Los Bengals deben decidir entre ser tigres salvajes o de circo
Sin una apuesta decidida por parte de la directiva para reforzar el equipo, los Cincinnati Bengals pueden echar a perder la mejor generaci¨®n de su historia.
Tras su victoria en las Galias, Julio C¨¦sar regresaba triunfal a Roma. A orillas del r¨ªo Rubic¨®n, que delimitaba los dominios de Italia, fue advertido de no cruzarlo o exponerse a ser declarado enemigo del Senado. Deb¨ªa decidir entre permanecer en la Galia, en su acomodada posici¨®n de c¨®nsul, o enfrentarse a una guerra civil. Se arriesg¨® y lo cruz¨®. El resto, es historia conocida. En alg¨²n momento, todos hemos tenido nuestro ¡°Rubic¨®n¡± particular. Una decisi¨®n trascendental para nuestro futuro, probablemente sin vuelta atr¨¢s. Atreverse a ir a por todas o mantener lo conseguido. Riesgo o continuismo. Los Bengals encaran la campa?a 2017 en esa disyuntiva.
Si exceptuamos a Patriots, en la NFL actual no se puede hablar de dinast¨ªas sino de ventanas de oportunidad. Al amparo de los ventajosos salarios de los novatos, los clubes disponen de cuatro o cinco a?os a lo sumo donde tener opciones de hacer algo importante, antes de verse inmersos en otra reconstrucci¨®n cuando no puedan renovar esos contratos. A esta ventana de Bengals apenas le queda un resquicio. Desde 2011, gracias a unas buenas elecciones de draft y una saneada econom¨ªa, Cincinnati encaden¨® 5 presencias consecutivas en playoffs. Pero la loter¨ªa del draft, como tal, no siempre es favorable, y en los ¨²ltimos 3 a?os, el equipo atigrado no ha seleccionado ning¨²n rookie de impacto. La falta de relevo generacional provoca que para mantener sus aspiraciones, e incluso optar a superar la barrera infranqueable de una victoria en playoffs que se les resiste durante 26 a?os, no les quede m¨¢s remedio que soltar la pasta.
La situaci¨®n econ¨®mica de Cincinnati es envidiable dentro de los equipos con aspiraciones. Algo m¨¢s de 40 millones de $ es el margen que disponen para retener sus figuras o intentar alg¨²n fichaje que aporte un salto de calidad para devolverles a postemporada. Sin embargo, estamos hablando de probablemente el club m¨¢s reacio a pagar un centavo (la prensa local, poni¨¦ndose la venda antes que la herida, reduce esa cantidad a apenas unos dram¨¢ticos 15 millones). La filosof¨ªa de ¡°draftear-desarrollar-retener¡± no se puede sostener cuando adem¨¢s de renovar jugadores tras su contrato rookie (Zeitler-RG, Kirkpatrick-CB) debes hacerlo con otros veteranos a quienes no has encontrado sustituto (Whitworth-LT, Burkhead-RB). Y mucho menos, pretender su continuidad a un precio inferior al que pueden conseguir en el mercado.
Tras el convenio colectivo de 2011, las franquicias est¨¢n obligadas a gastar al menos el 90% del tope salarial. Para la directiva bengal¨ª, este m¨ªnimo es el m¨¢ximo que est¨¢n dispuestos a invertir. Esta actitud ya le cost¨® descender un pelda?o el a?o pasado al no poder conservar su cuerpo de receptores y desmantelar media secundaria, y repetirlo esta campa?a s¨®lo les hundir¨¢ m¨¢s en la mediocridad. El tiempo que estas ventanas de oportunidad est¨¢n abiertas es muy limitado, y es precisamente en estos momentos cuando se debe hacer el mayor esfuerzo econ¨®mico por hacer competitiva la plantilla. Ser conservador, dejando ir a los mejores jugadores pensando que podr¨¢n encontrar alternativas similares a menor precio, fi¨¢ndolo todo al azar del draft o a veteranos fichados a precio de saldo en la esperanza de conseguir un rendimiento que jam¨¢s tuvieron, s¨®lo funciona si en la direcci¨®n t¨¦cnica tienes un genio como Belichick. No es el caso.
Marvin Lewis es el entrenador que revitaliz¨® una franquicia hundida en los 90, pero ya ha dado todo lo que ten¨ªa. Hay 7 derrotas en wildcard que demuestran que ha llegado a su m¨¢ximo. Creer que puede superar sus metas rodeado de peores jugadores y coordinadores de segunda fila es de ilusos. Su tiempo est¨¢ agotado. Ahora mismo, la relaci¨®n entre Bengals y Lewis es la de una pareja en la que la pasi¨®n hace tiempo que desapareci¨® (si alguna vez existi¨®), y ahora s¨®lo queda el afecto, y un exceso de educaci¨®n por ambas partes que impide romper ataduras.
Para complicar m¨¢s el panorama con esta serie de limitaciones autoimpuestas, Cincy tiene una enfermiza fidelidad por retener veteranos pese a que su rendimiento deportivo no lo justifique (Peko-DT, Winston-OT). Adem¨¢s, el propietario Mike Brown tiene a gala respetar a rajatabla lo firmado, as¨ª que raramente cortan jugadores con contrato en vigor aunque exista una evidente desproporci¨®n entre juego y salario. Rescindir la vinculaci¨®n con Maualuga-LB o Pacman Jones-CB podr¨ªa liberar espacio salarial para otras necesidades, pero no ser¨¢ aqu¨ª de donde ahorren.
En 2017 se cumplir¨¢n 50 a?os del nacimiento de los Bengals. ?Qu¨¦ mejor momento para asaltar el Lombardi! Cruzar ese Rubic¨®n. Desprenderse de pr¨¢cticas obsoletas y r¨¢canas, para dejar de resignarse a seguir siendo una fiera domesticada con las u?as cortadas por su amo y volcarse en hacer una plantilla que realmente cause miedo en la liga. Si no se apuesta, no se gana. Si funciona, Mike Brown podr¨¢ conseguir al fin lo que el destino le neg¨® a su padre Paul. Y si no ya ver¨ªan el d¨ªa de ma?ana c¨®mo arreglar la situaci¨®n econ¨®mica, como hacen todos. La NFL no permite muchas oportunidades de ¨¦xito, y hay que aprovechar las pocas que se tienen.