateadores australianos a velocidades rondando 150 km/h.

Esta t¨¢ctica de intimidaci¨®n f¨ªsica, apodada ¡®Bodyline¡¯, se sald¨® con varios bateadores lesionados ¨Cel jugador Bert Oldfield sufri¨® un cr¨¢neo fracturado despu¨¦s de un lanzamiento par ticularmente feroz¨C y ayud¨® a la selecci¨®n inglesa a ganar la serie. La estrategia provoc¨® profunda indignaci¨®n en Australia, y la sensaci¨®n a¨²n pervive hoy: ¡°Aqu¨ª, la palabra Bodyline todav¨ªa apesta a conducta deshonesta y a una falta de depor tividad¡±, dice David Studham del Australian National Spor ts Museum.

Otro aspecto del cricket que lleva a la conclusi¨®n de que su fama de caballerosidad no es del todo merecida es la pr¨¢ctica que se conoce como ¡®sledging¡¯. Se define como un intento por parte del equipo lanzador de distraer o provocar a los bateadores con insultos, comentarios y chistes. Por ejemplo, el lanzador Merv Hughes se caracterizaba por burlarse del bateador con este consejo: ¡°Si le das la vuelta al bate, encontrar¨¢s unas instrucciones de uso¡±. En 2013, mientras, los micr¨®fonos pillaron al capit¨¢n australiano, Michael Clarke, dici¨¦ndole al ingl¨¦s Jimmy Anderson: ¡°Te vamos a romper el puto brazo¡±.

Sin embargo, hay veces que la ¡®v¨ªctima¡¯ logra darle la vuelta a la situaci¨®n. En un partido contra Zimbabue, el gran lanzador australiano Glenn McGrath trat¨® de picar al bateador Eddo Brandes con la pregunta: ¡°?Por qu¨¦ eres tan gordo?¡±. La respuesta de Brandes fue tajante: ¡°Porque cada vez que me tiro a tu mujer, me da una galleta¡±. Por su parte, el australiano Rod Marsh fue el autor de este comentario al m¨ªtico jugador ingl¨¦s, Ian Botham: ¡°?Qu¨¦ tal tu mujer y mis hijos?¡± ?La respuesta de Botham? ¡°Mi mujer est¨¢ bien, pero los hijos son retrasados¡±.

?Qu¨¦ dir¨ªa Gale, el defensor del control mental, de la valent¨ªa y de la nobleza de cricket, si estuviera vivo para escuchar tales enfrentamientos entre los ¡®caballeros¡¯ de su querido deporte?